El Marido de mi Hermano, de Gengoroh Tagame

Título: El marido de mi hermano
Guión, dibujo y color: Gengoroh Tagame
Edición Nacional: Panini Comics
Edición Original: Futabasha
Formato: Tomo con sobrecubiertas 
Precio: 15,95 €

El marido de mi hermano de Gengoroh Tagame es una de esas obras que siguen siendo necesarias por mucho tiempo que pase. Ya que muestra de forma muy clara la homofobia que hay en muchas actitudes que podrían no parecerlo.

Este manga presenta la historia de Yaichi Origuchi, un hombre japonés de mediana edad que vive en un barrio de Tokio con su hija Kana. Un día, y de forma inesperada, aparece en la puerta de su casa un canadiense enorme que se presenta como el marido de Ryoji, el recientemente difunto hermano gemelo del protagonista. A partir de ese momento Mike Flanagan se hospedará en la casa de los Origuchi demostrando a Yaichi, y al lector, que conceptos como la familia, la homofobia, y la identidad son mucho más complicados y a la vez sencillos de lo que podría pensarse. Mientras Kana se adapta de forma natural y rápida a la nueva situación familiar, Yaichi deberá luchar con sus prejuicios y enfrentarse a situaciones que en muchas ocasiones él mismo ha creado.

Creo que es importante apuntar aquí que, aunque en Japón la homosexualidad no es delito, y obviamente no está penada, socialmente no está bien vista. Históricamente el país ha tenido épocas donde las relaciones entre hombres de cierta clase social, y en menor medida también entre mujeres del mismo estatus, han sido completamente aceptadas. Sin embargo, con el tiempo, la sociedad japonesa ha tendido hacia una vertiente conservadora que se ha mantenido hasta la actualidad. Como ya se ha comentado, la homosexualidad no está considerada delito, sin embargo, queda relegada a la privacidad del hogar. Si algo caracteriza a los japoneses es la búsqueda de la homogeneidad como grupo social. La heteronormatividad reinante hace que los homosexuales se vean excluidos de lo que se considera moralmente correcto. Aunque no perseguidos, sí se encuentran en una situación de desigualdad legal y social.

El marido de mi hermano pone de forma concisa, y muy clara, estas diferencias creadas por adultos y transmitidas a los niños por el grupo mayoritario. El propio título pone al lector como protagonista de la historia. El pronombre posesivo “mi” hace que el lector quede representado con todos sus prejuicios en el personaje de Yaichi. Kana es el personaje que desde la completa inocencia, y desconocimiento de las normas sociales establecidas, funciona a modo de conciencia de quien lee el manga. Al mismo tiempo que Mike representa todos aquellos problemas a los que se enfrenta un homosexual en Japón.

Kana, y sus amigos, contemplan a Mike como una rareza muy interesante en sus vidas. Mientras que los adultos únicamente ven, por lo menos al inicio, posibles problemas. Por ejemplo, Yaichi se descubre a sí mismo pensando mal de Mike porque éste le enseña su pecho a Kana cuando ella le pregunta por su bello corporal (que asoma por su camisa). Yaichi desconfía, e incluso llega a considerar a Mike como un posible depredador sexual, única y exclusivamente por sus prejuicios. Cuando hasta hace poco él ha estado bañándose con su hija, e incluso se pasea por casa después del baño únicamente cubierto con una toalla. Ejemplos de este estilo irán apareciendo en las relaciones de Mike con los miembros de la familia, así como con una serie de secundarios formados por la madre de Kana, sus amigos del colegio, vecinos… exponiendo de esta forma que los pequeños detalles en la concepción de ideas llegan a conformar grandes desigualdades sociales.

La serie original estaba formada por cuatro volúmenes que Panini Comics ha recopilado en dos volúmenes dobles. Es una historia muy corta que, sin embargo, tiene un gran desarrollo de personajes y sus respectivas historias. Donde más incide la obra, como ya se ha apuntado anteriormente, es en la homofobia. Pero además se tratan temas como la educación, con los compañeros de clase de Kana, y su relación con las respectivas madres. La identidad sexual, representada en diferentes formas con personajes como Kazuya Ogawa, un adolescente (que “sale del armario” ante Mike), o Katoh, un antiguo compañero de clase de Ryoji que pese a tener aceptada su homosexualidad decide dejarse doblegar socialmente y ocultar su verdadero ser. La idea de familia no convencional representada en este caso por los Origuchi, divorciados, pero manteniendo su amistad por el bien de Kana. La relación con los extranjeros, y el consiguiente racismo y xenofobia, representados por las actitudes de los personajes con los que se va encontrando Mike. Conformando finalmente una nueva idea de todos esos conceptos: familia, identidad sexual, amistad, sociedad… haciendo una crítica certera a cierta parte del Japón actual.

Ésta no es la primera publicación en castellano de Gengoroh Tagame. Y es que La Cúpula ya había publicado hace años La casa de los herejes, un manga que encarna el género por el que mayoritariamente se reconoce a este autor: sadomasoquismo gay, donde se presentan hombres hipersexualizados e hipermasculinos (desde tremendamente musculados a osos, pasando por todas las variantes de bello corporal). Por lo que la publicación de una obra como El marido de mi hermano sorprendió en todos los aspectos.

En este manga, la línea de dibujo de Tagame es muy similar a sus otras obras. Los hombres son extremadamente grandes en comparación a las mujeres, y mucho más en este caso cuando se comparan con los niños. Tiene sentido el diseño de Mike Flanagan que se presenta como un “oso”, por lo que sus dimensiones respecto al resto de personajes son lógicas. Sin embargo, el diseño de los gemelos (en especial de Yaichi) queda algo extraño al estar representando a un japonés convencional. En conjunto el dibujo es muy limpio, y los fondos están detallados salvo cuando lo realmente importante es la reflexión que en ese momento está haciendo el protagonista. Hay sólo dos ocasiones en las que se verán los pensamientos de Mike, normalmente el lector verá reflejados los pensamientos de Yaichi. Cada tomo está compuesto por unas 360 páginas en blanco y negro, con las portadas de cada capítulo a color. El sentido de lectura es oriental y su tono general es costumbrista en la forma de enfocar la historia. Los capítulos no son excesivamente largos, y cada uno de ellos se enfoca en los distintos problemas que Tagame quiere criticar de la sociedad en la que vive, por lo que crea un slice of life curioso, ya que en todo momento juega con que Mike está de visita y tiene un tiempo limitado para contarlo todo.

Esta obra es inmensamente sensible en la forma en la que se presentan problemas, y posibles soluciones, ya no tanto a nivel social como a nivel personal. Pero ésa es la intención de Tagame, ya que llegando a quien lee la obra llega al fin y a la postre, a partes de la sociedad que deben cambiar o que pueden ayudar a que esto ocurra. El marido de mi hermano es tremendamente educativo a todos los niveles, por lo que no es sólo un manga con un dibujo y una historia bonitos. Sino también una herramienta para la lucha contra los prejuicios y la homofobia.