El ámbito financiero es, seguramente, lo más farragoso que cualquiera se pueda encontrar. Dispone de una terminología específica hace complejos conceptos que no deberían serlo. Al fin y al cabo, dictaminan el modus vivendi de toda la población, con lo que esta debería estar al tanto. Gracias a ello, es muy fácil optar por despreciar la ingeniería financiera en lugar de entenderla. Sí, en su gran mayoría las personas que optan a dedicarse a ello, son gente de una moralidad un tanto dudosa. Pero parecen ser un mal necesario para que el mundo siga girando. O, cuanto menos, intocable.
Como también lo son las reglas del juego. La humanidad viaja de cabeza a un contexto de pugna entre el control estatal y la privatización del capital. Pero, gracias a la tecnología, se han abierto nuevas fronteras que pueden hacer que ambos modelos económicos se queden arcaicos con inusitada rapidez.
Como no podía ser de otra manera, se está hablando de la tecnología blockchain y de las criptomonedas. Lo primero que se le pasa por la cabeza a uno al escuchar esas palabras son dos cosas: especulación y el dinero virtual empleado por los criminales para que no los rastreen. Y, la verdad, es que a poco que se rasque se llega a la conclusión de que es un dinero que no depende de lo estatal ni de lo bancario. Y son muchas las posibilidades de este nuevo modelo económico. Tantas son las puertas que abre que, todavía hoy, es impredecible hacia donde conduce. Tarde o temprano tenía que llegar alguien que trajese este mundillo tan elitista para el ciudadano medio al terreno de lo comprensible.
Ese alguien ha tenido que ser el guionista de este cómic: Carlos Martín, quien se ha atrevido a lanzar un cómic dedicado a la divulgación de este denso tema. Para ello toma un protagonista anónimo conocido como Mr. Meta, a quien emplea como una especie de alter ego y cuenta su experiencia en estas esferas. Se trata de una obra semiautobiográfica poniendo el foco en allanar el terreno y llamar la atención del lector hacia este tipo de tecnologías. Este tipo de obras son necesarias porque, de otro modo, estos conceptos se captarían como algo totalmente ajeno e incomprensible, como si de una realidad paralela a la de las personas se tratase, cuando es exactamente la misma.
Si por algo destaca es por conseguir exponer en pocas páginas de forma muy directa y con metáforas claras. Son cosas que a otros le hubiesen ocupado grandes textos y tan solo conseguiría que el que tenga la paciencia de leerlos quede todavía más confuso. También explora todas las funcionalidades posibles y los beneficios que podría traer a estos inéditos mecanismos. Sin olvidarse, también de los peligros que traee toda innovación que desafíe a un estatus quo predeterminado.
La estructura es de ascenso y (una sutil) caída. El viaje del personaje es el de cualquiera que pasara por sus peripecias. La historia, independientemente del aspecto expositivo, aun no siendo lo central, es interesante por sí misma. Está contada con un buen ritmo y consigue que se empatice con el protagonista. Aunque no siga una estructura dramática clásica, por las particularidades del contenido, consigue dar un cuerpo narrativo al todo.
Mr. Meta es una propuesta que exige tener mente abierta y receptiva para poder disfrutar de la propuesta. Una vez se dé el paso, se abre todo un novedoso mundo ante los ojos del lector. El arte también consiste en aprender cosas y ampliar la perspectiva. Y esta obra no tiene mayor objetivo que hacerlo de forma atractiva, cosa que cumple con creces.
Germán Torres tiene un estilo que, a priori, no podría ser más inadecuado para el tipo de historia aquí tratado. Sus dibujos son caricaturescos, casi infantiles. De un trazo muy limpio e inequívocamente europeo. ¿Cómo casa esto con una historia de ascenso financiero por parte de un informático? Pues sorprendentemente bien. El gran mérito del componente gráfico, al ser un cómic eminentemente, divulgativo es el de conseguir transmitir una información sumamente densa con ingenio visual e infografías. En cierto modo, recuerda a algunas herramientas empleadas por Paco Roca, pero la labor del dibujante es más meritoria al tratarse del tema que trata. Pero es que también sabe narrar con mucha fluidez y mimo la historia aquí planteada.
El color corre a cargo de Leisha San, quien opta por una variada paleta, en la que predomina distintas tonalidades de rojo. Cabe destacar que tiene un tratamiento totalmente diferenciado dependiendo de si la historia de ambienta en el tiempo pasado o en el presente. Su labor se integra a la perfección con el dibujo y consigue que el resultado gane en riqueza de matices.
El tomo de la editorial Dibbuks se ha realizado en colaboración con Cryptobirds, una entidad dedicada a la información y divulgación sobre las criptomonedas de la que el propio guionista es el CEO. Además, incluye un puzle con premio en criptomonedas, una introducción de Cristina Carrascosa, enlaces de interés, información de dicha plataforma y los agradecimientos.
Mr. Meta es toda una inmersión a un universo que, a pesar de que no podría ser más difícil, se hace de un modo didáctico y lejos de lo aburrido. Aunque pueda parecer que va dirigido a un público nicho, a poco que el lector sea una persona desprejuiciada y curiosa, encontrará una nueva manera de entender las cosas disfrazada de una pieza muy entretenida.
Título: Mr. Meta |
Guión: Carlos Martín |
Dibujo: Germán Torres |
Color: Leisha San |
Edición nacional y original: Dibbuks/Cryptobirds |
Formato: Tomo cartoné de 96 páginas a color |
Precio: 15 € |