Chip Zdarsky somete a Daredevil a su enésimo via crucis

Daredevil es uno de los personajes de Marvel que ha exhibido mayor vitalidad durante las dos décadas que llevamos de siglo XXI. Es cierto que, a pesar del buen arranque de su adaptación a la pequeña pantalla en Netflix, El Hombre Sin Miedo no goza de la popularidad transmedia y transgeneracional de los iconos del UCM. Sin embargo, en términos puramente historietísticos, el héroe acumula una veintena de años en los que, de forma casi ininterrumpida (Andy Diggle… ¡cof! ¡cof!), ha protagonizado historias que fluctúan entre el excelente y el notable, escritas por Brian Michael Bendis, Ed Brubaker, Mark Waid, Charles Soule… Y, actualmente, Chip Zdarsky.

El artista canadiense, junto a ilustradores como Marco Checchetto, lleva un par de años firmando una de las series más interesantes del panorama marvelita actual. Tanto es así que Panini ha decidido incluirla en su nueva línea de reediciones low cost, junto al Doctor Extraño de Jason Aaron y El Asombroso Spiderman de Nick Spencer. Se trata de series con un perfil muy distinto, pero que coinciden en haber sido un regreso a los orígenes de sus tres protagonistas en los que sus respectivos guionistas han logrado dejar su impronta.

Chip Zdarsky y Marco Checchetto van a someter al piadoso Matt Murdock a su enésimo via crucis.

El primer recopilatorio de Daredevil incluye los números del #1 al #5, en los que los autores resitúan al personaje tras haber acabado en estado crítico en La muerte de Daredevil, y van colocando sobre el escenario las cartas con las que empezarán a jugar. Tenemos a un diablo rojo que, después de haber pasado una larga temporada en el hospital, no es el artista marcial tan preciso y arrollador que solía ser. Kingpin es alcalde de Nueva York, después de que Foggy Nelson convenciese a Matt de que no orquestase un fraude electoral para derrotarlo en las urnas, y está decidido a encarcelar a cualquier justiciero enmascarado que actúe en su ciudad. Y precisamente a su ciudad acaba de ser trasladado un agente de policía honrado, que llega dispuesto a encarcelar tanto a los héroes que se salten las leyes como al propio Wilson Fisk, al que no le compra su fachada de respetabilidad.

El conflicto a tres bandas, que se convertirá en uno a cuatro con la aparición de El Castigador, comenzará cuando las autoridades culpen a Daredevil del asesinato de un delincuente durante el atraco a una licorería. Matt Murdock está seguro de que, a pesar de que no está en plena forma, no ha cometido un homicidio involuntario y sospecha que alguien trata de incriminarlo. Alguien que no parece ser el alcalde Kingpin, que se limita a paladear la caída en desgracia de su adversario y azuzar a la opinión pública contra él.

El agente Cole North se ha traído de Chicago un bocata de nudillos para el pobre Daredevil…

Se trata de una premisa y un triángulo de arquetipos clásico de la narrativa de superhéroes, y las dinámicas que se establecen entre los tres no aportan innovaciones en este sentido. Es un argumento que hemos leído otras muchas veces. En este sentido, recuerda a títulos como Bruce Wayne, ¿asesino?, ofrece una experiencia de lectura parecida a la del Batman más detectivesco de autores como Ed Brubaker o Greg Rucka (por no citar otros tebeos del propio justiciero de la Cocina del Infierno). Y sorprende, aunque cada vez menos, lo bien que el guionista de Edmonton se adapta a los distintos registros. 

Además del despliegue de recursos narrativos, del talento de Zdarsky y Checchetto para armar un cómic intenso, con un gran manejo del ritmo y de la expresividad, la más reciente encarnación de Daredevil destaca por la exploración que el autor canadiense lleva a cabo de la psique de su protagonista. Más allá de resolver la duda de si este diablo rojo no del todo en forma ha matado por accidente a un ladrón o quién lo está incriminando y para qué, Zdarsky escribe una historia “sobre lo que la violencia le puede hacer a una persona, al mundo, y sobre cómo Matt concilia eso con sus creencias”.

Como el propio autor admitió en diversas entrevistas poco después de publicarse el primer número en Estados Unidos, esa es la parte más complicada de la tarea que los editores Devin Lewis, Lauren Amaro y Nick Low le asignaron. Zdarsky la afronta colocando al justiciero como voz narrativa de algunas de las escenas, lo que sirve para desnudar al personaje frente al lector a través de sus dudas, pero también de sus puntos de anclaje, a veces, convertidos en terquedad. Y también a través de unos socorridos flashbacks a la infancia de Murdock, que nos ubican siempre en la iglesia en que el personaje comenzó a forjar unas convicciones en las que va a tener que apoyarse para superar las vicisitudes que le plantean en guionista y sus enemigos en la sombra, al tiempo que empieza a desarrollarse en su interior un tenso diálogo con Dios a cuenta de la crudezade la vida terrenal en la Cocina del Infierno.

Después de todo, muerto no se estaba tan mal.

En la parcela gráfica, el ilustrador italiano Marco Checchetto despliega un trazo ágil, afilado y altamente expresivo, que acentuado por el ensombrecimiento que aportan sus propias tintas y por el excelente trabajo de color de Sunny Gho, que comunica al lector la atmósfera urbana y noir tan propia de la cabecera. Pero más allá de la impresión general, de lo conseguido de los ambientes, Checchetto destaca también en las coreografías de artes marciales, en su forma de dibujar la violencia, que hace suya la narrativa y la espectacularidad que exigen los cómics de superhéroes, pero sabe concederle aspereza, el sabor ferruginoso de la sangre en las encías, y el tacto rasposo del asfalto y de unos nudillos doloridos.

Quienes comenzasen a seguir la serie en grapa, hace ya un par de años, a estas alturas conocerán como ha evolucionado el baile de investigaciones, patadas voladoras y puñaladas por la espalda entre Kingpin, el agente Cole North, El Castigador, Daredevil y algunos otros personajes que irán incorporándose al reparto. Los lectores que se hayan acercado a la colección a partir del recopilatorio de la línea Marvel Premiere y que vayan a seguirla en este formato, tendrán que esperar todavía unos meses para ir resolviendo interrogantes.