La imaginación es la herramienta principal de cualquier actividad creativa. Si no se tiene la capacidad de tratar de especular, de ver más allá, de buscar nuevas fórmulas… La tarea creativa no es la mejor opción. Pero, como todo, ese es un músculo que se puede ejercitar. Hay lecturas, visionados, escuchas, experiencias, que conducen a darle una vuelta a las cosas. Y luego hay otros, que directamente, te arrollan por la cantidad de ideas que pueden caber en un espacio comprimido.
Locke & Key fue uno de esos casos. La pieza de Joe Hill y de Gabriel Rodríguez se convirtió en un clásico instantáneo. Una deconstrucción formidable de varios géneros y una llamada a que el lector se aventure a un magnífico y perturbador mundo. Uno que promete que hará que no vuelvas a ver el noble arte de contar historias de la misma manera.
El hecho de que ocupe una posición como obras de culto no ha impedido a los autores que encuentren fórmulas para volver de vez en cuando a alimentar la mitología de la familia Locke. Locke & Key: The Golden Age viene a ocupar un espacio en ese sentido.
Sin embargo, tiene unas cuantas singularidades que hacen que golpee con fuerza. La primera y más llamativa es que se trata de un crossover con otra obra de legendaria magnitud: The Sandman. Pero no es lo único por lo que debería resaltar esta pieza.
Lo primero que llama la atención es lo apabullante que resulta el hecho de que esta historia se haya construido a pinceladas a lo largo de un lustro. Es así porque parece algo que está perfectamente medido a nivel narrativo. Como una subtrama se convierte en lo central y conduce a la historia por lugares tan inexplorados y sorprendentes como coherentes con el todo. Lo que aquí se propone está realizado de una forma ejemplar.
Los primeros números funcionan de una forma, prácticamente, antológica. Fueron publicados originalmente como especiales y se nota. Se parte de una introducción de todo el organigrama de la familia Locke y no tarda en introducir memorables y portentosas aventuras.
Cada personaje está caracterizado de forma impecable y sus inquietudes son lo que detonan los conflictos que se desarrollan a medida que se avanza por este tomo. Con ello, se pasa de una aventura familiar junto con las posibilidades que dan las llaves y los monstruos que habitan en la mansión a realizar un sentido homenaje a todas las artes en otras historias breves.
Pero la sustancia llega en el momento en el que se llega a la miniserie centrada en el primogénito y su necesidad de intervenir en la Primera Guerra Mundial. Hill sorprende con un emocionante relato antibélico sin olvidarse del impacto que tiene la desaparición del hijo dentro de la casa. Y la manera en la que, en un contexto de guerra, nadie está a salvo. Se trata de un prodigio metafórico de primer nivel. Pero la resolución de esa trama es lo que provoca el encuentro con The Sandman.
Este un cómic amable para todo tipo de lector. Evidentemente, quien conozca el universo de Locke & Key así como el de The Sandman, captará mejor los matices y disfrutará más del todo. Pero eso no debe asustar a los neófitos que pueden encontrar una más que interesante puerta de entrada tanto a una narrativa como a la otra.
Y aquellos seguidores acérrimos del Sueño de Neil Gaiman y sus peculiares habitantes no deben asustarse, puesto que este proyecto ha sido supervisado por el creador y cuenta con su aprobación. Más que un episodio apócrifo, es la unión de dos cánones. Una hecha desde la pasión puesto que, tal y como indica Joe Hill en la introducción del tomo, Locke & Key de Gabriel Rodríguez y él mismo sentían por The Sandman. Y eso se aprecia fácilmente en todo momento.
El arte corre a cargo del autor chileno, Gabriel Rodríguez y a cada viñeta evidencia lo que ya estaba claro: es un fuera de serie. Con la seguridad de alguien que no tiene que demostrar nada, consigue imbuir al lector en unas páginas que van de lo asfixiante y tenso a momentos de cierta ternura. Es alguien que se reinventa constantemente y que consigue hacer de cada página algo especial.
Pero se la jugaba a la hora de conseguir heredar la antorcha de ilustradores de The Sandman. Era algo muy ambicioso. Y ha conseguido estar a la altura. Hay mucho cuidado, detalle y cariño en cada página. Es imposible no quedar impresionado y sobrecogido con su arte y es algo que mejor será que lo descubra el propio lector.
No menos destacable son las aportaciones de un nombre que ha quedado tapado: Jay Fotos. Su labor es impecable, y sobria. Es profundamente respetuoso con las características visuales de The Sandman así como con las instauradas por sí mismo en los volúmenes anteriores de esta saga, a la vez que trata de aportar algo de frescura y una nueva manera de entender estos universos. Juega con la ventaja de ambientarse en una época inexplorada, con lo que las atmósferas eran muy distintas. Usa una paleta rica, muy viva que engrandecen claramente la lectura.
La edición de Panini Cómics incluye una introducción de Joe Hill, además de todas las portadas. Hay disponible una edición paralela por parte de ECC Ediciones, aunque se circunscribe exclusivamente al contenido relacionado con el Universo Sandman.
Locke & Key: The Golden Age va más allá del producto para completistas. Y también trascienden los crossovers sacacuartos y absurdos. Es una oda a todo aquello que se ama de las historias: la capacidad de transportarte a lugares nuevos. Todo ello en múltiples capas que desprenden una humanidad clamorosa. Uno de los imprescindibles del año.