El autor
Atención, pregunta: ¿Quién creó la versión de 1989 de Sandman? Incluso si no aclaramos el año todo el mundo, hasta los que no son muy aficionados al cómic pero tienen cierta cultura popular, te dirán que Neil Gaiman. Pero no es verdad. Si te fijas en cualquier edición de esta serie siempre hay un cartel que te dice que ha sido creada por Neil Gaiman, Sam Kieth y Mark Dringenberg. Sam Kieth solo tenía 25 años cuando fue elegido por Karen Berger para dar forma visual a Sandman. Su bagaje como artista se limitaba casi por completo a ejercer de entintador de Matt Wagner entre otros, pero algo tuvo que ver Berger, quizás ese estilo fluido, muchas veces esquemático, con tendencia a la caricatura y muchas rayas anárquicas que dominaba la proto Vertigo de aquella época.
Kieth abandonó la serie, en la que nunca se había sentido a gusto, tras cinco números, aduciendo que se sentía “como Jimmy Hendrix en The Beatles” y que para él fue como “estar en los quince primeros minutos de Ciudadano Kane”. En seguida se unió a William Messner-Loebs para realizar una particularísima versión en dos volúmenes de la filosofía griega, Epicuro el sabio, una obra divertidísima que no podemos sino recomendar. Nadie podía esperar que su siguiente obra importante, ya en 1991, fuese Aliens: Guerra en la Tierra con guiones de Mark Verheiden para Dark Horse. Pero Kieth no estaba satisfecho, tenía ideas propias para contar y necesitaba un sitio, y ese sitio era Image Comics.
El personaje
Una primera versión de The Maxx apareció en el nº 5 del comic book antológico de Comico Comics Primer, en 1983, pero no fue hasta 10 años después que Image le dio la oportunidad a Kieth de realizar una serie de 35 números que salieron de forma bastante irregular entre marzo de 1993 y agosto de 1998. La idea gustó lo bastante como para que MTV le dedicara una serie de animación de 13 capítulos de unos 10 minutos cada uno. Y para muestra, este botón:
No resulta fácil explicar The Maxx. El protagonista es un vagabundo al que Julie, una asistente social, atropella sin querer y deja abandonado, no sin antes crear un vínculo especial entre ambos. Julie a su vez es una víctima de violación y abusos infantiles a manos del villano de la serie, Mr Gone, que además tiene poderes telepáticos. Para huir de su trauma Julie inventa un reino del subconsciente, llamado The Outback (por las llanuras del interior de Australia) en el que ella es la Reina de la Jungla, y en el que existen versiones de Mr Gone y del propio The Maxx, convertido en el protector de la Reina. Establecido este juego entre dos realidades la serie añade a Sara, la hija de Mr. Gone a la que Julie trata en su labor como asistente social.
En The Maxx no se sabe qué es más peligroso, si el mundo real o el ficticio, y muchas veces ambos se confunden, aunque parte de la culpa la tiene un Sam Kieth que parece guionizar sin ningún tipo de escaleta ni previsión, casi a golpe de impulso aunque al principio le ayudara Messner-Loebs y, en un número, el mismísimo Alan Moore. En el plano artístico alterna también ilustraciones preciosistas con dibujos esquemáticos, sobre todo en las escenas de acción. A mediados de la serie la historia pega un salto de 10 años y pasa el protagonismo a Sara, que tiene su propio Outback y su propio Maxx, aunque el resto del elenco va apareciendo poco a poco. La serie acaba con los personajes entrando en una nueva realidad en la que los personajes se redimen, un poco porque sí y casi porque había que terminar.
Lo que hay que reconocerle a Sam Kieth es su modernidad a la hora de retratar los personajes femeninos, en lo gráfico huyendo del estereotipo anatómicamente perfecto (sus chicas siempre tienen barriguita) y en lo literario dándoles profundidad psicológica, adelantándose 10 años a lo que luego haría Terry Moore en Extraños en el Paraíso.
Tras The Maxx, Sam Kieth publicó para Wildstorm Zero Girl, de marcado carácter surrealista (sí, aún más que The Maxx) y Four Girls, una historia en la que cuatro mujeres viajan en coche y son asaltadas por dos violadores, contada al estilo de Rashomon, es decir, en distintas versiones en ocasiones contradictorias. Se podría decir que es una historia feminista pero que pone en duda la sororidad.
La mayor parte de su obra en este siglo se ha concentrado en varias novelas gráficas en Oni Press y en historias de Batman y Lobo para DC. Hasta llegar al Batman/The Maxx que nos ocupa.
La obra
Aunque Batman/The Maxx: Arkham Dreams aparece como una coproducción de IDW y DC, está realmente publicada por la editorial independiente. En sus cinco números Kieth, con ayuda del guionista John Layman, cuenta cómo The Maxx es internado en el Asilo Arkham donde un psiquiatra, el Dr. Disparu se encuentra haciendo experimentos con los residentes habituales. Los experimentos que realiza con The Maxx le arrastra junto a Batman a The Outback, o al menos a una versión del The Outback de Julie.
La historia vuelve a alternarse entre las dos realidades sin mucho sentido ni lógica, probablemente de forma premeditada, y tanto héroes como villanos entran y salen tanto de The Outback como del propio Asilo como Pedro por su casa. El papel de Batman es básicamente sorprenderse mucho y hacerse preguntas para que The Maxx las responda, y dar un paseíto por su propio Outback donde, por supuesto, hay imágenes de su madre y del dichoso collar de perlas.
En el aspecto artístico hay que decir que Kieth no ha notado el paso de los años. Su estilo sigue siendo el mismo, tanto figurativo como narrativo, lo cual es muy meritorio. Sin duda no defraudará a los fans del artista.
El primer número y el segundo número salieron en EEUU en octubre de 2018 y vendieron respectivamente 34700 y 24000 ejemplares. Valga como dato que el siguiente cómic de IDW en número de ventas fue Star Wars Tales of Vader Castle con 16300. El 3 salió en diciembre de 2019 y hubo que esperar a octubre y noviembre de 2020 para completar la miniserie, lo que hizo que las ventas se resintieran hasta los 17000 ejemplares. En julio de 2020 la editorial publicó The Lost Year Compendium con los tres primeros números para rentabilizar la espera e incentivar a nuevos compradores.
En resumen, la vuelta de The Maxx trae consigo los mismos tics positivos y negativos de su andadura inicial, como si para Kieth no hubiese pasado el tiempo ni hubiese habido evolución, sensación que se intensifica cuando parece que la intención era volver al status quo de la primera parte de la serie original. Queda pues como una aventura intrascendente para quien no siguiera al personaje en su momento, una llamada de atención sobre el mismo por la presencia de Batman y un aparente intento de comprobar si hay espacio para nuevas aventuras de The Maxx. Que parece que no.