Hay actores que no se somete a ninguna regla, si no que crea las suyas propias y rompe las expectativas constantemente. Su imprevisibilidad es la única constante en la una carrera de un profesional que lo ha dado todo en pantalla. Uno que no sigue un método específico en sus actuaciones, más allá de su propio instinto.
Christian Bale volverá al género superheroico, interpretando al temible Gorr, el carnicero de dioses, en Thor: Love and Thunder en breves. Pero es solo un paso inesperado más de uno de los intérpretes más relevantes. Uno que va de cambios físicos a una fidelidad a prueba de balas hacia aquellos directores que le han sabido sacar partido.
A continuación, se pasará a desgranar de un actor muy particular.
– El Imperio del Sol
El ejemplo arquetípico que se tiende a poner para señalar que Christian Bale lleva desde niño actuando. Y no es para menos, el filme antibélico de Spielberg (a su manera) adaptando a Ballard. Bale tuvo su primer papel protagonista siendo niño. Ya anticipaba la bestia interpretativa que terminaría siendo.
– Velvet Goldmine
Tras un puñado de películas que le curtieron como actor y en las que tuvo la oportunidad de tener algún papel protagonista más, trabajar con Todd Haynes fue un punto de inflexión en su carrera. Y es que, con independencia de que ambos conectaran, este homenaje al glam rock le permitió explorar y dar un papel verdaderamente carismático.
– American Psycho
La primera transformación física de Christian Bale, con el que, además, dio su primer golpe en la mesa. En el filme de Mary Harron aportó una interpretación perversa, carismática, portentosa y muy enérgica. Su Patrick Bateman, y todas las atrocidades llevadas a cabo por ese arquetipo yuppie, pasó a ser uno de los iconos del cambio de siglo. Y por derecho propio.
– Equilibrium
¿Qué pasa cuando pones esteroides a Fahrenheit 451? Pues que sale este thriller distópico de acción intensa con personajes que lo son todavía más. Toda una rara avis en la que Bale consiguió, de nuevo, robar todas las escenas.
– El maquinista
Nuevo gran cambio físico de este actor y el más claramente perceptible. Este peculiar filme rodado en Barcelona con trama de thriller psicológico con toques sociales quedó como una pequeña pieza de culto que vale la pena descubrir y redescubrir. Por no hablar de que sigue siendo una de las producciones más arriesgadas en las que Bale se ha embarcado.
– La trilogía de El Caballero Oscuro
Tras impresionar a propios y extraños, Bale consiguió un cuerpo musculado en tiempo récord para interpretar a la personal visión de Batman de Christopher Nolan. Como ya es una pieza conocida por todos y es su papel más fácilmente reconocible, solo queda compadecerse por que el traje no tuviera cremallera.
Estuvo casi una década pegado al personaje hasta completar una trilogía que sentó todo un precedente con El Caballero Oscuro. Bale está considerado uno de los actores que se han asociado inevitablemente con el personaje. No en vano, fue él quien le insufló de una segunda juventud.
– El Truco Final
En su segunda colaboración con Christopher Nolan, optó por hacer un homenaje a la magia del cine. Una historia de rivalidad entre dos magos y de obsesión por dar lo mejor. Con Batman y Bateman (hay un patrón ahí…), seguramente este haya terminado siendo su papel más reconocido por el gran público.
– El Tren de las 3:10
Primera colaboración con James Mangold. Este remake del western de Delmer Dave cuenta el peliagudo traslado de prisionero. Y un desesperado Christian Bale es el responsable de que todo transcurra como debe. Bale consiguió dar una interpretación que tomó el control de la película.
– I’m not there
Su segunda colaboración con Haynes consistió en dar vida a uno de los rasgos de la misteriosa e intrincada personalidad de Dylan. Todavía a día de hoy, su tramo sigue siendo uno de los más celebrados del filme.
– Enemigos Públicos
Duelo interpretativo entre Bale y el malogrado Johnny Depp en manos de un veterano Michael Mann. Una película que trató de actualizar y emular el cine negro más clásico y que, a pesar de todo, dio dos grandes interpretaciones de ambos protagonistas.
– The Fighter
Y pasó lo inevitable. Le llegó el Oscar con esta película en la que dio vida a un problemático entrenador de boxeo. De nuevo, volvió a adelgazar una barbaridad sobrehumana a una velocidad increíble para darle el aspecto decadente de este personaje marginal. Una interpretación naturalista que sorprendió.
Volvió a colaborar con David O. Russell más adelante es La Gran Estafa Americana. Seguramente sea uno de los títulos más honestos jamás puestos en una película, pero lo cierto es que Bale ahí volvió a llevar su cuerpo al extremo.
– Knight of Cups
El caballero pasó de golpear criminales a ser la representación de los excesos de Hollywood. Bale aquí se muestra desnudo como un personaje que tiene mucho que ver con él mismo. A pesar de que recibió críticas altamente negativas, Terrence Malick lanzó el que seguramente sea el retrato más honesto de lo que supone tener tanto poder y ego concentrado en una sola persona. Y hacerlo en estos tiempos, tiene doble mérito.
Además, este fue su primer encuentro con Natalie Portman, con quien volverá a cruzarse en Thor: Love and Thunder. Pero sus escenas, en este caso, no serán tan amistosas.
– Hostiles
Nuevo western, más árido y denso y complejo que el frenético El Tren de las 3:10. Pero también más apasionante y dramáticamente interesante. Bale da vida a un capitán que debe afrontar la misión de escoltar a un jefe Cheyenne. Eso hará que tenga que replantearse más de una cosa.
– Vice
El último gran cambio físico del actor fue en este film dirigido por Adam McKay, con quien ya había coincidido en La Gran Apuesta. Fue así, porque, de lo contrario, pondría en peligro su salud. De hecho, tuvo que renunciar al proyecto de biopic de Enzo Ferrari porque debía volver a engordar, lo cual hubiese tenido consecuencias trágicas. El proyecto quedó congelado después de eso.
Bale lo dio todo y volvió a modificar su cuerpo hasta ser irreconocible. Su Dick Cheney fue tan intimidante como vulnerable.
Le sirvió para ganar su segundo Globo de Oro, el cual dedicó al mismísimo Satán. Repect.
– Le Mans ’66
Uno de los films más clásicos a gran escala que ha dado Hollywood en los últimos tiempos es este espectacular film dirigido por James Mangold. Aquí Bale se puso en la piel de un aguerrido y temerario piloto Ken Miles. Es una historia americana clásica y algo idealizada, pero dan la oportunidad de lucirse al actor, está contada con mano diestra y tiene imágenes espectaculares.
Se quedan en el tintero los doblajes en clásicos modernos de la animación como Pocahontas o El Castillo Ambulante, la chaladura que fue El Imperio del Fuego, sus colaboraciones con realizadores de la talla de Zhang Yimou o de David Ayer, su fallido blockbuster con Ridley Scott o ese desastre que fue Terminator Salvation. Y, por supuesto, su Gorr junto con Taika Waititi, que todavía está por ver .
En unos días volverá a demostrar sus habilidades con un Gorr que, tal y como parece, ha llegado para establecerse como uno de los mejores villanos del UCM. En cualquier caso, Bale todavía no ha dicho su última palabra. Ni de lejos.