La fantasía medieval es un subgénero que, por algún extraño motivo, es muy difícil que atraiga a personas que no son amantes de los orcos y los elfos. Hay mucho prejuicio y, en parte, también hay bastante contenido un tanto vacío y facilón. Sin embargo, las mejores historias de fantasía son siempre una metáfora para hablar de otras cosas. Y para señalar cuestiones que, de otra manera, serían imposible de evidenciar. O, por lo menos, sería más problemático.
Oro Negro parece querer buscar una manera propia de hacer las cosas. Es un cómic que no teme abrazar un cierto espíritu de aventura clásica pura y dura. Cuenta una historia en el que el propio mundo está en juego. Es una gran superproducción en el que hay mucho que perder y en el que los personajes se juegan mucho.
La premisa parte de que se está produciendo una lucha por el poder de Môm, el mundo en el que habitan los personajes. Hay una fuerza expansiva que está tomando más y más control. Ante ello, una pequeña unión de un mercenario orcotroll, un monje enano, un juglar y una elfa tendrán que unir voluntades para obtener un oculto y antiguo tesoro enano. Con ello, podrán adquirir todo lo necesario para adquirir un ejército y poder frenar a los saqueadores. Y, de paso, obtener una ansiada venganza.
La narración goza de multitud de peripecias, un conflicto externo que conduce la historia y multitud de escenas de acción de alto voltaje. Sin embargo, el autor no sacrifica la caracterización en ningún momento por ello.
Los personajes parten de unos estereotipos muy reconocibles, pero no dejan de ganar profundidad en la medida que se pasan las páginas. Aunque arranca de un modo que puede ser arduo, a causa de una presentación demasiado coral y de que no sorprende desde el principio, sí que consigue que el lector se encariñe de estos seres. Tras el largo viaje con ellos, estos tienen un arco de mucho interés y consiguen ganarse el interés del lector. Respiran mucha verdad, sus historias terminan teniendo un desarrollo estimulante y respiran y reaccionan con mucha humanidad. En cierto modo, el autor rompe con los maniqueísmos de la historia y en esos grises consigue que se gane credibilidad.
Coge determinados tropos habituales y manidos y, siendo fiel, consigue que se perciba como algo fresco. Pone en valor la construcción de relatos alrededor de hazañas y la elaboración de la identidad a través de los relatos mitificadores. A su vez saca a relucir como estos relatos pueden ser lo único que vaya a quedar de nosotros. Entiende la importancia de este asunto y lo aplica de una manera en la que comunica con meticulosidad.
No en vano, se alzó con el reconocimiento a mejor guion en el salón de Barcelona en 2003, año en el que se publicó por primera vez. Por aquel entonces el proyecto vio la luz en formato grapa para una pequeña editorial. Esa cuestión de narración seriada se aprecia en el tomo, pero en ningún momento supone un inconveniente para una lectura fluida. La construcción dramática se percibe como algo muy sólido y compacto.
El referente más evidente que tiene es El Seños de los Anillos y El Hobbit de J.R.R. Tolkien. Es una obra que guarda unas cuantas referencias a la irreemplazable obra del británico. Esta ha influenciado muchos de los mimbres narrativos, pero el autor ha tenido la suficiente habilidad como para lograr buscar su propia identidad.
Quim Bou es de esos artistas cuyos estilos no se asociarían directamente con los géneros que abordan. Tiene un estilo bastante cartoon y de un trazo bastante limpio. Choca con el estilo realista y pictórico que suele ser empleado en este tipo de narrativas. Lejos de resultar un pero, consigue que esto sea una seña de identidad inequívoca de Oro Rojo. Es una pieza en la que se nota que el autor buscaba explorar todo su potencial con muchísima ambición.
Es una obra que, en su clasicismo, exhibe ciertos recursos inteligentes. Es explosiva cuando tiene que serlo. Además, logra hacer otorgar a sus personajes de una gran expresividad, a pesar de pertenecer a distintas razas.
Se nota que tiene cierta pasión en el world-building, porque el universo que plantea aquí es muy consistente y creíble. En este tipo de historias en particular ese aspecto juega un papel trascendental para que sea efectiva la verosimilitud del conjunto. Eso se traduce en una gran capacidad imaginativa y de diferenciación estética de las distintas culturas que maneja el artista. No son pocas y cumple con creces.
Grafito Editorial no solo recupera en este tomo todo el material perteneciente original, sino que, junto al autor, ha recibido un nuevo tratamiento de color y ha añadido unos epílogos que enriquecen la experiencia. Es un trabajo de edición muy cuidado y que habla por sí mismo. Además, este tomo guarda una colaboración estelar.
Oro Rojo tiene todo lo que se le podría exigir a las buenas historias de fantasía medieval. Tiene el sentido grandilocuente de la épica y más emoción de la que se podría llegar a esperar. Una obra que gustará a propios y ajenos. Y en un género tan complicado como este, es toda una gesta digna de ser vitoreada.
Título: Oro Rojo |
Guion, dibujo y color: Quim Bou |
Edición: Grafito Editorial |
Edición Original: Dude Comics |
Formato: Rústica con solapas, 144 páginas a color |
Precio: 18,00€ |