En los años cuarenta llegó una de las primeras adaptaciones de Superman que marcó un punto de inflexión en la vida de muchos jóvenes. Y no es para menos, fue la primera vez se adaptó en animación a Superman fue realizado por Fleischer. Toda una generación creyó que un hombre podía volar. A continuación, la serie completa:
Es una serie de una ambición, una riqueza estética y un resultado que resulta impresionante todavía a día de hoy. No en vano, estos cortometrajes crearon algunas de las imágenes más icónicas del paso de Kal-El por el audiovisual.
Brian Fies, sin embargo, se fijó en un elemento muy particular. A él le marcó un excéntrico villano de Superman: un señor elegante con bigotón que manejaba una serie de robots diseñados para hacer las maldades que él desea acometer:
El artista quedó verdaderamente impresionado ante el universo que planteaba ese cortometraje y de su antagonista. Hasta tal punto que, al darse cuenta de que los derechos de la serie vencieron durante los años sesenta, supo que tenía que contar una historia centrada en ese villano. Pero lo que no se esperaba es que, contando esta historia, tan alejada de los dramas realistas que ha venido desarrollando, conseguiría emocionar tanto o más que con el resto de sus proyectos.
El Último Monstruo Mecánico fue publicado originalmente como un webcómic en blanco y negro y recibió tal repercusión que obtuvo más de una nominación al Eisner. En él se cuenta el crepúsculo del genio detrás de los robots a los que se enfrentó Superman. Tras su derrota, se ha tirado una buena temporada en la cárcel. La historia comienza en el momento en el que recupera su libertad. Es anciano y el paso de las décadas ha hecho que se quede obsoleto ante los avances sociales y tecnológicos. Lo que no ha cambiado son su ego y ambición. Eso sigue intacto. Él cree que ha sido encarcelado injustamente, se ve como un incomprendido. Y solo le queda una cosa por hacer: volver a las andadas con más fuerza que nunca para, con suerte, poder ser recordado y reivindicado.
El autor es muy inteligente a la hora de demostrar que siempre hay miga que rascar, hasta de un personaje anecdótico. Su caracterización e humanización del protagonista es un ejercicio la mar de interesante. Es un pez fuera del agua obsesionado con impresionar a un universo que no entiende. Y para hacerlo tendrá que empatizar y conectar con personas. Y, con ello, se verá en un espejo en el que, tal vez, no le guste lo que se refleja. Lo reconozca o no…
Por tanto, esta es una historia en la que chocan su inmenso ego frente a la posibilidad de redimirse a través del contacto con los demás. En algunas cuestiones (¿Alguien tan obsesivo con hacer maldades realmente puede cambiar? ¿Es tan fácil?), pero lo cierto es que este cómic tiene un discurso humanista bastante consistente. Por lo menos abre un debate alrededor de los grises y alrededor de las miserias y virtudes grandes y pequeñas que se aleja del fatalismo o del idealismo ciego.
Todo ello con un tono ligero, pero con más capas de las que aparenta. Se trata de un guion bastante sólido en el que hay giros que sorprenden y otros que son un tanto predecibles. Pero no se puede decir que sea decepcionante, puesto que este es un narrador con cierta experiencia y que cuenta historias sencillas, pero de modo verdaderamente entretenido. A ello contribuye un ritmo en el que nada falta ni nada sobra.
Fies adapta su estilo a este proyecto (sin traicionar a sus señas) para acercarlo a un punto que evoque a la animación del citado serial. Tiene un estilo absolutamente cartoon que, aunque no deje de parecer algo kitsch para el lector contemporáneo, no deja de ser un homenaje a los cómics que se publicaban en aquella época. Uno que te posiciona en tiempos más sencillos y claros, así como el trazo limpísimo de este artista. Por no hablar de sus soluciones de un clasicismo impecable. La vertiente formal hace que uno se pregunte qué cabida tiene un cómic de estas características en la actualidad. Sin embargo, se relaciona claramente con el viaje de este protagonista en un mundo que ha pasado por delante suyo.
El coloreado (realizado para su edición en papel) también trata de evocar a la estética de la serie. Son tonos muy vivos y luminosos. Aunque se opta por una opción menos expresionista y contrastada que en el referente. En cualquier caso, es una opción que se ajusta más a este medio y hace que el lector que quiera entre fácilmente dentro del relato. Las decisiones que se han tomado resultan perfectamente coherentes y, a pesar de que puedan ser chocantes, funcionan.
Dolmen Editorial publica este cómic en una cuidadísima edición que incluye una entrevista en profundidad, así como un detallado making of. Se trata de un tomo cuidado con unos extras que aportan mucho contexto a la experiencia.
El Último Monstruo Mecánico te transportará a un lugar en el que hasta la persona más mezquina puede encontrar el camino correcto cuando, en lugar de toparse con gente con superpoderes, se encuentra con las buenas personas que también pueblan este mundo. Y ese es el verdadero heroísmo.