La guerra es la situación más extrema a la que cualquier persona puede verse involucrada. Y es particularmente trágica cuando tiene un carácter civil, cuando el enemigo no pasa a ser el extranjero si no que lo es tu vecino. Es un escenario complicado y difícilmente deseable. Pero no se puede ocultar que fue algo que sucedió y es algo con cuyas consecuencias todavía tenemos que lidiar, por mucho que algunos quieran negarlo.
David Muñoz publica un peculiar acercamiento al tema en el que se pone encima de la mesa un ejemplo de los muchos que acontecieron día tras día en ese contexto. La premisa parte de un francotirador ubicado en un edificio madrileño que mata republicanos. No se tarda en descubrir que quien está disparando no es otra persona que un chaval de 15 años. Esta narración está basada en hechos que sucedieron en la realidad.
El guionista usa esa premisa para analizar todos los conflictos morales que se darían en una situación como la planteada. Afortunadamente, su aproximación se aleja del maniqueísmo y sabe contextualizar perfectamente todas las posibles maneras de llegar a la resolución del entuerto. Con ello, logra que el lector entienda todas las motivaciones contrapuestas en una historia en cuyo corazón está la reflexión acerca del valor de la vida y la muerte en un momento histórico en el que podrías morir en cualquier instante.
Los personajes son profundamente humanos, con sus virtudes, defectos, ideas y contradicciones. Y enriquece mucho la lectura la contraposición de estos. A su vez, también pone en perspectiva la trascendencia que pueden llegar a tener los relatos y la manera en la que estos pueden salvar vidas o, incluso, dictaminar el destino de una guerra.
Obviando los interesantísimos temas, es muy interesante la manera en la que se desarrolla la historia con unos mínimos escenarios. Este guionista tiene una amplia experiencia en el audiovisual y, tal vez, los problemas presupuestarios a los que, probablemente, esté acostumbrado puedan haber influido en la toma de esa decisión. Sin embargo, se siente que esta historia no necesita más que todos los elementos que están presentes.
No es la primera aproximación de este autor a la Guerra Civil y esta obra denota cierta comodidad a la hora de entender esos tres años cruciales. Siempre loa ha enfocado desde perspectivas que han intentado alejarse de lugares comunes y mezclándolo con distintos géneros. A pesar de que hay una clara carga ideológica, la obra puede ser entendida como una ambientación.
Este es un trabajo de género. Con ello, el ritmo es muy ágil y sabe manejar perfectamente la dosificación de información con el fin de generar cierto suspense y sorprender al lector según sea necesario. En cualquier caso, es una lectura atrapante y bastante atmosférica.
Últimamente son muchos los cómics que han tenido como objetivo hacer algo de memoria histórica y esta novela gráfica a pesar de encuadrarse en esa línea, tiene un difícil encaje. Aquí se ha querido poner la lupa en un acontecimiento muy pequeño, en lugar de hacer una reflexión de mayor ambición. Además, se aprecia como una historia más dramatizada que algo de carácter más ensayístico o personal. Podría ser un thriller perfectamente, puesto que funciona siendo un puro entretenimiento.
Aun así, se aprecia claramente la experiencia de Muñoz y ha creado una obra con una estructura que funciona a las mil maravillas. Se juega muy bien con los escasos elementos que se tiene y es una lectura consistente y muy satisfactoria. No busca pontificar ni cambiar la vida de nadie y, precisamente, en esa aparente sencillez reside su gran fortaleza.
15 es una lectura con muchas capas que, viendo el devenir socio-político nacional, desprende una sensación de relato preventivo. Propone uno de los múltiples horrores por los que ha pasado este país para recordar que es algo a lo que nadie quiera volver. Y, precisamente por eso, sigue siendo necesario para poder sanar y, con suerte, poder pasar página de una vez por todas a la Guerra Civil.
El trazo de Andrés G. Leiva es bastante versátil y profundamente expresionista. A pesar de no buscar un estilo realista, su trabajo es el adecuado para contar esta cruda, sucia y violenta historia. Opta por introducir variaciones en determinadas escenas abstractas que enriquecen el conjunto y es un narrador experimentado. Sabe perfectamente las decisiones que toma para causar un impacto en el lector, con una planificación muy atinada. Además, su trabajo de documentación es minucioso y, gracias a ello, todo tiene mucho de verdad.
El tomo de Astiberri trae consigo una cuidada edición con algunos bocetos del ilustrador y las biografías de los autores a un precio más que asequible.
15 es una aproximación, cuanto menos, peculiar al conflicto bélico que, por desgracia, dejó una marca imborrable en el ADN de cualquier español. Una historia pequeña cuyas implicaciones trascienden lo local. Una obra frenética muy coherente y contada de forma precisa. Una potentísima obra alrededor de un evento al que todavía se le puede seguir sacando punta.
Título: 15 |
Guion: David Muñoz |
Dibujo: Andrés G. Leiva |
Edición Nacional y original: Astiberri |
Formato: Tomo cartoné de 128 páginas en blanco y negro |
Precio: 16 € |