Título: Ocultos |
Guión, dibujo y color: Laura Pérez |
Edición Nacional: Astiberri |
Formato: Cartoné |
Precio: 18,00 € |
Cuando no hay nadie más que tú en casa, y vas a la cocina pensando en las veinte mil cosas que tienes que hacer. Miras el móvil mientras enciendes la luz, y la bombilla decide fallar durante unos segundos. Y en el límite de tu campo visual sientes una sombra. Aunque no la llegas a ver. Pero te giras, y no hay nada. Porque, qué va a haber. Sin embargo, ya te quedas ahí pensando, mientras te pones el café para seguir trabajando. Y es entonces cuando te acuerdas que leíste que Hay otros mundos en el mundo en el que vivimos. La realidad está llena de fuerzas ignotas y de leyes cuya naturaleza es desconocida. Y la obra de Laura Pérez, te viene a la mente sin dudarlo.
Ocultos es una novela gráfica que presenta al lector sensaciones y experiencias que se escapan a la total comprensión. Básicamente es la sensación que he descrito al principio de esta reseña, en formato cómic. Y es que está dividido en distintos capítulos y cada uno de ellos forma una pequeña secuencia sin excesivo trasfondo. La autora no nos cuenta el pasado de las situaciones presentadas, ni tampoco hace un gran estudio de cada personaje. Son retazos de la vida de estos, caracterizados por sensaciones que en principio no tienen explicación. Y no necesita más. No es un cómic de terror per se, ya que no juega con lo terrorífico. Sin embargo, consigue crear una sensación de desasosiego frente a lo desconocido.
Éste es el primer cómic de Laura Pérez en solitario. Conocida ilustradora, sobre todo por sus trabajos en prensa para The Washington Post, National Geographic, The Wall Street Journal o Vanity Fair, entre otros. Había trabajado en el mundo del cómic en obras colectivas con historias breves. Algo que hereda Ocultos, donde crea mediante capítulos cortos arcos argumentales intensos en torno a un personaje principal. En cada uno de ellos éste es diferente. Pero todos generan una reacción en quien lo lee.
El formato físico de este cómic es apaisado. Algo que condiciona, y mucho, la narrativa de la historia. Junto al diseño de personajes, y elección de colores, crea una tónica de lectura diferente a lo normal. Acostumbrados a leer cómics en formato vertical, esto ya te saca un poco de tu zona de confort y te pone “alerta”. Además, los tonos elegidos por Laura son en todo momento fríos y rodeados por la oscuridad del negro puro. Eligiendo tonos algo más cálidos en situaciones muy específicas. Creando el efecto deseado en cada momento: sorpresa, incertidumbre, intensidad.
El dibujo, visto en pantalla, puede parecer muy lineal y excesivamente “sencillo”. Pero es precisamente por eso que la autora consigue llevarte a donde ella quiere. Y despertar tu reacción cuando giras la página. Y es que el formato apaisado que se mencionaba antes hace que las viñetas estén siempre en dos filas, o directamente en ilustración a página completa. Y aunque esto podría ser un punto en contra si Laura se decantara en exceso por su faceta de ilustradora, es todo lo contrario. Consigue el punto exacto en su narrativa para que esas ilustraciones a página completa tengan la importancia necesaria, sin robarle protagonismo a la historia. Sino potenciándola. Además, es imposible recordar el nombre de ninguno de sus personajes ya que son muchos, y ninguno es presentado como tal. Algo que hace uniforme a sus personajes, y es que cualquiera de ellos podría representar al lector.
Es difícil crear sensaciones específicas en el lector, y aquí la autora consigue jugar muy bien entre situaciones que absolutamente todos hemos vivido (o sentido), y algunas llevadas un poco más allá. Pero sólo un poco. Lo suficiente para que esa duda que te queda cuando ocurre algo así, sea creíble. La única pega que podría ponerle a esta obra es que me ha resultado cortísima, ¡Necesitamos más, Laura Pérez!