Son testigos mudos del día a día de las figuras más poderosas. Si las cabañas de Valley Forge pudiese hablar, quizás contasen una versión menos glamurosa de George Washington aquel duro invierno de lucha contra el Imperio Británico. Nidos de águila, búnkeres, islas recónditas o torres sinuosas han sido el hogar de muchas horas de vigilia y reunión de personajes clave.
Dentro de los supergrupos, la situación es análoga. Disfrutamos de sus batallas campales, recitamos las alineaciones favoritas como si fueran el once titular con el que nuestro equipo alzó la Liga, si bien reparamos poco en esos refugios en el que cada integrante de los mismos pasa muchas horas de su vida.
Los Vengadores, la respuesta de Stan Lee y Jack Kirby al éxito de la Liga de la Justicia, se encuentran en uno de sus momentos dulces cara al imaginario popular, especialmente por su papel de músculo activo en una fase esencial de Marvel Studios. No obstante, ¿qué sabemos de las bases que han servido de descanso del guerrero e inquietantes reuniones en vísperas de nuevos peligros?
Repasamos hoy en Sala de Peligro los santuarios clave en su trayectoria, no limitándonos únicamente al medio del cómic. Avengers Assemble!
1) El Rancho de los Wackos
Suponen uno de los momentos más nostálgicos a la hora de evocar la década de los ochenta del pasado siglo en las viñetas. Una sucursal que aglutinaría una alineación realmente pintoresca y atractiva, allí donde Ojo de Halcón y Pájaro Burlón encabezaron unos novedosos Vengadores que compraron un importante rancho en Los Ángeles.
Sobre este terreno de California, el sagaz arquero comprendería que resultaba más sencillo criticar a Steve Rogers que liderar a personalidades tan poderosas y pintorescas como El Hombre Maravilla o Tigra, entre otras buenas piezas. Accidentalmente, Mortaja tuvo “el honor” de comprobar en primera persona las recién instaladas defensas del nuevo complejo.
Aunque se echaban de menos los servicios del infalible Jarvis, el nuevo escenario incluía una bucólica playa que gente como Simon Williams aprovechó para dar meditabundos paseos para ordenar sus pensamientos y afrontar su pasado. Asimismo, ¿qué mejor lugar para festejar con barbacoas batir a contrincantes tan poderosos como Gravitón? Eso sí, tocaría recibir allí visitas inoportunas de Ultrón.
Sería el voto de Iron Man el punto de inflexión que, aparentemente, marcaría la disolución de aquel cóctel explosivo de egos en el Far West. ¿Qué le aguardaba a ese rincón de los Wackos? Como ha mostrado la cámara de Quentin Tarantino, hay pocas cosas más amenazantes que un rancho abandonado. De cualquier modo, el destino de esta base sería reflotado gracias a Hank Pym, concienciado tras los acontecimientos de la saga “Miedo Encarnado” de que aquel mítico enclave podría ser la ubicación perfecta para ser mentor de una Academia de Los Vengadores.
2) La Isla
Incluso un héroe tan poco lúcido como Pafman, hilarante creación de Joaquín Cera, lo comprendió cuando derrotó a su adversario, el doctor Feator, en su base submarina. En la era la reutilización y aprovechamiento de recursos, resulta inevitable que la comunidad superheroica esté atenta a las vacantes que dejen sus villanos, puesto que no pocos de ellos tienen magníficos centros de operaciones.
El Doctor Hydro había hecho atrocidades con sus experimentos, pero aquella construcción flotante en los límites del norte de los Estados Unidos resultaba fascinante. Presionados por la temible burocracia para impedir el vuelo de los quinjets desde Manhattan, los Vengadores iban pensando cada vez en aquella Hidrobase.
Al más puro estilo conde de Montecristo, el supergrupo hizo túneles subterráneos para conectar sus vehículos desde allí con la mansión principal. Con todo, pronto fueron cogiendo gusto a aquellas alturas y la antigua morada de Hydro tuvo benignos propietarios. Las instalaciones mejoraron muchísimo gracias a la brillante mente de Reed Richards, quien hizo más llevadera la transición.
Aunque fuera con amargo final, esta guarida tuvo un privilegio pocas veces visto: fue rediseñada por Míster Fantástico, quizás el cerebro más privilegiado de Marvel en el ámbito científico. De igual forma, en plenos Actos de Venganza, el enclave fue atacado por todos los frentes mediante una estrategia digna del James Moriarty de la Casa de las Ideas: Victor von Muerte hizo maniobras napoleónicas de distracción para secar los combustibles de los quinjets.
Llegarían los días donde la isla flotante gracias a las almohadillas sería eje de la guerra fría entre S.H.I.E.LD. e I.M.A., pero nunca sería tan entrañable como cuando se ganó el sobrenombre de Isla Vengadores.
3) Si las paredes hablasen…
Han tenido muchos hogares, pero cualquier verdadero creyente de los Héroes más poderosos de la Tierra sabe a qué se refiere un cómic cuando habla de “la mansión”. La única e inimitable, el capricho de un Tony Stark que aquí quiso ser jugador de equipo. ¿Alguien imagina a Bruce Wayne abriendo los secretos de la Batcueva a La Liga de la Justicia?
Allí un victorioso Capitán América, recién llegado de su triunfo ante el Barón Zemo original, fue aupado por El Hombre Gigante, ante la perpleja mirada de tres ex villanos que iban a dar que hablar en la formación: Ojo de Halcón, Mercurio y La Bruja Escarlata. Salas de entrenamiento sofisticadas que hubieran provocado la envidia de Charles Xavier y lujosas habitaciones que sibaritas como Hércules o Hulka usarían para llevar a sus compañías de alcoba más apetecibles.
Por eso, han dolido tanto los ataques directos al lugar que consideraban sagrado, el reposo del combatiente con unos pasillos plagados de cuadros que consagran el Hall of Fame de los seres más nobles de la comunidad marvelita. Los Señores del Mal consiguieron profanar la casa, torturando a Jarvis (el mejor mayordomo en el Noveno Arte, con permiso de Alfred) y obligando a Janet van Dyne a sacar lo mejor de sí.
Esa reconstrucción exigió el primer acercamiento a la ya citada Hidrobase. Sin embargo, la hora más oscura llegaría, cortesía de Michael Bendis, con Vengadores desunidos, un Pearl Harbor en toda regla que, eso sí, dejaría un brindis por los caídos entre las ruinas que sigue constituyendo una carta de amor al supergrupo.
Habría otras profanaciones, casi siempre resueltas para el bien, como las acometidas de Cráneo Rojo, pero muchos mentideros insisten que, desde la saga de Roger Stern y John Buscema, una época terminó, esa donde al cruzar las verjas e identificarse, cualquier vengadora o vengador podían jurar sentirse seguros hasta la nueva misión.
4) A hombros de gigantes
Jason Aaron nunca se ha andado con medias tintas. La cabecera de Thor puede dar buena fe de cómo, a base de reavivar las llamas de la mitología, intenta recorrer senderos inexplorados. Los Vengadores pronto conocieron el talente de su nuevo guionista: resultó que hace billones de años ya hubo unos precursores, en unos días donde Odín, padre de Todos, gustaba de pasar mucho tiempo en la Tierra con algunos camaradas de armas y cierto Fénix para cazar aventuras.
Descubrieron amenazas oscuras que ningún héroe habría podido afrontar en solitario, pero también fuerzas benignas, una de ellas, Progenitor, erigida como monumento y recordatorio de los sacrificios pasados. Y llegó un día como ningún otro donde Pantera Negra usó la milagrosa tecnología de Wakanda, junto con otras mentes privilegiadas, para otorgar al supergrupo uno de sus cuarteles más insólitos.
Obsequio de seres con poderes cósmicos, lo atractivo de este enclave en el Polo Norte radica en los mil secretos escondidos que albergará el interior de esta fascinante criatura. Además, la naturaleza celestial hace que, prácticamente todo lo que se le pueda ocurrir a los equipos creativos, encaje de una manera u otra.
Incluso los seres más poderosos deben sentir, de vez en cuando, que caminan a hombros de gigantes.
5) Stark Tower
Aunque sus modales y estilismo sean diferentes, Anthony Stark presenta algún paralelismo importante con Donald Trump. Ambos hombres provienen de familias enriquecidas en las finanzas, exponentes de lo mejor (y peor) del capitalismo; a ello debemos incorporar un feliz añadido de Marvel Studios: una ostentosa torre que recordase qué clanes son los señores feudales de New York.
No obstante, la Torre Stark exhibió mucho más altruismo en Manhattan que la de quien fuera tan controversial presidente de los Estados Unidos. Iron Man (Robert Downey Junior) volvía a ser en el universo cinematográfico, al igual que en los cómics, el primer anfitrión de los poderes más impactantes del planeta.
El enclave sufriría la afrenta del ataque de Loki, otro bonito homenaje del film dirigido por Joss Whedon en 2012, puesto que el asgardiano fue el villano escogido por Stan Lee y Jack Kirby para desencadenar los sucesos que explicarían la formación de la poderosa escuadra, si bien descubriríamos en Endgame (2019) que Hulk bajó realmente furioso por las escaleras al no poder recurrir al ascensor.
Cada vez más desvinculados de la agencia de Nick Furia tras los sucesos de El Soldado de Invierno (2014), la Torre se convirtió en un agradable punto de encuentro donde Thor e Iron Man tuvieron algunas de las discusiones más cuñadas de sus biografías cinematográficas. La era de Ultrón (2015) volvería a recordar a Stark los riesgos que, incluso los genios, tienen al jugar a ser dios, reconvirtiendo la instalación para cuestiones de su empresa, aunque se siguen añorando aquellas reuniones en la cima de Manhattan para pantalla grande,
6) Punto de Recogida
La Torre de los Vengadores marcó el final de una época. De hecho, Tony Stark empezó a pensar en reutilizar uno de sus viejos almacenes, esos complejos donde a o mejor tendremos que ir a recoger el pedido si no estábamos cuando los empleados de Iron Man fueron a llevarnos el pedido a domicilio.
Recuperándose de las heridas provocadas por Ultrón, quizás este enclave nunca tuvo el misticismo del anterior, aunque, caprichos de los hermanos Russo, iba a ser testigo presencial de la madre de todas las batallas, uno de los hitos en las salas de cine de todo el globo, donde un porcentaje significativo de la audiencia no pudo sino ponerse a aplaudir ante aquel despliegue que representó Endgame.
Con el complejo destruido por obra y gracia de Thanos, fue en sus escombros donde este Centro de los Nuevos Vengadores se hizo mítico para el imaginario popular. Sí, han poseído bases mucho más sofisticadas o visualmente atractivas, pero, ¿cuántas podrían presumir de haber sido la línea de defensa ante la Orden Negra, concentrando a su alrededor lo mejor de las tropas de Wakanda y al Maestro de las Artes Místicas?
Fue el Waterloo de Thanos y el broche de oro a la excelsa andadura de Robert Downey Junior como Iron Man.
7) Los Nómadas
No contento con haber alborotado todos los cimientos, y nunca mejor dicho, de los Vengadores, Brian Bendis fue a por el más difícil todavía al encabezar Nuevos Vengadores, una heterogénea alineación improvisada únicamente por una sucesión de intentos de fuga en la Isla Ryker.
Sin apoyo gubernamental u organismos internacionales, esta curiosa fórmula permitió cuestiones interesantes, sobre todo por la insistencia de Steve Rogers. Itinerantes y ofreciendo sus propios apartamentos para las reuniones, pese a los quilates de poder que concentraban (Vigía, Iron Man, Lobezno…), nos hallamos ante una de las variantes del grupo de mayor urbanismo y estilo alternativo.
Condicionados por los sucesos de Dinastía de M, durante el periplo que tuvieron, observaríamos algunos hallazgos como el inesperado dueto cómico que encarnaron Luke Cage y Spiderman, incluyendo algunas épicas partidas de videoconsola que parecían más propias de un colegio mayor durante un viernes que de los deliciosos tés que prepararía el bueno de Jarvis.
¿Quién dijo que fuera imprescindible tener una base de operaciones fija?
8) Próxima parada: Casa del Libro
Billy Wilder terminó conquistando Hollywood desde unos comienzos muy difíciles. Ácido, sarcástico y con un punto oculto de ternura, al final de su biografía, empezó a reflexionar sobre su legado. Director afamado, ya cuando podía pagar todas las piscinas del mundo en su mansión y era uno de los pilares de la industria del cine, añoraba realmente sus días de joven escritor en minúsculas pensiones, luchando por cada centavo o con ver su nombre plasmado en la portada de un guión aprobado por los estudios.
Cuando queda terreno por conquistar, la ilusión es mayor. Especialmente durante los primeros años, cuando el paso del tiempo no ha dado ese punto de madurez y descreimiento que parece casi lógico. De las cenizas de la desunión, un grupo de muchachos quiso recuperar la antorcha, naciendo así los Jóvenes Vengadores, a través del formidable dúo creativo conformado por Allan Heinberg y el dibujante Jim Cheung.
Mirados con recelo incluso por sus mayores, la imberbe escuadra tuvo que empezar de cero, lo que incluía crear de la nada su cuartel general. Por suerte, una de sus integrantes, Kate Bishop, era hija del dueño de Bishop Publihing, una especie de Casa del Libro abandonada que los aspirantes a héroes abrazaron como su hogar.
No fueron los inicios más sencillos, pero las propias páginas transmiten la ilusión de estar iniciando algo sin saber a dónde conducirá. Por ello, es una de las bases con mayor encanto.
9) H.A.M.M.E.R.
Las situaciones de crisis pueden provocar efectos alucinógenos en la opinión pública. Gracias a su papel en la invasión Skrull, Norman Osborn consiguió un mando preponderante que le llevó a altas escalas de poder en detrimento de Tony Stark. El bueno de Anthony podía tener sus defectos, pero opacarlo en beneficio del adversario por excelencia de Spidey, una mezcla de George Bush con Donald Trump, añadiendo toques de Patrick Bateman, solamente habla de lo arriesgado que es ser una superpotencia mundial al alcance del primer millonario con ínfulas.
Norman no desaprovechó la ocasión para hacer su propia copia pirata de Vengadores, bastante menos glamurosa que la original, si bien no poco inquietante: Bullseye, Ares, la doctora Karla Sofen, Venom o Daken se convertían en réplicas de los más míticos miembros de los héroes más poderosos de la Tierra, además de lidiar con el Vigía.
Reformulando S.H.I.E.L.D., el bueno de Osborn se asentó en la base secreta de la H.A.M.M.E.R., perfecto exponente de la frialdad industrial, fue el hogar idóneo para una agrupación siniestra donde la manipulación psicológica y las tensiones internas estuvieron a la orden del día. Como en otras ocasiones, Brian Michael Bendis fue el arquitecto de otro refugio para supergrupos, acompañando aquí del espectacular lápiz de Mike Deodato Junior.
Enfundado como Iron Patriot, Norman sufriría, al igual que los Vengadores auténticos, los tejemanejes de Loki, puesto que el dios nórdico de las mentiras tiraría de los hilos para que, en otra resonancia con presidentes de gobierno poco afortunados, se lanzase a una guerra contra Asgard que aceleraría su caída.
10) Nueva Roma
Apenas son un puñado de páginas en Siempre Vengadores #10 (julio de 1999), pero Kurt Busiek y Carlos Pacheco mostraron cómo se podría pervertir el espíritu del supergrupo para siempre. Una de las distopías más atractivas y de las que menos sabemos, aquella donde Jonz Rickard, descendiente de Rick Jones, dirige un poderoso batallón galáctico que recrea los poderes y estilo de combate de los miembros fundadores.
Ante la desolada mirada de un Steve Rogers todavía deprimido por el escándalo Watergate, descubrimos una realidad alternativa donde hay un poderoso emperador que rige el destino de un dominio galáctico sin piedad donde, al igual que decían los cronistas latinos, las fuerzas terráqueas dejan desiertos y los llaman paz.
Si los puestos de avanzadilla como el de Jonz Rickard son tan impactantes, suspiraríamos por conocer cómo es la capital de este totalitarismo superheroico, donde el escudo del capitán o el martillo de Thor son reliquias guardadas en los santuarios como si fuera el templo de Júpiter Óptimo Máximo.
¿Es tarde para implorar al Dream Team (Busiek, Pacheco, Stern y Merino) que aúnen fuerzas para contarnos cuál es el Palatino donde esos herederos de los Vengadores se reúnen para regir la galaxia como si fuese su juguete?