¿Hasta qué punto se le pueden restar elementos superheroicos a una historia de tipos en pijama y que sigan siendo reconocibles? ¿Dónde reside la esencia de los mitos heroicos de los cómics americanos? Gotham High viene a dar respuesta a estas preguntas fijándose en Batman y el ecosistema en el que se mueve. Su aproximación tiene algo de radical, puesto que apuesta por lanzar una trama lo más apegada a la realidad adolescente de la generación zeta. Hay que olvidarse de ver grandes proezas, si no que aquí hay púberes intentando madurar mientras no dejan de suceder los crímenes a su alrededor. Y, como siempre, esto es un modo de simbolizar el paso a la madurez. No hay cosa más terrorífica a esas edades.
La escritora designada para la creación de esta historia es Melissa de la Cruz. Como con otros ejemplos de esta línea, es una autora proveniente del mundo de la literatura juvenil. Aunque tiene el target medido, no tiene experiencia en el cómic. Eso que, a priori, puede parecer un impedimento, supone que estos/as guionistas han sido capaces de dar una bocanada de aire fresco a varios superhéroes. La intención siempre es conseguir atraer a nuevos públicos que, de otro modo, jamás hubiesen optado por la compra de este material. La función, en cierto modo, hacer sencillo aquello que es complejo de manera innecesaria. Y Gotham High es otro ejemplo del modo en el que hacer que esta meta se cumpla.
De algún modo, los paralelismos más evidentes son los de las novelas de misterio juveniles clásicas o películas como El Club de los Cinco. Aunque, si alguna sale a relucir de una forma más explítica es Brick, la ópera prima de Rian Johnson. En ambas historias se entrelazan una historia de detectivesca en la mejor tradición del cine negro, aunque ambientada en un instituto. Esa mezcla de géneros está claramente en una trama que también trata de hacer una relectura de algunos de los tropos clásicos como la femme fatale.
De algún modo, consigue entrelazar esa motivación primigenia de esta obra con el conseguir no traicionar en ningún momento al público objetivo. La historia, por tanto, tiene un tono distendido y, hasta cierto punto amable. Incluye elementos con los que el público juvenil puede identificarse, como la inclusión de móviles y otros dispositivos tecnológicos como parte fundamental de la narrativa o la clásica subtrama de trio amoroso. Además, tiene el acierto de diversificar las razas, reflejando unos cambios sociales. Se opta, por ejemplo, con que Bruce Wayne sea asiático y sabe explotarlo de un modo que no parece una decisión tomada a la ligera. A su vez, también opta por plasmar a personajes más erráticos y humanizarlos de algún modo.
La premisa parte un misterioso secuestro de un estudiante de la prestigiosa escuela en la que Wayne ha tenido la fortuna o desgracia de estudiar. Desde ese momento, el protagonista optará por investigar lo que allí acontece y tratará de dar respuesta a los interrogatorios, cada vez más crecientes. Es una trama que no podría ser más propia de Batman, aunque sea tratada de una forma innovadora.
El guion de de la Cruz tiene el ritmo necesario para mantener la atención del lector. Tiene una estructura sólida y, manteniendo los elementos superheroicos soterrados (aunque estén presentes de un modo simbólico), sientes que el riesgo es más real que en otras historias. Aunque el conflicto esté minimizado (si se compara a lo que hace frente un martes cualquiera Batman), resulta interesante en la medida en que a los personajes les va la vida en ello. Todos ellos estás bien caracterizados y resulta muy interesante el modo en el que el misterio se va complicando con el paso de las páginas (un recurso habitual del género, por otra parte).
En cualquier caso, esa novela gráfica tiene un problema que salta a la vista y es el de la falta de urgencia. Ningún contratiempo se siente particularmente complejo. Tal vez esa combinación de tonos que se ha intentado realizar, hace que no se termine de concretar en ninguno y eso ha causado que haya una falta de concreción que perjudica a la obra.
Obviando ese aspecto, queda una cumplidora en cuanto al guion, que toma una serie de decisiones que, aunque no termine de acertar en todas, tratan de aportar y refrescar mitologías usadas hasta la saciedad. Hasta tal punto que resulta complicado intentar hacer otra revisión que llame la atención desde el primer momento. Y esta novela gráfica lo ha conseguido haciendo que parezca una proeza sencilla.
El arte que propone Thomas Pitilli consigue transmitir toda la ligereza que es requerida. Se nota que es un cómic pensado para lectores que, tal vez, no se hayan aproximado a uno. Si por algo destaca es por tener mucha fluidez y claridad a la hora de narrar. Además, tiene un rediseño de determinados personajes que no podrían ser más originales. Busca hacer que todo sea identificable, pero que tengan una aspecto muy específico y disruptivo. Es un autor de línea clara que da exactamente aquello que se está buscando en estas páginas.
El tomo de Hidra Editorial presenta las mismas características que las otras novelas gráficas del sello DC Ink.
Gotham High esotra revisión al microcosmos del murciélago. Pero hecha desde una perspectiva y un tono al que no se está acostumbrado el lector de este personaje. Como otras novelas gráficas YA, es una puerta de entra magnífica para los lectores a los que va dirigido.
Título: Gotham High |
Guión: Melissa de la Cruz |
Dibujo y color: Thomas Pitilli |
Edición Nacional: Hidra Editorial |
Edición original: DC Comics (DC Ink) |
Formato: Tomo tapa blanda con solapas de 196 páginas a color |
Precio: 14.95 € |