No todos los conceptos superheroicos cuajan. En una industria que tiene que contar historias de forma ininterrumpida mensualmente y que lleva con ese sistema décadas, es normal que se intenten renovar e introducir nuevas ideas. Y no es menos cierto que no todas terminan encontrando su espacio… Ya sea porque no están del todo bien definidas, porque están adelantadas a su era, porque no conectan con las inquietudes del público del momento… Pueden ser muchos los motivos. Pero la eso no tiene por qué significar, bajo ningún concepto, que sean malas ideas.
Power Pack es una de esas propuestas que no terminaron de arrancar (ni siquiera en sus intentos de revitalizarlos con relanzamientos), pero que tienen un estatus de culto que hace que no terminen siendo del todo denostados. Este grupo se enmarca como uno de esos intentos de Marvel por innovar y captar la atención con personajes inéditos que, en ocasiones funcionaban y en otras no. En cierta medida, es una de las cosas que caracterizaron la Marvel de Jim Shooter durante los años ochenta. Y los resultados fueron dispares… Pero no se puede negar que este supergrupo infantil no tuviese lo necesario para haber obtenido un destino mejor.
No en vano, esta propuesta ha sido imaginada y desarrollada por Louise Simonson. Pero, cuando lo hizo, tan solo era una editora que despuntaba. Hasta tal punto que el propio Jim Shooter fue quien le solicitó que escribiese sus propios guiones. A pesar de la reticencia inicial de Simonson, terminó ideando un grupo de héroes jóvenes, con su propia mitología, a través del cual intentar encontrar una nueva audiencia para Marvel, alejándose de sus grandes iconos.
Aunque sobre el papel, es una idea arriesgada, y en cierta medida iba a la contra de lo que cabe esperar de un cómic de Marvel, lo cierto es que no podría ir más a la esencia de los cómics originales: el contar historias imaginativas con sus propias reglas. Eran tiempos más sencillos en los que el riesgo, hasta cierto punto, se premiaba…
Pero el cómic no fue como se esperaba y es que si algo debe cumplir del género de superhéroes (como gran motor del mainstream) es el despertar la imaginación del lector con un entretenimiento accesible. Puede ser más o menos denso, pero siempre tienen que invitar a quien se acerque a estos tipos estrafalarios a hacer un viaje más grande que la vida misma. Power Pack, al ser un producto tan disperso, no se puede decir que lo cumpliera a rajatabla.
Tal vez uno de los motivos por los que no calara del todo entre el público es que no parecían tener claro cuál iba a ser su público. Los protagonistas vivían aventuras fantasiosas y no dejaban de ser unos niños . Eso indicaba que es probable que el público al que iba dirigido esta serie fuera infantil. Sin embargo, muchos de los temas que se tratan aquí tienen un calado social, político y, por tanto, más adulto. Como consecuencia, es un cómic muy particular dentro del Universo Marvel y, tal vez por ese motivo, terminó encontrando un pequeño pero fidelizado nicho que ahora celebra que se recopile este material.
Es aquí donde se deja entrever la sensibilidad con la que se ha creado este proyecto. A pesar de ser un trabajo primerizo (y eso se aprecia claramente en algunas soluciones y en ciertos titubeos con la caracterización de algunos personajes), consigue imprimir el carisma y el espíritu de diversión desenfrenada que siempre han respirado los cómics que llevan la firma de Simonson. El que estos personajes sean creación suya supone que hay una cualidad que no hay en otras etapas de la autora: se puede ver de una forma más transparente su alma. Estos niños transpiran mucha verdad en sus interacciones y su camaradería y sus conflictos paterno-filiales ocasionados, sobre todo, por su identidad secreta, no deja de tener un punto metafórico.
Pero que nadie se asuste, puesto que las aventuras están contadas con mucho tino, ritmo y gracia. El lector que abra el tomo, se verá transportado a un rincón del Universo Marvel que, todavía hoy resulta fresco en la medida en que no ha sido demasiado explorado. Hay conceptos imaginativos a millares y se consigue que sientas interés hacia ellos con muy pocos elementos.
Power Pack fue la demostración de que Louise Simonson, le gustase o no, tiene un alma de narradora dentro. Durante años ha sido un gran activo y persona de confianza dentro de Marvel y no podría haber alcanzado ese estatus si no fuese por la calidad que tiene esta serie. Después vendrían otros grandes éxitos como su paso por la franquicia mutante o por los 4F… Pero nada de eso se explicaría sin ese vergel de creatividad que fue Power Pack.
La artista June Brigman fue escogida para llevar a cabo este proyecto debido a su detallista manera de dibujar a los niños. Y lo cierto es que demostró una pericia narrativa de gran nivel. Es alguien con una línea clara y de un clasicismo palpable, pero que lanza unas páginas en las que imaginación y épica superheroica se dan de la mano de una forma muy pura e inocente. En cualquier caso, se nota que la intención era que fuera una puerta de entrada para el lector.
El tomo de Panini Cómics, además, incluye sus habituales introducciones, unos cuantos números especiales recopilados y muchos más extras (como una entrevista exclusiva de Lidia Castillo). Se trata de una cuidada edición en tapa dura que satisfará a propios y extraños.
Power Pack: La Colección Completa 01 recupera una de esas series de culto que merecen ser descubiertas o redescubiertas. Una delicia para todas las con la que Marvel fue merecedora del apelativo la casa de las ideas.