El hombre no puede obtener nada sin primero dar algo a cambio. Para crear, algo de igual valor debe darse a cambio. Esa es la primera ley de la Alquimia, la ley del Intercambio equivalente.
La historia de la ciencia, la historia del arte, y la filosofía, entre otras disciplinas, llevan mucho tiempo estudiando la alquimia. Aunque existen infinidad de estudios entorno a este tema, a la cultura popular el entendimiento de esta “práctica” ha llegado a través de infinidad de películas, libros y, por supuesto, cómics. Normalmente, suele entenderse como alquimia aquel proceso que convierte el plomo en oro. Además de ser la forma de crear la consabida piedra filosofal que, como todos recordamos ahora por Harry Potter, concede la vida eterna.
Convertir metales varios en oro y conseguir la vida eterna a través de una ciencia con aspectos mágicos no suena nada mal. Sin embargo, como los estudios antes mencionados muestran… no es oro todo lo que reluce. La historia de la ciencia considera la alquimia una práctica protocientífica, con elementos y procesos químicos y metalúrgicos. Los alquimistas seguían doctrinas filosóficas muy concretas, y se organizaban en distintas escuelas. Todo esto es la base sobre la que Hiromu Arakawa creó a principios de este siglo el manga Fullmetal Alchemist, una obra que cambiaría su vida por completo.
Hiromu Arakawa es el pseudónimo de Hiromi Arakawa, una mangaka de Hokkaido que decidió firmar su obra con la versión masculina de su propio nombre. Tema del que, en algún momento, deberíamos hablar largo y tendido. Arakawa creció en una granja dedicada a la cría de ganado vacuno. Su trabajo en la granja, y el darse cuenta del esfuerzo que suponía el conseguir llevarla adelante, hizo que se le ocurriera la idea del “intercambio equivalente”, germen de la obra Fullmetal Alchemist. Su relación diaria con las vacas también hizo que, cada vez que debe representarse, lo haga disfrazada de vaca y con gafas. Y es que, junto con su pseudónimo, la autora prefiere vivir lo máximo posible en el anonimato.
La historia de Fullmetal Alchemist es la historia de los hermanos Edward y Alphonse Elric, dos jóvenes alquimistas en busca de respuestas y la solución a un problema que ellos mismos se crearon. En el mundo creado por Arakawa la alquimia es una ciencia metafísica, y funciona de la siguiente manera: para poder transmutar (o transformar) un objeto en otro, el alquimista debe comprender cómo está formado el primero a nivel molecular. Después destruirlo, para finalmente recomponerlo en una forma nueva que tenga molecularmente los mismos elementos. La ley del intercambio equivalente, citada al inicio del artículo, obliga a los alquimistas a hacer transmutaciones lógicas. Por ejemplo, una regadera de metal puede transmutarse en una pala de ese mismo metal. Pero, por supuesto, hecha la ley… hecha la trampa.
Siendo los hermanos Elric muy pequeños su madre fallece. Rotos de dolor y en un intento desesperado, los hermanos deciden hacer algo prohibido, intentar devolverle la vida a tráves de una transmutación. Sin embargo, la ley del intercambio equivalente es imposible de romper o engañar, y del desastre creado no sólo no recuperarán a su madre, sino que Alphonse (el hermano pequeño) pierde la totalidad de su cuerpo. Y Edward, el mayor, un brazo y una pierna. Edward consigue atar el alma de su hermano, en el último momento, a una armadura vacía. Por su parte, Winry, amiga de la infancia de ambos y una mecánica excepcional, y su abuela, crearán para Edward una pierna y un brazo metálicos. A partir de ese momento los hermanos Elric deberán buscar la forma de recuperar el cuerpo de Alphonse.
Pero en Amestris, país donde se inicia la historia, los alquimistas deben estar registrados y formar parte del ejército nacional para poder usar la alquimia de forma legal. Edward pasará los exámenes necesarios, y formará parte del ejército, con tal de conseguir encontrar la piedra filosofal. Piedra que, en teoría, debería ayudarles a recuperar sus cuerpos originales, y con la que no contaban de niños. Fullmetal Alchemist no sólo narra el viaje de los hermanos Elric, a su alrededor se sucederán infinidad de situaciones e historias secundarias que se irán entrelazando poco a poco. De entre todas ellas, las dos más importantes son todo el entramado político y bélico relacionado con el ejército. Al que, obviamente, pertenece Edward. Y las oscuras intenciones del grupo antagonista formado por homúnculos. Unas criaturas de aspecto inicialmente humano que, sin embargo, tienen una estructura interna monstruosa y muy poderosa.
El manga de Fullmetal Alchemist se publicó originalmente entre el verano de 2001 y el de 2010, y ha vendido más de setenta millones de volúmenes en todo el mundo. En España, Norma Editorial ha publicado dos ediciones distintas. Inicialmente se publicaron veintisiete tomos normales, y tiempo después, una edición coleccionista de tamaño más grande que se resumía en dieciocho volúmenes. Ambas ediciones están disponibles en la web de la editorial, así como en las librerías especializadas.
Fullmetal Alchemist es una obra para adultos. Inicialmente la historia puede parecer sencilla: dos hermanos, alquimia que parece magia, y aventuras en busca de la piedra filosofal. Sin embargo, la historia de este manga – y sus series de animación de las que ahora hablaremos – es mucho más compleja de lo que el lector puede esperar. El mundo creado por Arakawa es una mezcla entre la Europa de la Revolución Industrial, el sudeste asiático en su vertiente más filosófica y un estilo steampunk que hace creíble la alquimia tal y como ella la presenta. Como hemos comentado antes, hecha la ley… hecha la trampa. Pese a toda la “magia” aquí presente, la autora crea personajes extremadamente humanos. Y, al igual que los hermanos Elric cometieron un error al intentar revivir a su madre, habrá personajes que hagan experimentos de forma consciente con la transmutación humana. ¿Prohibida? Sí, pero eso no va a detener a los antagonistas de esta obra.
A partir del variadísimo plantel de personajes, Arakawa trata temas como la guerra, la crueldad humana, la ética, las relaciones familiares, los genocidios, los roles de género, la filosofía, los crímenes de guerra, la importancia del trabajo constante, la muerte, el amor, la educación y la cultura, entre otros. Si hay algo que destaca en su obra, además de un apartado gráfico muy detallado, es la sólida creación de personajes, y su posterior desarrollo. Algo que puede observarse especialmente bien en las dos series de animación.
En 2003, cuando el manga no llevaba siquiera dos años publicándose, el estudio de animación Bones creó una serie de animación homónima al manga. Arakawa, que obviamente había dado permiso al estudio para hacer la serie, tenía todavía mucho manga por delante. Y, muy bien hecho por su parte, se negó a acelerar su trabajo o a decirles cómo iba a ser el final del manga. Al mismo tiempo, sabiendo que la serie iba a adelantarla en sus publicaciones, dio permiso para que el estudio hiciera la serie… como quisiera.
Basándose en los capítulos del manga que ya habían salido, y lanzando su imaginación al poder, el estudio Bones creó el anime de Fullmetal Alchemist. Serie que constó de una única temporada de cincuenta y un episodios, y que, si bien empezaba como el manga, pronto se desmarcaba de él. El origen de algunos homúnculos era distinto al que finalmente tendría en el manga, e incluso algunos no llegaron nunca a existir como tal. El estudio sorprendió para bien a la autora, quien siempre ha apoyado las decisiones creativas del mismo.
El estudio de animación creó un final para la serie en 2005 en forma de película: Fullmetal Alchemist the Movie: Conqueror of Shamballa. Visto en perspectiva, tanto la serie de 2003 como la película de 2005 son buenas versiones de Fullmetal Alchemist. No hay que olvidar nunca que los guionistas no contaron con ayuda de Arakawa, y que el manga se alargó hasta 2010. Conqueror of Shamballa es especialmente interesante porque, si bien se aleja por completo del guion original, une el mundo de Fullmetal Alchemist con el nuestro, y sitúa a los personajes en la Segunda Guerra Mundial. Una apuesta arriesgada que, sin embargo, funcionó muy bien.
La serie de animación terminó de catapultar internacionalmente un manga que ya estaba triunfando en Japón. En 2004 recibió el premio Shogakukan Manga Award en la categoría shonen. A partir de ese momento seguiría ganando premios no sólo en Japón, sino internacionalmente. Un año antes de la finalización del manga, en 2009, aparece un nuevo anime Fullmetal Alchemist: Brotherhood que, esta vez sí, adaptaría de forma íntegra el manga. Esta serie consta de sesenta y cinco episodios repartidos en cinco temporadas. Y que, como ya se ha comentado, adaptan de forma completa y sin cambios el manga.
Ambas versiones están disponibles en la actualidad en el catálogo de Netflix. En cuanto a la película de 2005, es posible alquilarla mediante pago desde algunos países. Respecto a los productos audiovisuales, existen también cinco cortos o OVAs (Original Video Animations). Cuatro terminaron reuniéndose en un DVD llamado Fullmetal Alchemist: Premium Collection donde se desarrollaban pequeños gags respecto a la serie principal. En uno de ellos, Alphonse llega hasta las oficinas del estudio de animación Bones donde se hace la serie. Pero no consigue entrar por su tamaño.
En 2011, debido al éxito de Brotherhood, el estudio de animación decidió sacarse de la manga una secuela en forma de película llamada Fullmetal Alchemist: The Sacred Star of Milos. Aunque tuvo éxito, debido a la serie de animación, se notaba que el guion de esta película no estaba basado en el manga. Lo que también podéis encontrar en el catálogo de Netflix, como curiosidad más que otra cosa, es la película de imagen real de Fullmetal Alchemist. Sí, como lo habéis leído. Dentro del infarto de miocardio que nos da a todos escuchar live action de un manga por Netflix, por lo menos, la versión es japonesa. Que, dentro de lo que cabe, es menos infarto que las versiones americanizadas de otros mangas. Pero claro, comprimir este manga en una película es literalmente imposible. Así que… si no la habéis visto todavía, avisados vais. Vedla bajo vuestra responsabilidad.
Como no podía ser de otra forma, el éxito de Fullmetal Alchemist hizo que salieran al mercado varios videojuegos. Hay que tener en cuenta que, en Japón, fue Square Enix quien publicó el manga. Por lo que, obviamente, los videojuegos saldrían de su misma empresa. Tras sacar al mercado tres videojuegos, la compañía vendió parte de los derechos y otras empresas sacaron sus propias versiones.
Tanto el manga como el anime de Fullmetal Alchemist no sólo tiene un guion increíble, sino también unas escenas de lucha y acción muy bien pensadas y ejecutadas. Y ninguna de ellas aparece de forma aleatoria. Toda la acción y los conflictos físicos y mentales tienen un porqué en la trama. Y es que Arakawa es única nivelando la tensión de su obra con momentos de comedia que alivien un poco la carga dramática. Es capaz de hacer reír a carcajadas al lector, y que poco después rompa en llanto. Y lo hace de forma magistral.
Las historias de los videojuegos diferían por completo tanto de las series de animación, como del manga original. En algunos casos las líneas principales del juego estaban basadas en las novelas. Porque sí, Fullmetal Alchemist también tuvo su versión escrita. Además de incontables cantidades de figuras, libros de ilustraciones, audio dramas, juguetes… y todo un mundo de merchandising que sería imposible mencionar aquí.
En España, además de Fullmetal Alchemist, Norma Editorial tiene los derechos de otras obras de Arakawa como Silver Spoon, un manga con un toque autobiográfico y cuya historia se sitúa en una granja con vacas en Hokkaido. Hero Tales, una serie de aventuras de cinco tomos. O La heroica leyenda de Arslan cuyo protagonista nos recuerda bastante a Edward Elric en su diseño pero que, en realidad, no tiene nada que ver. Ya que se trata de la adaptación a manga de las famosas novelas homónimas del escritor japonés Yoshiki Tanaka.
Podríamos seguir hablando sobre Fullmetal Alchemist largo y tendido, desgranando uno a uno sus episodios en todas sus versiones. Sin embargo, en Sala de Peligro esperamos haberos llamado la atención sobre un manga y unas series muy interesantes que igual se os pasaron por alto en su momento. Y que, si ya los visteis/leísteis entonces… esperamos que os hayan entrado ganas de volver a ver y releer. Porque obras como ésta se merecen todo el tiempo del mundo.