Alison Bechdel y su incesante carrera de fondo por desentrañar “El secreto de la fuerza sobrehumana”

Pese a los múltiples y más que obvios beneficios que desde pequeñitos nos enseñan a ver en el ejercicio y las actividades físicas, lo cierto es que en los últimos tiempos han pesado más los estereotipos negativos que rodean el culto al cuerpo que su relación con nuestra salud y bienestar. Esta es sólo la una de las ideas que rompe Alison Bechdel en su última memoria gráfica El secreto de la fuerza sobrehumana, en la que retrata su obsesión, en ocasiones hasta enfermiza, por mil y una corrientes atléticas libre de cualquier interés por encajar en rígidos y sexualizados cánones de belleza, sino como un viaje personal muchísimo más profundo en búsqueda de fuerza, mejora, autocompasión y, eventualmente, algo que aplaque su angustia ante la mortalidad que nos acecha a todos.

Reservoir Books completa así su catálogo con el lanzamiento más reciente de la autora, habiendo publicado ya el resto de sus títulos desde la recopilación de sus más de dos décadas de tiras de prensa en Lo indispensable de Unas lesbianas de cuidado –que, reunidas, conforman lo que la propia Bechdel describe como “una mezcla de columna de opinión y novela victoriana serializada”–, hasta sus dos anteriores obras autobiográficas: Fun home: una familia tragicómica (2006), centrada en la vida interna de su padre, entonces desconocida para ella y cercana a sus propias inquietudes y soledades, y ¿Eres mi madre?: Un drama cómico (2012), la carta de amor a la mujer que fue su madre, a sus pasiones y a sus tribulaciones. Tras recibir la nominación al Premio Eisner al mejor autor/artista y llevarse el galardón como mejor trabajo basado en hechos reales en 2007 con Fun home –además de verla adaptada como musical en Broadway, con cinco premios Tony y la promesa de una adaptación cinematográfica protagonizada por Jake Gyllenhaal– cabría pensar que Bechdel había volcado en su obra cuanto tenía dentro. La autora vuelve, sin embargo, con una nueva memoria en la que cubre su medio siglo de vida al ritmo de cardio, katas, yoga y pedaleos.

Este tercer acercamiento a su vida sigue un hilo de pensamientos que, aunque parte del ejercicio físico como aparente tema central y recurrente en su vida desde su más tierna infancia, cuando ya era niña muy, muy energética… no tarda en converger, como los ríos que observa ensimismada, con reflexiones existenciales acerca de vida, muerte, y todo lo que queda entre medias. Bechdel nos lleva en una maratón por su vida avanzando década a década, saltando de una disciplina a la siguiente, y desgranando lo que estas representaron en cada momento, y lo que trató de paliar con ellas. Aprendiendo a esquiar con su padre, siendo una runner pionera en su pueblo, apuntándose a kárate femenino como defensa y desafío contra el patriarcado, o pedaleando en solitario o en selectas compañías, Bechdel no oculta que intentaba dejar atrás sus inseguridades, siempre consciente de sí misma y cohibida por ello. Intentaba captar un ruido blanco en el que no pensar en nada, no cuestionarse nada y, por tanto, trascender cualquier tara o pesar. “Sentir mente y cuerpo ser uno”, libre de ego, uno con la naturaleza que habita y en la que se descubría verdaderamente minúscula en el universo.

La autora aprovecha sus camaleónicas rutinas de ejercicio para observar al mundo que la rodea e intenta moldearla, como a través de los estereotipos que reinaban en los 60s y 70s (y más adelante) en los programas deportivos para niños y para niñas, en las diferentes prácticas y vestimentas consideradas apropiadas para cada género, o en qué partes del cuerpo puede una mujer cultivar… y cuales conviene rebajar a su mínima expresión. Pero, incluso en mayor medida, Bechdel se observa a sí misma. Su salud mental, el efecto que la pérdida de los padres tiene sobre una, lo sepa ella o no, su despertar sexual, su vida como mujer lesbiana en tiempos nada favorables, su celibato y sus obsesiones varias, todo ello corre en paralelo a sus desafíos atléticos. En su mejora de sí misma halla un placer adictivo, a menudo comparado por ella misma con una experiencia casi erótica. Y sus dolores y suplicios, también, llega a percibirlos como cosquilleos, latidos y vibraciones, convirtiendo “la incomodidad en un objeto de interés”, en el mejor de los casos, cuando no directamente ignorándolos. Casi imperceptiblemente, la senda del fitness y el yoga se transmuta en una búsqueda espiritual que, aunque al inicio aplacaba por inercia en la iglesia, no tarda en conducirla a lecturas y sabidurías budistas.

No sólo acude a sabidurías espirituales para dar sentido a su vida, sino que la enlaza con las biografías de cuantas personalidades tocasen su evolución y caminasen su misma senda. Así, como ya ha hecho en obras pasadas, Bechdel tira de su conocimiento e investigaciones de figuras de la literatura como el poeta romántico Samuel Taylor Coleridge y los hermanos William y Dorothy Wordsworth, la trágica vida de la brillante Margaret Fuller y su relación con Ralph Waldo Emerson, o Jack Kerouac, abanderado de la Generación Beat de los 50s, y ve en ellos a seres humanos con inquietudes y metas similares a las suyas, comparando sus vidas con la de ella, con la enorme brecha temporal que les separa para hacerla aún más consciente de su privilegio, a pesar de todo. Y un recurso tan intelectual que podría asustar a algún lector menos versado que ella, en sus manos resulta del todo normal y hasta establece una cercanía. Recuerda a una cita que la propia autora menciona de Margaret Fuller, sobre cómo se ha de comenzar con el universo y descender hasta sus partes, para así conseguir comprenderlo.

Bechdel ilustra su constante carrera por volver a alcanzar determinados momentos, efímeros y casi inexplicables para ella, en los que logró experimentar una especie de comunión entre cuerpo y mente, por encima de la vulnerabilidad y mortalidad que plagan sus momentos débiles, sorteando todo tipo de obstáculos que, a menudo, venían de sí misma. Un alcoholismo intermitente en cierto modo heredado, o aprendido, de su padre, una adicción total a su trabajo que le generaría trastornos de salud y una serie de relaciones sentimentales que difícilmente podrían estar blindadas a todo ello, la pérdida paulatina de seres queridos, ya sean familiares, amigos o mascotas… Bechdel abre sus vivencias personales como un abanico ante nosotros pero, quizás jugando con nuestra atención o, simplemente, queriendo proteger algunas de sus cicatrices más tiernas, alterna el detalle exhaustivo en anécdotas con menciones ligeras a otras vivencias que recupera más adelante con revelaciones súbitas y demoledoras.

El equilibrio que mantiene Bechdel entre la dureza de algunos de los temas que trata, y el humor y la genuinidad con las que nos lleva de la mano por su vida, es tan sobrehumano como su fuerza. Su pesimismo ante el destrozo ecológico que acaba con nuestro mundo, sus males de amores, su adicción al trabajo y a las sustancias que la permitían (apenas) mantener el ritmo, su dificultad a la hora de aceptar el efecto del tiempo sobre su cuerpo… todos ellos son temas muy centrales a la obra y en los que es posible que nos veamos reflejados ocasionalmente, pero ni ralentizan el ritmo de la caminata, ni pesan sobre nuestros hombros. En parte porque, como afirma en entrevistas, su tono es en esta ocasión más ligero que en sus dos anteriores obras, y su interpretación de sí misma más cartoon, menos literal. Pero también porque sentir, en un momento u otro, vértigo ante lo infinito del universo que habitamos como hormigas, ni eso, como motas de polvo, o ansiar una inmortalidad imposible, y cuestionar nuestra existencia y nuestros méritos, o aspirar a formar parte de algo mayor que uno mismo, en sintonía no sólo nuestros propios cuerpo y mente, sino la humanidad, hecha una… son todos dilemas y sueños que quizás se escapan de nuestras manos, pero que nos unen como humanos.

En Fun home: una familia tragicómica y ¿Eres mi madre?: Un drama cómico, Bechdel trabajó en blanco y negro permitiéndose bañar sus ilustraciones, muy ligeramente, con un solo color. El secreto de la fuerza sobrehumana nos da la bienvenida en sus primeras páginas presentándonos “la amplísima colaboración en el coloreado de Holly Rae Taylor”, su mujer, y en una extensa entrevista con el medio neoyorkino Vulture la autora describió en detalle el proceso con una observación de lo más interesante: “Desarrollé una técnica que, pensaba, sería fácil de pasar a otra persona. Yo haría bocetos con lápices de color para indicar qué colores quería y dónde, y Holly lo llevaría a cabo. Pero resultó que no era tan sencillo, y tuve que confiar en su propio instinto estilístico mucho más de lo que creía. Viví el tema central del libro: no soy una artista autosuficiente. Literalmente necesitaba su ayuda”.

Su arte, tan nítido y certero como siempre, cobra vida con un espíritu muy diferente una vez pasa por manos de Holly Rae Taylor. Sus paisajes, cielos y montañas resultan evocadores,suaves e idílicos, pero si un elemento debe resultar agresivo, energético o artificial, los colores se vuelven chillones para reflejarlo. Su trabajo juntas contrasta con las páginas dobles que dan inicio y cierre a cada capítulo, como un sándwich, en las que Bechdel da rienda suelta a su tinta inspirada, según explica, por las aguadas del arte sumi-e japonés. “Usé esa técnica delimitando cada capítulo, pero también para marcar algunos puntos en los que sentía que ocurría algo transformador, para salirme de ese estilo de dibujo habitual mío con delineados muy afilados, y darle así una sensación más difusa a la presencia de ese mundo”.

¿Cuál es, pues, su secreto? ¿Lo hay, siquiera? Bechdel plasma en estampas (a veces, literalmente) momentos en los que se encontró a sí misma, en soledad o en comunidad, en la naturaleza o en su casa, por fugaces que fueran, por destrozada que estuviera ella. No hay un camino definido para llegar a esa meta y comprender que no hay yo, ni , ni lo otro, sino un todo en uno. Bechdel nos muestra un camino, el suyo, hallado con muchas dificultades en lo que es su pasión, de la cual nació este proyecto. “Vi esta parcela de mi vida llena de dicha y libre de conflictos, en la que hago lo que hago por divertirme, y pensé ‘¿por qué no tomas esta parte de ti tan maravillosa y la conviertes en un proyecto cerebral que te la arruine?’ Y así hice”, dice ella. Y ojalá sea un chascarrillo más de esos suyos y siga disfrutándolo más que nunca, porque lo que ha logrado es transmitir no sólo ese gozo, sino las fuerzas y debilidades que lo impulsan y que todos reconoceremos.

 

Título: El secreto de la fuerza sobrehumana

Guión y dibujo: Alison Bechdel (color de Holly Rae Taylor)

Edición Nacional: Reservoir Books

Edición Original: Houghton Mifflin Harcourt Publishing

Formato: Cartoné, 256 páginas

Precio: 21,90€