Si hay algo que parece no terminar nunca, pase el tiempo que pase, es el mal uso que hacen algunas personas de sus privilegios. En lugar de apoyar causas con ese poder, las menoscaban a base de querer lucrarse. Y esto es lo que ha ocurrido con el ilustrador Gerard Costa, quien se ha hecho pasar por mujer en redes para lucrarse a partir de la venta de cómics e ilustraciones. Pero empecemos de forma cronológica para entender qué ha pasado, y porqué sigue siendo terrible esta práctica.
Ayer día 06 de julio de 2022, la dibujante y guionista de cómics Mamen Moreu denunciaba públicamente en twitter que había un «compañero» de profesión firmando con nombre de mujer. Obviamente, con los referentes que hay en el sector cultural de este tipo de prácticas, mucha gente empezó a hacerse preguntas. La autora no comentaba en ese momento nombre ni usuario, pero pronto salieron a la luz dos nombres: Helena Anillo y Gerard Costa.
La cuenta de Instagram de Helena Anillo está dedicada a tiras cómicas con un aparente toque feminista en temas cotidianos. Durante la pandemia creció su seguimiento, gracias a su contenido, y en el momento de escribir este artículo cuenta con catorce mil setecientos seguidores. Aunque era bastante evidente que el nombre artístico era un pseudónimo, algo completamente normal, la persona que se encontraba tras él se hizo pasar por mujer durante mucho tiempo.
Además de expresarse siempre en femenino y presentarse como autora, subía stories como los que podéis ver aquí arriba; cuando otras autoras como Mamen Moreu le escribían en sus redes dirigiéndose a él como si se tratara de una mujer no las sacaba de su error, e incluso respondía entrevistas como la que le hicieron en Las Furias Magazine en diciembre de 2021, de nuevo, sin sacar de su error a su entrevistadora, Cristina Sierra. A este respecto, la propia revista ha hecho un añadido, ayer mismo, asegurando que desconocían la verdadera identidad de la persona a la que estaban entrevistando.
Aunque ha colaborado en varias publicaciones, el recopilatorio del que se habla en esta entrevista es autopublicado, al igual que sus siguientes publicaciones entre las que destaca un detalle importante. Si como finalmente se defenderá, nunca ha engañado a nadie, ¿por qué firma con dos nombres distintos y promociona una publicación como si fuera una colaboración utilizando tanto pseudónimo como nombre real? En esta cuenta comenta: Estoy a punto de publicar un cuento CON @helenaanillo para después pasar a promocionar la venta de la publicación. En la portada puede verse la “firma” de “ambos” autores.
De nuevo, quiero dejar claro que el uso de pseudónimos, o nombres artísticos, para firmar obras no es una mala práctica. Por ejemplo, todes conocemos a Flavia Álvarez como Flavita Banana, o a Farrokh Bulsara como Freddie Mercury. Eso es una cosa. Esconderse detrás de un pseudónimo y jugar al despiste para beneficiarse económicamente es otro tema muy distinto. Algo que comentaré algo más adelante.
La verdadera identidad de Helena Anillo surge casi por casualidad. El pasado día 05 de julio de 2022 Renfe reunía a una sesentena de humoristas gráficos para la reedición del libro En el AVE con humor. En la lista de invitades de un evento al que acudieron casi todas las personas que participaban en el libro, aparecía el nombre de Helena Anillo. Sin embargo, en el artículo que el Diari Ara hacía sobre el evento ese mismo día, aparecía la siguiente frase:
Gerard Costa explica paciente que firma como Helena Anillo porque es el nombre del personaje que dibuja
Es entonces cuando saltan todas las alarmas, y donde empieza la denuncia inicial de Mamen Moreu en redes, y de otras personas tanto dentro como fuera de las mismas. Antes de exponer el caso de forma pública se le piden explicaciones a Gerard Costa en privado, tanto por teléfono como a través de mensajes. Y se le hace saber que a un grupo de autoras, entre las que se encuentran las ya aquí mencionadas Mamen Moreu y Flavita Banana, así como Paula Bonet, entre otras, creen necesario que pida perdón y reflexione públicamente sobre porqué lo que está haciendo no ayuda a nadie.
Es por ello que esta mañana, ante la presión social que estaba sintiendo, Gerard Costa ha hecho público su nombre en las redes de Helena Anillo. Hasta el momento no ponía nada en su bio de Instagram sobre su nombre real. Y ha hecho una publicación explicándose. Obviamente, sin entender nada, ni mucho menos reflexionar lo más mínimo.
Si bien hasta el momento he estado recopilando toda la información más o menos de forma cronológica. Voy a aprovechar la plataforma que es Sala de Peligro para explicar por qué todo lo hecho hasta el momento Gerard Costa es perjudicial tanto para las autoras de cómic, como para la sociedad en general.
Empecemos con sus declaraciones de hoy.
Siempre os he dicho que no me llamo Helena. Lo que poca gente sabe es que me llamo Gerard esto, como se ha demostrado durante este artículo, es completamente falso. Es más, muchas de las publicaciones con las que ha colaborado se han enterado durante las últimas veinticuatro horas de quién estaba detrás del pseudónimo. Si hubiera sido claro y meridiano sobre su identidad, probablemente no habría conseguido algunos de los trabajos a los que ha accedido. Y antes de que nadie hable de cuotas ni cosas por el estilo, esta persona ha vendido una imagen de marca supuestamente feminista que, como se está comprobando, es todo lo contrario.
Siento si este pseudónimo ha generado ambigüedad y ha molestado o molestará a alguien. Me sabe mal que haya gente que piense que me aprovechado de esta confusión. De nuevo, como puede observarse en la entrevista de Las Furias Magazine el uso de la ambigüedad es intencionado.
No vivo de esto, publico las viñetas porque me gusta y valoro mucho vuestro apoyo desde el principio. Obviamente no vive de esto. La industria del cómic en España es muy débil, y trabajar en ella y poder mantenerse como autore es muy difícil. Todavía más si te dedicas al humor crítico y, además, eres mujer. Es más, en las fotos grupales del evento de Renfe entre más de setenta personas hay únicamente cuatro mujeres. Dos más fueron invitadas, pero por temas de agenda les fue imposible acudir. Si ya es complicado conquistar espacios que tradicionalmente nos han dicho que no eran nuestros, ¿cómo no vamos a indignarnos con este tipo de prácticas?
Y en relación a esto, como ya el titular del presente artículo mencionaba, todo esto se ha gestado con un único fin: lucrarse. Otra cosa es que haya conseguido vender grandes cantidades de cómics, o no. O que le hayan surgido trabajos bien remunerados, o no, por su seguimiento en redes. Puede que no se haya lucrado como para retirarse, pero la intención es clara. Y es el uso de nuestro género y ésa intención lo que criticamos. No queremos que sirva de excusa que el beneficio haya sido mayor o menor, porque el daño no se encuentra en la cantidad de dinero. Sino en los actos.
Empezó como un juego de palabras (El enanillo) y ha acabado siendo una reivindicación del papel del hombre en el feminismo. Y no, por ahí sí que no. ¿Pueden ser los hombres feministas? Por supuesto que sí, y ojalá cada vez más. ¿Es Gerard Costa feminista? Obviamente no. Los hombres feministas, en especial los hombres cis blancos heterosexuales que son el culmen de los privilegios, son feministas cuando usan todos sus privilegios para apoyar causas y acompañar. Para dar altavoz a las mujeres y sus discursos. Los hombres feministas entienden que el feminismo no quiere arrebatarles sus privilegios, sino otorgarle a todo el mundo los mismos que ellos tienen. Un hombre feminista no se hace pasar por mujer, no le arrebata espacios ni usa su discurso en beneficio propio.
Que el privilegio no te prive de la empatía ¿hay mayor privilegio que creer que las acciones no tienen consecuencias y que la empatía sólo va en una dirección? Con un mínimo de empatía Gerard Costa habría respetado el trabajo de las profesionales del mundo del cómic, y de las personas que leen cómics.
Y ya lo mejor de esta publicación: firma como Helena Anillo para después poner: Siento la decepción. No tengo flequillo ni soy azul. Hablemos de nuevo de privilegios: condescendencia ante lo ocurrido, un claro insulto hacia las mujeres creadoras y negación del daño que hace no sólo al mundo del cómic sino a la causa feminista. Por cierto, cuando hablo de mujeres hablo de TODAS las mujeres. Otro de los problemas que generan este tipo de actitudes es que les da alas a los discursos de las TERF (feministas radicales trans-excluyentes). Desde Sala de Peligro, y en especial la aquí firmante Iria Ros Piñeiro, ya avisamos que vamos a denunciar cualquier impresión en twitter que utilice el daño que ha generado este autor para atacar a nuestras hermanas trans.
No estamos decepcionadas, lo que estamos es cabreadas por tener que enfrentarnos una y otra vez a las mismas estructuras que nos ponen una y otra vez en peligro. Las primeras reacciones a todo esto ya se están viendo, especialmente en redes sociales. Veremos cómo evoluciona el asunto. Porque como ya se han dicho varias veces en este artículo, el tema es mucho más complejo y preocupante de lo que puede parecer.
Como siempre, os esperamos en redes para solucionar vuestras dudas respecto a éste y otros temas. Y recordad, la verdadera empatía no daña a nadie.