Tras una longeva, iconoclasta y celebrada etapa con Grant Morrison y Richard Case al frente, en la que todo empezó volando por los aires y acabó de la misma manera, Rachel Pollack, Linda Medley y Ted McKeever asumían a principios de los noventa el desafío de mantener el momento de una serie con fama de impredecible. Doom Patrol se había granjeado una cierta reputación, asentada en la inmersión en un universo raro y disfuncional salido de la mente del guionista escocés y convertido en realidad principalmente por el dibujante norteamericano y los colores de Daniel Vozzo*. Mientras que Morrison y Case han visto cómo su trabajo se vería recopilado y reeditado a lo largo de los años (recientemente, ECC recuperaba este material en cuatro volúmenes), la etapa posterior, con Pollack a los guiones, no ha sido publicada en España ni reeditada en formato físico en Estados Unidos en casi tres décadas y es uno de los secretos mejor guardados del catálogo Vertigo.
La llegada de relevo en los guiones serviría para inaugurar la andadura de este segundo volumen de Doom Patrol en el sello Vertigo. Aunque posteriores reediciones de los episodios de Morrison y Case se realizarían allí, tanto estos números como los anteriores con guiones de Alan Kupperberg y dibujo de Steve Lightle y Erik Larsen fueron publicados originalmente dentro de DC Comics.
El reemplazo no solo resultaría novedoso en este aspecto. Además, Doom Patrol se convertiría en la serie Vertigo con más números guionizados por una mujer. El subsello y fantástico y de terror de DC dirigido por Karen Berger sería en sus inicios un pequeño pero significativo oasis para autoras de cómic, con guionistas como Nancy A. Collins en Swamp Thing (en una tanda de 28 números que arrancaría antes de la inclusión de la serie en Vertigo), Ann Nocenti en los 16 números que duró la serie regular de Kid Eternity, o Alisa Kwitney en Vertigo Visions: The Phantom, The Children’s Crusade y, más tarde, The Dreaming o Destiny. También para dibujantes como Jill Thomson, Rebecca Guay, Linda Medley. Rachel Pollack, además, fue la primera mujer transgénero en guionizar una serie Vertigo (y la segunda en escribir para DC Comics tras Maddie Blaustein).
Grant Morrison había llegado a Doom Patrol pidiéndole a Alan Kupperberg que le allanase el camino quitándose de encima a los personajes que no le interesaban y salió de la serie con el mismo afán dinamitero. Por el camino se aseguró, eso sí, de asentar un tono muy determinado. Los lectores de la Patrulla Condenada se acostumbraron pronto a navegar por una serie en la que la búsqueda constante y sostenida de lo extraño se convirtió en santo y seña. Morrison y Richard Case crearon nuevos personajes como Danny La Calle (con la aportación de Brendan McCarthy), una calle con vida y consciencia y la capacidad de teletransportarse que se identificaba como travesti (en la reciente adaptación televisiva se definía como no binario), y Crazy Jane, que albergaba más de medio centenar de personalidades, todas ellas con superpoderes distintos. Esta etapa de la Doom Patrol coqueteó, sin detenerse en demasiado detalle, con temas como la sexualidad no convencional, perversiones diversas, parodias varias y un cierto tipo de misticismo. También sentó, de alguna manera, unos estándares en materia de supergrupos disfuncionales.
El cambio en el equipo creativo de la serie abría muchos interrogantes y no estaría exento de contratiempos. Se anunció a Brian Bolland como portadista fijo de la serie, pero luego el dibujante no volvió a aparecer tras su primera portada. Además, Richard Case se mantuvo como dibujante titular durante el primer arco argumental escrito por Pollack, Sliding in the wreckage, que pecaba de una cierta indefinición, lo que no ayudaba precisamente a dar el golpe de timón que parecía anunciar la autora.
Los guiones de Rachel Pollack pronto empezaron a mostrar un camino propio y una fuerte identidad, aunque, para algunos, en el imaginario de la serie ha quedado el injusto relato de que la propuesta de la autora era poco más que un émulo de Grant Morrison. Lo cierto es que Pollack sí mantuvo esa tensión entre lo real y lo extraño que había potenciado el guionista escocés, pero supo conducirla hacia sus propios intereses.
Con Linda Medley y Ted McKeever como principales dibujantes, esta nueva época de la Doom Patrol dió el protagonismo a las mujeres del grupo, principalmente Dorothy Spinner. También traería Kate Godwin, uno de los primeros personajes abiertamente transgénero y, desde luego, el primero definido y esbozado sin caer en tópicos ni abocado a un papel secundario. En su presentación en las páginas de Doom Patrol, Godwin, trans y lesbiana, ha intentado poner su habilidad para coagular y descoagular todo tipo de elementos al servicio de la Liga de la Justicia (“les gustaban mis poderes, pero no sabían cómo tratarme”, llega a contar) con un ridículo e hipersexualizado uniforme y el nombre de Coagula, pero acaba encontrando refugio y acomodo en un grupo de marginados como la Patrulla Condenada.
A lo largo de los números creados por Rachel Pollack, Linda Medley y Ted McKeever se abordarán de manera abierta y sin ambages conflictos relativos a la identidad física y sexual, al rol de la mujer y su relación con la menstruación, la masculinidad frágil, tensiones generacionales y diversos estratos de mitología y manifestaciones paganas o acercamientos a la Cábala. La tradicional utilización del grupo de superhéroes como seres diferentes y marginados con los que se puede identificar cualquier individuo que no encaja con las convenciones sociales se ampliaría considerablemente para englobar sexualidades fuera de los roles clásicos. Además, los miembros de la Patrulla Condenada abandonarían la perpetua infelicidad a la que parecía haberles condenado Grant Morrison para iniciar un camino de autoconocimiento, aceptación y, en algunos casos, redención.
Pollack, experta en tarot y novelista, abordó con decisión y pocos o ningún complejo su primera incursión en el mundo del cómic. Quizás por ello, sus guiones de Doom Patrol rezuman aún hoy de energía y sorprenden por adelantarse a normalizar realidades cuya lucha está más presente que nunca en nuestros días. Linda Medley y Ted McKeever traerían a la serie un cambio gráfico tan necesario como estimulante. La primera, con un estilo heredero del mejor Steve Ditko que iría creciendo y perfeccionándose en su obra de referencia, Castle Waiting. El segundo, con un hipnótico expresionismo que animaba a explorar otros territorios en materia de dibujo en un sello Vertigo quizás demasiado anclado en la costumbre de trabajar con artistas competentes, pero no excesivamente estimulantes.
La guionista, en la veintena de números a su nombre, no solo apartó definitivamente del foco la mirada masculina y heterosexual, sino que ofrecía visiones alternativas que mostraban a un Niles Caulder más humano que nunca, pese a verse reducido a ser una cabeza sobre una bandeja de hielo o a un Robotman que, por fin, parece salir de su bucle de eterno conflicto. También recuperó el mito griego de Tiresias para crear su propia saga épica, con una guerra secreta entre partidarios del cambio y el statu quo, con la construcción de una Torre de Babel de fondo, y llevó a su terreno la arraigada tradición de los guionistas británicos de bucear en religiones, folclore y mitología para crear su propio universo multireferencial.
Desgraciadamente, la cancelación de Doom Patrol en su número 87 conllevó también el final de todo lo creado por el equipo de Pollack, Medley y McKeever. Kate Godwin fue despachada de manera poco elegante cuando, a principios de los 2000, John Arcudi y Tang En Huat devolvieron al supergrupo al Universo DC. Posteriores encarnaciones de la Patrulla también obviarían totalmente su trabajo, incluido Gerard Way, que declaró haberse entrevistado con la guionista. Sin embargo, su discurso y propuesta son más actuales y modernos que la práctica totalidad de sus sucesores.
*Richard Case fue el dibujante que más números dibujó en la etapa de Doom Patrol con guiones de Grant Morrison. Otros dibujantes que participaron ocasionalmente fueron Sean Phillips, Steve Pugh, Kelley Jones, Ian Montgomery, Mik Dringernberg, Vince Giarrano, Jamie Hewlett, Steve Yeowell, Rian Hughes, Paris Cullins, Duke Mighten, Ken Steacy, Doug Braithwaite, tintas de Stan Woch, Mak McKenna, Brad Vancata, Malcolm Jones III, Mark Badger, Phillip Bond Walter Simonson, Ray Krissing, John Nyberg, Scott Hanna, Kim DeMulder o Carlos Garzón. Michelle Wolfman participó puntualmente como colorista.