Tal y como relata el propio Albert Monteys en el tomo de conmemorativo de Calavera Lunar, durante buena parte de su carrera fue conocido por dos tipos de público: los que acudían a él por la revista El Jueves o por los que acudían gracias el título aquí celebrado. Por ese motivo, era de justicia que se hiciese algo al respecto en su 25 aniversario.
Aún más teniendo en cuenta el hecho de que Monteys ya no es el que era. Y no es muy habitual ver a un artista que ha evolucionado hacer una revisión de uno de sus trabajos más primerizos. Por todo ello, este tomo es muy especial en la medida que es muy inusual.
¿Qué se puede esperar uno en estas páginas? Pues algo que ha caracterizado el trabajo de este artista desde siempre: una capacidad imaginativa de primer orden. Es alguien que tiene un conocimiento de los arquetipos de la ciencia ficción y consigue bajarlos a tierra a la vez que lanza mil y una ideas por viñeta. Todo ello haciendo que parezca fácil, como pasando de soslayo, sin profundizar de más ni dándose más importancia de la que tiene a sí mismo.
Es alguien muy humilde y eso queda patente en estas páginas. Calavera Lunar, probablemente, fue la primera muestra del talento que posee. Y el que fuese originalmente publicado dentro de Mondo Lirondo, una revista editado en formato de comic book, ya es significativo respecto a que este proyecto es tan singular como popular.
Verlo en formato cartoné, aunque sacrifique algo de la efervescencia y del descaro, tiene algo de legitimización, como si fuese un paso adelante. Pero que nadie se deje engañar por la “opulencia”. Sigue siendo la misma calavera fresquísima de siempre.
A pesar de todo lo mencionado, es una perfecta puerta de entrada para todos los que han descubierto al autor en el reconocimiento de los últimos años. Lo es porque se trata de un contenido ligero en el que la continuidad no es importante y se incluye lo justo para comprender la esencia de esta obra.
Lo más interesante que ha puesto sobre la mesa es que es una historia verdaderamente costumbrista, solo que está ambientada en un entorno de ciencia ficción. Los problemas a los que tiene que hacer frente el protagonista, por estrambótico que sean en la superficie, no dejan de ser metáforas o hipérboles de las cosas del día a día.
Todo, además está barnizado con una capa en la que Monteys también es virtuoso: el humor. A su manera, este cómic abraza el optimismo y relativiza todo lo que pasa. Hay elementos satíricos, hay humor negro, de absurdez, surrealismo (o hiperrealismo)… Esta característica es crucial puesto que también explica la corta duración de las historias aquí recogidas. Todas tienen un timing en el que todo encaja a la perfección y siempre consigue sorprender en cuanto pasas de página.
Además, recoge un espíritu algo pulp que encaja bien. Este proyecto estaba destinado para unas circunstancias y un contexto muy específicas, pero eso no significa que haya envejecido mal. Por el contrario, parecía anticipar cierta vertiente artística de revisión del pasado… Es algo que, precisamente, también hace este tomo.
Calavera Lunar es todo y nada a la vez. Pero si algo es, es algo único. Tiene una personalidad muy marcada y, aunque maneja unas referencias conocidas, no recuerda a ningún otro proyecto que se haya publicado. Y en un mercado saturadísimo de contenido, congratula poder decir esto. Todo un regalo para todos los que, insistentemente querían que volviese la cabecera. Y, desde luego, no se puede decir que la espera no haya merecido la pena.
Este tomo, al incluir historietas antiguas y una especial realizada en los últimos tiempos, deja patente cómo ha progresado el artista. Si bien, no hay grandes cambios en su trazo, sí que se aprecia más cómodo en el manejo de este medio. Tiene una mayor versatilidad, un aspecto más cuidado y detalles, aun intentando emular a su yo joven.
Lo cierto es que el componente gráfico va a la par con el poder evocador de la propuesta. Es alguien que, ya en sus orígenes, mostraba un potencial a la hora de probar ciertas experimentaciones que ha eclosionado con el paso del tiempo. En cualquier caso, lo sabes distinguir perfectamente viendo cualquier ilustración suya.
El tomo de Astiberri, aparte de incluir reproducciones de algunos de los mejores momentos del personaje, los complementa con diversas introducciones del autor, así como de cartas de los fans de ayer y hoy. Además, se ha publicado con un precio asequible y un formato cuidadísimo.
Tiene un estilo cartoon que encaja perfectamente con el tono y los objetivos de esta obra. Esta carta fue su carta de presentación y este rotorno no hace más que consolidarle como uno de los artistas más interesantes en un momento de explosión creativa del cómic nacional.
Calavera Lunar da diversión a raudales para todas las edades. Es un artista en su madurez volviendo a sus raíces. Supone la celebración de una cabecera de culto. Aventuras de ciencia ficción cotidiana. En resumen, una fiesta.
¡Cristo Rey!