Si hay algo que nos esté dejando este verano son, por desgracia, unas olas de calor como nunca antes habíamos visto. Así que muchos días la mejor opción es quedarse en casa, e intentar bajar la pila de lectura de los cómics que tenemos acumulados de esta primera mitad de año. Entre todos ellos se encuentra Sirenas borrachas de la muy conocida Kat Leyh, autora de Snapdragon.
El guion de Sirenas borrachas da lo que promete. Pearl, Tooth y Eez son tres sirenas, poco convencionales, que se han aficionado a beber alcohol. Las pocas botellas que tienen las han sacado de un par de barcos hundidos, porque no tienen ni idea de cómo los humanos hacen esa maravilla embotellada. Eso sí, con la fiesta que llevan encima, y las ganas que tienen de más, sus peores pesadillas se convierten en realidad: se les ha acabado el alcohol. Y como en esos momentos cualquier idea parece más brillante de lo que realmente es, no se les ocurre otra mejor idea que utilizar los poderes de Eez para convertirse las tres en humanas. Salir a la superficie e ir a la fuente de toda la fiesta… el mundo humano.
En cuanto sortean un par de imprevistos que no tenían en cuenta, como la desnudez, que parece no estar bien vista en la sociedad, o la necesidad de aprender a andar. Las tres sirenas más resolutivas del mar consiguen llegar a un local para darse la gran fiesta de su vida. Pero oh sorpresa cuando se dan cuenta que son incapaces de romper su propio hechizo. Así es imposible que vuelvan al mar, y el mundo humano es mucho más complicado de lo que parecía. Por suerte, una humana se une a este grupo tan variopinto para hacer sus vidas un poquito más fáciles en lo que se convierte pronto en la aventura de sus vidas.
Como ya ocurriera en Snapdragon, Leyh vuelve a usar el humor como base para la inocencia de sus personajes al mismo tiempo que rompe con todos los roles establecidos a nivel social. A través de las aventuras, y desventuras, de las sirenas y su compañera humana, la autora hace una voraz crítica al capitalismo, el egoísmo, y los roles de género. Pero también trata temas tan importantes como la salud mental, la diversidad de género y sexual, la amistad y el amor de forma muy natural. Sin necesidad de explicar nada, dándolo todo por sentado. Normalizando así situaciones que deberían estarlo ya, pero que por desgracia todavía no lo están.
Leyh hace un uso consciente del lenguaje inclusivo incluyendo personajes no binarios, pero lo hace de tal forma que no es moralizante, sino inclusiva. Valga la redundancia. Y todo ello a través del humor. Que es como mejor llegan los mensajes a les lectores. Además, su crítica también llega hasta los productos culturales que sostienen los roles de género que ella misma critica. Haciendo que sus sirenas critiquen abiertamente películas como La Sirenita, entre otras. Y no lo hacen enfadadas, sino sorprendidas por el absurdo que suponen. Creando una crítica constructiva sobre éste y otros temas muy interesantes.
El apartado gráfico es, como puede observarse en las imágenes, de líneas redondeadas y colores brillantes. Con personajes muy diferentes entre ellos, normalmente de volúmenes grandes salvo por Eez, la sirena más pálida de todas. Todos los personajes son tremendamente expresivos en sus reacciones. Así como las sirenas convertidas en humanas se sorprenden de forma explosiva con cada nueva cosa que aprenden de la sociedad en la que se han visto viviendo sin querer. Las personas que se cruzan en sus caminos tienen un contexto bien explicado, y reaccionan igualmente de formas de lo más variadas y cómicas. Creando un plantel de personajes amplio pero muy bien desarrollado.
Leyh desmonta en esta obra todos los mitos más habituales sobre sirenas, y las dota de una nueva historia. Un nuevo contexto y una nueva forma de ser. Pese a todo, estas sirenas representan más que un mito, son el ejemplo perfecto de distintas formas de llegar a la vida adulta. Y es que, a su modo, Sirenas borrachas es también la historia del primer trabajo, el primer desengaño, la primera resaca… esas cosas que ocurren cuando se llega a la supuesta vida adulta. Pearl, Tooth y Eez se ven envueltas en unas situaciones tremendamente cotidianas para les lectores y su forma de enfrentarse a ellas es lo que hacen tan atrayentes a estos personajes.
Así como la anterior obra de Leyh fue publicada por Astronave, el sello infantil/juvenil, esta vez Sirenas borrachas llega de la mano de la firma principal de Norma Editorial. Probablemente por tratar algunos temas, ya comentados en la reseña, quizá algo más adultos. Con una edición con un tamaño considerable (19×23,5 cm), papel satinado, tapa dura y un buen trabajo de traducción por parte de Gema Moraleda. Las referencias culturales no sólo están bien traducidas, sino que también están adaptadas de forma muy acertada. Es posible que, debido a algunos temas tratados, esta obra entre dentro del catálogo de Norma para lectores jóvenes o jóvenes adultos. De ahí el cambio de sello editorial pese a ser la misma autora.
Sirenas borrachas es una de esas obras que se pueden disfrutar a casi cualquier edad. Quienes hayan sufrido su primera resaca, ido de fiesta con amigues o buscado un primer trabajo de forma incansable disfrutarán seguro de la lectura por verlo reflejado de forma más que cómica en las páginas de este cómic. Les lectores un poco más jóvenes disfrutarán de las aventuras y desventuras del trío protagonista, descubriendo además algunas de las dificultades que les esperan en el futuro. Pero siempre a través de una óptica esperanzadora y cómica, como sólo Kat Leyh sabe hacer.