Son muchas las historias de superhéroes que escarban en las tribulaciones que trae consigo la vida de justiciero. Especialmente si se busca establecer una relación de índole amoroso. Se ha estudiado desde múltiples primas: desde la solemnidad más trascendental hasta la ligereza más absurda. Pero ninguna de esas historias se parece a Mighty Love.
Y eso es lo que hace de Howard Chaykin un creador claramente distinguible. Hace con mayor tino todo aquellos que otros aspiran a hacer y lo hace desde una posición sardónica y con una aparente facilidad verdaderamente envidiable. Cualquier cómic en el que trabaje es una nueva exhibición de su talento.
En esta propuesta lo que ha buscado contar es la historia de un abogado y una detective de policía que, a su vez, ejercen de vigilantes. Ambos chocarán constantemente tanto en su vida civil como superheroica y tendrán que colaborar si es que quieren resolver un caso que les atañe a ambos.
El tono tiene toda la mala baba que cabe esperar de este autor. Sin embargo, al tratarse de una historia de amor, tienen ciertos puntos de positividad. Tiene mucha comedia que nace del contraste entre ambos personajes, que son muy propios de este autor: el clásico epitome de masculinidad frente a una mujer de armas tomar. Son arquetipos clásicos de las comedias de enredos americana, pero son extremados por las circunstancias superheroicas de la historia.
Se nota que el de Nueva Jersey ha disfrutado haciendo este cómic, y se transmite en todo momento al lector. Es una historia que abraza su superficialidad y que no busca más que ofrecer un entretenimiento desprejuiciado y bombástico. Se combinan los géneros habituales en la obra de este autor, pero con una perspectiva bastante diferenciada. Es una rara avis dentro de alguien que, por otro lado, jamás ha buscado tener pretensiones de ningún grado.
Como cabría esperar, el guion es bastante sólido y se mueve a un ritmo bastante ágil. Logra que, a pesar de que intenta aunar bastantes géneros, se sienta como un trabajo muy conciso y honesto en todo momento. También tienen las señas de identidad habituales: los diálogos siempre atinados, directos y picados y una forma muy precisa de construir las páginas. La mayor pega que se le podría poner es cierta disonancia entre el arranque (más centrado en una aproximación crítica, descriptiva y cínica de la vida en la ciudad) y el desarrollo de la obra, a pesar de que es algo bastante anecdótico y solo afectan a las primeras páginas.
Una gran decisión dramática fue la de contar la historia desde los dos puntos de vista intercalándose. De algún modo, esta aproximación le da un aire puramente cinematográfico, puesto que no deja de recordar constantemente a los montajes en paralelo. Esto no es algo que nace de consideraciones arbitrarias, si no que alimenta constantemente el interés y es una parte integral de la obra. Se sabe exprimir este recurso con una gran habilidad.
El dibujo de este autor opta por una espectacularidad propia del cómic de superhéroe mainstream. Pero eso no quiere decir que no sea perfectamente identificable. Su estilo va en función de unos personajes y una manera de entender el mundo que evocan a creaciones anteriores de Chaykin. Sigue teniendo un trazo bastante violento y crudo a la vista, que acompaña siempre a la visión de enfant terrible. Este caso no es una excepción.
Se aprecia cierta hambre por experimentar y de probar algunos juegos lingüísticos, gracias a las decisiones narrativas de los dos puntos de vista. Se han buscado ciertos equilibrios en la composición y rimas, que le dan cierta enjundia al aspecto formal. Su arte siempre se siente como una vuelta a cierto hogar, gracias a que es alguien que tiene una manera de representarlo todo muy propia. Sabe qué es el contenido con el que puede brillar, y es coherente con él. Y esta novela gráfica vuelve a exponer los motivos por los que nadie representa los personajes mal encarados como él.
Para el color, se contó con Dave Stewart. A pesar de que no es la elección evidente A pesar de ello, escogió una paleta de colores considerablemente vivos. Las elecciones responden a cierto naturalismo y consiguen ese equilibrio entre el thriller urbano y el cómic superheroico, a pesar de que prioriza lo segundo. En cualquier caso, se adecua a las intenciones del dibujo de una manera en la que no chirría. No destaca, pero se toman las decisiones más acertadas.
Dolmen Editorial sigue con su fuerte apuesta de recuperar bastante material inédito de Chaykin. En este caso lo hace con un cómic que originalmente fue publicado por DC Comics. Resulta sorprendente, puesto que no es la editorial que posee los derechos de publicación de esa casa. Sin embargo, bienvenida sea esta edición, puesto que incluye una interesante introducción firmada por Mikel Bao.
Might Love puede ser entendida de diversas maneras y todas de ellas son perfectamente válidas. Puede ser lo más cercano que este autor vaya a intentar hacer una comedia romántica. Una ácida crítica tanto a la sociedad en las grandes urbes como al máximo exponente ficcional de estas: el superhéroe. Por el contrario, puede ser leída como un divertido y nada complaciente homenaje. O como un vendaval que da un impulso bien fuerte a los superhéroes. En cualquier caso, esta riqueza es lo que, al final, distingue una buena obra que perdura en la memoria de las que no lo hacen.
Título: Mighty Love |
Guión y dibujo : Howard Chaykin |
Color: Dave Stewart |
Edición Nacional: Dolmen Editorial |
Edición original: DC Comics |
Formato: Tomo cartoné de 104 páginas a color |
Precio: 17.9 € |