Si hay un autor de cómic que bien podría ser un hijo bastardo de Michael Bay y George Lucas ese es el buenazo de Mark Millar. Ubicándose entre alguien genial y un vendehúmos, ha conseguido dejar su huella en la cultura popular. Siempre ha sido alguien que ha aspirado a lanzar proyectos cinematográficos a mansalva de sus creaciones. Pero, para ello, sabe perfectamente que necesita crear cómics visualmente deslumbrantes y, por ese motivo, se ha rodeado constantemente de los mejores dibujantes de la industria.
Es una figura muy divisiva y controvertida. Tiene tanto fans acérrimos como lectores que repudian sistemáticamente cualquier cosa que lleve su nombre impreso. No se puede negar que ha tenido una carrera muy irregular. Pero también es algo injusto reducir la trascendencia de algunas cosas que ha escrito.
Por ese motivo, aquí va un nuevo ranking absolutamente subjetivo acerca de cuáles son sus mejores creaciones:
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10. The Magic Order
Vendida como un cruce entre Harry Potter y Los Soprano, este fue el primer proyecto de la Millaworld integrada en Netflix. Se trata de un cómic que debía brillar y demostrar a la compañía que Millar seguía atinado. Millar aquí sabe combinar las conspiraciones y consigue integrar ciertos elementos fantásticos en un entorno realista. Es una combinación de géneros que no tiene mayores pretensiones y que se ha contado con gracejo. Al contrario que en otros trabajos del pelirrojo, la historia consigue estar a la altura de una premisa llamativa.
Aunque el verdadero mérito de este trabajo es de un Olivier Coipel que, como siempre, demuestra porque es uno de los dibujantes más respetados y reputados del mercado. En manos de cualquier otro, este cómic habría sido más mediocre.
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9. Superman: Hijo Rojo
¿Qué pasaría si la nave de Superman hubiese aterrizado en la URSS de Stalin en lugar de Smallville? Es un concepto que muchos anhelarían haber firmado y uno de los Elseworlds más queridos, recordados y venerados por DC Comics. Millar aquí construye una ucronía que destaca por su imaginativa manera de hacer una relectura política a los mitos de la editorial. Pero, independientemente de eso, es una historia que vuelve a reescribir lo que es y debe representar Superman y su relación con los poderes estatales. Todo ello en un envoltorio de entretenimiento envolvente.
Este cómic vino firmado por un solidísimo Dave Johnson. No es habitual verle en interiores, pero aquí demuestra unas capacidades narrativas de primer orden. Resulta sumamente sorprendente ver sus relecturas comunistas a las vestimentas de los personajes.
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8. Starlight
Seguramente no hay otra obra en la que Millar maneje el componente emocional como en esta. Este homenaje a Flash Gordon, a John Carter de Marte y a otros héroes de la space opera pulp guardan temas alrededor de envejecer y de las decisiones (erróneas o acertadas). En esta historia se abraza la luminosidad y trata de eliminar cualquier elemento del cinismo o de lo crepuscular. El resultado es una obra más sentimental de este escritor.
Para la realización de este trabajo, contó con un Gorlan Parlov totalmente apabullante. Optó por un estilo que trataba de evocar las aventuras de ciencia ficción de Moebius y consiguió darle una estética muy interesante y referencial a este Starlight.
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7. Kick Ass
¿Qué lector de cómic de superhéroes no ha soñado en su adolescencia con la posibilidad de ser uno de esos poderosos y empijamados seres por encima de la mediocridad y de la dureza de la realidad? Obviando el hecho de que haberlo intentado hacer hubiese hablado mal de nuestra estabilidad psicológica, lo más probable es que hubiésemos sido unos panolis que no habrían durado ni medio día. En el mejor de los casos.
Millar lo sabe y seguramente también haya tanteado en su mente esa posibilidad. Kick Ass es el cumplimiento ficticio de ese deseo. No es nuevo, y es que, salvando las distancias, viene a ser el Quijote de la cultura popular. Pero sin una sola de las ambiciones artísticas que tenía Cervantes. Por el contrario, tenemos un frenético y espídico cómic que cumple con todos sus cometidos y construye un universo que ha conseguido tener un calado. Especialmente tras la película con la que Matthew Vaughn adaptó este cómic.
Además, este autor parece haber entendido muy bien cuáles son los puntos fuertes de John Romita Jr., puesto que en esta serie lanza un trabajo portentoso. Uno solo puede esperar que sus caminos vuelvan a cruzarse.
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6. Wanted
Supervillanos haciendo de las suyas en un cómic con un fuerte componente metalingüístico. Este cómic es profundamente socarrón y tiene un fuerte componente de sátira social. Aun a día de hoy, se puede leer como el Millar más ácido, divertido e, incluso, cómodo y honesto. Esta pieza pone una fantasía de poder desinhibida como cura a las frustraciones de la vida cotidiana. Sin lecciones ni moralinas.
Además, deja espacio para cuestionar de una forma negrísima las relaciones paterno-filiales, antes de que se pusiera de moda ese espíritu de “mata a tu padre” en la cultura popular. Este cómic ha quedado tapado ante el aluvión de obras de este prolífico guionista, pero merece una reivindicación.
Y sus dos últimas páginas siguen siendo lo mejor que Millar ha puesto en viñetas.
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5. El Viejo Logan
Ya era hora de que alguien intentase hacer una versión de Sin Perdón de Marvel. Y si hay un héroe pendenciero digno de ser el protagonista del equivalente de la película, ese es Lobezno. Bebiendo también de Mad Max, Millar construye un viaje crepuscular de un personaje rotísimo y en las últimas. Contado con mucho tino y con un buen equilibrio entre caracterización y peripecia, Millar propone una road movie que asombró en su momento y que, a día de hoy, sigue dando de que hablar.
Volviendo a aliar con Steve McNiven, ambos buscaron maneras de tantear un nuevo futuro decadente para el Universo Marvel. Pero con una estética muy árida y desértica. El trabajo visual es completamente fantástico.
Logan debe mucho a este cómic.
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4. Lobezno (Enemigo de Estado/Agente de S.H.I.E.L.D.)
A día de hoy sigue siendo el más impactante e intenso blockbuster que Lobezno ha protagonizado en el presente cómic. Bebiendo claramente de algunas técnicas de Miller, Millar se sirvió de esta historia para contar una especie de violentísima deconstrucción de personaje con mucho acierto. No es de sus trabajos de corte más revolucionario, pero sí que el guion, por facilón que pueda ser, es muy satisfactorio.
Una historia explosiva y tremendamente entretenida que tiene un Lobezno que ha pasado por un lavado cerebral enfrentándose al Universo Marvel para pasar a una posterior venganza. Además, aquí se ha presentado uno de los villanos más carismáticos de la Marvel moderna: Gorgón. Además, si se tiene en cuenta que se está ante uno de los últimos trabajos impresionantes de John Romita Jr., tenía que estar alto en la lista.
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3. Civil War
Este crossover hizo que el público no asociara estas dos palabras con el trayazo que se marcó Guns N’Roses. Si se piensan en los eventos más importantes de la Marvel reciente, es difícil encontrar uno que supere la trascendencia de este. Como respuesta al acta patriótica de Bush, esta historia de Millar buscó maneras de dividir y enfrentar la comunidad superheroica. Con un conflicto moral e ideológico en el que es imposible encontrar buenos y malos, los cambios aquí establecidos fueron un completo punto y aparte en la Historia de los cómics de La Casa de las Ideas. Millar estuvo a la altura de las circunstancias y fue capaz de configurar una historia repleta de momentos icónicos que no han perdido un solo ápice de fuerza.
Evidentemente, no se estaría hablando de los grandes méritos de esta pieza si no fuera por las más que sobresalientes páginas con las que Steve McNiven deleitó al lector. Transmitió con gran precisión toda la expresividad que esta historia precisaba para que funcionase a nivel dramático. Pero también demostró que es un artista capacitado para crear imágenes grandilocuentes e icónicas.
La guerra civil de Marvel, sin duda, contribuyó a darle un empujón a la madurez a este medio. Supuso una gran puerta de entrada a lectores que no se esperaban que los cómics de superhéroes fueran capaces de tratar temas políticos de la manera en la que este lo hizo.
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2. The Authority
Millar nunca ha sido el autor más macarra, por mucho que se lo crea. Por mucho que lo intente, siempre se siente impostado. Salvo en este caso. Acercándose peligrosamente a algunos de los temas y de las filias de Grant Morrison, Millar se atreve a mirar de tú a tú a una lisérgica historia de carácter multiversal. Y lo hace con una violencia sardónica y divertida y un humor negro que nunca ha vuelto a ser tan extremo con este autor. Dar continuidad a un cómic legendario que escribió Warren Ellis no iba a ser tarea sencilla. Pero hacerlo de manera victoriosa y de una forma que hizo que se asentara definitivamente este grupo, es toda una virguería.
Como no podía ser de otra manera, Frank Quitely, a pesar de ser aquí primerizo, ya era un artista fuera de serie. Sus páginas son lecciones magistrales de narrativa a pesar de que todavía estaba lejos del virtuosismo formal que se asocia ahora mismo a su nombre.
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1. The Ultimates
Tratar de ubicar la quintaesencia de Mark Millar es difícil. Es alguien que, con mayor o menor acierto, ha tocado muchos palos. Ha sabido manejar distintos tonos y no creo que sea alguien en el que pueda verse sus verdaderos intereses a través de su trabajo. No es un autor que destape su personalidad. Pero sí que se ha especializado en algo: en ser el escritor que ha sabido ver el filón comercial de una forma más palpable. Sus, cómics más que cómics, son guiones hechos para vender los derechos cinematográficos. Por eso, este autor es alguien que ha contribuido a la popularización del medio a gran escala.
Guste o no, si ha sido posible el UCM ha sido gracias a algunas de las ideas que ha puesto encima de la mesa en sus cómics. Y Ultimates tiene una importancia capital. Olvidándonos de su influencia en otros medios, fue el cómic que hizo que la editorial entrase en el nuevo siglo por la puerta grande.
La línea Ultimate nació para conseguir conectar con un público millenial que no tiene ni debía ser un conocedor de la complicada continuidad. Son personajes que llevaban unos cuarenta años de historia y esa es una clara barrera de entrada. Así pues, lo que se planteó es un nuevo comienzo de cero con versiones de los personajes que respondieran a la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si nacieran ahora mismo?
The Ultimates es la visión del escocés y de Bryan Hitch de Los Vengadores. Ambos autores fueron muy atrevidos a la hora de reelaborar y actualizar a estos personajes. Lo hicieron de una forma que tuvo cierta polémica en su momento pero que ha dejado una huella imborrable en la memoria colectiva. Es un cómic de una importancia y valor fuera de toda duda. Más allá de la calidad (y de que algunas cosas puedan haber envejecido rápido), son conceptos sin los que ni la industria ni Marvel estarían donde están.
Fuera quedan otras obras de notable calidad como pueden ser su reinvención de Los Cuatro Fantásticos tanto en su versión Ultimate como en la tradicional, sus ideas para Spider-Man o su notable colaboración con Frank Quitely, Jupiter’s Legacy. Son trabajos que bien podrían haber formado parte de este top, pero, como siempre, algo se tiene que quedar fuera.
Mark Millar ha conseguido estar en una posición a la que siempre ha aspirado. Es la imagen viva del éxito y, seguramente, a lo máximo que puede conseguir un guionista de cómics. Con sus más y sus menos, es un guionista estrella. Y está bien que eso suceda de vez en cuando para que no solo tengan visibilidad las historias, sino aquellos/as que las materializan en palabras. No se escriben solas, que dirían en el sindicato…