Pocas cosas son más exultantes en la mente de un adolescente como cuando descubre aquellas obras más reivindicativas, violentas y cafres. Forma parte del crecimiento de la persona. Y pocos autores han escrito mayores animaladas que Garth Ennis. Y, evidentemente, The Boys es una obra en la que claramente buscaba pasarlo bien y desquitarse de sus etapas en el cómic superheroico.
Con una clara inspiración en Marshal Law y unas ganas de retomar algunas de las cosas que ya planteó en The Pro, esa legendaria serie parecía destinada a volar la cabeza del lector incauto. Fue algo que no estaba hasta en el momento en el mercado estadounidense, pero que hacía falta. Y sí, es cierto que es una obra gore que iba buscando un escándalo cada vez mayor. Pero también se escondía una historia de camaradería, de amores que nacían y que se perdían y una sátira que pocos se atreverían a poner encima de la mesa.
No es arriesgado decir que es un cómic que marcó a fuego a toda una generación. Del mismo modo que lo está haciendo la serie producida por Amazon Prime Video. Pero son pocos aquellos que se han dado cuenta de qué iba a la cosa realmente. Y ahora, habiendo pasado más de diez años desde que finalizó la etapa original, esta vuelve para explicitar y subrayar aquello que quedó en el subtexto.
The Boys: Querida Becky está claramente dirigida a los seguidores de la serie original o de su adaptación televisiva. Eso se aprecia en que Ennis da por hecho que el lector conoce a los personajes e, incluso, que ha madurado al igual que ellos. Se podría leer de forma independiente, pero no se captaría del todo la sustancia de esta miniserie.
El reflejo del paso del tiempo es algo importante, así como lo es la aceptación de los errores que se cometieron en el pasado y la posibilidad de redimirse. O, por lo menos, de asumir las cosas, por duras que sean. Este cómic expone algo muy doloroso. Pero no lo hace desde una perspectiva trágica, si no con ganas de mirar al futuro de una forma optimista. Sin ser naïf ni edulcorar nada, se deja un poso de que, después de tanto tristeza, hace falta un respiro. No es un final feliz (spoiler: jamás existieron) si no un pequeño momento de felicidad. Y eso basta. Especialmente en el contexto pandémico en el que el mundo se ha visto envuelto.
La primera escena parece mostrar un Garth Ennis reflexivo respecto a su encaje en el sensibilizado sentir actual. Cabe recordar que él, en muchas ocasiones, ha sido bastante ácido y maniqueo con respecto a qué colectivos y mucho de su contenido es cuestionado y revisado hoy en día. Sabe perfectamente reconocer que las reglas han cambiado, pero él parece indicar que él seguirá manteniendo su perspectiva de las cosas. Y, por discutible que pueda ser, es algo perfectamente coherente e, incluso, atrevido.
Ennis es uno de los autores de cómic que tienen un mayor humanismo. El cinismo es una manera de expresar una sensibilidad por encima de la media. No en vano, cabe destacar cómo impactan aquellas escenas destinadas a calar hondo, por encima de sus intentos de epatar. Hay mucho de disfrute por su humor negro pero, si el lector opta por quedarse, precisamente, es porque el escritor le ha causado una conmoción en sus emociones. Y The Boys: Querida Becky parece ser la quintaesencia de ello.
De algún modo, se percibe como una obra crepuscular. Pero también sirve tanto como epílogo a la serie original como una nueva dosis de las desventuras de los personajes. Contada a dos tiempos, se consigue conjugar un equilibrio notable. De algún modo, los dos arcos que aquí se cuentan se retroalimentan y logra que se le den nuevas capas de lecturas a Billy Carnicero, a la vez que completa el arco de Hughie. El guion, tal y como cabría esperar, está impecablemente ejecutado.
Muchos retornos resultan ser insulsos y no pasan de pretender ser un fan service. Este no es el caso. Por mucho que se note que nace gracias al éxito de la serie televisiva y que es un proyecto tardío, sí que queda patente esa búsqueda tanto de enriquecer la experiencia, así como de tener una entidad propia. Es una versión madura de todo lo que cabe esperar en un cómic de The Boys.
La posibilidad de que exista este cómic es un regalo. Lo importante no es si es necesario o no lo es, si no la ejecución realizada por un Ennis con ganas de redondear una de las obras por las que será recordado. Una despedida reflexiva que hace una pregunta peligrosa para los lectores: ¿Has madurado lo suficiente? ¡Pues pasa página de una $&OA vez y aprende a vivir!
El dibujo de Russ Braun no busca copiar el trazo de Darick Robertson (el artista de la serie original y de las portadas de esta miniserie), pero sí que se nota que es un conocedor formal de este. Ha pretendido mantener una clara continuidad, pero con su propio estilo. Y se aprecia en todo momento un esmero y un cariño a la hora de que los personajes se muestren particularmente expresivos. Es una historia que lo requería. No se puede decir que sea un dibujo que brille de un modo espectacular, pero sí que se ajusta más que se sobras al contenido que esta narrativa exige.
Lo mismo se puede decir de los colores de Tony Aviña. Es absolutamente continuista respecto a la serie original y los colores responden a un tratamiento estético clavado a lo que se podría esperar. No sorprende, pero también es un trabajo competente que entiende a los dibujos y los potencia.
El tomo de Norma Editorial, aparte de las portadas y unas breves y divertidas biografías de los autores, incluye una emocional introducción escrita por Eric Kripke, el showrunner de la serie televisiva que adapta este material.
The Boys: Querida Becky es como volver a ver a un amigo del que no sabías nada hace mucho tiempo y terminar descubriendo facetas suyas que desconocías. La demostración definitiva que The Boys es una historia que más allá de toda la sangre, la bilis y las vísceras, en el centro hay mucha fuerza sentimental. Pero, sí, para llegar a eso, mejor coger un paraguas para evitar llegar sangrado. Garth Ennis siempre dará lo que promete. Hemos sido bendecidos.
Título:The Boys: Querida Becky |
Guion: Garth Ennis |
Dibujo: Russ Braun |
Color: Tony Aviña |
Edición Nacional: Norma Editorial |
Edición original: Dynamite |
Formato: Tomo cartoné de 200 páginas a color |
Precio: 22 € |