Aunque normalmente los artículos de Sala de Peligro intentamos presentarlos de forma informativa, y no de opinión, debido a la temática de éste debo decir que muy probablemente se cuelen opiniones propias en él. Por lo que aviso en este momento que, pese a apoyar mi artículo todas las personas que colaboran en la web, las opiniones vertidas son exclusivamente mías.
Empecemos con los básicos. Aunque hasta no hace mucho el 8 de marzo se denominaba el “día internacional de la mujer trabajadora”, con el tiempo nos hemos dado cuenta que esta denominación dejaba fuera de la reivindicación a muchísimas mujeres. Ya que se excluía, como poco, a todas aquellas mujeres que realizaran trabajo no remunerado (como, por ejemplo, el trabajo de cuidados familiar). Por lo que, desde hace un tiempo, este día es conocido como día internacional de la mujer. Reivindicando los derechos de todas y cada una de las mujeres, de todos y cada uno de los lugares del mundo. Y la necesidad de seguir solucionando problemas sociales, legales y de diferenciación entre hombres y mujeres. Y cuando digo mujeres me refiero a TODAS las mujeres: cis, trans e incluso a aquellas personas de género no binario, o fluido, que son discriminadas de igual forma. A este respecto, aunque el colectivo LGTBIQ+ tiene sus propias reivindicaciones, el día de la mujer engloba a gran parte del colectivo. Por lo que, en ocasiones, hay gente que no entiende realmente la diferencia. Por hacerlo simple: a muchas personas se les trata diferente no sólo por una cosa (ser mujer) sino que acumula discriminaciones en contra de su persona (por raza, identidad sexual, clase social…) haciendo necesarios ambos días. Ojalá no necesitásemos estos días. Y lo dice una heterosexual, blanca de clase media. A quien podrían criticarle que no necesita manifestarse, sin embargo, debe quedar claro que todas somos una. Y que quienes podemos, debemos hacerlo por quienes no pueden. La empatía no debería circunscribirse de ninguna forma. Debemos tenerla con todo el mundo.
Me gustaría también puntualizar que, en cada aldea, ciudad, país… existen diferencias. Al igual que ocurre entre cada persona. Y que, por lo tanto, la necesidad de una igualdad social y legal será diferente en cada territorio. Y es que hay zonas que necesitan de un cambio mayor que otros. Es complicado con tantas diferencias, llegar a la totalidad de las necesidades. Decir por ello, que en este artículo quedan fuera de la lista infinidad de obras que podrían perfectamente estar. Por falta de conocimiento, o de acceso a ellas, por lo que os animo a compartir con nosotros en redes todas aquellas que conozcáis y creáis que son interesantes respecto a este tema.
El día internacional de la mujer no sólo reclama por aquellas mujeres que estamos vivas, sino que celebra todo lo que debemos a quienes nos precedieron para evitar a las mujeres del futuro lo sufrido hasta el momento. Y para ello es primordial la educación. A este respecto, es necesario conocer la historia del movimiento feminista. Movimiento al que se deben muchísimos derechos, y tantísimos cambios sociales.
Todos recordamos a las madres y esposas que se manifestaban por el derecho al voto en la película Mary Poppins, esas sufragistas que en Reino Unido consiguieron que las mujeres pudieran decidir sobre sus gobernantes. El cómic Sally Heathcote. Sufragista de Mary M. Talbot, Kate Charlesworth y Bryan Talbot (La Cúpula, 2019) muestra esa época mediante un personaje ficticio. Aunque Sally no existiera realmente, todo lo que a ésta le ocurre en la obra y, sobretodo, lo que ocurre a su alrededor son hechos reales que sucedieron durante el inicio del siglo XX. Las sufragistas fueron un grupo de mujeres muy valientes que consiguieron cambiar el mundo tal y como se conocía, mediante sus protestas no sólo demostraron la fortaleza del grupo sino cómo la resiliencia puede ayudarnos a nivel laboral, social y educativo. En esta misma línea, y en una obra anterior, Mary M. Talbot y Bryan Talbot hicieron también un ejercicio histórico sobre la Revolución Francesa. En La virgen roja (La Cúpula, 2016) recuperan la figura de la educadora, poetisa y oradora Louise Michel quien a finales del siglo XIX persiguió en sus reclamaciones una educación igualitaria y laica, un matrimonio libre donde el hombre no tuviera derecho de propiedad sobre la mujer y un trato de cuidado para los oprimidos, los rebeldes y los desvalidos.
La educación es una de las mejores herramientas a nuestro alcance para conseguir una sociedad mucho más empática. Uno de los problemas más llamativos a los que se enfrentan las alumnas es que, en las clases de historia, hasta hace unos años era imposible encontrar figuras en las que sentirse representadas. Todas las obras que se veían, todos los eventos históricos, todo el análisis histórico obviaba a las mujeres. No porque no hubieran hecho nada en su momento, sino porque durante mucho tiempo se ha silenciado a las mujeres que no funcionaban como objeto de admiración sino como personas. Uno de los ejemplos más claros es la Historia del Arte, disciplina donde la mujer se ha considerado siempre una musa, pero no una creadora. Por suerte, cada vez conocemos más obras que giran en torno a verdaderas creadoras. Es el caso de la obra I Know What I Am: The Life and Times of Artemisia Gentileschi de Gina Siciliano (Fantagraphics, 2019) novela gráfica que cuenta la vida, y en especial obra, de una impresionante artista de la que hemos visto infinidad de cuadros pero que nunca ha sido estudiada ni celebrada como sus coetáneos varones del barroco. Esta obra todavía no ha sido traducida al castellano. Por lo que desde aquí pido a las editoriales que la tengan en cuenta por su importancia en cuanto al tema y la calidad del producto final.
Una serie que está funcionando muy bien en el campo educativo, en la misma línea que la anterior novela gráfica, es Valerosas: Mujeres que solo hacen lo que ellas quieren de Pénélope Bagieu (Dibbuks) serie que se inició en 2017, y que por el momento llevan publicados dos volúmenes. En ellos encontramos las historias de mujeres reales que sobresalieron en distintos los campos. Pero que además cuenta con una amplia representación racial y social.
Durante el día de hoy, veremos en las noticias infinidad de proclamas. Los medios de comunicación son un poderoso altavoz, y respecto a estos existe una novela gráfica llamada Emilia de Lina Flórez G. y Pablo Pérez “Altais” (Cohete Cómics, 2019) se trata de un cómic biográfico que recoge apartados de la investigación sobre la figura y obra de Emilia Pardo Umaña (1907-1961) y los momentos claves que marcaron el desarrollo creativo y profesional de la que es considerada una de las pioneras del periodismo colombiano.
Como ya se ha comentado más arriba, en todos los países existen reivindicaciones a tener en cuenta. Aunque Japón es un país obviamente avanzado tecnológicamente, su sociedad todavía tiene mucho por lo que manifestarse. Y es que es tremendamente machista. A este respecto, Obscenidad de Rokudenashiko (Astiberri, 2018) fue una obra que sorprendió por su temática, y es que la autora denuncia en ella su arresto en 2014 por haber lanzado una campaña de crowfunding con la que pretendía imprimir una imagen en 3D de su vulva, y utilizarla de kayak. Según las autoridades infringía una ley que no permite representar los genitales. Algo que no sería tan ofensivo de no ser porque existe, sin embargo, una celebración anual del pene, el Festival del Falo de Acero de Kawasaki, que venera el órgano sexual masculino y lo expone ese día de manera omnipresente a través de ilustraciones, decoraciones, dulces o esculturas. La artista se enfrentaba a una pena de dos años de arresto, y una cuantiosa multa económica. En lugar de agachar la cabeza, la artista se reveló creando su cómic Obscenidad donde contaba todo este proceso, reivindicaba el derecho a expresarse como creyera conveniente y exponía de forma clara la doble moral japonesa. En distintas entrevistas posteriores comentó: Soy probablemente la primera mujer a la que arrestan en Japón por haber usado su propio sexo como forma de expresión y por ello creó esta obra para derribar la visión masculina del sexo femenino del cual sólo se habla a través del prisma de la obscenidad.
Japón tiene además unas leyes tan estrictas respecto a algunos temas que, para que nos hagamos una idea, allí el género te otorga o quita según qué derechos. Además, las personas trans se enfrentan a dificultades legales que sólo les hacen sufrir una mayor discriminación. La novia era un chico de Chii (Fandogamia, 2019) es el manga ideal si queréis adentraros en este tema. Y es que la autora cuenta su propia experiencia. No sólo cuenta su historia de amor con su actual marido, sino que muestra toda su vida, y en especial su entendimiento de lo que se considera identidad de género. Con unas explicaciones sencillas, y muy efectivas, sobre temas que pueden parecer complicados. Así como con un dibujo muy simpático. Una de esas obras que deberían estar en todos los colegios.
Interesante también la identidad de género en un cómic como Llamadme Nathan de Catherine Castro y Quentin Zuttion (Astiberri, 2019). Aunque pueda parecer que esta obra no cuadra en un día en el que se reivindica el papel de la mujer a todos los niveles, hay que tener en cuenta que a Nathan se le considera mujer cuando nace debido a unas características físicas. Y ése es otro problema que es necesario solventar. La identidad de género, por desgracia, condiciona nuestras vidas. Tanto si somos “catalogados” como hombre, o mujer al nacer, como si después nos identificamos con un género que no concuerda con el que hemos recibido por parte de los médicos al nacer. Como ya se ha comentado antes, existen infinidad de casos en los que una persona puede resultar discriminada, y en ocasiones éstas se acumulan. Por ello, es interesante ver obras donde la identidad de género es el motor principal de la trama. Primero, para entender que el género de estas personas no viene dado por sus atributos físicos. Y que, en ningún caso, deberían ser discriminados por ello.
Retomando el caso Español, hay dos obras que son excesivamente representativas de lo mucho que nos queda todavía por reivindicar: Estamos todas bien de Ana Penyas (Salamandra Graphic, 2017) y Juntas en esto de Blanca Vázquez (Astiberri, 2020). El papel de las abuelas en nuestra sociedad, especialmente de aquellas que se encontraron durante la guerra civil en los peores lugares, sigue siendo una reivindicación muy necesaria. Penyas recupera la memoria de sus dos abuelas y muestra de forma clara cómo la sociedad ha olvidado demasiado rápido todo lo que tuvieron que sufrir durante la guerra, para terminar solas sin nadie que las cuide, cuando ellas cuidaron a toda una familia en el peor momento. Son esos cuidados de los que se hablaban al principio, esas mujeres que antes quedaban fuera de la reivindicación, pero que ya no. Por otro lado, Blanca Vázquez muestra dos historias en una, en una breve pero intensa historia sobre el deseo de ser dueñas de nuestro propio cuerpo. Este cómic casi silencioso cuenta la historia de dos mujeres que, separadas por casi cincuenta años, se enfrentan a una misma situación: un embarazo no deseado. Además de incluir al final del mismo un resumen de las leyes españolas sobre el aborto. Un tema que, por desgracia, todavía tenemos que estar defendiendo a día de hoy.
En cuanto defensa actual de los derechos de la mujer, existe un cómic muy interesante llamado Diario de una Femen de Dufranne y Séverine Lefebre (Norma, 2015). Las femen son un grupo de mujeres que se hicieron famosas en las noticias por protestar enseñando el pecho. Algo que a día de hoy deberíamos tener superado (la sexualización del pecho femenino en contraposición a lo que se ignora el masculino) pero que no lo hemos hecho. Por lo que este grupo de mujeres activistas utilizan como arma reivindicativa. Algo por lo que han sido muy criticadas. Este cómic es una buena forma de entender cómo funciona el movimiento femen.
Una obra que no puedo dejar de mencionar es Persépolis de Marjane Satrapi (Reservoir Gráfica, 2020), perfecta representación del mundo árabe y la distinción entre hombres y mujeres. No sólo en esa sociedad, sino también en la que termina viviendo tras su viaje la autora. Y es que las distinciones no sólo las encuentra por ser mujer, sino también por venir de donde viene.
Se ha comentado en varios puntos de este artículo la importancia de la educación y la empatía para solventar todos estos problemas. Precisamente, la primera batalla que debe ganar la sociedad es la de conseguir erradicar el machismo. Y es que mediante éste sólo se consiguen sociedades débiles, e individuos desiguales. En Machistadas: Situaciones reales, micromachismos y vergüenza ajena de Rocío Vidal (Plan B, 2019) la autora expone, como el propio título indica, situaciones y actitudes que están tan interiorizadas en la gente que parecemos no darnos cuenta de ellos. Y es necesario eliminar esos micromachismos, que incluso las mujeres usamos en ocasiones, a la par que los sufrimos. Por otro lado, Idiotizadas. Un cuento de empoderhadas de Moderna de Pueblo (Zenith, 2017) apodo bajo el que se encuentra la artista Raquel Córcoles, presenta el sistema bajo el que nos hemos criado muchas de nosotras. En relación con los cuentos de hadas tradicionales. Manteniendo un sistema completamente desigual entre niños y niñas, y reforzándolo sin que nos demos cuenta. Teniendo en cuenta esto, también encontramos el cómic Lola Vendetta. Más vale Lola que mal acompañada de Raquel Riba Rossy (Lumen, 2017) que de forma satírica muestra lo que hay que hacer con según qué actitudes, y personas.
El mayor problema al que se enfrenta la sociedad, derivado de una incompleta educación, es la violencia machista. Es un tema muy complejo, de difícil solución, pero que debemos enfrentarnos a él sin parar. Una novela gráfica que recoge uno de estos testimonios es Quiéreme bien. Una historia de maltrato (Astiberri, 2018) de Rosalind B. Penfold, autora que sufrió maltrato físico y psicológico por parte de su pareja y que aquí muestra el terror diario en que viven las víctimas en la intimidad de sus casas. Lejos de ser una obra a evitar, por lo incómodo para el lector, de su temática, es imprescindible conocerla. Ya que en ella se exponen de forma clara las señales de advertencia de una relación tóxica y abusiva. Mostrando tanto a la víctima, y su psicología, como al agresor.
Me gustaría finalizar con una recomendación en una nota algo más positiva, como es el caso de El fruto prohibido de Liv Strömquist (Reservoir Books, 2018) por ser una obra de empoderamiento sexual por parte de la mujer. Así como Sex-¡oh!: Mi revolución sexual (Random Cómics, 2019) de Lyona. Entre tantísimas, pero tantísimas, otras obras que me gustaría recomendar.
Recordad: el día internacional de la mujer es un día reivindicativo. Pero no es el único. Es importante ser conscientes todos los días de lo que hoy se exige en la calle. Haced vuestra revolución personal, hacedla en el día a día. No dejéis que nadie os pise, ni tampoco que pisen a nadie a vuestro alrededor. Empatía y conocimiento. Y esto segundo se puede conseguir leyendo. Leed, que vuestra arma sea ese conocimiento. Y si sois mujeres, feliz día hermanas.