El manga «Jackass! ¡Se mira, pero no se toca!» presenta mediante la comedia que el amor puede empezar gracias a un fetiche.

Título: Jackass! ¡Se mira, pero no se toca!
Guion, dibujo y color: Scarlet Beriko
Edición Nacional: Tomodomo
Edición Original: Shinshokan
Formato: Rústica con sobrecubierta, 248 páginas
Precio: 9€

De vez en cuando salen al mercado obras que son un poco difíciles de encasillar. No es que sea necesario ponerle etiquetas a absolutamente todo, pero normalmente cuando en el manga se utilizan ciertas etiquetas (yaoi, shojo, seinen…) quien lo adquiere espera ciertas cosas de él respecto a esa clasificación. Pues Jackass! ¡Se mira, pero no se toca! de Scarlet Beriko es un boys love de todo, menos tradicional.

La trama es bastante sencilla, a la par que absurda. Jackass! cuenta la historia de Masayuki Shinoda y Keisuke Hara, dos amigos que no pueden ser más diferentes. Para empezar, Masayuki pertenece a una familia de clase alta, tiene todo aquello que pueda desear a nivel económico y encima es un guaperas. No sólo eso, su pasatiempo favorito es conseguir que las chicas caigan rendidas a sus pies. En el momento en que lo consigue, y obtiene de ellas lo que fuera que le había llamado la atención, las deja. Y así, una detrás de otra.

Por el contrario, Keisuke pertenece a una familia de clase humilde, que vive con su hermana. Es muy trabajador dentro y fuera del instituto, y hace todo lo posible porque sus pintas de macarra no lo metan en problemas. Es, básicamente, un buen chico. Que no tiene muy claro, ni el lector, cómo ha llegado a convertirse en el mejor amigo de Masayuki.

Toda la trama se precipita cuando un día Akiko, la hermana mayor de Keisuke, olvida separar la ropa tras lavarla. Y sus medias quedan dentro de los pantalones de deporte de su hermano. Por lo que, cuando éste se pone los pantalones para la clase de educación física en el instituto, terminará con las medias debajo del chándal. Absurdo, pero cierto.

Esto no sería más que un momento embarazoso en la vida estudiantil de Keisuke si no fuera porque Masayuki se da cuenta de lo que ocurre. Y sabiendo la que se puede liar si el resto de compañeros se enteran, ayuda a Keisuke a huir para poder cambiarse. Sin embargo, Masayuki tiene otra intención que no es la de ayudar. Y es que siente fascinación por el mundo de las medias, más que eso, es uno de sus fetiches favoritos.

Cuando Masayuki se da cuenta que podría tener a su alcance unas piernas preciosas, enfundadas en unas medias, sin la contraprestación de tener que aguantar a la chica de turno, ni se lo piensa. Quiere esas piernas, y las quiere para él sólo. A partir de ese momento la relación entre ambos girará de forma drástica. Ya que cada uno utilizará al otro para sus propios fines, sin darse cuenta del lío en el que se están metiendo.    

Como ya se ha comentado al principio, Jackass! ¡Se mira, pero no se toca! es, ante todo, una comedia romántica. Y lo bueno es que no intenta ser lo que no es. No trata el tema de la homosexualidad como algo principal. Sí, ambos protagonistas son adolescentes y son hombres. Y sí, ninguno de los dos había tenido relaciones con otro hombre antes. Pero eso no es lo que mueve la trama, ni lo pretende.

Este manga se basa en el descubrimiento por parte de los protagonistas de su sexualidad. Sin más. Siendo uno de ellos un fetichista. Lo mejor de todo es que no juzga a ninguno de sus personajes. Y los estereotipos típicos de estos mangas los lleva al punto de la comedia absurda para hacer una ligera crítica, a la par que adelantar la historia.

Mención especial a dos personajes: Keiko, la hermana mayor de Keisuke. Y Katsumi, el “amigo gay” de los protagonistas. Ambos dicen lo que piensan en todo momento, sin esconderse, con la lengua muy suelta y de forma directa. En especial Katsumi, un homosexual que ha salido públicamente del armario en un instituto japonés y que no le importa lo más mínimo lo que piensen de él. Y que hará las veces de conciencia de los protagonistas.

El dibujo de Scarlet Beriko es muy limpio, con líneas muy precisas e ilustraciones detalladas que, sin embargo, no se hacen recargadas. Como en este tipo de mangas ocurre siempre: en las escenas de sexo, que las hay, los fondos brillan por su ausencia. Centrándose en las expresiones de los personajes y, en especial, en lo que piensan. Y es que esas escenas dan, muchas veces, para monólogos internos que hacen avanzar el desarrollo de personaje.

La edición de Tomodomo es preciosa. Tomo único, papel de calidad y una traducción por parte de Ana María Caro que es para enmarcar. Perfecta. En especial algunas frases hechas, y localismos, muy bien trabajados.  

Una obra divertida, bastante ilustrativa de un tipo de boys love bastante común, pero que tiene, pese a ser tomo único, un desarrollo de personajes bastante interesante. Sin caer en ningún momento en actitudes tóxicas como ocurría hace años en este tipo de mangas. Un ejemplo más del buen catálogo de Tomodomo.