El año pasado fue un completo caos para todo el mundo. Debido a la pandemia todos tuvimos que reestructurar nuestras vidas, y en muchos casos nuestros trabajos. A uno de los colectivos que más se les exigió fue al de los profesores y profesoras, quienes mucho antes de la pandemia ya sufrían de ratios demasiado altos y falta de recursos. Con el encierro, pasaron a dar clases online primero, y sufrieron una vuelta al cole en la que se les echó la culpa de la segunda ola de contagios. Sin embargo, siguen sacando el curso adelante.
De entre todos ellos, en Sala de Peligro ya hemos hablado de uno en particular: Pedro Cifuentes, profesor de secundaria que desde hace unos años dedica su tiempo libre a un segundo trabajo, la creación de cómics. Ya reseñamos en su momento los dos primeros volúmenes de su Historia del Arte en Cómic. Ahora, además de publicar el volumen del Renacimiento con Despertaferro, y mostrar a sus lectores una increíble evolución tanto gráfica como narrativa, nos presenta una nueva serie llamada ¡Vaya Siglo Nos Espera! Instrucciones para Salvar el Mundo, publicada en este caso por Penguin Random House Mondadori.
En este proyecto Cifuentes afronta un nuevo reto educativo: explicar cómo podemos erradicar la pobreza y las injusticias, qué hacer para frenar el cambio climático, cómo acabar con las guerras y crear un mundo sostenible. En definitiva, cómo salvar el mundo. Como siempre, a través de propuestas en formato cómic con personajes reales, muy divertidos y una narrativa muy característica centrada en el compromiso y el humor.
Sin embargo, esta vez, en lugar de hacer una reseña convencional hemos preferido hablar con él para que nos cuente más sobre sus obras, proyectos futuros y detalles que no sabríamos de no ser por él. Aquí os dejamos nuestra entrevista a Pedro Cifuentes.
Historia del Arte en Cómic Vol.3 Renacimiento y ¡Vaya Siglo Nos Espera! Instrucciones para Salvar el Mundo han salido a la venta con quince días de diferencia. Por lo que tu 2020 habrá sido una locura de trabajo, ¿cómo ha sido la realización de estas dos obras, llegaron a solaparse? y ¿cómo te encuentras, has podido descansar algo y empezar a disfrutar de ellas?
Hay un periodo de ejecución bastante planificado entre las dos que se trastocó durante la pandemia. La idea era sacar ¡Vaya siglo nos espera! en noviembre, así que me puse a dibujarla nada más terminé con “La Edad Media” y aproveché el confinamiento para dibujarla en tiempo récord. Poca cosa más podíamos hacer esos días para no volvernos locos: dibujar y seguir dibujando entre clase telemática y pinitos con el horno.
Sin embargo, luego Gonzalo, mi editor en Penguin Random House Mondadori, me comentó la posibilidad de sacarlo para el día del planeta (22 de abril). En ese momento yo ya estaba enfrascado en Renacimiento, que salió dentro de la fecha establecida por Desperta Ferro sin ninguna modificación de calendario.
La verdad es que hay mucho trabajo entre los dos tebeos y otros tantos que tengo ahora en el tablero, pero si algo voy aprendiendo es a organizarme. No se trata de dibujar cuando te apetezca y pegarte una pechada de cuatro días sin dormir. Se trata de entender que esto es como una especie de segundo trabajo donde debes marcarte un horario y cumplir con el calendario. Así, los días que no dibujas, te pones a entintar. Si tampoco te apetece, coloreas, maquetas… en fin.
Historia del Arte en Cómic es una serie que va ya por su tercer volumen, ¿cómo ha sido hasta ahora el recibimiento de Renacimiento por parte de los lectores? ¿sientes ahora más presión al realizar estos cómics?
Curiosamente me siento más suelto. Con el primero, Mundo Clásico, no sabía dónde me metía y generé muchísima ansiedad. Se me juntó todo: el crowfunding desbordado, la falta de planificación, las horas de trabajo… Al final generé un problema de salud que me hizo ver las cosas de otra forma, así que realicé terapia para tratar la ansiedad y estos desórdenes que, afortunadamente conseguí superar.
Ahora la verdad es que vivo cada nuevo lanzamiento con ilusión. Es cierto que los días de entrega son una montaña rusa, pero luego la cosa se relaja y sabes que el público va a encontrar cosas divertidas, lo vas a sorprender… y de momento funciona. No he encontrado a nadie que me haya señalado con el tebeo por la calle diciendo que me odia y se encuentra decepcionado ni nada por el estilo. Imagino que tarde o temprano sucederá algo así, y cuando llegue el momento intentaré hacer lo que predico entre mis alumnos: evaluar, reconocer errores cuando te hundes, reflexionar, levantarte… y seguir dibujando.
Tanto el apartado gráfico como la narrativa de Renacimiento ha evolucionado mucho respecto al volumen anterior, ¿cómo te has enfrentado a la complejidad que suponía resumir tanto el Renacimiento?
Yo siento que me voy armando de recursos y de tablas. Cuando salió el primer cómic (Mundo Clásico), era todavía una obra temprana. Nunca había dibujado un tebeo largo tan ambicioso ni entendía muy bien cómo funcionaba la dinámica. A partir de Edad Media la cosa empezó a cambiar: empecé a jugar con la narrativa. En el caso de Renacimiento esto último ha estallado porque estos meses me he documentado mucho leyendo trabajos de Sergio García o incluso planchas en gran formato de los dominicales de Gasoline Alley. Sergio es uno de nuestros tesoros nacionales más importantes, un verdadero genio de esos que, como me comentó Álvaro Pons en una conversación al respecto: tienen ideas sobre cómics en su cabeza que todavía no cuentan con tecnología suficiente para ser llevadas a cabo. Es imposible no impregnarse de una persona así. Creo que soluciones como la del cuadríptico desplegable de la Capilla Sixtina o las páginas en las que se recorre la Bóveda con los Ángeles cantores de la catedral de Valencia hay algo de él. No se me caen los anillos al admitirlo.
¿Hay alguna obra o artista que haya quedado fuera de este volumen por espacio y que te hubiera gustado tratar?
Me hubiera gustado dedicar alguna plancha a Juan de Juanes, pero en su lugar opté por situar a los chavales en el Patio del Embajador Vich por una cuestión de narrativa, aunque hasta el último momento dudé si incluir su última cena del Museo del Prado. El formato de los álbumes es el que es (96 páginas) y la labor de selección es cada vez más complicada. Uno de los motivos por los que vamos a dejar más margen para planificar Barroco, el siguiente volumen.
Renacimiento tiene un cuadríptico desplegable en el que recreas, y explicas, el conjunto pictórico de la Capilla Sixtina. Además de esto, las obras pictóricas representadas en este volumen son mucho más complejas que en los anteriores. ¿cómo elegiste las obras a representar? ¿Estuviste tentado en algún momento de cambiar de obra por no seguir dibujando mil y un personajes?
Eso que comentas me sucedió cuando llevaba cerca de cinco noches dibujando la bóveda de la Capilla Sixtina. Reconozco que fue agotador, pero también pesaba: Pedro, ¡estás dibujando la Capilla Sixtina en un cómic y tus personajes van a pasear por el techo como si tal cosa!
Por cuestiones de maquetación, las planchas del cuadríptico están situadas en medio del cómic, pero no las dibujé en ese orden. Aunque me marco un guion bastante detallado, tengo una planificación de la maqueta colgada en papel de gran formato por las paredes de la buhardilla donde dibujo y voy completándola como si del rodaje de una película se tratase. Esa maqueta la emborrono, la lleno de correcciones y me sirve como “hoja de ruta del proyecto” que visualizo cada dos por tres para ver cómo voy. Tras la Capilla Sixtina todavía me quedaba la Capilla Brancacci y la panorámica de El Prado, pero significó un punto de inflexión potente en la obra.
Al final de Renacimiento el Profesor y el resto de personajes ya anuncian el Barroco. Como nos tienes malacostumbrados, ¿veremos el nuevo volumen en un año?
Lamento decirte que no va a ser así. Y no es una decisión sobrevenida. Cuando empecé a preparar la obra (que concibo como una misma historia de seis volúmenes) preparé la planificación que te he comentado de los tres primeros volúmenes casi de seguida, pensando en una pausa tras esta primera parte.
En estos tres años he intentado mantenerme fiel a la idea y he realizado pocos cambios a lo que tenía en mente, si bien he ido armándome como autor y algunas cosas las he ido modificando (el caso de dibujar la Capilla Sixtina o las planchas de la pintura china en el anterior volumen) Ahora me encuentro en el mismo proceso con los siguientes volúmenes, que van a ser más complejos. No esperes Barroco antes de 2023… pero tampoco más tarde.
Además de guionista, escritor y dibujante, tu trabajo diario es profesor de secundaria. Tu vertiente docente es muy evidente en Historia del Arte en Cómic. Sin embargo, esta misma semana ha salido otro cómic tuyo llamado ¡Vaya Siglo Nos Espera! Instrucciones para Salvar el Mundo ¿cuándo y cómo surge esta idea?
La idea de plantear un cómic sobre sostenibilidad, que sirviera para explicar en qué consiste todo esto mediante viñetas, surgió en el aula el primer o segundo año en que empecé a trabajar. De hecho, antes de lanzarme con este tema publiqué un par de cómics para AECID-MEFPD que iban en esa onda. No eran trabajos profesionales y nunca pensé que acabarían convirtiéndose en el germen de ¡Vaya siglo nos espera!, pero cuando le comenté la propuesta a Penguin Random House Mondadori les pareció una iniciativa interesante desde el primer momento.
En 2011 publicaste Los objetivos del milenio en cómic ¿fue éste el germen de ¡Vaya Siglo Nos Espera!?
Exactamente. Fue una obra amateur, consecuencia de haber ganado el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo en 2010. 24 páginas, de las cuales 11 tenían forma de cómic, donde se hablaba de estas temáticas y, curiosamente, aparecían en fotografía los mismos cuadros en los que ahora he dibujado a los chavales. Tras esta publicación, en 2015 participé en otro proyecto La aventura de los ODS, donde hilvané en 28 páginas la propuesta didáctica de 15 profesores de secundaria seleccionados por AECID para proporcionar un material adecuado a los centros escolares.
En ambos casos me topé con iniciativas muy loables pero “institucionales”, donde en cierta manera no me sentía del todo libre para desarrollar la idea que aparece en ¡Vaya siglo nos espera!, que como sabes es el primer volumen de otra serie de cuatro. Cerca de 400 páginas dedicadas a la sostenibilidad y a explicar los problemas del mundo actual a los chavales. Ahí es nada.
El inicio de ¡Vaya Siglo Nos Espera! es un poco triste porque pone de manifiesto los problemas mundiales a los que nos enfrentamos los seres humanos. Sin embargo, el tono de la obra es muy esperanzador. ¿Qué consejo puedes darles a los lectores que, tras leer tu obra, quieran ayudar en alguno de los puntos de la Agenda 2030?
Yo creo que es importante tener esperanza. No en vano, la nueva profe se llama así. Como docente, no podría entrar en el aula si pensara que el mundo donde van a vivir mis alumnos se va al traste, que nada tiene solución. Una de las cosas que aprendes al trabajar con chavales es que debes confiar en sus capacidades. Hay cosas que tú, a tu edad, ves complicadas, así que alguien debe recoger el testigo por mucho que te duela. Y es imposible pasar ese testigo a los jóvenes si no confías en ellos.
Pero también son necesarias dos cosas: formación y coordinación. Es ese el motivo por el que la obra no pretende concienciar machaconamente sobre la necesidad de cambiar el mundo… ¡eso llevamos repitiéndolo a los alumnos desde hace años! Lo que ellos demandan es conocer el porqué: ¿por qué hemos de trabajar en pos de los ODS, profe? ¿Me puedes explicar por qué estamos haciendo este mural tan chulo con la paloma de la paz además de para que te hagas una foto con ella y salgamos todos en las RRSS? Creo que las páginas de ¡Vaya siglo nos espera! intentan transitar por esta solución.
En Sala de Peligro creemos que tus cómics son educativos a todos los niveles, y muy divertidos, ¿cómo crees que deberíamos acercar ¡Vaya Siglo Nos Espera! a lectores adultos que no tengan jóvenes a su alrededor?
Yo creo que es una obra pensada para leerla en familia. Y no hay nada de malo en ello. Es ideal para que un chaval la lea con sus padres, para que estos se la planteen a él para reflexionar, para trabajarla en el aula… en fin. Es cierto que su destinatario final son los jóvenes, pero hay tal desconocimiento ante estos temas que pocos adultos saben, en general, qué es eso de la transición ecológica, la agenda 2030, etc., así que cualquier persona con intereses en el tema puede encontrar un buen punto de partida en estas páginas.
Teniendo en cuenta lo que se menciona al final de este cómic respecto al número de volúmenes que compondrán esta serie, ¿qué planes tienes para ella?
Ahora mismo estoy empezando el tercer volumen. ¡Vaya siglo nos espera! sirve de introducción, planteando los ODS como hoja de ruta. El segundo volumen está centrado en los cinco objetivos referidos al medio ambiente y al planeta tierra, el siguiente hablará sobre los 10 que tienen que ver con las personas, sus problemáticas, y el progreso. Finalmente, el último tomo tratará de explicar cómo conseguir la paz y la coordinación mundial en pos de un mundo mejor.
La primera parte de este cómic comenta el estado del mundo. Teniendo en cuenta la crisis que estamos sufriendo por culpa del coronavirus, ¿crees que el estado del mismo que muestras en tu obra se ha acrecentado en desigualdad? Y ¿ha afectado a tu trabajo en esta serie la pandemia? En cuanto a la línea argumental que pretendías seguir.
Como bien señala Marta Pedrajas en el prólogo, la situación se ha agravado en estos últimos tiempos a consecuencia de la Covid 19. Pero Marta, que es una de nuestras relatoras en la comisión de los ODS cuando se redactó su articulado en la ONU, se muestra esperanzada en el poder de la educación como catalizador. Y yo opino exactamente igual.
En el apartado de agradecimientos mencionas a la Red de Docentes en Educación para el Desarrollo (AECID-MECD) ¿Qué es esta red?
Es una red no formal formada por docentes y centros educativos que trabajan la Educación para el Desarrollo. A consecuencia de ello, muchos de ellos han ganado alguna edición del Premio Nacional en esta temática, en virtud del cual entras a formar parte de una serie de alianzas y de relaciones que tienen un articulado bastante potente a nivel nacional. Todo esto suena muy bien dicho así, pero de la misma forma que soy “El friki de los cómics” en el claustro de mi IES, también soy “el pesado idealista que quiere cambiar el mundo con los ODS” cuando entro en el aula. A los compañeros de la Red nos pasa más o menos igual.
Aunque en ¡Vaya Siglo Nos Espera! los alumnos no viajan en el tiempo como en tus otros cómics, sigues utilizando obras de arte para explicar muchos puntos de la problemática que pretende abordar la declaración del milenio. ¿Se está convirtiendo la unión de la Historia del Arte y el cómic en una de tus firmas?
No me lo había planteado, pero te hago spoiler: Creo que es así. Ahora mismo estoy enfrascado en un tercer proyecto que saldrá para inicios de 2022, con una temática diferente… y he vuelto a dibujar obras de arte como elemento narrativo en algunas partes de la historia. Los recursos del cómic infinitos, pero la historia de las grandes obras artísticas también.
En este cómic utilizas varias alegorías como personajes principales, ¿continuarán apareciendo como personajes recurrentes en los siguientes números?
Igual que sucede en los cómics de arte, es una especie de “sello de la casa”, pero de este soy más consciente porque hay algunos de estos personajes que me hacen especial “tilín”. De la misma forma que para mi fue un hito explicar los imperativos categóricos Kantianos para chavales de 10/12 años por medio de viñetas… disfruté un montón colándome con Miguel Ángel por la Capilla Sixtina. Y del mismo modo, me siento especialmente emocionado de haber colocado al bueno de Jack Kirby tomándose un piscolabis con Van Gogh, Tamara Lempicka, Picasso, Rembrandt y compañía en las últimas páginas de Renacimiento. Es mi forma de reivindicar el cómic como arte.
Algunas de las anécdotas que usas en ¡Vaya siglo nos espera! (comentarios de los alumnos, ejemplos…) son tremendamente actuales, ¿están basados en alumnos y conversaciones reales? Y ¿qué piensan tus alumnos, antiguos y actuales, de tu faceta de historietista?
Pues les encanta. No puedo decir lo contrario. Yo creo que para ellos es importante ver que se puede trabajar de otra manera y que su profesor se esfuerza por sacar adelante estos proyectos locos multitarea pensando en ellos. En este oficio la brecha generacional es terriblemente injusta: Tú cada vez eres más viejo y ellos siempre tienen 12 años. Pero, sin embargo, esta situación te permite estar en contacto con la “actualidad” y dotar de realismo a los chavales que aparecen el los cómics.
Y, por último, de entre todos tus lectores, ¿Quiénes somos más pesados, los adultos o los niños? Ya que tanto dentro como fuera del trabajo te toca lidiar con unos y otros.
Desde mi punto de vista, somos más pesados los adultos. Tú le entregas un cómic como ¡Vaya siglo nos espera! a un chaval de 12 años, se lo zampa en media hora y aprende con él, lo disfruta con la mente abierta y, si lo tratas con inteligencia, se deja llevar por el sentido de la maravilla. Por desgracia esa magia es más complicada de lograr con los lectores adultos, quienes disfrutan con mis historietas, se lo pasan bien con ellas, aprenden cosas… pero quieren que les expliques el “por qué”, que desgranes motivaciones, técnicas, influencias, significados ocultos… ¡qué se yo! Los chavales pillan el chiste, nosotros queremos que nos lo expliquen.
Muchas gracias por tu trabajo, y por contestar nuestras preguntas.