Palabra de Editor es la columna de opinión de Pedro F. Medina (@Studio_Kat), Editor Jefe, responsable de licencias y redes sociales de Fandogamia (@Fandogamia) y periodista con una faceta nada oculta de showman en los eventos de cómic y manga.
Artículo 20 de la Constitución Española: 1. Se reconocen y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción (…) d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
Hoy vengo con un poco de hemeroteca bajo el brazo. Voy a ser certero, como un gancho de izquierdas.
Junio 1940: Vicent Miquel Carceller, editor de la revista anticlerical La Traca, es fusilado en Paterna junto al dibujante Carlos Gómez Carrera por las autoridades franquistas, acusado de rebelión. Sus páginas habían sido las primeras (y únicas) en caricaturizar a Franco.
Septiembre 1977: una bomba estalla en la redacción de la revista satírica El Papus, provocando la muerte del conserje y dejando tras de sí dieciséis heridos y una oficina totalmente arrasada. El atentado, revindicado por la Alianza Apostólica Anticomunista, iba destinado a asesinar a su director, Xavier de Echarri. Unos meses antes la revista había hecho chanza a costa del aniversario de la muerte de Franco.
Mayo 2016: Mayte Quílez, directora de la revista El Jueves, es agredida por un tipo encapuchado en la puerta de su casa cuando vuelve de hacer footing. La revista había publicado esa semana en portada LA ULTRADERECHA CRECE EN EUROPA. PLAGA DE NAZIS.
Julio 2021: la cuenta de Twitter de VOX publica la fotografía del director general de RBA, editorial que publica El Jueves, con un texto que sugiere a sus acólitos una acción directa contra él mediante estas palabras: “su revista difunde odio contra millones de españoles a diario. Es posible que muchos de ellos le empiecen a exigir responsabilidades cuando le vean salir de su despacho de la Diagonal de Barcelona”. Este señalamiento directo a un empresario, que ni siquiera es partícipe de las decisiones creativas individuales de los contenidos de la revista, es suscitado por unas ilustraciones satíricas que retratan a la plana política del partido como (sic) LA PANDILLA VOXURA.
Que me aspen si aquí no hay un maldito patrón.
Cuando ETA enviaba correos exigiendo el pago de dinero a empresarios vascos utilizaba un lenguaje más claro que no omitía la extorsión ni la violencia. “Usted pasará a ser objetivo de nuestro brazo armado” no esconde su intencionalidad. Pero ahora el fascismo se cubre tras una máscara cobarde de pretendido savoir-faire, lanzando a sus perros tras marcar diana a plena luz del día, en lo que medios internacionales como The Guardian denominan “una amenaza velada”. Pero no nos equivoquemos: quienes están detrás son terroristas. El ejercicio de la libertad de expresión les viene bien para soflamar, emponzoñar y sembrar discordia, pero cuando son otros quienes la ejercen no dudan en poner en la picota a quienes rechazamos su ideario cargado de veneno y violencia. Y todavía hay mayor escarnio cuando se hace contra uno de los síntomas más claros de que vivimos en una sociedad demócratica: el humor.
En respuesta a esta acción en redes, propia de mafiosos o miembros de las SS, en el momento que suscribo estas líneas más de 2000 agentes de la cadena de valor del cómic en España han firmado un manifiesto contra el fascismo, entre quienes me suscribo. En un momento en que el Ministerio del Interior señala que los delitos de odio han crecido un 45% en los últimos seis años no nos podemos permitir ni un paso atrás. Ayer leía muchos comentarios similares a “qué ganas de irme de este país”. Pero eso es precisamente el anhelo del totalitarismo, que desaparezcan los opositores para que los que queden no tengan más remedio que someterse. Por decisión propia, por coerción o por medios más drásticos. Que a pesar de sus diferencias el colectivo del tebeo en España se una de esta forma contra quienes creen amenazar a la chita callando solo quiere decir una cosa: se acabaron las tonterías.
No queremos las cabelleras de los nazis sobre la mesa, pero si creen que no vamos a identificarlos como lo que son lo llevan claro. El cuarto poder no se somete. Las viñetas prevalecen.