Hoy hace exactamente un año que Marvel Studios estrenaba la primera película en solitario de la Capitana Marvel. Anunciada por primera vez por Kevin Feige en octubre de 2014 con una fecha de estreno prevista para Julio de 2018, el acuerdo Sony-Marvel Studios para compartir el personaje de Spiderman hizo que el debut de Carol Danvers en la gran pantalla se retrasara hasta el 2019, acercando su salida a pocas semanas de Avengers: Endgame y del final de la Fase Tres del estudio. De hecho, el retraso de medio año hizo que, seguro que no por casualidad, el largometraje se estrenase nada más y nada menos que el Día Internacional de la Mujer, algo que a buen seguro ayudó a la maquinaria de marketing de Marvel. Dirigida por Anna Boden y Ryan Fleck (los responsables de Mississippi Grind o Sugar) y basándose en un guión de Nicole Perlman (co-autora del guión de Guardianes de la Galaxia), el blockbuster contaba con un reparto encabezado por Brie Larson en la piel de Carol Danvers, Ben Medelsohn como el skrull Talos, Lashana Lynch como Maria Rambeau (la madre de quien fuera la primera Capitana Marvel femenina de la Casa de las Ideas), Jude Law en un papel misterioso que no desvelaremos aquí y el regreso de Samuel L. Jackson como Nick Furia, Clark Gregg como Phil Couson o Lee Pace y Djimon Honsou en los respectivos papeles kree de Ronan El Acusador y Korath. Ambientada en los años noventa esta cinta adaptaba de forma muy ligera la Guerra Kree-Skrull de Thomas/Adams/Buscema, modificando sensiblemente el origen de la Capitana Marvel para evitar cualquier comparación con Green Lantern.
En Sala de Peligro hemos querido aprovechar este primer aniversario para realizar una retrospectiva del personaje creado por Roy Thomas y Gene Colan, reconvertido posteriormente en la primera Ms. Marvel de la editorial. Aunque son varios los muchos personajes que han asumido el título de Capitana Marvel desde que lo abandonara Mar-Vell allá por 1982 en la famosísima novela gráfica de Jim Starlin, será otra la ocasión en la que encontremos espacio para hablar de ellos, aunque todos llevemos en nuestro corazón un trozo de Monica Rambeau (la segunda Captain Marvel, ya que en inglés el término no distingue entre géneros), del Genis de Ron Marz y Ron Lim al que tanto brilló dio Peter David tras Siempre Vengadores, de Phyla-Vell (la “hermana” del anterior, creada por el mismo PAD) o del Noh-Varr que se sacaron de la manga/universo alternativo Grant Morrison y J.G. Jones. Por no hablar del de la Distinguida Competencia… Pero ahora es la ocasión de la vengadora. Con un origen que nunca estuvo pensado para ser ni siquiera un personaje de tercera fila, acabó convirtiéndose en un personaje Marvel que al menos rozaba el status de personaje secundario al que le pasaban las mayores desgracias posibles y que ahora, gracias a su adaptación cinematográfica, adquiere el nivel de gran icono de la editorial y el honor de ser el primer personaje femenino de Marvel Comics que llega a la gran pantalla en solitario. Así pues, desde Roy Thomas a Kelly Sue DeConnick pasando por Chris Claremont, Kurt Busiek, David Michelinie, Brian Reed o Margaret Stohl montamos en nuestro particular Delorean tuneado para viajar a marzo de 1968 y conocer el nacimiento de Carol Danvers. Pero antes, una pequeña aclaración:
Aclaración: Suele ser controvertido el empleo de la terminación en “a” en el sustantivo Capitana a la hora de referirse al rango militar. Si bien su uso en otros ámbitos (de un equipo de futbol, embarcaciones, etc.) ambas terminaciones están aceptadas plenamente, a la hora de designar el rango militar inmediatamente inferior al comandante suele recomendarse el término neutro, aunque no está prohibido emplear “Capitana”, que será como haremos en este artículo por comodidad y tradición.
Primeras apariciones
Con dibujo de Gene Colan, Carol Danvers debutó en Marvel Super-Heroes #13 (marzo de 1968), una colección antología de la Casa de las Ideas de los últimos años de Stan Lee como Editor-Jefe que recopilaba historias ya editadas junto con material nuevo. Tras los once primeros números (originalmente la serie se titulaba Fantasy Masterpieces), la serie cambió de título y apareció por primera vez el Capitán Marvel. El debut de Mar-Vell, Yon Rogg y Una, de la raza alienígena kree (presentada por Stan y Jack un año antes en Fantastic Four) continuaría en el número #13 USA para dar el salto un mes después a la serie propia del Capitán Marvel, donde Carol ejercería el rol de damisela en apuros ocasional y punta del triángulo amoroso de rigor. La relación entre Mar-Vell, Carol y la falsa identidad terrícola adoptada por el kree (Walter Lawson, quien como se descubriría poco después, tampoco es que fuera trigo limpio…) acabaría dando juego. El tándem Thomas/Colan presentó a Carol como la jefa de seguridad de la base militar Cabo Kennedy, desautorizada casi continuamente por su superior el Comandante Bridges con aires machistas y uno no menor conveniencia argumental. Con la llegada en el cuarto número de Arnold Drake y Don Heck la dinámica continuó igual, con Danvers cayendo en medio del conflicto número tras número, primer beso incluido. Sin embargo, las ventas de la colección eran muy, muy bajas y la serie acabó pasando por las manos de Gary Friderich o Archie Goodwin (en varios números Carol ni aparecía) hasta que un resignado Roy Thomas tuvo que regresar para intentar reflotar la cabecera.
Acompañado de Gil Kane, Thomas (típico en él) tiró de nostalgia y homenajeó al Capitán Marvel de Fawcett Comics, que había dejado de publicarse en 1953 a raíz de la demanda de DC Comics por plagio de Superman. Con Rick Jones en el papel de Billy Batson, este nuevo Capitán Marvel de doble identidad estrenaba el traje rojo y azul clásico y portaba las negabandas para intercambiar su cuerpo con el del ex-Bucky del momento, yendo el otro cuerpo a parar a la Zona Negativa. Aunque Carol ni siquiera sale en este número histórico (Captain Marvel #17, octubre 1969) sí lo haría en el siguiente, no menos legendario. El enésimo enfrentamiento entre Mar-Vell y Yon-Rogg acabaría con Carol expuesta a la explosión del Psycho-Magnetrón. Y este, señores, es el origen de los poderes de la Capitana Marvel. Con la única particularidad que eso es algo que ni Roy Thomas, ni Stan Lee ni nadie tenían pensado en aquel momento, sino un recurso elegido para explicar sus poderes nada más y nada menos que… ¡¡ocho años después!! ¡Para que luego digan de la retrocontinuidad de Bendis! Sus posteriores apariciones se cuentan con los dedos de una mano. Tras su reasignación a otro complejo militar, tuvo la mala suerte de tener que presenciar un nuevo ataque a su base. En esta ocasión, la llegada de Nitro y su enfrentamiento con el Capitán Marvel, siendo esta la batalla en la que Mar-Vell quedó expuesto al gas que acabaría con su vida. Tras este ataque, Carol acabó renunciando a su puesto en la NASA como jefa de seguridad.
Ms. Marvel
A finales de los setenta / inicios de los ochenta, una Marvel Comics mucho más profesionalizada y engrasada empezó a prestar atención a aspectos como las licencias y los copyrights. Para evitar perder la (posible) marca ante la competencia, impulsaron la creación de tres contrapartidas femeninas de los iconos de la casa, en pleno Movimiento Feminista del momento. Así pues, en enero de 1977 se estrenaba la serie de Ms. Marvel, en febrero de ese mismo año debutaba Spiderwoman (Jessica Drew, Marvel Spotlight #32) y, un par de años después, Hulka (Jennifer Walters, Savage She-Hulk #1). Todas ellas, aunque habían sido creadas tan solo para retener la marca, fueron un éxito de ventas y tuvieron un largo recorrido, aunque las dos primeras cayeron durante un olvido difícil de explicar/entender durante la mayor parte de los ochenta y, sobre todo, los noventa. Pero, así como las dos últimas fueron creadas desde cero para la ocasión, en el caso de Ms. Marvel decidieron recuperar un personaje del baúl de los recuerdos: Carol Danvers.
Escritoras como Betty Friedan, activistas como Gloria Steinem o políticas como Bella Abzug inspiraron a miles de mujeres en los campus universitarios, empresas y hogares norteamericanos, instándolas a “repensar las reglas” del patriarcado en el que se había convertido el mundo dominado por hombres, incluida la parcela de la cultura. La respuesta a este movimiento feminista en lo que respecta a Marvel fue la creación de Ms. Marvel. La elección del término “Ms” no fue casual, y es que hasta entonces era habitual dirigirse a las mujeres como “Miss” (señorita, si no estaban casadas) o “Mrs” (señora, en caso de que estuvieran casadas). Es decir, su título estaba condicionado por su relación civil con un hombre, al contrario que el caso de estos últimos, cuyo término genérico (casado o no) era el de “Mr”. Para regular esta discriminación, se apostó por el termino genérico “Ms”. “Ms” tenía su origen en el término antiguo “Mistress”, del que también habían evolucionado “Miss” o “Mrs”. En una entrevista de radio a finales de los sesenta, un grupo feminista sugirió este término y un amigo de Gloria Steinmen se lo sugirió a esta última, que inmediatamente lo empleó para su revista feminista Ms (Enero de 1972), popularizando el término en las cuatro esquinas de la sociedad norteamericana. Curiosamente, Carol Danvers también sería la editora de una revista feminista de éxito en su colección… aunque no adelantemos acontecimientos. En la actualidad, casi medio siglo después, la consideración que se otorga a “Ms” ha cambiado bastante y puede llegar a parecer incluso sexista, pero en aquellos años su uso era una forma clara de progresismo. La idea de llamarla así fue de Roy Thomas.
“Estoy al tanto de los cambios tremendos que están ocurriendo en nuestra sociedad. Y yo, como cualquiera de nosotros, también he cambiado. Solo un imbécil se llamaría a sí mismo un macho chauvinista reformado y esperaría que la gente se lo tome en serio”. “Así que, en mi acercamiento, he intentado ponerme en el lugar de Ms. Marvel como escritor, porque creo que es mi obligación. Pero eso nos lleva a otra pregunta… “¿Por qué esta serie la escribe un hombre y no una mujer? ¿Por qué Ms. Marvel no ha sido creada por una mujer? […] Para empezar, por varias razones (buenas o malas), en este momento no hay ninguna guionista mujer suficientemente entrenada y cualificada en el mundo del cómic. Sé que es una opinión que pondrá a algunas en mi contra, pero me mantengo. Las debería de haber. Pero no las hay. Pero, la segunda razón, es porque un hombre quiere escribir esta serie. Es un desafío. Y, es más, lo necesita”. Todas estas declaraciones corresponden a Gerry Conway (1952), guionista elegido para la primera serie de Ms. Marvel, en uno de los primeros correos de lectores de la serie.
Con la perspectiva que otorga el paso del tiempo, Conway matizaría treinta años después estas declaraciones, en el recopilatorio Marvel Masterwork de la serie. “Nuestras intenciones eran buenas, pero no teníamos ni idea de qué es lo que querían las mujeres que compraban los cómics. Porque no éramos mujeres”, afirmaba el guionista de Amazing Spider-Man. “En su día lo comenté que no había mujeres capacitadas para escribir la serie. Y aunque era técnicamente cierto, lo que debería haberme planteado es por qué sucedía eso. Para empezar, los cómics antes de los setenta eran cosas de niños. Vivíamos en nuestra casa en el árbol para nos olvidarnos del resto del mundo, pero en realidad lo hacíamos inconscientemente para impedir el acceso al género contrario. No es que no quisiéramos que subieran las mujeres, sino que nos atraía la idea de una mujer que pudiera trepar hasta la casa del árbol”, argumentaba Conway, sin quedar muy claro si estaba mejorando o empeorando sus declaraciones originales. “Siempre he estado un poco avergonzado de mi breve etapa en Ms. Marvel. No por la calidad de los cómics, ya que era más o menos de la misma media que el resto de cómics de la editorial. Lo estoy por la poca sensibilidad y arrogancia que mostré al creer que estaba cualificado para crear una superheroina a la vez que decía que no había mujeres guionistas. Perdí la oportunidad de hacer algo valioso y no me excusa que todavía no había cumplido los treinta años, y agaché la cabeza durante muchos años cuando me preguntaban por esta etapa. Pero cuando una mujer como Kelly Sue DeConnick me vino a pedir una foto y un autógrafo en una convención y a darme las gracias por crear este personaje, casi me hizo creer que hice algo bien…”
Conway es el encargado de lanzar la serie, y para ello parte de varios puntos de partida. Por un lado, da un giro de tuerca a la doble identidad, algo tan propio de los Capitanes Marvel antecesores (en ambas editoriales). En este caso, Carol Danvers no sabe que es capaz de transformarse en Ms. Marvel, desmayos mediante. Y Ms. Marvel no recuerda para nada su identidad civil y que todo eso son pamplinas. Se trata de una idea interesante y que da juego durante los primeros números y que sirve para explicar a los lectores el statu-quo en cada transformación, mediante muchos diálogos internos (muy propio de la época, todo sea dicho). Por otro lado, Conway apuesta por cambiar a Carol de trabajo, dejando atrás el de Jefa de Seguridad (que, realmente, nunca fue muy buena porque por la base desfilaban todo tipo de villanos…) y convirtiéndose en jefa editorial de Woman Magazine, una de las publicaciones del Daily Bugle. De esta forma, Conway se llevaba a Carol a su terreno conocido, haciendo de J.J. Jameson el jefe de nuestra protagonista y a Peter Parker y Mary Jane Watson personajes secundarios habituales (con la pelirroja como un conato de ser la mejor amiga de la rubia). Las historias de enfrentamientos entre el #TeamAntiMsMarvel y el #TeamProMsMarvel dieron juego en la redacción, y no por manidos los rifirrafes entre Carol y Jameson dejaban de ser divertidos. Así pues, e incluso adelantándose a su tiempo, Carol estaba al frente de una revista feminista que servía para canalizar todas las inquietudes del movimiento de la época. Incluso el enemigo de este primer arco fue el Escorpión, alguien muy asociado a Jameson en particular y a la franquicia arácnida en general. Un arranque correcto y potente en el que, por supuesto, se aprovechaba a modo de flashback el momento en el que Carol había obtenido los poderes, entre los que se encontraba también un “séptimo sentido” que era difícil de saber si era un añadido machista por parte de Conway u otro intento de asemejarla a Spidey. En cualquier caso, todo prometía (más si tenemos en cuenta el dibujo de John Buscema) pero…
La estancia de Conway fue breve. Muy breve. Para el tercer número de esta apuesta marvelita, los guiones ya estaban firmados por Chris Claremont, en el episodio “The Lady’s not for killing”, y se quedaría en ella hasta el final dos años después, en el número #23 USA. Aquí la perspectiva del tiempo podría hacernos creer que este fue un encargo primerizo para un tierno Claremont, pero no fue así. A estas alturas, el patriarca mutante ya había firmado más de un año en Uncanny X-Men, además de sus etapas en Iron Fist o Marvel Team-Up. Este, el de Ms. Marvel, fue un encargo que asumió con ilusión, poniendo todas las ganas posibles en un personaje con el que quedaría asociado para siempre. ¿Sus ideas? Cambio casi radical al acercamiento de su antecesor. Adios MJ. Adios Peter Parker. Se mantenía Jameson, pero sus apariciones eran menores y aprovechó para introducir, poco a poco, un reparto de secundarios propio, no “prestado”. De todos los presentados, cuajaron tanto Frank Gianelli (fotógrafo guaperas del Bugle/Woman) y Tracy Burke (una antigua periodista ex-alcoholica que hacías las labores de editora cuando Carol “desaparecía”). Ambos fueron recuperados, años después, por Kelly Sue DeConnick durante su etapa en la serie. Y en cuanto pudo, se quitó de en medio la amnesia reciproca del tándem Ms. Marvel/Carol, para no caer en el ridículo a medio plazo. Sin embargo, había dos aspectos que dejaban un poco que desear durante esta etapa, y que en parte hicieron que las ventas bajaran considerablemente. Por un lado, la calidad de los villanos. Grotesk, Destructor, Doomsday Man, Hecate, Hellfire y un largo etcétera de personajes de un solo uso sin carisma ninguno que, además, solían zurrar a la protagonista de lo lindo en primera instancia para desmoronarse a continuación. Claremont tenía claro que quería emplear villanos 100% originales y propios, como los personajes secundarios, pero no estuvo excesivamente acertado en este aspecto. Aunque hay dos excepciones notables que echan al traste esta teoría. Por un lado, Mística. La mutante que brillaría en la franquicia mutante debutó aquí (Ms. Marvel #16/17 USA, co-creada por Cockrum) y acabaría siendo responsable de la muerte de una de las parejas de Carol. Y, por otro lado, Ave de Muerte. La sh’iar, hermana de Lilandra (a quien había presentado el propio Claremont medio año antes en Uncanny X-Men), debutó en el noveno número de la serie (co-creada por el mismísimo Cockrum) en una trama en la que se asociaba con M.O.D.O.K. para acabar con Carol. Posiblemente, si hubiera que elegir a la némesis más famosa de Carol, deberíamos apostar por Cal’syee Neramani.
(Inciso: en este enfrentamiento hay un pasaje de lo más surrealista en la que M.O.D.O.K. en un intento de manipulación mental a Ms. Marvel, se transforma en un cuerpo escultural más parecido a He-Man que a un Funko Pop XXL y se besuquea con una rendida Ms. Marvel. Definitivamente, Carol no ha tenido nada de suerte con los hombres…)
El otro de los aspectos negativos de esta etapa fue la estabilidad artística. Por allí se alternaban Jim Mooney, Keith Pollard, Sal Buscema, Carmine Infantino, Dave Cockrum o Mike Vosburg, todos ellos firmando dos o tres episodios como mucho. De hecho, uno de los hándicaps de Carol Danvers en lo que respecta a su popularidad e impacto es precisamente el que en ninguna de sus series (ya sean antiguas o modernas) ha llegado a tener un dibujante estable con el que asociar. Además, quizás, este hecho esté asociado al anterior, ya que es posible que el carácter transitorio de estos artistas hiciera que no pusieran mucho empeño al crear villanos creíbles. Eso sí, si hubiera que quedarse con algún dibujante la decisión en este caso es muy sencilla: Dave Cockrum.
Y es que, en el número #20 USA de Ms. Marvel debutó el nuevo traje del personaje, creado por el legendario dibujante responsable de haberse sacado de la chistera tantos diseños para la Legión de Superhéroes o la segunda génesis mutante, poniendo siempre difícil a los aficionados elegir entre el diseño de Rondador Nocturno o el de Ms. Marvel es el mejor de toda Marvel o no. Con botas y guantes negros altos, el bikini negro partido por un rayo amarillo en mitad del pecho se completaba con un pañuelo rojo a modo de cinturón. “I look gggrrreeeeeat”, exclamaba ella en la splah-page inicial, a la vez que desaparecía cualquier rastro (al menos por el momento) de asociación con el Capitán Marvel kree. “Recuerdo hablar con Stan Lee sobre el uniforme de Ms. Marvel. Fui muy pesado. Para mí no era suficiente con haberle tapado el ombligo. Así que un día me dejó hacerlo. De hecho, me retó. Le pasé hasta cincuenta diseños, también con distintos colores, y Stan me decía que no a todos”, contaba Cockrum en una entrevista a Comic Book Artist. “Al final llegué a la versión del rayo, se lo llevé, y me dijo: Ese es el que tenías que haber hecho al principio. Me gusta. Cuero brillante, tetas y un buen culo”. Nota: En un número previo (el #9 USA), Cockrum ya había introducido una variante en el traje rojo para eliminar la ausencia de traje en el abdomen, el cual era algo ridículo y un tanto machista, y dejarlo íntegramente rojo.
Sin embargo, la serie ya tenía la soga al cuello. Las ventas no eran nada decentes y, aunque Claremont ya estaba trabajando en más números (luego volveremos sobre esto), desde la editorial decidieron cancelar la serie en su número #23. Era abril de 1979. Afortunadamente, el personaje no cayó en el olvido. Aunque, quien sabe, eso habría estado mejor…
De calamidad en calamidad
Un mes después del cierre de su serie regular, Ms. Marvel encontró acomodo en la cabecera de Los Vengadores (Avengers #183, mayo 1979), ingresando en el grupo en sustitución de Wanda en plena era del añorado Henry Peter Gyrch. El ingreso de la única vengadora rubia en los primeros veinticinco años del grupo fue una petición del Editor-Jefe, Jim Shooter. Tal y como cuentan las malas lenguas que el guionista de la serie por aquel entonces, David Michelinie y Chris Claremont no se llevaban precisamente bien, por lo cual Michelinie no tenía muchas ganas de tratar de forma amistosa a uno de los juguetes del patriarca mutante. Sin embargo, era difícil imaginar lo que iba a sufrir la pobre Carol durante el siguiente año, en una historia largamente recordada y denostada por los aficionados Marvel y, ciertamente vergonzosa de leer a día de hoy.
Resumiendo (que tampoco se trata de hacer sufrir a nuestros lectores), Ms. Marvel es secuestrada/abducida por Marcus (el hijo, aparentemente, de Inmortus), llevada a una dimensión alternativa, le borran el cerebro, violan y dejan embarazada, dando a luz a un bebe por la vía express. Este bebé de envejecimiento acelerado resulta ser otra versión de Marcus, quien se lleva a su “madre” a otra dimensión ante la despreocupada mirada de unos Vengadores más ocupados en hacer carantoñas al bebe que de plantearse si Carol está siendo manipulada o no. La propia Carol accede a acompañarle, aceptando el bebé y renunciando a toda su vida previa. Esta historia se suele asociar al número #200 USA de Los Vengadores y se suele pone como excusa un cambio de planes de última hora para no copiar un guión de un número de What If…? reciente. Sin embargo, conviene recordar que esta subtrama empieza en el número #197 y se desarrolla durante cuatro números, que acaban firmando excepcionalmente a cuatro manos Jim Shooter, George Perez, Bob Layton y David Michelinie, casi como si sintieran que debían repartirse la culpa. “Si el bebé necesita un peluche, yo me ofrezco”, soltaba La Bestia ante una descolocada Carol. “Felicidades… supongo”, titubeaba Wonder Man. Ni siquiera el “He sido usada, este no es mi bebe. No sé ni quién es el padre” de Carol servía para nada, que sobre el papel tampoco mostraba un comportamiento justificado. Eso, vendría luego…
“Qué cruel. Qué frio. Qué insensible. ¿Cómo podía estar embarazada de ocho meses si sabían que no lo estaba hace dos días? Vaya panda de bobos. Aunque claro, si el guionista Michelinie quería que pensáramos que eran unos bobos, entonces lo hizo muy bien” Estas palabras, que podría haber firmado cualquier lector, fueron pronunciadas por Chris Claremont, que no podía creerse lo que estaba leyendo. Mientras él hacía brillar a Ororo, Jean o Kitty en las páginas de Uncanny X-Men, la misma editorial estaba publicando semejante esperpento. Para remediarlo se puso manos a la obra, aliándose con el talentoso Michael Golden. ¿El resultado? Uno de los comics auto-conclusivos más recordados e influyentes para varias generaciones de lectores y futuros dibujantes: el décimo anual de los Vengadores (agosto 1981) y que, desde ya, un servidor desea alguna vez ver adaptado a la gran pantalla. En estas páginas, la justificación al comportamiento de Carol fue clara. Había sido manipulada por Marcus. Y el destino de este último merecido: encierro en el Limbo y marchitarse en un telediario. En este cómic se descubre que Carol ha vuelto a la Tierra del Limbo (la necesidad de su vuelta casi ni requería explicaciones…) pero había visto como su memoria y sus habilidades habían sido absorbidas permanentemente por la villana Pícara. Gracias a Spiderwoman (cuya serie, por cierto, también estaba escribiendo Chris Claremont también la serie de Spiderwoman en aquel momento. ¡No todo eran mutantes!), el Profesor-X intercede para intentar curar la mente de Carol, recuperando ella la consciencia y los recuerdos (aunque no las emociones asociadas a esos recuerdos). La escena final, con Carol propinándole plantar a los Vengadores, renunciar a los Héroes Más Poderosos de la Tierra y decidir quedarse en la familia mutante, está llena de referencias de lo más metatextuales.
“¿Qué fue de Marcus? No pensábamos volver a veros, tortolitos”, pregunta Ojo de Halcón más preocupado por la ausencia de un violador al que ni llegó a conocer. “Marcus está muerto. No lo amaba. Nunca lo amé. Me fui con él porque no tenía otra opción. Pero era una criatura patética y triste”, espeta Carol a sus ex-compañeros en lo que parecen ser los pensamientos de Claremont hacia Michelinie. Tras propinar un guantazo a Thor (y eso que ella había perdido sus poderes), Carol continuaba. “El cuerpo de un hombre, la mente de un niño. Me usó. Escapé del Limbo y no quería volver a veros nunca más, porque cuando más os necesitaba me traicionasteis. Confundida. Os pedí ayuda y solo recibí bromas. Solo os preocupaba el bebé, no cómo se había concebido. Mi error fue confiar en vosotros”. Todo esto y mucho más, en el Anual 10 de los Vengadores, querido lector. ¡Corre a re-re-releerlo!
Nuevo inciso: dado que a veces la memoria puede llevar a engaños, es interesante aprovechar estas líneas para recordar que en este cómic histórico NO se muestra cómo Pícara le absorbe los poderes a Ms. Marvel. Se cuenta. Pero no se muestra. Ocurre fuera de pantalla. Y así permaneció al menos durante diez años más. Y atentos, que esta historia es de traca. ¿Recordáis que Ms. Marvel se canceló en el número #23? Pues, en ese momento, Claremont y Vosburg ya estaban adelantando los siguientes números, y tenían uno y medio ya escritos y dibujados para cuando les llegó la guadaña de las ventas, con un enfrentamiento entre Dientes de Sable y una Carol ya afincada en la mansión de Los Vengadores y sin saber todavía que su rollete del momento (Michael Barnett) había muerto en el número anterior, “cortesía” de Mística. En el enfrentamiento contra esta última (en el supuesto número #25) es donde se produce el enfrentamiento entre Pícara y Ms. Marvel, con la primera robándole los poderes a la segunda y Carol acabando en la bahía de San Francisco (donde la encontraría su amiga Jessica Drew al comienzo del anual). Estos dos números no vieron la luz, pero años más tarde durante el reinado de Tom DeFalco en Marvel, en la editorial crearon una nueva antología de historias trimestral bautizada como Marvel Super-Heroes y ahí dieron salida, en los números #10 y #11 USA (finales de 1992, trece años después), a estas páginas guardadas. Dado que la historia estaba sin acabar, llamaron a los dibujantes Simon Furman y Mike Gustovich para finiquitarla, haciendo piruetas Claremont para encajarla con el anual famoso. Casualidad del destino, estas páginas vieron la luz en el segundo volumen de una colección en cuyo primer volumen había debutado la propia Carol un cuarto de siglo antes…
(En este punto se publica, en 1982, la novela gráfica La Muerte del Capitán Marvel. Sin embargo, dadas las circunstancias, Jim Starlin decide NO incluir a Carol Danvers en todo el relato).
Retomamos la programación. Carol se integraba entre los secundarios de lujo que Claremont había reclutado/creado para su serie, descubriéndose que era amiga de Logan desde hacía años. De hecho, la ruptura con el pasado fue literal en la propia serie, ya que Danvers aprovecha una irrupción en el Pentágono para borrar los registros de la Patrulla-X para borrar su ficha personal y cualquier asociación con Ms. Marvel (Uncanny X-Men #158). Sin embargo, las desgracias personales y radicales no iban a quedar lejos de nuestra protagonista, y menos cuando la raza alienígena conocida como El Nido decidió experimentar en Carol (recordemos: en este punto Carol ya no tenía poderes), “obsequiándole” con la capacidad de absorber y lanzar grandes cantidades de energía, utilizando la energía de las mismas estrellas, y pudiendo generar el calor y poder de una estrella. Adoptando el nombre en clave de Binaria, este fue un level-up poderoso que la convertiría en un personaje difícil de tratar en comparación con el resto de miembros de la serie. Afortunadamente, en esta ocasión Claremont no repitió el manido esquema de “coger una superheroina, darle un mega-poder y corromperla”, como pasó tantas veces por aquellos años a raíz del éxito de la Saga de Fénix Oscura (y como ocurriría con la Bruja Escarlata varias veces, Sue Storm/Malicia, Raven, etc.). Así se despedía de la cabecera mutante, aunque sus apariciones serían continuas a lo largo (y cada vez más ancho) de la franquicia, encontrándose con los Nuevos Mutantes, Excalibur o quien pisara el espacio exterior cerca de las fronteras Sh’iar. Destaca, por supuesto, su reacción al enterarse de que Xavier ha acogido bajo su tutela a Pícara, propinándola un guantazo histórico cortesía de Walter Simonson. Y, visto lo visto, decide unirse a los Saqueadores Estelares. Pregunta. ¿Quién fue el dibujante que se atrevió a crear el uniforme de Binaria con aquella espectacular corona de llamas alrededor de la cabeza y sustituir el de Ms. Marvel de Cockrum? La respuesta, al final del artículo. Y, mientras, Roger Stern y John Romita Jr. Aprovecharon el hueco en la titularidad del manto del Capitán Marvel para introducir a Monica Rambeau, quien asumiría ese papel durante los años ochenta (Secret Wars incluidas), siendo el referente en ese papel para toda la generación Fórum en nuestro país.
Sin embargo, que “nuestra” Carol estase a varios años luz de distancia no fue un impedimento para que Claremont siguiera tratándola. Aunque no era ella “exactamente”, recordamos estos eventos para deleite de todos los nostálgicos de la era Jim Lee, los Swimsuit Specials y la Tierra Salvaje. Cuando Pícara atravesó el portal tan sobrenatural como aleatorio conocido como Lugar Peligroso, apareció en la Tierra Salvaje y su personalidad se dividió en dos personas, una de ellas de lo más zombie (Uncanny X-Men #269 USA). El enfrentamiento físico dibujado por Lee acabaría con Magneto impartiendo justicia, asesinando a la “Ms. Marvel” zombie y, ya que estaba, empezando un tórrido romance pasajero con una Pícara con muy poca licra por el cuerpo.
Además de la olvidadísima miniserie Stajrmammers de Cavanagh y Cockrum, en lo que respecta a Carol, su aventura más significativa durante estos años fue en las páginas del mega-crossover vengativo Operación: Tormenta Galáctica. En el año 1992, durante la secuela espiritual a la Guerra Kree-Skrull (y un tanto precuela de Civil War, todo sea dicho de paso), e intentando salvar el Sistema Solar junto a Quasar de las erupciones solares de anti-materia, Binaria perdió su poder de acceder al poder de las estrellas que le daba sus poderes. Y, de paso, también perdió el pelo. Un acto heroico que tan solo le dejaba con ciertos poderes de absorción y manipulación de energía a una escala más baja. La posterior recuperación de sus heridas en la mansión vengativa sirvieron también para unir lazos de nuevo con los Héroes Más Poderosos de la Tierra, tras muchos años de enemistad y recelo. Carol aparece en varios de los números de la etapa de Bob Harras y Steve Epting, comparándose a sí misma con La Visión del momento, otro de los personajes cuya memoria emocional había sido completamente borrada.
Para encontrarnos con su siguiente aparición, habrían de pasar casi cinco años, siendo Kurt Busiek el que acudió al rescate de uno de sus personajes favoritos, dentro de una corriente para devolver al clasicismo que se había perdido en la serie. En 1998, con el relanzamiento post-Heroes Reborn de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, Busiek y George Perez eligieron a Carol para formar parte de la alineación de siete miembros con la que arrancaría el tercer volumen de la serie, tras la multitudinaria saga inicial contra Morgana Le Fay. Definitivamente sin el poder estelar en sus venas, Carol decide cambiarse de nombre y adoptar el nombre de Pájaro de Guerra (Warbird). Sin embargo, su estancia en la mansión vengativa fue extraordinariamente corta, ya que abandonó el grupo tras el séptimo número (y un anual). Pero Busiek tenía planes para Carol, introduciendo dos nuevos elementos en su mitología. En el primero de ellos, el lector descubría que además de Jefa de Seguridad, en el pasado Carol también había sido piloto de cazas militares (de ahí el nombre de Warbird), algo que ya quedaría asociado al personaje para siempre (película incluida). El otro plan era una característica no mostrada hasta la fecha: su alcoholismo. El primero en notar ese problema es Iron Man, “experto” en el tema, pero este factor explota por todo lo alto en el crossover “¡Vive como un Kree o Muere!”, que retomaba algunos de los cabos sueltos de Operación: Tormenta Galáctica y preparaba el terreno para el inminente Siempre Vengadores. Un grupo de guerreros insurgentes kree, conocidos como la Legión Lunar, intentó recrear el proyector de omni-ondas para vengarse de los terrestres que provocaron la caída del imperio kree ante el imperio Sh’iar. Durante este enfrentamiento, Carol presenta un claro estado de embiraguez, actuando de forma temeraria y poniendo en peligro a sus compañeros, concluyendo todo en un consejo de guerra por parte de los Vengadores. Orgullosa, antes de dejarles expulsarla del grupo, Carol decidió abandonarlo ella misma y retirarse del servicio. Pero a pesar de todo, cuando vio que los demás héroes luchaban en la Luna contra los Kree, intentó llegar hasta allí por sus propios medios para ayudar… fracasando por completo en el intento al no ser capaz de abandonar la atmósfera terrestre con sus poderes disminuidos. Aquel número acababa de forma triste, con Carol sentada en la barra de un bar mirando una bebida que no sabía si iba a tomar.
Este giro argumental tenía una justificación. La idea de Busiek era explicar que Carol usaba la bebida como un sustituto del subidón que experimentaba cuando tenía sus poderes estelares como Binaria. La pérdida de estos poderes y su salida de los Héroes Más Poderosos de la Tierra haría que Pájaro de Guerra se tuviera que reinventar, superando el alcoholismo y reclamando su puesto, formando parte de la alineación del grupo a partir del número #27 USA (a principios del año 2000), siendo esta la primera alineación vengadora con más mujeres que hombres (Hulka, Avispa, Wanda y Carol, frente a Goliat, Iron Man y el Triatlón made by Busiek). Un poco antes, Jerry Ordway había escrito una divertida aventura de fill-in en la recuperaba a un villano de la serie original de Ms. Marvel (Doomsday Man), que contrataba a la Pandilla de Demolición para secuestrar a Ms. Marvel (ahora Warbird) y estos se confundían y secuestraban a Monica Rambeau (ahora Fotón, antigua Capitana Marvel) en su lugar… Muy representativo del lio que han sentido los lectores en algunos momentos…
Esta vez Carol sí permanecería en el grupo durante una larga temporada, encadenando el final de la etapa Busiek, con la de Geoff Johns. Entre estas sagas destacan un intento de romance con La Visión (que quedó en nada), enfrentamientos con Kulan Gath, el Conde Nefaria o la Guerra de Kang, donde Busiek se metió en camisas de once varas y decidió recuperar a Marcus, bajo la identidad de Centurión Escarlata, uno de los lugartenientes de Kang. Marcus se enamoraría de ella, generando una tensión en los lectores por ver cómo se resolvería esa saga. Carol tiene un papel importante en esta saga, aunque debe cometer un asesinato (a el olvidadísimo Maestro) por el que sería juzgada en el último número de la etapa Busiek. Carol es absuelta, justificado por haber ocurrido durante la guerra y el personaje cierra así un círculo de más de cincuenta números que demostraba que, efectivamente, Busiek tenía todo pensado. Bajo el mandato Johns, el personaje recibe un rediseño de traje de Olivier Coipel que no está para nada a la altura a los dos previos de Cockrum, pero que queda justificado por su nuevo estatus como trabajadora del Departamento de Seguridad Nacional. De esta forma, sus colaboraciones con el grupo son menores y durante la etapa Austen ni sale, siendo su siguiente aparición en la llegada de la caballería vengativa durante Vengadores: Desunidos, ya con Brian Michael Bendis al frente de la franquicia.
Con estos acontecimientos nos situamos en 2004, casi cuarenta años después de su creación como personaje, pero todavía a casi diez años vista de asumir el nombre de Capitana Marvel. En este momento, ese honor recaía sobre los hombros e Genis-Vell, el “hijo” del Capitán original que protagonizaba la serie regular de Peter David desde que Busiek y Carlos Pacheco popularizaran al personaje en Siempre Vengadores. Su contrapartida Ultimate debutaría un año después, en el Ultimate Extintion de Warren Ellis, pero como consecuencia del acercamiento más realista que exigía este sello de Marvel Comics, Carol no tenía ningún poder ni dejaba de ser más que altos cargos de seguridad y vigilancia, hasta que años más tarde acabó ascendiendo hasta la posición de directora de S.H.I.E.L.D. Mientras tanto, hasta que le llegara su momento de la mano de Kelly Sue DeConnick, Stephen Wacker y compañía, el encargado de mantener “viva” la popularidad de Carol fue el propio Bendis. Aunque no la incluyó en la alineación original de los Nuevos Vengadores, sí que la hizo aparecer en Alias. En la serie co-creada junto a Michael Gaydos, Bendis presenta por retrocontinuidad a Jessica Jones, pero además nos descubre Carol Danvers era una de sus mejores amigas. Dentro de ese amor que profesa Bendis por los personajes de comienzos de los setenta y su cruzada personal auto-impuesta por recuperarlos (Luke Cage, Spiderwoman, etc), el guionista de Cleveland se había propuesto hacer lucir a Pájaro de Guerra. En Alias, es la propia Carol la que hace de Celestina y presenta a Scott Lang a Jessica, quienes fueron pareja durante un tiempo. Pero el verdadero impulso que aporta al personaje es en las páginas de Dinastía de M, el macro evento que unió a las franquicias mutante y vengativa durante 2006. El evento en el que Carol Danvers recuperaría el nombre de Ms. Marvel. Y el evento que le haría cambiar de opinión sobre su misión como superhéroe y que cambiaría la percepción de los lectores.
Pero vayamos por orden. Las primeras aportaciones de Bendis fueron menores, pero acabaría dando en el clavo con el giro de tuerca que el personaje necesitaba, tras cuarenta años de trayectoria Marvel. Aunque Carol si tiene presencia en Desunidos y en su epílogo (Avengers: Finale, en la que ha sido la única colaboración Bendis/George Perez), la primera decisión del actual guionista de Superman y Action Comics fue prescindir de Danvers en el relanzamiento de la franquicia vengativa, en favor de aquella mezcla entre los grandes iconos de la editorial y personajes populares de los años setenta. Para su regreso habría que esperar al primer número de Dinastía de M, donde ya fuera de viñeta (algo muy Bendisiano, todo sea dicho de paso) Carol ha recuperado sin más explicación el nombre de Ms. Marvel. La llamada a filas de la retaguardia vengativa formada por Wonder Man, El Halcón y la propia Ms. Marvel está causada por esa bomba de relojería mutante que era la Bruja Escarlata post-Desunidos. Ante la atónita e impotente mirada de la Patrulla-X y Los Vengadores y estando manipulada por su hermano Pietro, Wanda Maximoff reconfigura la realidad para crear una nueva Tierra donde todos los héroes reciben su deseo más preciado, conocimiento descubierto por Wanda cortesía de los poderes mentales del Profesor Xavier. En esta nueva realidad, los mutantes son la especie dominante y la coexistencia con el homo sapiens es posible. Todos son felices, gracias a la Bruja Escarlata. Peter Parker vive feliz con su verdadero amor (Gwen Stacy), Emma Frost y Scott Summers disfrutan de la vida de casados, Steve Rogers nunca quedó suspendido en aquel cubo de hielo XXL y Lobezno ha recuperado la memoria (lo cual, irónicamente, será la razón por la que sea el único que recuerde la realidad original). Pero es que, además, Carol Danvers es la mayor y mejor superheroina de la Tierra, “a pesar” de no ser mutante y responde (por primera vez) al nombre clave de Capitana Marvel. Posteriormente, cuando Layla Miller y compañía devuelvan la realidad a su forma original, Carol Danvers recordará este suceso y apostará por esforzarse en repetir ese papel.
Así pues, aunque aparece en muy pocas viñetas, Bendis revitaliza dentro y fuera de las viñetas a un personaje encorsetado. Y no deja de ser curioso, ya que el guionista de Cleveland no demostraría mucho más interés en el personaje en adelante (exceptuando sus Poderosos Vengadores) y en cambio sí que quedarían en evidencia sus lagunas documentales en lo que a continuidad se refiere. En aquellos capítulos retrospectivos de prosa de “La Historia Oral de los Vengadores” que redactaría poco después en forma de complemento para los cómics de Los Héroes Más Poderosos de la Tierra, Bendis situó a Carol como uno de los protagonistas de la Guerra Kree-Skrull. La única explicación posible a este hecho es que los cómics que Bendis juraba haber leído de pequeño hubiesen sido modificados o un fanfic, porque, en el material original y una de las grandes sagas de Los Vengadores de todos los tiempos que todo lector de superhéroes debería leer (sobre todo si eres el guionista de los Héroes Más Poderosos de la Tierra), la única Carol Danvers que aparece acababa resultando ser un skrull que intenta matar a Mar-Vell y destruir el Omniondas modificado. Aquella, Bendis, no era Carol.
“Ya en Dinastía de M, Brian Michael Bendis quería convertir a Carol en la Capitana Marvel, pero no pudo por varias razones”, recordaba recientemente Tom Brevoort. “Una de ellas era que llevar el nombre de la editorial era un gran peso. Y además es que había algunos planes en paralelo por aquel momento. Estaba previsto que antes o después Gravity se fuera a convertir en el nuevo Capitán Marvel, que es la razón por la que Dwayne McDuffie lo mató en la miniserie Beyond!, como primer paso a esa evolución”. Gravity fue un personaje Marvel de los primeros años de siglo, creado por Sean McKeever y Mike Norton como parte del subsello Marvel Next dirigido a público más adolescente y sobre el que la editorial depositó muchas esperanzas y grandes ideas. Sin embargo, sus apariciones no fueron tan relevantes (aunque el mismísimo Uatu apareciera en su funeral pre-resurrección) y tan solo se dejó ver en números de Los Cuatro Fantásticos, La Iniciativa o el enésimo grupo adolescente Jóvenes Aliados. “Mientras aquellos planes se ponían en marcha o no, quien hizo un excelente trabajo con Carol fue Brian Reed, que guionizó cincuenta números de su serie regular y mantuvo la popularidad del personaje, además de las apariciones que tenía en los Vengadores de Bendis”, rememora Brevoort. En esta línea Marvel Next también se publicaron otros personajes como X-23, muchos años antes de convertirse en Lobezna, o Araña, quien años después asumiría el manto de Spidergirl. Otros conceptos como Livewire o Machine Teen fueron menos populares y cayeron enseguida en el olvido.
Y es que, efectivamente, justo tras Dinastía de M, Brian Reed se hizo con la serie de Carol, firmando el que ha sido hasta la fecha el volumen más longevo del personaje. “Fui la mejor de los mejores. Estaba en lo más alto del mundo. ¿Cómo pude llegar a ser esa persona? No hay ninguna razón por la cual hoy no pueda ser tan buena como ayer. No hay ninguna razón por la que no deba intentarlo”. Con este monólogo debutaba Ms. Marvel #1 USA en marzo de 2006, ante la friolera de 73,000 lectores (30,000 menos al mes siguiente). Reed, gran amigo de Bendis que no se prodigó mucho más por la editorial (miniserie de Spiderwoman aparte, y poco más) consiguió mantener a flote el barco gracias a su constante inmersión en los eventos de turno de aquella Casa de las Ideas de Joe Quesada. Quizás, sea esta la misma razón por la cual la serie no entrará entre las más recordadas de la producción de la Marvel de principios de siglo. La alternancia de arcos argumentales (un arco con crossover, otro sin) permitió a Reed revisitar a enemigos clásicos del personaje, como es el caso de El Nido (#1-5 USA, dibujo de Roberto De La Torre), Pícara (#9-11 USA, enero-marzo 2007, dibujo de Mike Wieringo) o Mística (final de serie). Mientras, la serie se cruzaba con Civil War, La Iniciativa, Invasión Secreta… o Reinado Oscuro, donde de hecho Carol desaparecía de su propia serie y era Karla Soften (aka Meteorito aka Piedra Lunar) la que asumía, vilmente, el manto, traje y legado de Ms. Marvel durante todo un año, hasta pocos números antes de cerrar el volumen. Además de Spiderwoman (Julia Carpenter) o de Araña (la medio-sidekick de Carol durante aquellos años), Wonder Man fue un secundario de la serie durante todo este tiempo, con un constante amago de deshojar la margarita sobre un posible romance entre ambos compañeros (beso para liberarse de control mental incluido), aunque la “verdadera” cita sería curiosamente con Spiderman a final de volumen. Curiosamente, y puede sonar hasta raro afirmar lo siguiente, la gran aportación de Brian Reed al personaje fue la mascota que le proporcionó: el gato Chewie. Lo que pudo parecer un detalle menor añadido sin importancia (que muchos atribuyen erróneamente a Kelly Sue Deconnick) ha acabado en convertirse en un elemento más de la película de la Capitana Marvel, posters exclusivos del gato en cuestión y hasta Funko Pops de lo más adorables a la venta en todo el mundo. Curioso, sin duda.
En marzo de 2010 cerraba Ms. Marvel ante 25,000 lectores, pero el personaje no iba a estar mucho tiempo desaparecido. Carol Danvers recayó en la oficina de Stephen Wacker, donde se llevaban los experimentos más interesantes de la Marvel de cambio de década como era el caso del Ojo de Halcón de Fraction/Aja, el Daredevil de Waid/Martin/Rivera o (más tarde) la Ms. Marvel de G. Wilow Wilson. “Stephen Wacker me convenció para relanzar al personaje y rediseñar por completo su traje, olvidando su uniforme negro”, recuerda Brevoort atribuyendo el mérito a su colega Wacker. Este último eligió como encargada del relanzamiento a Kelly Sue DeConnick (Osborn), quien redefiniría a Carol para siempre, aumentando su popularidad hasta cotas insospechadas (aunque no tuviera una traslación directa en grandes ventas) y posibilitando la adaptación a la gran pantalla de la Capitana Marvel. En septiembre de 2012 debutaba el primer número del séptimo volumen, con dibujos de Dexter Soy y un nuevo diseño del traje cortesía de Jamie McKelvie. “No teníamos dinero para poder contratar a un diseñador para el traje, así que hablé con Jamie Mckelvie a escondidas de la editorial. Estaba dispuesta a pagar el diseño de mi propio bolsillo, pero también estaba segura de que su idea iba a funcionar”, recuerda Kelly Sue. Efectivamente, así fue, y los mandamases de la Casa de las Ideas compensaron al dibujante de The Wicked + The Divine por el trabajo realizado, con ese back-to-the-basics a los colores kree y el respeto por la cinta/cinturón del diseño Cockrum. Además, convencido y emocionado, el propio Joe Quesada colaboró con varios detalles del diseño final. “La idea del casco fue cosa de Quesada. Recuerdo que se esforzó mucho dibujando varias versiones del casco hasta conseguir que quedara bien que el pelo de Carol saliera del casco en forma de cresta emulando a la clásica aleta del uniforme Kree”, apuntaba Brevoort. No es de extrañar, por tanto, que cuando salieron a la luz las primeras imágenes de Brie Larson portando este uniforme en los trailers de la película, todos los implicados en el rediseño aplaudieran la fidelidad del resultado. Por cierto, Dexter Soy (a quien el ritmo mensual sobrepasó por completo) también realizó varios diseños del uniforme que finalmente fueron descartados pero que lucían igualmente de interesantes.
En cuanto a la nueva etapa, son varios los aciertos de la etapa de Kelly Sue. El primero de ellos, por supuesto, fue finalmente adoptar la identidad del Capitán Marvel. El segundo consistió en dotar al personaje de un elenco de secundarios con carisma, necesarios para el lucimiento del protagonista principal y sus muchas caras. Así pues, además de contar con apariciones recurrentes de Spiderwoman (Jessica Drew) y puntuales de Monica Rambeau (Capitana Marvel antes que Carol, recuperada para un team-up desternillante y respetuoso a más no poder) o Tony Stark, es en los secundarios “sin poderes” donde más brilla la serie. Por un lado, Kelly Sue recupera a Frank Gianelli y Tracy Burke (de la etapa de Chris Claremont) y al gato Chewie de Brian Reed, a quienes añade a personajes de cosecha propia: la pequeñaja e inspirada Kit Renner, a la cerebrito y asistente personal Wendy Kawasaki o a Helen Cobb, una especie de inspiración histórica y/o antagonista del primer arco argumental. Tras la muerte de Helen Cobb (una aviadora militar cuyos grandes logros en vuelo no habían sido justamente reconocidos), Carol se ve implicada en una sucesión de viajes en el tiempo que sirven para narrar historias de superación, mensajes feministas y un giro de tuerca final sencillamente brillante. La espiral de viajes en el tiempo lleva a Carol y a Helen al momento del climax final del combate entre Mar-Vell y Yon-Rogg, en plena explosión del Psycho-Magnetrón. Allí, la propia Carol tiene que decidir si lucha contra su enemiga o si se protege a su “yo pasado”, inconsciente en el suelo en el combate entre ambos kree. Si decide salvarse, eso la quitaría de obtener poderes y podría tener una vida normal, siendo Helen Cobb la que conseguiría los poderes. Si decide no salvarse, todo seguiría igual. Por supuesto, esto último es lo que ocurre. Y es en este debate donde Kelly Sue, hábilmente, hace a Carol Danvers directamente responsable de su propia creación superheroica, no como una víctima colateral de un conflicto puramente masculino. Es Carol, ella misma, la que elige. Estas escenas, dibujadas por una Emma Rios a punto de abandonar Marvel para lanzar con la propia Kelly Sue el fantástico Pretty Deadly/Bella Muerte en Image Comics, es todo un acierto creativo que redefine al personaje a ojos de todo el mundo. Sutil pero brillante. El resto de la serie (que contó con dibujos de Filipe Andrade, Gerardo Sandoval, Scott Hepbrum…) giraba en torno a un tumor cerebral que detectaban a Carol Danvers, que le impedía usar sus poderes para poder enfrentarse a un villano en la sombra que la acechaba. Su identidad la guardaremos bajo llave en este artículo para evitar spoilers pero servía para demostrar que la resistencia, cabezonería y el potencial de Carol Danvers eran ilimitados.
La sección de correos de la serie era un reflejo de la bipolaridad de la audiencia. Desde el “Por favor, el título de Capitan Marvel solo se le podría dar a Mar-Vell. Dejad a Carol Ser Ms. Marvel. Y quitadle este traje nuevo” hasta el “Llevaba tiempo buscando un cómic que poder leer y estar orgullosa de cómo se tratan a las mujeres en él” había una gran variedad todos los meses, con peticiones, disculpas, rectificaciones y exigencias de lo más variadas por parte de los lectores. Sin embargo, las ventas no acompañaban y desde muy el principio los rumores de cancelación fueron recurrentes. La serie había debutado justo antes del exitoso relanzamiento Marvel Now!, así que no pudo gozar de las ventas iniciales que el paraguas de aquel movimiento. Ni siquiera el crossover con la serie Vengadores Reunidos primero o con el evento de Jonathan Hickman, Infinito, ayudaron a salvarla de la quema. En el fantástico número #17 USA de enero de 2014 la serie se despedía con un número auto-conclusivo brillante donde el #MeToo, una Carol Danvers recibiendo las llaves de la ciudad de manos de J.J. Jameson y un nuevo hogar en forma de ático en la cabeza de la Estatua de la Libertad funcionaban como un cierre perfecto y metáfora de toda la base de aficionados, cosplayers y seguidores de esta Capitana Marvel que poblaban las convenciones y se unían en Twitter, bautizadas por Kelly Sue como las “Carol Corps”. Oh. Y hablando de fans de Carol. En la última página de este volumen debutaba una tal Kamala Khan…
Y cuando los mayores haters de esta etapa estaban descorchando el champán tras el cierre de la serie, Marvel anunció un nuevo relanzamiento de nuevo con Kelly Sue a la cabeza y con el dibujante David López en el apartado artístico, un aspecto que sería más estable en esta ocasión. Sin embargo, algo se perdió por el camino. Quizá la marcha de Stephen Wacker. Quizá que Brian Michael Bendis había elegido a Carol como nueva integrante de sus Guardianes de la Galaxia, tras el breve periplo inicial de Tony Stark como miembro del grupo, lo cual condicionaba que las aventuras de Carol ya no estarían centradas en la Tierra sino en el espacio. Se perdían así de un plumazo casi todo su elenco de secundarios en favor de uno nuevo, formado por alienígenas al completo (Tic, Bee, Jackie Llurt y Gil). “Carol ha sido un personaje cósmico anteriormente, así que es divertido escribirla en ese entorno. Pero también me da miedo”, confesaba KSD. “Pasé mucho tiempo procurando dotarle de un entorno realista en Nueva York, con un reparto de secundarios que viviera allí. Soltar esas cadenas es excitante pero peligroso. Pero funciona porque es Carol tratando de descubrirse a sí misma y ver hasta dónde puede llegar. Llevarla al borde”. Sin embargo, en esta nueva aventura espacial, con algún tinte ecologista y de razas dominantes y de esclavos, se pierde un poco la magia que traía la serie de inercia, aunque la representación de la protagonista nunca deja de ser excelente. Tras sortear el primer arco argumental, el segundo es más liviano, centrado en la mascota no-tan-gatuna-como-se-pensaba de Carol con desternillantes resultados, Mapache Cohete mediante primero y Lila Cheney después. Curiosamente, uno de los detalles que más llamaron la atención a los aficionados fue el nuevo interés romántico que Kelly Sue eligió para Carol. “Quería demostrar que había pasado mucho tiempo entre volúmenes, así que decidí que estuviera en una relación al empezar la nueva serie. Había tratado de construir una relación con Frank Gianelli, pero no había química entre ellos en la página. Así que me decanté por Rhodey, el antiguo Máquina de Guerra. Tenía sentido para mí. Tenían esa conexión entre pilotos. Y esa competencia. Había una chispa ahí”, recordaba Kelly Sue. “Por eso la decisión de Carol de ir al espacio es un sacrificio, porque se tiene que separar de Rhodey”.
Aunque este volumen estaba escrito por la misma guionista, los aficionados respondieron de distinta forma y las ventas fueron incluso menores, teniendo que cerrar la serie incluso antes que el volumen anterior, siendo algo de lo más curioso porque desde la editorial se apostaba de una manera muy clara y ya con la película anunciada en el horizonte. No solo formaba parte de los Vengadores y de los Guardianes de la Galaxia primero y de los fugaces A-Force y The Ultimates después, sino que la maquinaria de publicidad de Marvel ya anunciaba el siguiente gran evento, con Carol de protagonista absoluta: Civil War 2. Eso sí, ya sin Kelly Sue DeConnick al frente de la serie. De hecho, en 2015 Kelly Sue DeConnick abandonó Marvel por completo. Su último proyecto fue la miniserie de Secret Wars dedicada a la Capitana Marvel, bautizada “Captain Marvel and the Carol Corps”. Según varias fuentes, intentó optar al puesto de guionista de la película sin éxito, y la falta de confianza de Marvel en otros proyectos y el éxito de los suyos de creación propia le alejaron por completo de la Casa de las Ideas. De hecho, actualmente escribe en DC Comics la serie regular de Aquaman y una novela gráfica de Wonder Woman para la línea Black Label, dibujada por Phil Jimenez.
“¿Tú crees?” y “Si, bueno, puede que esta vez tengan motivos, Goliat… ¿Quién narices puede justificar esto?” Estas dos fueron las dos únicas líneas de diálogo que pronuncia Carol Danvers en los siete números de la Guerra Civil de Mark Millar y Steve McNiven, el evento publicado en 2007. Solo esas dos. Todavía conocida como Ms. Marvel por aquel entonces y como comandante de los Mighty Avengers del Iron Man post-Civil War, ocho años después la historia iba a ser muy distinta ya que la antigua Binaria fue el personaje elegido por Brian Michael Bendis y David Marquez para plantarle cara a Iron Man en la secuela temática de Civil War II, como queda bien demostrado en la primera portada del evento. La muerte de Rhodey (mejor amigo de él, novio de ella) sería el punto doloroso de partida en el arranque de esta saga con una catarsis final poco creible y muy conveniente. Mientras, en lo que respecta a su serie regular, tras la marcha de Kelly Sue, desde la editorial (osease, Sana Amanat) confiaron un nuevo volumen a las guionistas Michele Fazekas y Tara Butters, showrunners responsables de la serie de televisión de la Agente Carter. El debut de ambas guionistas en el mundo del cómic fue efímero, ya que esta etapa duró tan solo diez números (entre enero y noviembre de 2016, despidiéndose ante tan solo 19,000 lectores fieles), seis y ocho menos que los dos anteriores respectivamente. Y, además, la mitad de esta etapa fue un crossover continuo y deslavazado con el mencionado evento Civil War 2, donde los sucesos importantes y evolución de Carol estaban reservados para la serie principal, con retrasos en su publicación incluida. De este volumen es destacable un nuevo giro radical en el statu-quo de Carol, quien es elegida como Comandante en Jefe del programa Alpha Flight, la primera línea de defensa de la Tierra en el espacio y encargada de proteger al planeta de amenazas alienígenas. Un concepto similar al S.W.O.R.D. creado por Joss Whedon (de hecho, la agente Brand es un personaje secundario recurrente en este volumen) y que sirvió para encontrar acomodo a Puck, Aurora y Sasquach, del famoso grupo de superhéroes canadiense. Este nuevo statu-quo realmente encaja muy bien en la persona de Carol, donde las confluencias militares, aeronáuticas y espaciales confluyen estupendamente con sus características de liderazgo. La falta de villanos carismáticos en el primer arco argumental y el mencionado estancamiento en el crossover fueron heridas de muerte para una serie que no despegó (y perdonen el chiste) en ningún momento.
¿La solución? Relanzar la serie una vez más, claro. Y esta vez con cambio de nombre incluido. Hablamos de Mighty Captain Marvel y aquí ya nos estamos acercando al material recientemente publicado por Panini Comics en nuestro país, por lo cual la mayor parte de la información debe guardarse bajo spoilers. El equipo creativo elegido para tal misión fue Margaret Stohl y Ramón Rosanas, siendo la primera de los dos una famosa escritora de libros que, al igual que sus predecesoras, también hacía su debut en las viñetas con la serie protagonizada por Carol, aunque ya había trabajado con Amanat en una novela con la Viuda Negra como protagonista. El primer arco argumental trata con las consecuencias psicológicas de Carol tras los sucesos de Civil War 2. Vencedora de la contienda, al menos en el apartado físico, la Capitana Marvel tiene todo lo que siempre había buscado desde Dinastía de M. Está considerada por la población la mayor superheroina del planeta. No hay nadie mejor que ella. Pero ella no está de acuerdo. No se considera la vencedora moral de la segunda guerra civil superheroica. No quiere ser considerada la mejor. Pero tendrá que aprender a hacerlo, con ayuda de Alpha Flight y de los Guardianes de la Galaxia. Al menos, hasta que (una vez más) el siguiente gran evento de Marvel se cruce por el camino. Y, en este caso, no fue uno menor. El Imperio Secreto de Nick Spencer tuvo cruces con la plana mayor de series regulares de la editorial, incluido el Amazing Spider-Man de Dan Slott que había sido capaz de librarse de este tipo de eventos gracias a la condición de serie más vendida de la editorial. En este nuevo Imperio Secreto, el plan maestro del malvado Capitán Marvel consigue dejar “encerrados” fuera de la Tierra a toda la estación Alpha Flight de Carol Danvers, lo cual sitúa a la serie en una posición un tanto ridícula, ya que durante los cinco números que se cruza con el evento su influencia en él es mínima, ya que apenas pueden tomar parte.
Si por algo conviene resaltar esta etapa de Margaret Stohl es por otro detalle, que provocó varios mini-infartos entre el fándom más clásico de la serie. Y es que, progresivamente y en base a los varios flashbacks que experimenta Carol durante esta etapa, desaparecen todas y cada una de las menciones a Mar-Vell, narrando un nuevo origen en el que tan solo se menciona al Psycho-Magnetrón. ¿Sería esto un intento editorial de desligar de una vez por todas el origen de su mayor icono femenino del de un personaje masculino? ¿Se atreverán a borrar del todo a Mar-Vell de la continuidad? ¿Su origen tiene sus razones en la genética? Para responder a muchas de estas preguntas deberéis acudir a la miniserie La Vida de la Capitana Marvel, con guión de la propia Stohl y con el dibujo de Carlos Pacheco (en su mejor trabajo en años) y de Marguerite Sauvage en las escenas de flashbacks. De la misma forma que el Extremis de Warren Ellis redefinió a Iron Man para toda una generación de lectores, esta miniserie reescribe el origen de nuestra protagonista de una forma casi radical, actualizándolo a los nuevos tiempos. Carol vuelve a un pasado que creía que tenía olvidado y nada volverá a ser igual. Una obra altamente interesante y recomendable tanto para el lector veterano como para el curioso que salga de la sala de cine con ganas de probar algo del alter-ego de Brie Larson en las viñetas. Y hasta aquí podemos leer, porque sus spoilers son demasiado recientes como para describirlos aquí, pese a su importancia.
Tras este proyecto y a un par de meses del estreno de la película, Marvel Comics relanzó la serie con un nuevo equipo creativo, formado por Kelly Thompson (Hawkeye, Jessica Jones) y Carmen Carnero (X-Men: Red), con Tamra Bonvillain al color. Kelly Thompson, quien ya había co-escrito a la Capitana junto a Kelly Sue en la miniserie Captain Marvel & The Carol Corps fue la elegida para, en el momento de máxima popularidad de Carol, escribir la serie regular. “Nunca me imaginé que iba a tener este momento de máxima responsabilidad. Carol tiene muchas cosas en la cabeza a raíz de los descubrimientos recientes SPOILER SPOILER, y sobre todo después de haber pasado tanto tiempo en el espacio”, describe Thompson. “Pero no va a tener mucho tiempo para poder recuperarse… y tendrá que hacerlo a base de puñetazos”. La serie enseguida coge ritmo y se convierte en un Mad Max suerpheroico con un reparto de personajes femeninos secundarios formado por Spiderwoman, Echo, Hulka y Hazmat, la joven de la Academia Vengadores. Y alguna sorpresita en el camino. El dibujo de Carmen Carnero, tras haber depurado su estilo en X-Men: Red, contiene los mejores primeros planos de la actual industria del cómic y unas composiciones de quitar el hipo. De hecho, el debut de la serie no puso ser más espectacular, convirtiéndose en el segundo cómic más vendido del mes de enero con 111,000 copias vendidas y en el cómic que más dinero recaudó de todo el mes, superando a los debuts nada más y nada menos que del Conan El Bárbaro de Jason Aaron o los Guardianes de la Galaxia de Donny Cates. Y hasta aquí vamos a leer, porque, aunque ya sin Carmen Carnero en el dibujo, Kelly Thompson sigue actualmente al frente de la serie dejando bien claro que tiene un plan a largo plazo bien pensado. Y mientras tanto, esperamos que Marvel Studios anuncie la secuela de la película de Brie Larson. Hay Capitana Marvel para rato…
Respuesta a la pregunta arriba planteada: El mismísimo Dave Cockrum. De nuevo. 🙂 ¿Os hemos pillado?