Los motivos por los que una obra trasciende pueden ser muy dispares. A veces es mejor esperar para tener una obra lo más perfecta posible. Otras, por el contrario, optan por destacar por ser como un reloj que nunca falla. Y luego hay otras que son problemáticas a nivel editorial y argumental, por algún motivo que es difícil de entender (o se quedará en la sombra).
Trees es una de esas series que han terminado siendo tan erráticas como inconstantes. Si se entiende como trilogía, desde luego, merece el apelativo de peculiar. Pero algo que es innegable es una intencionalidad por no dar aquello que se puede esperar.
Su publicación se ha dilatado más de un lustro. Y se ha dividido artificialmente en dos volúmenes. Estos últimos números se han publicado como miniserie, en lugar de mantener la numeración. Pudiera parecer que es una decisión comercial, puesto que el lector ha tenido que esperar tres años hasta que esta saga continuase. Pero no es así.
La primera decisión rupturista es que este cierre que en absoluto lo parece. Esta miniserie parte de un punto y aparte. Aquí se han presentado un contexto diferente y nuevos personajes que funciona de forma autónoma, pero que cohabitan en el mismo universo. Desde luego, este punto intermedio de mantener una linealidad disruptiva es algo que habla bien del guion.
Warren Ellis es uno de esos creadores caídos en desgracia por méritos propios. Eso no quita el hecho de que es uno de los guionistas que ha dado mejores cosechas de las últimas décadas. El de Essex tiene unos cuantos de temas y obsesiones que han impregnado, en mayor o menor medida, el cuerpo de la obra del autor. Y esta no es una excepción.
Si el lector hace un primer vistazo a Trees: Tres Destinos se va a sentir rápidamente como en casa. Este es un vehículo del guionista inglés para seguir indagando en todos aquellos temas que le obsesiona. Y lo hace de una forma en la que es muy fácil distinguir que es un cómic del británico. Siempre hay unos recursos que están ahí y que son comunes en los cómics con su firma. Quien venga a buscar un cómic en el que este escritor esté en su salsa, ha acudido al lugar adecuado.
La premisa de este cómic parte de un concepto: de la noche a la mañana aparecen inmensos monolitos flotantes a lo largo del planeta (los árboles a los que hace referencia el título). En este tomo opta por contar la historia de una policía e que debe resolver un asesinato misterioso en su pueblo ubicado en la Rusia rural. Y eso hará que se destapen unas cuantas caras ocultas debajo de la superficie de dicho pueblo, con el “árbol en el centro dramático.
Como no podía ser de otra manera, esa trama de cine policiaco sirve para vertebrar e impregnar de un tomo y atmosfera a este arco argumental. Pero tampoco se puede valorar esta obra como una historia de género. En cierto modo, es una transgresión en favor de una mezcla genérica en la que lo importante son los elementos de ciencia ficción, y las cuestiones filosóficas que siempre salen a relucir con este autor.
Tiene un ritmo pausado que va in crescendo. Guarda unas cuantas sorpresas bajo la manga y consigue integrar temas muy extremos de una forma muy orgánica. Consigue explicar temas de cierta complejidad de una forma relativamente sencilla y colocarlo en una historia absorbente. La caracterización de los personajes resulta meritoria, puesto que logra dotarle de mucha humanidad. Se siente como una historia muy localizada y pequeña, pero con una ambición incuestionable. Aunque quien venga a buscar un final apoteósico de una de las mejores recientes aportaciones de Ellis al medio, se quedará defraudado.
Para cerrar la colección, Jason Howard se ha mantenido fiel a lo que ha estado desarrollando en esta propuesta. Su dibujo tiene una línea sucia que da un carácter muy dinámico a las viñetas. Gracias a ese trazo, se obtiene una atmosfera tensa constante: las escenas más intimistas tienen un alto grado de intensidad. A nivel gráfico tiene una principal cualidad: la de conseguir una atmosfera densa y dura. Además, tiene un puñado de páginas que sorprenden por su composición y unas escenas de acción visualmente eléctricas. Este artista merece tener más proyectos en los que siga demostrando de lo que es capaz.
El tomo de Norma Editorial incluye todas las portadas de estos números y unas breves biografías de los autores.
Trees: Tres Destinos es un final atípico. Principalmente, porque, lejos de como se ha promocionado, este nunca ha sido un final. Por tanto, es un cierre tan anticlimático. Si se entiende como lo que es: una historia independiente, encajará mejor. Puesto que, en sus propios términos, da todo lo que se le puede exigir a un cómic. Inevitablemente sabe cómo un final raro para carrera prodigiosa. Pero llegado hasta aquí después de tantos años, es algo, como poco, digno de celebrar.
Mirad al cielo con terror. Podéis encontrar respuestas. Aunque no sean las que busquéis.
Trees: Tres Destinos es un final atípico. Principalmente, porque, lejos de como se ha promocionado, este nunca ha sido un final. Por tanto, es un cierre tan anticlimático. Si se entiende como lo que es: una historia independiente, encajará mejor. Puesto que, en sus propios términos, da todo lo que se le puede exigir a un cómic. Inevitablemente sabe cómo un final raro para carrera prodigiosa.
Título: Trees 3. Tres Destinos. |
Guión: Warren Ellis |
Dibujo y color: Jason Howard |
Edición Nacional: Norma Editorial |
Edición original: Image Comics |
Formato: Tomo rústica de 112 páginas a color |
Precio: 16.50 € |