Título: ¡Cuéntame, Galko-chan! |
Guion, dibujo y color: Kenya Suzuki |
Edición Nacional: Fandogamia |
Edición Original: Kadokawa |
Formato: Rústica con sobrecubierta, 200 páginas |
Precio: 10,00€ |
Si hay algo que caracteriza a la editorial Fandogamia es la amplitud de miras en cuanto a las licencias que obtienen. En su catálogo puedes encontrar de todo. Y cuando se trata de su línea Yamanote (donde publican obras con narrativa estilo manga, sean o no de origen japonés) ahí ya el catálogo se va de madre.
¡Cuéntame, Galko-chan! de Kenya Suzuki es una de esas obras que sólo se le ocurriría publicar a la Gran Efe. Y es que se trata de una comedia protagonizada por tres estudiantes de instituto, y cuyos capítulos se desarrollan siempre en torno a preguntas de lo más variadas, desde ¿Es verdad que mirando las cejas se sabe lo frondoso que es el vello púbico? hasta ¿Es verdad que las que usan compresas son vírgenes y las que usan tampón no? Porque, obviamente, siendo preguntas realizadas por adolescentes todo gira en torno a los mismos temas hormonales de siempre. Especialmente el sexo, y el cuerpo del género distinto al propio.
Las tres protagonistas son muy diferentes entre sí. Galko, protagonista indiscutible del trío, es una gal que siempre va maquillada, con una tonalidad de piel bronceada y es incapaz de madrugar ya que se queda hasta las tantas haciendo quién sabe qué. Si a esto le añadimos que es la chica de clase más popular, y la que tiene el pecho más grande, ya podemos imaginar la fama que tiene. Ojo, por su parte, es la típica niña pulcra e inteligente. Una niña bien. Y, por último, tenemos a Otako, una amante de los libros, el manga y el anime… toda una otaku.
Obviamente, las tres representan distintas tribus sociales del Japón actual. La autora utiliza los estereotipos de cada una de ellas para darles la vuelta y romperlos. Las tres protagonistas no deberían, en teoría, ser amigas ya que son tremendamente diferentes entre sí. Sin embargo, Kenya Suzuki hace que su relación funcione a la perfección. Gracias a las conversaciones entre las tres se resuelven, mejor o peor, las preguntas de cada capítulo.
La estructura del cómic se basa en capítulos cortos donde las tres estudiantes comentarán los distintos temas expuestos en la pregunta central. A veces esa pregunta será el inicio del capítulo, otras veces no. Además, las preguntas se realizan a modo de consultorio y no aparece directamente en las conversaciones o situaciones que viven las chicas. Además, no son las únicas que aparecen en el manga, ya que como secundarios aparecen tres compañeros de clase de quienes iremos conociendo poco a poco más cosas. Al igual que con las protagonistas. Y es que no hay quien tenga más preguntas sobre chicas que los adolescentes que conviven a diario con ellas. En el caso de los compañeros de clase, Kenya Suzuki hace lo mismo que con los tópicos sobre las protagonistas, los rompe para sacar de ellos personajes mucho más reales.
Aunque se trata de una comedia, que en ocasiones roza lo absurdo, ¡Cuéntame, Galko-chan! trata temas normalmente relacionados con la adolescencia femenina que todos en algún momento nos hemos preguntado. E incluso a veces sobrepasa, o exagera, esas preguntas para llegar a tocar todos los temas que, normalmente, no se hablan tan directamente como lo hacen Galko y sus amigas.
En cuanto al dibujo de Kenya Suzuki en esta obra hace una cosa muy interesante. Y es que únicamente utiliza el color negro para bordear las viñetas y los bocadillos, así como para los textos. El resto de las ilustraciones de todo el manga es a color, con una técnica que recuerda al dibujo a bolígrafo, ya que crea profundidad en el dibujo mediante los sombreados. Y en todo momento estos no pasan de dos tonalidades. Por lo que crea un estilo muy homogéneo, y bonito. Además, los personajes mantienen en todo momento el mismo diseño, no cambian ni su peinado ni su vestimenta (salvo en alguna ocasión) ya que todo se desarrolla en el instituto.
La edición de Fandogamia está, como siempre, llena de detalles incluso bajo la sobrecubierta de los tomos. Gran calidad en el papel, y la impresión a color. Así como la traducción, que podría resultar complicada por tema de frases hechas, y forma de hablar de las chicas, está perfectamente ejecutada. Además, al tratarse de historias cortas y capítulos auto conclusivos quien lee este manga no sufre de los famosos cliffhanger a los que nos tienen acostumbrados algunos mangas. Y, aunque nos gustaría que salieran más tomos, no se sufre tanto con la espera.
¡Cuéntame, Galko-chan! de Kenya Suzuki es una obra muy divertida, que por ahora cuenta con dos tomos en castellano. Con un punto subido de tono, pero que es rápidamente contrarrestado por el humor de todas las páginas. Se convierte en una recomendación genial tanto para adolescentes, que aprenderán divirtiéndose más de lo que pueden imaginarse, así como adultos que quieran echarse unas risas.