Sweet Tooth, una historia de supervivencia y de amistad en una América postapocalíptica.

Título: Sweet Tooth
Guión: Jeff Lemire
Dibujo: Jeff Lemire
Color: José Villarrubia
Edición Nacional: ECC Ediciones
Edición original: DC Comics (Vertigo)
Formato:   Tomo cartoné de 448 páginas a color
Precio: 45 €

Hay situaciones con las que nos topamos pero que no desearíamos ni a nuestro peor enemigo. De repente nos vemos sobrepasados por nuestro nuevo ambiente. Y no sabemos qué debemos hacer. Cuál es nuestra moralidad. Qué es lo que somos. Y qué es lo que podríamos llegar a ser. Nuestras circunstancias contribuyen a definir nuestra identidad. ¿Qué sucede a nuestra identidad si las circunstancias son extremadamente desfavorables?

Resulta interesante ver cómo se percibe una obra en función del contexto en el que nos movamos. Cuando se publicó originalmente, el boom de las historias postapocalípticas estaba en boga (particularmente en las historias de zombies), aunque todavía quedaría unos años para que llegase ese punto y aparte que fue The Last of Us. En los últimos tiempos, aunque siga habiendo producciones de envergadura, vivimos en una era en la que la longeva The Walking Dead y, a causa del imparable ascenso de partidos de ideología xenófoba y machista (ocasionado por una gestión de una crisis económica un tanto nefasta), la ficción ha puesto la mirada a las distopías.  

Sin embargo, el contexto ha cambiado dramáticamente casi de la noche a la mañana. A todos nos quita horas de sueño todo lo que está sucediendo. Cuando nos repongamos de esta pesadilla, habrá que ver cómo reconstruimos desde las cenizas.

Con ello, nuestra visión de una propuesta como la de Sweet Tooth cambia radicalmente dependiendo del momento en que sea consumida. Y hay que tener en cuenta que una obra no se altera es la misma. Es el lector quien cambia. Pero este efecto de múltiples lecturas solo está al alcance de las obras más portentosas.

La premisa de Sweet Tooth parte de un punto que se aleja de los tropos habituales de este subgénero. El protagonista es un híbrido entre un humano y un ciervo que vive en una cabaña con su anciano y ultrarreligioso padre que le inculca con todo su empeño de mantenerlo en un territorio para que su hijo no tenga que correr peligro. Evidentemente, el punto de partida no tardará en verse alterado y el inocente protagonista deberá enfrentarse al hostil planeta, el cual está intentando no exhalar su último aliento.

Menos mal que en Castilla y León tienen claro que la caza es una actividad esencial. No se podría haber sobrevivido a un día de cuarentena sin cazadores.

La historia se prolonga a través de una considerable cantidad de números. Eso le permite generar la sensación de un viaje accidentado e iniciático para su protagonista y emplear una serie de recursos dramáticos muy bien diseñados. Sweet Tooth debió de ser una prueba de fuego ya que es complicado mantener el ritmo y el interés en una propuesta de estas características. Sí, pasa por lugares comunes, pero su perspectiva, tremenda y, sobre todo, desarrollo lleno de sorpresas y misterios, hace que nos aproximemos con un mayor entusiasmo, ya que es una reinvención en medio de la saturación.

Algo evidente de los periodos de crisis extremas es que nos acerca al estado más primario del ser humano. Se suele señalar que este tipo de historias se narra un proceso de deshumanización. Tal vez, lo correcto sería analizarlas desde la posición contraria: nos convertimos en más humanos de lo que hemos sido jamás. Olvidamos lo aprendido y no tenemos ninguna imposición social. Libertad supeditada a la supervivencia. Esa es la única ley.

Además, Jeff Lemire te conduce a otros temas de interés. Las relaciones paterno-filiales y todos los conflictos que estas conllevan, el racismo, los límites del progreso científico, el modo en que un gobierno puede convertirse rápidamente en una facción asesina, el racismo, el ecologismo… No son temas de los que suela hablar este autor (aunque sí que está el arquetipo tan suyo de jugador de hockey sobre hielo en horas bajas). Pero tampoco es que este subgénero sea muy proclive a analizar esta serie de temas.

Jeff Lemire tiene una voz estilística muy propia. Que opte por dibujar en lugar de ceñirse solamente a escribir ya da una pista de la trascendencia personal que siente este autor sobre el material. Su trabajo es perfectamente reconocible. Aun así, se nota que no es tan virtuoso como lo llegará a ser en obras posteriores.

Obviando eso, sí que se nota una fuerza creativa en la búsqueda de formas experimentales y sugerentes de narrar y componer determinadas páginas. Más allá de su argumento, se entiende que esta obra ha sido un laboratorio para este autor para afinar determinados recursos que terminará afinando mucho más. No por ello hay que caer en el error de hacer de menos a esta obra.  

Nosotros nos sorprenderíamos menos de ver algo así a estas alturas.

Por el contrario, el dibujo rema muy a favor de conseguir el tono concreto que se busca. Al igual que en otras obras, el dibujo árido debe ser de este modo para conseguir esta atmosfera densa, peligrosa y agresiva.

También es justo mencionar el modo en el que José Villarrubia hace el color. Es un acierto la selección de colores oscurecidos y apagados. Es convierte a los personajes en cosas lánguidas y sin vida. Es una elección de un tipo de colorado que es arriesgado pero que funciona a la perfección con el dibujo de Lemire dentro de este contexto argumental y narrativo.

La esperadísima edición de ECC Ediciones publicada originalmente en la línea Vertigo de DC Comics entre 2009 y 2013 contiene extras como diseños, imágenes de distintos artistas y sugerentes textos escritos por José Villarrubia y por el propio Lemire. También se incluye un eligioso epílogo escrito por el reputado actor Michael Sheen.  

Sweet Tooth nos demuestra la coherencia a prueba de balas de este autor. Nos muestra como es de los autores que tienen mayor capacidad de emocionar. Una obra refrescante y, a su manera, optimista en un mundo que te conduce a cualquier cosa menos a serlo. A veces, con eso basta y sobra.