En tiempos de cinismo relativista, de vez en cuando va bien un contrapeso: la verdad. La fina línea entre la honestidad y la ingenuidad está diluida en la medida en que este puede llegar a ser un mundo cruel. Por ese motivo, cuando surgen obras que respiran verdad siempre son las que más llegan a un lector. Y es que, a través de ellas, pueden verse reflejados. Esa es una de las mil virtudes que puede poseer cualquier ejercicio literario.
Pero para conseguirlo, hace falta un plus de valentía. Y Jeff Lemire es alguien que lleva haciéndolo durante años. Se ha convertido en uno de los mejores, pero lo es porque (más allá de sus cualidades profesionales) es alguien que consigue despertar algo dentro del gran público. Y lo hace con historias tan directas y sencillas como personales. Toque el género que toque, siempre está su huella.
Snow Angels es la enésima demostración de ello. Se presenta un universo postapocalíptico y helado en el que los restos de la raza humana ha vuelto a una especie de teocracia tribal. Están encerrados en la trinchera, un gran muro, y no conocen nada más. Se rigen por tres normas básicas que, de no ser acatadas, las consecuencias son mortales.
Un padre guía a su hija menor (y a la hermana de esta) a llevar a cabo un ritual de madurez. Sin embargo, pronto se darán cuenta de que están siendo perseguidos por una figura mitológica: el hombre de hielo. Quiere matarlos y las cosas se complican…
Con ello se intuye un cómic lleno de ritmo y de persecución. Y así es. Está cargado de acción, se respira la tensión en todo momento y tiene secuencias verdaderamente portentosas en lo que respecta a la fisicidad. No es algo revolucionario, pero se ha logrado que el lector entienda todo un universo en movimiento y con cuatro cuestiones características. Es un escrito r muy prolífico y hace que todo fluya sin que nada falte y nada sobre.
Resulta curioso y peculiar imaginar un entorno postapocalíptico gélido. Dicho esto, son condiciones muy adversas que ponen a prueba las habilidades de supervivencia. Se ha conseguido sacar mucho partido de dicha ambientación y se le ha dado un tratamiento novedoso. No tanto por lo que supone ambientar una historia en la nieve, si no que se ha conseguido introducir elementos de ciencia ficción que dan cierta frescura (pun intended).
A ello contribuye algunos retazos de monólogo interno desde el punto de vista de la protagonista. Tiene de coming an age y de construcción de una mitología rica, al ser más intuida que evidenciada. Lemire consigue caracterizar a este personaje de una forma muy creíble y aprovecha ese recurso para aportar matices y algo de complejidad. La voice over es un recurso muy fácil y no siempre se maneja de la manera adecuada. No es el caso.
Lemire es alguien que sabe que, en el centro de cualquier historia, está la verdad y la emoción. Por ese motivo, consigue poner el foco en una relación familiar. El autor vuelve al tema que vertebra y sobre el que gira toda su obra, pero, en este caso se ha conseguido aportar un contexto sumamente hostil que hace que se extreme todo. Snow Angels consiste en encontrar humanidad allá donde no la hay y de los sacrificios que un padre está dispuesto a hacer por su progenie.
De alguna manera, recuerda a otros ejemplos del género como The Road (con esa búsqueda de transmitir valores y lecciones incluso cuando todo está perdido) o de un clásico contemporáneo como es The Last of Us (esa travesía y la relación paterno-filial). Es alguien que conoce los mecanismos de lo postapalíptico (cabe recordar que ya lo ha explorado con anterioridad con trabajos como Sweet Tooth) y consigue traducirlo en soltura y, hasta cierto punto, contención con esta historia.
El arte de Jock sigue siendo de una visceralidad más que palpable. Su atmósfera es muy potente y consigue trasladar al lector todo lo que la historia precisa. Es un artista que, en este caso, ha buscado impactar en todo momento y ha dado un aspecto espectacular y cruento a la acción.
No sorprende ni es su trabajo más inspirado, pero es el dibujante más idóneo para esta pieza, en la que se ha requerido un equilibrio entre lo impactante y lo emocional desde una perspectiva oscura pero optimista. El autor lanza composiciones más que interesante y arriesgadas (aunque no sean particularmente innovadoras) a la vez que da con diseños e imágenes que entran por los ojos. Sabe manejar la narrativa en todo momento y no suelta la atención del lector bajo ningún concepto.
Además, se nota que ha buscado probar cosas nuevas con respecto al color, optando por una paleta más clara y donde prima (obviamente) el blanco. Es una “iluminación” totalmente distinta a la que suele emplear y consigue llevarla a su terreno.
El tomo de Astiberri mantiene ciertas similitudes con respecto a otras piezas de Lemire. Es una cuidada y cómoda edición.
Snow Angels es la historia perfecta para combatir este invierno sin calefacciones. Porque, a pesar de su gélida apariencia, te derrite con algo de humanismo y representando lo mejor que supone tener una familia (sin obviar las complicaciones). Una obra muy asusta que se disfruta y que hace que te replantees cosas.