Muchos y muchas pensarían que la resaca del éxito transmedia de Buñuel en el laberinto de las tortugas tendría a Fermín Solís inquieto, pensando en su siguiente obra para el público adulto. Y resulta que el extremeño llevaba diez años dándole vueltas a un proyecto rompedor consigo mismo: Medea, un iceberg. Un personaje, un espacio, tres colores, diez años. Medea a la deriva (Reservoir Books) es uno de los cómics más sorprendentes de 2021 y hemos tenido la suerte de poder comentar la jugada con su creador, un autor atípico en su sinceridad y falta de coartada.
Diez años para un proyecto parece muchísimo, sobre todo para gente que no entiende cómo se pueden hacer proyectos a la vez… ¿Ha sido este tu caso?
Sí, yo también me sorprendía mucho cuando leía entrevistas y cuando veía a un autor que tardaba tanto en acabar una obra. Yo pensaba que eso era imposible para mí, porque hago las cosas muy rápido, y mira. En mi caso, además de que me estaba encargando de otros trabajos, no veía la forma de enfrentarme a este libro, era difícil mantener la tensión y la trama con un solo personaje, porque ese era mi reto. Eso hizo que lo fuese dejando, y cuando estaba motivado lo retomaba, con el convencimiento de acabarlo algún día. El empujón definitivo me lo dio el editor de Reservoir Books cuando publicó Buñuel en el laberinto de las tortugas y le dije que tenía este proyecto en el cajón. Le echó un vistazo y le encantó.
¿Cómo se hace para mantener durante diez años una coherencia, sobre todo en el aspecto gráfico? Además, en este caso, es una evolución del estilo al que nos tienes acostumbrados
Este es otro de los grandes retos de hacer este cómic. Como bien dices, yo no dibujo igual que hace diez años, ha cambiado mi estilo de dibujo. Hace diez años tenía mis influencias muy claras, y ese lastre lo he ido soltando por el camino. Cuando empecé a dibujar esto lo hice con papel, tinta china y pincel, y a mediados del camino me pasé a la Wacom y ahora lo he terminado con un iPad. He tenido que mantener esa coherencia gráfica y es, quizás, lo que más me ha costado, porque a la hora de escribir no hay tanto problema, porque más o menos, la estructura estaba en mi cabeza.
¿Qué expectativas tenías después de «Buñuel en el laberinto de las tortugas»?
No he tenido ningún tipo de presión porque fuese el cómic que continuaba a Buñuel, como bien dices, llevaba mucho tiempo haciendo cómic infantil y otras cosas. Sí que tenía presión por ese cambio de estilo. se aleja mucho de la obra costumbrista que suelo hacer, y me preguntaba… ¿esto le va a interesar a alguien? Tenía mucho miedo con este cómic que el lector pensase que se me había ido la pinza, que había hecho una cosa gafapasta super intelectual. Dejo muchas preguntas sin respuestas y mucho abierto a la interpretación del lector, pero las primeras críticas y la recepción inicial ha sido tan buena que se me fue quitando.
¿Por qué Medea? ,cuando te surge el interés por el personaje. ¿Y cómo se llega del personaje a un territorio totalmente diferente a tu terreno?
No sé muy bien por qué lo elijo. Es un personaje que me apasiona desde pequeño a través de Jasón y los Argonautas de Ray Harrihausen. Me he ido reencontrando con ella en diferentes adaptaciones, una de Lars von Trier para televisión. Cuando me enteré de la noticia de que se había desprendido un bloque de hielo con unos científicos, me llamó mucho la atención y pensé por qué no unirlo con Medea. un poco como con Buñuel, que lo convertí en mi personaje, quise hacer lo mismo con Medea.
Esta Medea llega en un momento en el que el cómic español muestra un interés muy grande por los clásicos, Max con su Rey Carbón, Marcos Prior con Tito Andrónico y La Cólera de Javier Olivares y Santiago García. Tu proyecto empezó antes, pero si hay una sensación de que este inicio de década está marcando un interés por los clásicos. ¿Crees en el tópico de que se recurre a los clásicos en momentos difíciles ?
Para mí ha sido algo más circunstancial, pero si es cierto que coinciden al mismo tiempo obras maravillosas de interés clásico. La Ilíada y La Odisea tienen toda la literatura ahí, así que tiene sentido. Me interesan los clásicos como lector, pero no tanto como inspiración creativa.
¿“Medea a la deriva” va a ser una obra de teatro?
Eso es seguro. Este libro tenía que haber salido el año pasado y yo cerraba un capítulo de cosas que estaban pendientes, con este libro y la belleza de las jirafas, mi antología de historias cortas. le pase el cómic en pdf al dramaturgo Isidro Simón y se enamoró del texto, me dijo que le encantaría hacer una versión teatral sencilla pero innovadora, tenemos fechas de estreno para noviembre en Cantabria.
¿Cuál era tu mayor miedo con Medea?
No me daba miedo que fuese diferente, es bueno hacer cosas diferentes. El miedo era más por arriesgarme a hacer algo con un solo personaje y que eso fuese realmente necesario para la historia o era solo un empeño mío. Evité meter flashbacks, un fantasma, ni nada. No quería nada de eso. Me daba miedo que eso resultase pedante o aburrido, que no pasase nada y que yo estuviera empeñado en hacer algo tan concreto.
¿Qué ha sido lo más fácil y lo más difícil de este “Medea”?
Lo más fácil ha sido elegir los colores, porque eran solo tres. Venía de hacer mil libros de agencia, encargos con un montón de colores y quería simplificar. Lo más difícil, buscar un final a todo lo que había estado plantado y atreverme a meter cosas para que el lector las interpretase.
¿Cómo se presenta el futuro inmediato para Fermín Solís?
Quería empezar el 2021 haciendo cosas nuevas. Estamos trabajando en una serie de animación para TV a partir de Operación Frankenstein. Yo en todos estos proyectos me mantengo al margen, me centro en dibujar y dejo que haga la gente que sabe. Tengo contrato de tres libros con Reservoir Books y estoy preparando el tercer libro, que quiero que sea costumbrista, que vuelva a mis orígenes. Llevo escribiendo una novela desde hace unos años, la novela saldrá a final de año y estoy preparando otra. La parte de escritura me está dando muchas alegrías. Me cuesta menos, me siento muchísimo más libre y lo disfruto mucho más, aunque la novela gráfica nunca la voy a dejar, es lo que siempre he hecho y lo que siempre voy a seguir haciendo