Sala de peligro entrevista a Eider Rodriguez y Julen Ribas, guionista y dibujante de Santa familia, una novela gráfica recién publicada en castellano por Grafito Editorial que ya se alzó en 2018 con el Premio Euskadi de Literatura, en la categoría infantil y juvenil. Puedes leer en la web la reseña de esta novela gráfica, en la que se reflexiona sobre las contradicciones, miserias y grandezas de la familia y la adolescencia. Sus autores nos dan algunas de las claves de la obra en esta entrevista.
¿Cómo se inició y desarrolló la colaboración? ¿Había un material previo y cerrado de Eider que sirviera de base o se trató de un work in progress a cuatro manos?
Rodriguez: Fue idea de Dani Fano, director de la revista Xabiroi, dibujante e historietista. Nos propuso una colaboración e, inconscientes, aceptamos. No había ningún material previo, pero a la siguiente reunión que hicimos fui con el esbozo de la historia que quería contar, con un acercamiento a los personajes, algunos hitos, diálogos… Les gustó y es así como empezamos. Escribí el guión de la primera entrega y Julen, en base a lo que yo había escrito y descrito, aportó matices nuevos a los personajes y a las situaciones que yo aproveché para la segunda entrega, y así sucesivamente.
La obra se publicó por primera vez en entregas en euskera en la revista Xabiroi en 2017. ¿Ha sufrido algún cambio desde entonces? ¿Cómo surgió la posibilidad de publicar con Grafito Editorial cinco años después?
Ribas: Desde que se publicó en formato álbum solo hemos cambiado la portada, contraportada guardas y la página de inicio. El resto, salvo algún texto, está igual. El contacto con Grafito nos lo dio Dani, que había estado a Junto a Iñaki Holgado en el Festival del Cómic de Angoulême tanteando la posibilidad de vender los derechos a otros países. Creo que fue allí donde se inició la relación.
Eider, ¿qué puertas te abrió y qué límites te impuso el cambio de formato narrativo? Julen, ¿tuviste que adaptar tu estilo? ¿En qué medida pensáis que las respectivas aportaciones han enriquecido el resultado final?
Rodriguez: El proceso fue maravilloso. Sobre todo escribo literatura para adultos, así que estoy acostumbrada a trabajar en completa soledad, a pelearme con mi texto y conmigo misma, y no se lo muestro ni se lo cuento a nadie hasta darlo por finalizado. Escribir Santa familia fue todo lo contrario: compartí mis bocetos tanto con Julen como con Dani Fano, que hizo de editor, lo que hizo que mejorara el texto y desdramatizara el proceso. Me gusta trabajar en equipo, y más con un equipazo así, pero no siempre tengo la oportunidad. Respecto al resultado final, no recuerdo exactamente cuáles fueron las aportaciones precisas, pero sí recuerdo que en el ambiente existía la idea de que había que pasárselo bien haciendo el cómic, y creo que eso se percibe en el resultado final.
Ribas: Suena a tópico, pero creo que en cada proyecto que empiezas buscas algún estimulo. En mi caso busco que la técnica ayude en el tono de la historia. En aquel momento quería hacer algo en acuarela y con un dibujo expresivo y dinámico, y creo que la historia de Eider me ofrecía esa oportunidad.
Santa Familia supone una reivindicación de la complicada etapa de la adolescencia. ¿Creéis que desde vuestros respectivos campos se está representando adecuadamente este periodo vital o, como le sucede a los padres de la joven protagonista, Nora, el terror que infunde su presencia lleva a que se tienda a simplificar o caricaturizar esta etapa?
Rodriguez: La adolescencia es una etapa muy misteriosa y, como todo lo misterioso, me resulta atractivo para escribir, ya que no sabes a ciencia cierta qué esconde. Me encanta observar a los adolescentes: lánguidos, narcisistas, cansados, desnortados, furiosos… Dan hasta miedo, y cuando algo nos provoca miedo, tendemos a caricaturizarlo para así neutralizarlo. Creo que en el cine se ha tratado más el tema de la adolescencia que en la literatura para adultos, pero sí, personalmente me entusiasma.
Ribas: Si a nuestros respectivos campos te refieres a la literatura y el cómic, yo no te sabría decir. No estoy al día. No sabría decirte qué se publica en cómic, ni si en todo lo que se publica la adolescencia esta adecuadamente representada. Pero es evidente que solemos caricaturizarla. Ya sea en cine, literatura, comic, cómicos en sus monólogos… Dicen que la comedia es drama + tiempo. A este respecto creo que todos coincidimos en que es un periodo bastante dramático de nuestras vidas, y que con suerte a toro pasado nos podemos reír de ello.
Nora se debate entre las grandes preguntas, entre la piscina y el océano, pero la obra no se preocupa de dar respuestas, sino que invita al lector a cuestionarse. ¿Es más inspiradora la contradicción a la hora de crear?
Rodriguez: La contradicción en una grandiosa cantera desde la que crear, claro, y hacer preguntas también es una manera de responder, ¿no?
Ribas: Personalmente me gustan más las obras que plantean preguntas y no las que responden o, por lo menos, no de una forma obvia. Las contradicciones en un personaje le dotan de dimensión y le hacen creíble. Podemos vernos reflejados en ellos, pero hasta cierto punto, porque si el personaje se contradice demasiado podemos confundir al lector.
Julen, frente a los colores cálidos del entorno de sus padres Sorkunde y Teodoro, en la paleta cromática del universo de Nora predomina el azul. ¿Es una decisión consciente? ¿Cómo has potenciado, desde el punto de vista gráfico, los contrastes entre los que se mueve la obra?
Ribas: No ha sido una elección consciente. Este trabajo fue publicado en entregas de 6-8 páginas. Yo no planificaba más que el capítulo que me correspondía hacer en cada momento. Podía buscar la variedad e intentar hacer algo diferente al capítulo anterior, pero poco más. Es verdad que el agua tiene mucha presencia en la historia, así que supongo que por eso a Nora le acompaña tanto el color azul.
Pese a que en la obra entran en juego conflictos generacionales y personales de gravedad, Santa Familia está salpicada de humor en diversas gradaciones. ¿Qué importancia juega el humor en vuestra obra?
Rodriguez: Siempre me han tildado de escritora oscura, cruda, dura, aunque yo, cuando escribo, nunca dejo de lado el humor, ácido, si se quiere, pero humor. Es una herramienta de descompresión tan interesante… No solo a la hora de escribir, sino también a la hora de vivir. El peligro de tratar un tema como el de la adolescencia y el de la paternidad es que, sin querer, te puedes poner solemne y predicar hacia un lado o hacia el otro, algo que quería evitar sin lugar a dudas. El humor es el antídoto perfecto para no hacerlo.
Ribas: Este punto creo que es completamente mérito de Eider. Mi preocupación y ocupación fueron hacer que los personajes actuaran de la forma más creíble que me fuera posible. Como dibujante, la misión de uno es hacer que los personajes sean capaces de moverse y hablar por ellos mismos, y lograr así que el lector se olvide de que está mirando unos garabatos. Todo estaba en el guion.
El contenido de la obra juega socarronamente con su título. Hay un deseo consciente de huir de los personajes estereotipados en fondo y forma, que suele incorporar Eider en su obra literaria. Me gustaría que abundarais en cómo habéis trabajado este punto
Rodriguez: Es una de mis obsesiones a la hora de escribir: huir de personajes de cartón piedra. Necesito conocerlos antes de escribir sobre ellos: qué tipo de comida comen, cuál es su chiste favorito, qué manías tienen, cuál es su timbre de voz. Son detalles que no aparecerán en el texto pero me ayudan a construirlos. Me encanta esa parte del proceso de escritura.
Ribas: Yo sé que Eider evita y se aleja del estereotipo. Se lo he oído y se le he leído varias veces. Yo, por el contrario, trabajo con el estereotipo. Tal vez no de una forma consciente, pero el dibujo ha de ser eficaz. Todo ha de ser reconocible al primer vistazo, tanto los personajes como en el mundo que les rodea. Generalmente todo venía definido en el guion y, si no era así, lo lo consensuaba después en los bocetos con Eider. Recuerdo que el mayor desencuentro durante el proceso vino a la hora de dibujar una viñeta en concreto. Dibujé un cuerpo femenino joven desnudo demasiado estereotipado y Eider, con buen criterio, me lo reprocho. Yo no lo entendí hasta bastante tiempo después.
¿La irrupción de elementos fantásticos en las páginas finales está buscada para potenciar el elemento de extrañeza en el lector? ¿De qué forma pueden dialogar los géneros realista y fantástico para explicar el mundo?
Rodriguez: Creo que lo fantástico puede explicar el mundo tan bien o mejor que el género realista. Me gusta servirme de todo. A veces mezclo los géneros. Estamos rodeados de fantasía, aunque la obviamos, por comodidad, seguramente, y también de realidad que parece sacada de alguna novela de ciencia ficción loca y nada comedida. La razón no lo es todo, afortunadamente.
Ribas: Creo que las sorpresas siempre son bienvenidas en las historias, siempre y cuando estén justificadas; no tanto por parte creadora si no por la parte receptora. Es decir, que el lector o lectora sean capaces de permitirte esas licencias.
«Siempre hay una grieta en todo, así es como entra la luz», en palabras de Leonard Cohen. Esa grieta produce la catarsis de la familia protagonista, cuyos miembros hablan mucho, pero no se entienden. ¿Es un reflejo de las dificultades de comunicación en las sociedades hiperconectadas?
Rodriguez: Puede ser, sí. Ese control íntimo al que estamos sometidos, también por los nuestros. A eso le llaman realidad, ya ves. Hay una canción de Anari que dice “y el agujero era la salida”. La crisis como posibilidad de metamorfosis es una idea que me gusta. Otro de mis temas es el de la palabra: ¿las palabras que usamos las usamos para decir lo que queremos o para esconderlo? Esta historia sirve también para indagar en ello.
Ribas: Siempre ha habido, hay y habrá dificultades en la comunicación. No hay comunicación más directa que la que tenemos con nosotros mismos, y aún ahí nos encontramos con dificultades, y no digamos ya en la adolescencia. Yo creo que siempre existirán esas grietas. La cuestión está en que esas grietas no se extiendan hasta el punto de que sean insalvables.
¿Tenéis pensado retomar la colaboración o continuar la historia? En tu caso, Eider, ¿cuál de tus relatos te gustaría llevar al terreno de la novela gráfica? Julen, ¿te gustaría adaptar algún material concreto de Eide
Rodriguez: en principio no tenemos ningún plan. Creo que mis relatos son bastante visuales, pero, no sé, quizá ¿No notas nada raro?, en el que una mujer va descorporeizándose bajo la mirada de su hija.
Ribas: Creo que en su día descartamos la posibilidad de continuar la historia, pero una posible colaboración podría ser. Es una de mis autoras favoritas. Tiene muchísimo talento y escribe realmente bien, y no me refiero solo a su narrativa. Sus guiones técnicos eran buenísimos y eso algo que no siempre se da. Creo que cualquiera de sus obras serían adaptables, tanto sus cuentos como su última novela, que es brutal. Si aún no está en castellano, espero que tengáis la posibilidad de verla traducida pronto.