Aunque su presencia ha sido constante en el mercado norteamericano desde hace 32 años, la obra de Alex Ross como artista de interiores es muy escasa: Terminator: The Burning Earth (1990, cinco números), Marvels (cinco números, 1994), Kingdom Come (4 números y un epílogo, 1996), Uncle Sam (un número, 1997) las colaboraciones con Paul Dini celebrando el 60 aniversario de los principales personajes DC (seis números entre 1998 y 2003), Justice (doce números pintando sobre los lápices de Doug Braithwaite, 2005) el primer número de Masks (2012) y salvo error u omisión, nada más. Por supuesto que su producción de portadas e ilustraciones es tremenda y siempre ha intervenido muy activamente en el desarrollo de los guiones de las historias en las que ha trabajado. Además, ha participado como diseñador y director artístico de publicaciones como Project: Superpowers o Kirby Genesis, pero hemos tenido que esperar hasta 2022 para que Ross diera el paso de convertirse en aquello que se suele denominar como “artista completo” en una obra que se llama, casualmente o no, Círculo cerrado protagonizada por Los Cuatro Fantásticos.
Todo en esta obra es complejo y distinto, empezando por su edición, que surge como primer producto de MarvelArts, una asociación entre Marvel y Abrams ComicArts, un sello de la editorial Abrams Books, que empezó en 1949 como editora de libros de arte y ha diversificado su oferta desde entonces. Por ejemplo, los libros de El diario de Greg, un auténtico best seller mundial los edita su sello Amulet. Abrams ComicArts publica novelas gráficas originales de autores como Stephen Francks, Marjorie Lee, Sana Takeda, Borja González,… y ediciones de libros reproduciendo portadas de cómics y cromos, reediciones de cómics raros,… material muy gustoso para el fan muy fan. Sin duda, el sitio idóneo para un producto tan especial como el cómic que nos ocupa, empezando por el tamaño 22×28 cm., o esas sobrecubiertas con solapas asimétricas donde se reproduce el origen del grupo en una página al estilo de las que Ross ya hizo para los iconos de DC.
Alex Ross es el estandarte y casi único representante de la vertiente figurativa-realista del cómic. Con ese enfoque en el que aplicaba técnicas de pintura artística y comercial, Ross revolucionó y sacudió la escena de los años 90, y continuó con su estilo, tan propio e identificable, durante toda su carrera. Por ello resulta tan desconcertante que en este cómic esté realizado con entintado tradicional, un entintado primoroso y lleno de texturas con un color que solo podemos calificar de psicodélico en el que introduce aposta texturas de puntos para simular el coloreado de los comic books hasta los años 90. Desde la alucinante portada, Ross apuesta por las angulaciones extremas y los escorzos imposibles, lo que se traduce en diagramaciones de página llenas de viñetas en diagonal con resultados espectaculares aunque las alterne con viñetas horizontales cuando la narración así lo pide. El estilo de dibujo recuerda un poco al Dale Eaglesham que hizo la serie del cuarteto junto a Jonathan Hickman y el resultado podría calificarse como la canalización por parte de Ross del Neal Adams y el John Buscema de principios de los 70, lo cual es totalmente contradictorio con las declaraciones en las que Ross insiste en que su intención es traer al presente al Kirby de la segunda mitad de los años 60. Y ese es el gran problema de esta obra: por sí misma es un inmenso despliegue gráfico sustentado en un guion bastante mediocre, pero si la ponemos en el contexto que pretende Ross resulta ser un empeño fracasado.
La inspiración de la historia es uno de los grandes clásicos de Los Cuatro Fantásticos, la historia del número 51 de la serie original, “Este hombre, este monstruo” en la que un científico envidioso de Reed Richards se hace pasar por La Cosa para engañar al líder de los 4F y enviarlo a la Zona Negativa. El impostor, en el último momento, se arrepiente influido por la benigna personalidad de Ben Grimm y salva a Richards abocándose a su vez a una muerte segura. En la historia de Ross el cadáver de este científico es usado como señuelo para una trampa enviada desde la Zona Negativa. Una vez superada la situación el cuarteto viaja al reino de antimateria para descubrir el origen de la amenaza, teniendo encuentros con Annihillus y con Janus, un oscuro villano creado por Stan Lee y John Buscema al que Carlos Pacheco y Rafa Marín rescataron y mataron en su etapa en Los Cuatro Fantásticos. Janus protagoniza una escena gráficamente apabullante pero llena de verborrea insufrible. En general los diálogos son bastante planos e insustanciales y la historia no deja de seguir el esquema de un episodio tipo de Star Trek, en el que se descubre una nueva civilización, se tiene un primer encontronazo con ella y finalmente se llega a un entendimiento. La mayor revelación es que conocemos el nombre del científico que suplantó a la Cosa, un tal Ricardo Jones al que ojalá Ross hubiese bautizado como Francisco. La historia acaba de la manera más anticlimática posible con Reed teorizando sobre la naturaleza psicorreactiva de la Zona Negativa, una teoría que los fans llevaban años esperando oír (No). En definitiva, en su intento por canalizar a Jack Kirby, Ross lo hace con el Kirby guionista.
No queda claro si esta historia es canon o en qué momento de la cronología de los personajes se encuentra inscrita. Hay referencia a los “hijos” del matrimonio Richards-Storm, así que es en algún momento de las historias publicadas durante este siglo, ya que Valeria empezó a formar parte de la familia desde 2002. La cuestión es que el conjunto tiene un aire a los años 60 y 70 que contradice ese supuesto espíritu modernizador. No es que Ross haya traído esa época al presente, sino que ha llevado el presente al pasado. El estilo de dibujo es precioso, pero con aire antiguo, y no recuerda nada a Kirby, como tampoco son de Kirby los diseños de página. Donde el Rey, en aras a la productividad, se decantaba por una sencilla diagramación rectangular, Ross, como ya hemos dicho, usa las diagonales de Adams. Si acaso Ross se permite hacer una Zona Negativa en homenaje a los collages de Kirby, pero ahí tampoco aporta nada novedoso, es simplemente un fan imitando un recurso de un autor al que admira.
Incluso el color, en el que cuenta con la ayuda de Josh Johnson es equívoco: podríamos pensar que es un homenaje a aquella época en la que los coloristas solo contaban con 48 colores y a veces presentaban un cielo amarillo para contrastar con el azul de los personajes, pero Ross revela en su canal de Youtube que su inspiración son antiguas ediciones europeas de los cómics Marvel que se recoloreaban sin ningún tipo de referencia de la obra original en los que la Cosa era gris y el Doctor Muerte vestía de amarillo. También el recurso de añadir trama de puntos de manera artificial al color es un homenaje vacío, algo estético sin ningún contenido y que aplica casi de soslayo. En ese sentido podemos recordar el O.M.A.C. de Dan Didio y Keith Giffen donde el color moderno de HiFi Design aplicado al estilo imitativo de Giffen sí que daban esa sensación de actualización del estilo Kirby.
Las referencias que usa (y Ross es mucho de usar referencias gráficas) también son añejas: el mono azul plateado de los Cuatro Fantásticos está inspirado en una portada de la revista Astounding Science Fiction de 1939, y la referencia fotográfica para Reed Richards es Gary Conway, un actor de serie B de los años 50 y 60 del que Ross cuenta que, como sigue vivo, le pidió permiso para usar su imagen, a lo cual el actor accedió encantado. A ver, Alex Ross, que si estuviera muerto también tendrías que pedir permiso a sus herederos, alma de cántaro.
En su canal Ross llega a presumir de que su obra indicaría el camino para la traslación a la pantalla de cine del estilo de Kirby, ignorando la existencia de Guardianes de la Galaxia, Thor: Ragnarok, Eternos o incluso la aparición de los kirby krackles en el What If? de Disney+. En su cabeza seguro que sonaba espectacular, pero los resultados van en sentido totalmente contrario a sus intenciones. Quiere ser Mike Allred en su objetivo de traer al presente una serie de elementos retro, pero consigue ser John Buscema, y ahí triunfa, aunque sea sin querer. La duda final es saber qué círculo completa Ross, o si ni siquiera había círculo que completar porque al final lo que consigue es un bonito y casi perfecto cuadrado.
Los Cuatro Fantásticos: Círculo Cerrado ha sido publicado por Panini, tiene 64 páginas y cuesta 25 euros.