De los días de la semana, el miércoles cuenta entre sus orígenes en distintas lenguas con uno de lo más asgardiano: la raíz del anglosajón Wednesday está en Wōđanaz, el nombre que los primeros pueblos germánicos dieron al dios nórdico Odin. Sin embargo, con su permiso (o sin él), a partir de esta semana nuestros miércoles van a ser el día del dios Loki, porque ya sabemos lo que le gusta a él desafiar al Padre de Todos… y porque este miércoles 9 de junio llega por fin a la parrilla marvelita de Disney+ la tercera serie de su universo Marvel Studios y el primer título dedicado a, las cosas por su nombre, un villano.
El tremendo arco evolutivo del personaje interpretado por Tom Hiddleston comenzó con un hermano de Thor e hijo de Odin tramposo y resentido, tras conocer su verdadero parentesco, y fue de villano arquetípico a sacrificado antihéroe con su muerte como punto y seguido. Una muerte que, estaba claro, no iba a detener a un dios, especialmente si este cuenta con el carisma y talento de Hiddleston, y la serie de Disney+ le cederá el protagonismo absoluto que tanto persiguió en vida. El personaje ya cuenta con su propio episodio especial de Marvel Legends, para poner al día a los más despistados y dar una falsa sensación de seguridad sobre qué esperar de Loki (lo inesperado, siempre). Y es que, a través de las tres entregas de Thor, El mundo oscuro y Ragnarok (2011, 2013 y 2017), la primera de Los Vengadores (2012), y las apoteósicas Infinity War (2018) y Endgame (2019), hacer memoria de todo lo que hemos visto del Dios de las mentiras en su trayectoria fílmica tiene en este caso mucho truco, como todo lo que Loki toca.
El contexto a tener en cuenta es más simple de lo que pueda parecer: Loki parte de los eventos vistos en la última cinta vengadora, Vengadores: Endgame (2019) durante los garbeos temporales de los héroes. Sigue, por tanto, al Loki que lograba hacerse con el Teseracto (es decir, la Gema del Espacio) y escapar en su posesión de la captura que ponía broche de oro a los primeros Vengadores (2012). No sin antes haber recibido una somanta de palos a manos del gigante esmeralda, el dios amordazado abría un portal a través del cual desaparecía, a más ver. Veremos ahora que su escapada espaciotemporal no ha pasado desapercibida para una misteriosa organización que trasciende el espacio y el tiempo, quienes se propondrán capturarle, o ficharle, para con su ayuda resolver los efectos secundarios que su robo y huida desataron en la línea temporal. Pero, claro, ya nos dijo el Profe Hulk que cambiar un evento pasado no cambia el futuro, así que todas estas aventuras no cancelarían su muerte en la línea principal, sólo darían a este Loki la oportunidad de conquistar cuanta realidad alcance de este Multiverso Marvel… a no ser que dicha organización de vigilantes de los tiempos tenga algo que decir al respecto. Este no es el Loki que lloró la muerte del Padre de Todos, aquel que se sacrificó ante Thanos para proteger los minúsculos vestigios de la civilización asgardiana. No, este Loki es aún un agente del caos sin lealtad a nadie más que sí mismo y, posiblemente, dolido en el orgullo tras su derrota aplastante en Nueva York… pero tan encantador como siempre y, al menos inicialmente, con un poder descomunal en sus manos.
Habiéndose saltado su propio arco de redención, la serie ofrece una oportunidad sin igual para explorar, en una temporada de seis episodios (que, según múltiples rumores, podría tener continuidad en una segunda temporada), la naturaleza del sibilino dios del engaño, su alineación a la hora de la verdad… lo que le hace potencialmente bueno, y deliciosamente malo. Lo harán, desde la silla de directora, Kate Herron, responsable de la primera temporada de la serie de Netflix Sex Education, y el guionista Michael Waldron como showrunner, con títulos tan sugerentes como Rick and Morty entre sus antecedentes… y Doctor Strange in the Multiverse of Madness en su presente. Su prometedora presencia a cargo de los guiones suma a las intrigas despertadas tras cada tráiler, entre variantes y realidades alternativas. Según compartía con Entertainment Weekly, su idea original tuvo desde el minuto cero un objetivo muy claro: “Mi presentación para la serie fue una especie de aventura divertida, a lo grande, a lo loco, en plan, ¿y si esta serie fuera la mejor del mundo?”, decía, añadiendo además una enigmática lista de inspiraciones que incluía Blade Runner, Mad Men… ¡y los Teletubbies!
Loki nos mostrará, o no, su verdadera naturaleza, explorará el libre albedrío, explotará su nueva posición como agente activo capaz de presenciar las oleadas de caos que desatará en infinitos lugares y momentos, simultáneamente, saltando de uno a otro conforme le sea conveniente. Las distintas realidades que nos serán presentadas esta vez no nacerán de la mente de Loki, como ocurría con Wanda, sino de sus actos y elecciones. Daría miedo… de no ser tan suculento. El ascenso de Loki como uno de los némesis más célebres y complejos del UCM propició algunas de las mejores etapas del personaje entre viñetas, sin que estas quedasen para nada ancladas a su versión fílmica. Con un poco de suerte, este será el momento en el que todas esas grandes historias inspiren su salto a la pequeña pantalla. Bueno, regulero, o malo a rabiar. Joven o viejo, hombre o mujer, victorioso o derrotado, muerto y renacido… esta es la lista de aquellos cómics clave para conocer a Loki y que, creemos desde Sala de Peligro, narraron algunas de las mejores historias del Dios de las mismas.
Los Orígenes
El Loki marvelita conserva mucho de esas leyendas nórdicas de las que nace, tanto su personaje como el resto de Asgard y asgardianos. El astuto, elocuente y traicionero Dios de las Mentiras ya quedó retratado en el Lokasenna (el poema mitológico dedicado a Los sarcasmos de Loki) como una deidad con cierto aire bufón, habilidades cambiaformas, una sexualidad flexible, y un malicioso amor por el caos. Todas estas características irían saliendo a la superficie a lo largo de las décadas pero, desde su debut en el Universo Marvel, la figura de Loki ha llenado las páginas con sus maquiavélicos movimientos.
El debut marvelita del dios se dio en la cabecera de Journey into Mystery #85, en 1962, firmado por Stan Lee y Jack Kirby (Marvel Gold. El Poderoso Thor 1, también incluido en el reciente tomo de Vota a Loki). “Trapped by Loki, the God of Mischief!” es el origen más perfecto imaginable para tan tramposo dios: Loki se encuentra atrapado por los dioses en un árbol, como castigo a su perfidia, la condición para su liberación puesta por Odin, dios rey de Asgard, pasa por lograr que alguien derrame una lágrima por él. Loki, que pasa de sentimentalismos, logra mover el árbol lo suficiente como para que una hoja se desprenda de sus ramas justo cuando Heimdall pasaba por ahí, cayéndole justo en el ojo y haciéndole lagrimear. Una vez libre, se dispone a hacer lo que ahora resulta un clásico Loki: aterrizar en Midgard, concretamente en Nueva York, para vengarse de su hermano Thor.
Ese mismo patrón provocó, un año más tarde, el advenimiento de Los Vengadores en The Avengers #01 (Marvel Gold. Los Vengadores 1), para cuya reunión el titánico dúo de autores vio en Loki el archienemigo perfecto en una historia de la que bebió, y mucho, la primera adaptación cinematográfica vengadora. El plan del dios del engaño tomaba entonces a Hulk como peón pero, lejos de convocar invasores del espacio exterior, creó para él un espejismo en el desierto que llevó al gigante esmeralda a destrozar las mismas vías de tren que trataba de salvar de una bomba inexistente… Fue en 1965 cuando Kirby y Lee desvelaron, en Journey into Mystery #112 (recopilado también en Marvel Gold. El Poderoso Thor 1), un detalle clave en el origen del dios y en su rabia contra el trono asgardiano. “Tales of Asgard: The Coming of Loki!” mostraba la cruenta batalla en la que Odin había vencido al ejército de Jotunheim, matado a su rey Laufey… y adoptado al hijo de este, Loki, como su propio hijo, “para bien o para mal”, Loki era anunciado por siempre jamás un inmortal de Asgard. Lejos ya de sus historias de origen cabe comentar que, aunque las tretas del dios de la mentira hayan tomado como objetivo habitual a Thor y sus compañeros vengadores, los mutantes también se han visto afectados, siendo el ejemplo más inolvidable Las Guerras Asgardianas de 1985, en las que Chris Claremont, Arthur Adams y Paul Smith crearon la inolvidable visión de una Tormenta más diosa del trueno que nunca, con su propio martillo legendario: Tempestuoso.
Cuando es malo, es el mejor
Décadas pasaron hasta que, en 2004, Loki recibió su primera miniserie propia: Loki, con guion de Robert Rodi y majestuoso arte de Esad Ribic. Y esta vez no partíamos de las ansias del embaucador dios por superar a Thor, sino con él victorioso, ocupando ya el trono del Reino Eterno como su monarca. Embriagado de poder y rabia, luchaba contra sus antaño aliados, ávidos ahora de su parte del pastel, y contra sus propias inseguridades tras enfrentarse a la visión de un infinito abanico de versiones de sí mismo y el resto del elenco y la variación de roles, alianzas y ascensos al trono… con Thor como dios triunfante y el propio Loki eterno derrotado. Las metas y motivaciones del dios, la naturaleza de sus relaciones y rivalidades, van descubriéndose ante el lector página a página a través de cuatro números que pintan un retrato del soberano tramposo ciertamente diferente a lo que nos hubiera dejado entrever de sí mismo hasta entonces, una visión ligeramente más empática y mucho menos caricaturesca. Esta mini pasó también a ser adaptada en 2011 al formato motion comic bajo el nombre Thor & Loki: Blood Brothers.
Quince años después, en 2019, Jason Aaron recuperaría a Ribic, junto a Ive Svorcina, para la conclusión de su épica saga en Rey Thor, una historia en la que su Thor futuro se veía las caras con el Loki más maligno imaginable, poseedor de una fuerza pareja al mismísimo Mjolnir como nuevo Carnicero de los Dioses: un Loki Necrodios. Quizás no veamos una adaptación literal de estos arcos en la serie de Disney+, pero sí vestigios de las interpretaciones más destructivas de Loki en esa visión como último hombre en pie en paisajes apocalípticos vista en los trailers… o en el personaje que acabe interpretando el actor Richard E. Grant, firme candidato entre la afición para dar vida al Loki Rey.
Retrocediendo de nuevo al año 2010, el guionista y dramaturgo Roberto Aguirre-Sacasa y el artista Sebastian Fiumara recuperaron esa pizca de empatía para la segunda miniserie propia del personaje, The Trials of Loki en su versión original, publicado en España como Loki: Dios de las mentiras. Se proponían en ella narrar de nuevo el origen de Loki volviendo a sus raíces mitológicas nórdicas, en cuyas leyendas no es un villano sin más. Esta era una historia trágica, un descenso a la oscuridad desde el punto de vista del propio Loki, que comenzaba con aquel rasgo de bufón que comentábamos al principio… hasta mancharse las manos de sangre y enfrentarse al rechazo de sus compatriotas asgardianos.
Si listamos lo mejor de este Loki malévolo hay que incluir, además de su versión rey, a esa reina divina que es Lady Loki, una de las posibles variantes que más suenan para la serie de Disney+ tras el casting (y alguna foto robada durante el rodaje) de Sophia Di Martino. Nunca embaucó con tanto gusto, nunca disfrutó tanto consigo mismo, que mientras tomó prestado el cuerpo de Lady Sif tras su resurrección de turno al inicio de la etapa al frente de Thor de J. Michael Straczynski y Olivier Coipel. Desde Vengadores Desunidos a su devenir en Asedio, Lady Loki tuvo un asiento de lujo desde el que sembrar el caos como parte del Cónclave de Norman Osborn durante el Reinado Oscuro. De hecho, entre las muchas (aunque breves) historias protagonizadas por ella (ojo, desde entonces ha vuelto a lucir como Loki femenina a voluntad), su parte en el especial descatalogadísimo de 2010 Reinado Oscuro: El Cónclave, “Cena con Muerte”, es… ¿delicioso?
Renacido, y rejuvenecido
Loki regresó de otra de sus muertes, la acontecida en Asedio frente a El Vacío, reencarnado en un niño hallado por Thor en las calles parisinas, sin recuerdo alguno de sus acciones de vidas pasadas, pero no por ello libre de culpa a ojos del resto de hastiados asgardianos. Este Loki niño tuvo que soportar esa carga mientras intentaba con todo su empeño, genuinamente, tornarse más héroe que villano, aun conservando su puntito caótico y rozando, en ocasiones, los límites del bien y el mal. Esta jovencísima versión de Loki protagonizó una de las mejores etapas marvelitas de la última década, la de Kieron Gillen y Doug Braithwaite al frente de Viaje al Misterio, que llegaba a los estantes estadounidenses a partir del verano de 2011, prácticamente a la par que Asgard iluminaba la gran pantalla con su brillo dorado en el film de Kenneth Branagh.
Mientras los espectadores descubrían al personaje a través de la interpretación elegante e hipnotizante de un Tom Hiddleston no tan conocido entonces, los lectores le redescubrían en las páginas de Journey into Mystery en una epopeya compleja y honesta, acompañando al niño Loki en su más difícil todavía a través de reinos e infiernos, liándola como sólo él sabe pero (aunque quede un indeleble poso de duda) siempre con la mejor de las intenciones. Es una historia de superación, pero no en el sentido típico en el que el héroe supera victorioso sus obstáculos mientras cabalga hacia su brillante porvenir. El pequeño Loki libra una cruel lucha con su propia naturaleza, con su destino escrito en piedra, por demostrar al mundo (y a sí mismo) que puede ser bueno. Que no tiene que ser malo. Su viaje caló hondo en los corazones de la afición marvelita, entre los que caía rendido el propio Tom Hiddleston, que se dirigió a Gillen en la sección de correo de fans del número final para cantar sus propias alabanzas a la obra.
Gillen, acompañado de Jamie McKelvie, tuvo la oportunidad de continuar la historia del niño Loki en sus Jóvenes Vengadores, según el autor, el mejor cómic que jamás había escrito. Su lealtad era tan dudosa como es habitual en él pero, como parte de la joven alineación, brindó al guionista la oportunidad de desarrollar aún más el tema de su conciencia y culpabilidad (con más planes de lo más problemáticos de los que responsabilizarle) y del enorme peso del legado (problema común con el resto de sus compañeros). Algunas de estas manipulaciones le permitieron, eso sí, madurar físicamente hasta tener el aspecto de un Loki aún joven, pero más adulto. Y, pese a los traspiés, sus acciones equilibraron la balanza y le encaminaron, afianzado, hacia su potencial redención.
Ese camino es el hilo conector con su siguiente etapa memorable, Loki: Agente de Asgard, de Al Ewing y Lee Garbett, con ese Loki jovenzuelo como protagonista que podría recordar a Hiddleston por su diseño atractivo… pero poco más. Hasta ahora, claro. Atentos: en sus páginas, el dios de las mentiras decide operar al servicio de Asgardia como una especie de “Señor Lobo” divino, resolviendo problemas bajo las órdenes de la Madre de Todos, con el tentador precio de poder establecer una tabula rasa bajo su nombre en los registros asgardianos, libre de sus pasadas fechorías. Su mayor enemigo será él mismo, esto es, el malévolo Rey Loki del futuro en sus intentos de tener al joven Loki atado en corto a base de recordatorios constantes de quién se supone que está llamado a ser.
Pero, esta vez sí, veremos a un Loki confiado y victorioso, reconvertido en Dios no de las Mentiras, sino de las Historias, su verdadero don. Con sus metas (ser mejor, reconocido, respetado, querido incluso) finalmente a su alcance gracias a su buen hacer, esta sí es una historia de superación con esperanza de final feliz. Si bien no sabemos aún si veremos una variante juvenil de Loki en su serie de Disney+, o si su pugna consigo mismo se verá reflejada en el desdoblamiento Loki – Ikol, la similitud entre su rol como agente secreto de Asgardia en los cómics y como nuevo recluta de la Agencia de Variación Temporal (TVA) en la serie, el posible efecto reparador que quizás tenga sobre él y la recompensa con la que podría haber accedido a colaborar con ellos… es bastante aparente. Michael Waldron comentaba, de hecho, en su entrevista con Entertainment Weekly: “Loki es un personaje que siempre ha tenido que lidiar con su propia identidad, y la TVA, por la naturaleza de su labor, está en una posición única para plantar un espejo ante él y hacer que se tenga que enfrentar, de verdad, a quién es y quién debería ser”. La inspiración parece clara.
Make America Mine Again
Cada historia posterior a su etapa como agente de Asgard evidenció un rasgo más de Loki: busque lo que busque, e incluso si lo encuentra, no tardará en aburrirse de la comodidad, hartarse de las posibles ataduras que surjan ante él, y correr a trompicones hacia su siguiente meta loca. Es así como surgió su candidatura a la presidencia en Vota a Loki, una miniserie cuya inspiración, en el propio cómic, fue su don para mentir a la cara, sin tapujos… y, en la vida real, su simultaneidad con la campaña electoral en 2016 del verdadero señor de la mentira, el engaño y las fake news, aquel señor anaranjado Que No Debe Ser Nombrado, ya sabéis…
Christopher Hastings a los guiones, y Langdon Foss y Paul McCaffrey a los lápices, idearon una sátira política en clave marvelita en cuatro números en los que Loki despliega sus encantos (siempre es una lástima desaprovechar los dones de uno), que podemos acomodar en su trayectoria basándonos por ejemplo en las apariciones de sus compañeras asgardianas, Thor y Angela, pero que no busca mantener una estricta continuidad. Más allá de su valor como curiosa cápsula del tiempo de la vorágine de aquella cargadísima atmósfera política, esta historia tiene un hueco en la lista por el publicitado momento (casi cosplay, de tan clavado) que Disney+ ha mostrado en varios de sus trailers. Es posible que en la serie acabe siendo, más que un arco completo, uno de los múltiples intentos de conquista de Loki… pero, como imagen, hay que reconocerle el gancho.
Como nota aparte, algo similar ocurre con otra de las aventuras de Loki que podrían dejar, como mínimo, algún guiño en futuras apariciones: su nombramiento como Hechicero Supremo en Doctor Extraño #26, de Donny Cates y Gabriel Hernandez Walta. ¡No olvidemos que la serie del Dios trolero y la secuela del buen Doctor comparten a Waldron como guionista!
Un mundo nunca es suficiente
Escarceos místicos o galácticos aparte, el rol de Loki como Dios de las Historias siguió dando juego, llegando incluso a calentar el gélido trono de Jotunheim como Rey de los Gigantes de Hielo tras su épico jaque mate a Laufey en La Guerra de los Reinos. Pero, claro, lo de sentarse en el trono sonaba mejor sin sus correspondientes obligaciones, y no tardaría en aburrirse y buscarse un nuevo objetivo. Así, Daniel Kibblesmith y Jan Bazaldua recuperaron, en la reciente tercera miniserie a su nombre de 2019, El dios que cayó a la Tierra, esa variante suya de cuentacuentos para corregir unos cuantos detallitos más de su biografía marvelita. Esta mini contiene, además de detalles muy meta y el regreso de Verity Willis al entorno de Loki, un elemento que recuerda en cierta medida a esta escena (vista y no vista) del primer trailer de la serie.
Sí, el lugar visto en pantalla podría ser cualquier cosa y este va a ser uno de esos tiros a ciegas (y no, no apuntamos a esa vidriera de fondo, ignorad su colorada figura central). Pero, ¿y si nos mostrasen, literalmente, La Casa de las Ideas? Kibblesmith y Bazaldua lanzaban al dios de las Historias al hogar de las mismas, una biblioteca multiversal a cargo de Entonces y Ahora, los hijos de la omnipotente entidad cósmica Eternidad. Esta meca del saber marvelita ofrecía una justificación bastante cómica a la omnipresencia editorial de ciertos héroes trepamuros o con garras de adamantium y, a la vez, ponía en manos de Loki su propia historia para cambiarla. La diminuta personilla interlocutora de Mobius en ese fugaz fotograma podría o (seguramente) no guardar relación con los dos guardianes de esa biblioteca pero, como posibilidad, sería gloriosa.
Vigilando el paso de los tiempos
Hemos mencionado variantes, espacios, tiempos, y hasta el organismo encargado de su vigilancia, cuyo papel será central en Loki: la Agencia de Variación Temporal, TVA en sus siglas originales. Esta organización, que rige con autoridad absoluta sobre las líneas temporales de todos los universos en su afán por mantenerlas lo más intactas posible, debutó en el Universo Marvel en 1986, en Thor #372 (Marvel Héroes. Thor de Walter Simonson 2). La historia «¡Sin justicia no hay paz!«, de Walt Simonson y Sal Buscema, involucra en cierta medida a parte del elenco asgardiano excepto, precisamente, Loki, quien brilla por su ausencia en esa frenética carrera por detener a Zaniac. Esta desconocida agencia, llena de un sinfín de empleados que existen para vigilar exhaustivamente cada realidad del multiverso, fue fundada en un futuro lejano para cubrir la necesidad de un sistema de prevención y resolución de cualquier interferencia temporal.
Esos detalles y más llegaron en las páginas de Fantastic Four #353 (Marvel Héroes. Los 4 Fantásticos de Walter Simonson), en la historia titulada “¡Tan poco tiempo, tanto que hacer! O… ¡Si pudiese guardar el tiempo en una botella!”. En ella, un debutante Mobius M. Mobius (interpretado por Owen Wilson en la serie de Disney+) retenía a la Primera Familia (y compañía) en su base, situada fuera del alcance del tiempo, por la presunta ilegalidad de sus viajes temporales, acusados de asalto a la continuidad. Tras una severa advertencia sobre las consecuencias devastadoras de sus viajes en su propia línea temporal, las mismas que llevaron a tantas otras líneas a su discontinuidad, el cuarteto descubría la singular burocracia del lugar y su línea de producción de funcionarios, creados conforme van surgiendo nuevas e infinitas ramas temporales…
Wunmi Mosaku y Sasha Lane interpretan a dos de esos agentes, pero no carecen de rostro, aunque si (por ahora) de nombre, más allá de sus códigos (B-15 y C-20, respectivamente). Entre el resto de caras visibles de la organización, además de la animada Miss Minutes (posible producto de la influencia teletubbiesca aunque, como mascota corporativa, recuerda más al Vault Boy de la saga de videojuegos Fallout…), conocemos también el papel que interpretará Gugu Mbatha-Raw (a quien quizás reconozcas de Doctor Who, Black Mirror, Jupiter Ascending, The Cloverfield Paradox…). Su nombre no es otro que el de Jueza Ravonna Renslayer… queridísima, en las viñetas, de Kang el Conquistador, quien será encarnado por Jonathan Majors en Ant‑Man and the Wasp: Quantumania.
El Dios de las Historias, de crucero por la nuestra
Hay quien ve en este último aspecto (en una referencia hilarante y que nadie podrá ignorar una vez la lea) una especie de versión marvelita de Forrest Gump, con Loki paseándose por momentos históricos y dejando sus huellas por doquier. Otro título que viene a la mente al pensar en incursiones por la Historia es el de Doctor Who. Pero, si este último caso suele tratar sus visitas temporales como eventos cuyos efectos ya se ven reflejados en la historia que conocemos, así como sucede con el uso del giratiempo en la saga del niño mago, las explicaciones tanto de Banner como de la Anciana en Endgame niegan esa vía y declaran cada línea temporal vulnerable a cada cambio que, a su vez, generaría nuevas líneas temporales. Cabe preguntarse, en cualquier caso, qué planteamiento habrán elegido en Loki para sus escarceos por nuestro pasado, dado que ahora juega con los juguetes de la TVA.
¿Los fuegos de Pompeya? Ahí estuvo, ya le ves. ¿D.B. Cooper, uno de los grandes misterios USA del pasado siglo? No sólo vemos a Loki caracterizado a la perfección como la enigmática figura, que en 1971 secuestró y saltó de un Boeing 727 con 200.000 dólares robados (un millón de los de ahora) sin dejar rastro, paracaídas, o cuerpo tras de sí… la frase que el dios pronuncia antes de tirarse y ser absorbido por el puente Bifröst, “Hermano, Heimdall, será mejor que estéis preparados”, juega a resolver el misterio medio siglo después. Así pues, como última lectura recomendada… podríamos contar la de las páginas de nuestra propia historia mientras, episodio a episodio, descubrimos a Loki metiendo más mano de la que podíamos haber previsto en hechos reales.
¿Cuántas, de todas estas lecturas, veremos reflejadas en nuestras pantallas? ¿Cuál será el nivel de destrozo multiversal que dejará a su paso el huracán Loki? Difícil de decir es… con este tío nunca se sabe, pero ¿y lo bien que nos lo pasamos?