Puede que la entrada en el siglo XXI fue en el año 2000. Pero el verdadero cambio se produjo con el 11S. Esta tragedia trajo una serie de consecuencias problemáticas como el refuerzo del espionaje a la población global, determinadas leyes que coartaban la libertad, guerras que inestabilizaron todavía más Oriente Próximo y Medio y la aplicación de determinadas torturas a presos completamente lamentables.
Todo el mundo sabe ahora qué planes tenía Brian Michael Bendis para Los Vengadores con su arco prolongado durante años. Terminó siendo algo despreciado por muchos y adorado por otros tantos. Pero lo que no se puede negar es que tuvo bastantes aciertos reconocidos unánimemente. Uno de esos aciertos fue Secret War, una saga que marcó un nuevo inicio, cosa que era una completa necesidad.
Esta miniserie de ambienta en un mundo sin Vengadores, puesto que fueron desmantelados por el mismo guionista en Vengadores: Desunidos. Con ello, se puso fin a cierto clasicismo dentro del universo principal y a una continuidad de más de (por aquel entonces) cuarenta años. Eran tiempos de cambio.
Se buscaba hacer sencilla la lectura de superhéroes para nuevos lectores. Y Brian Bendis era la persona adecuada para esa misión. La transición a esta nueva forma de entender el supergrupo de Marvel no fue otra que Secret War. Tomando como referencia las medidas bélicas llevadas a cabo por Geroge Bush sin contar con el apoyo ni el permiso de grupos supragubernamentales, la historia cuenta la acción ilegal llevado a cabo por un desesperado Nick Furia.
El espía por excelencia del Universo Marvel, necesita llevar a cabo un ataque a Latveria porque ve que estos tienen un arma que podría poner fin a Occidente. Por ese motivo, al no conseguir apoyos internacionales, contacta con una serie de héroes liderados por el Capitán América para atacar de forma encubierta al estado de Latveria. Lo que viene a ser conocido como crímenes de guerra.
La miniserie sigue siendo controvertida a día de hoy porque es difícil entender que determinados personajes fueran a participar en esa acción cuestionable. Sin embargo, dramáticamente, funciona perfectamente.
El tema principal que plantea el cómic es si el fin justifica los medios. Los protagonistas se ven en una posición complicada y el cómic no duda en mostrar de forma violenta y cruel las consecuencias de sus cuestionables actos.
La historia bebe más de las narrativas espías y de un género que Bendis maneja bien: el noir. Y lo aplica a los héroes con unos diálogos sorprendentemente verídicos y frescos.Secret War está narrada usando recursos más propios del audiovisual, como la manipulación de los saltos temporales para dosificar la información o contraponer acción y reacción.
Esta obra se puede entender como un ensayo de lo que estaría por venir. Un trabajo que no buscaba ser más de lo que fue y que se contó sin miedo a romper algunos moldes, a la vez que logra tener un aire de autoría. Un cómic que trata temas maduros y complejos para los que no hay respuestas arquetípicas y categóricas. No suele ser habitual en el género de superhéroes.
La historia está narrada con destreza y, a pesar de su brevedad, el contenido abarca mucho. No fue un gran evento llamado a cambiar las cosas, pero lo hizo con un impacto mucho mayor que algunas de las superproducciones que inundan las librerías actuales mes a mes. Todo gracias a un gran ejemplo de cuestionamiento de los arquetipos, a un impulso creativo y a unas ganas de innovar tan aguerridas como los impactantes.
Gabriele Dell’Otto es un artista fuera de serie. A pesar de que tiene un estilo más propio de otros géneros que el superheroico ha conseguido aplicarlo de tal manera que otorga a sus piezas de un aire único. Empleando técnicas muy propias, ha conseguido alcanzar un prestigio. Y, en buena medida, la primera vez que logró llamar la atención de los lectores fue gracias a esta obra.
No es alguien que se prodigue mucho haciendo interiores, pero esta es la demostración de lo capacitado que está para estos encargos. En buena medida, es una historia cuyo tono encaja a la perfección con su arte. Aquí destaca por unas composiciones bastantes clásicas, pero muy fluidas y libres. Especialmente interesante es el modo en el que reduce el tamaño las viñetas, dejando unos márgenes que usa como un recurso más. Cuida considerablemente la atmosfera de las historias.
Es un artista que maneja bien en todo momento la narrativa, a pesar de que pueda parecer lo contrario. El italiano tiene una sensibilidad muy europeísta en su arte hasta un punto que parece casi pictórico. Aporta cierta suciedad, intensidad y caos a la narración además de unos colores abiertamente apagados y oscuros. Con ello, fue un dibujante que comprendió perfectamente lo que tenía que contar, se lo llevó a su terreno y logró expresar esta historia de un modo que nunca se había visto en Marvel.
Panini Cómics recopila esa obra en un tomo en el que se incluye la miniserie original junto con todas las portadas. A ello se añade una introducción y una generosa cantidad de extras, como el número especial de los archivos secretos de Nick Furia.
Secret War fue el comienzo de una nueva era para el Universo Marvel. Una pequeña historia que dio paso a un plan a largo plazo y que, vista a día de hoy, en su sencillez radica sus logro. Algo que no se parecía a ninguna otra historia que hubiera publicado Marvel hasta el momento. Todo un hito.
Título: Secret War |
Guion: Brian Michael Bendis |
Dibujo y Color: Gabriele Dell’Otto |
Edición Nacional: Panini Cómics |
Edición original: Marvel Comics |
Formato: Tomo cartoné de 264 páginas a color |
Precio: 26 € |