Título: Beastars |
Guion, dibujo y color: Paru Itagaki |
Edición Nacional: Milky Way |
Edición Original: Akita Shoten |
Formato: Rústica con sobrecubierta, 208 páginas |
Precio: 8,00€ |
La semana pasada, tal y como os contamos en el artículo sobre la serie de animación de Netflix, Beastars estuvo en el Top 10 de la plataforma de streaming. Y viendo el revuelo que estaba ocurriendo en redes sociales sobre la serie, hemos creído propicio acercaros al manga en que se basa la serie. Ya que, por suerte, gracias a Milky Way podemos disfrutar de su lectura en castellano.
La presente reseña no tiene ningún tipo de spoiler, por lo que, si estás viendo la serie y no la has terminado, o si la serie no te interesa lo más mínimo pero el manga sí. No tienes nada de lo que preocuparte.
Beastars es un manga que se sitúa en un mundo completamente animal, pero donde el tipo de socialización y actitudes son muy humanas. Paru Itagaki, la autora, se aleja de las fábulas para entrar en un terreno mucho más adulto. Y es que, aunque inicialmente el planteamiento social de Beastars pueda recordar a películas como Zootrópolis de Disney, su desarrollo de personajes y tramas es mucho más adulto y oscuro.
El manga de Beastars empieza con el asesinato de Tem la alpaca, un adolescente residente en una escuela secundaria. Paru Itagaki no ha presentado todavía su mundo, ni sus protagonistas, pero ya marca el tono de toda la historia. Los animales antropomorfos que pueblan este manga son mucho más que sus características animales. El asesinato hará que el lector se vea inmerso desde el principio en la historia, y que desconfíe de todos los personajes que van apareciendo. Y eso es sólo el primer episodio.
La historia se desarrolla inicialmente en la escuela Cherryton, con un inicio de curso que presenta al lector el mundo creado por la autora en su forma más básica: el sistema educativo. La escuela Cherryton funciona como introducción del lector en ese mundo. En los primeros episodios podemos ver cierta diferenciación entre animales herbívoros y carnívoros, que pese a ir a clase juntos tienen edificios diferenciados en cuanto a dormitorios se refiere.
A partir de distintas conversaciones, casi siempre relacionadas con el asesinato de Tem, podemos vislumbrar que no todo es tan idílico como parece. Tanto herbívoros como carnívoros tienen sus propias preocupaciones, y problemas, sin contar con las hormonas propias de la adolescencia, así como los problemas propios de cada especie. En medio de todo este barullo se encuentra Legoshi, el protagonista absoluto de la historia. Y es que, salvo en contadas ocasiones, el lector seguirá su historia como eje principal de todo el manga.
Legoshi es un lobo gris que pronto se convierte en el centro de todas las miradas. Tem era compañero suyo en el club de teatro de la escuela, y Legoshi es un cánido bastante atípico, que además no ha dejado de crecer en los últimos meses. Por lo que se está convirtiendo en uno de los carnívoros más imponentes de su dormitorio. Legoshi no aúlla en las noches de luna llena, le gusta estar tranquilo con sus compañeros de cuarto y nunca ha sentido nada parecido al amor, o incluso la atracción. Sin embargo, es fiel y le gusta ayudar a sus amigos. Pese a lo que pudiera pensarse, no es el temible lobo feroz que su aspecto le hace parecer.
A partir de la presentación de Legoshi, el lector encontrará al resto de personajes protagonistas del primer arco argumental. La autora se centra en presentar a todos aquellos personajes secundarios que tienen relación con Legoshi. En especial, aquellos que compartían la sala de teatro con él y Tem. Empezando con Rouis, el ciervo rojo, actor principal de todas las obras de teatro, un ser (a ojos de Legoshi y el resto de la escuela) casi perfecto destinado a convertirse en el próximo Beastar. Pasando por los pocos amigos de Legoshi, y un sinfín de secundarios que poco a poco van convirtiéndose en regulares en la vida de Legoshi.
Si además eso fuera todo, tendríamos una serie procedimental bastante clara. Sin embargo, una noche Rouis obliga a Legoshi a montar guardia fuera de uno de los edificios del colegio mientras él ensaya con otro compañero, fuera de las horas establecidas. Y es entonces cuando la historia de Legoshi da un giro de 180 grados. Una coneja blanca, bastante pequeña, pasea en solitario cerca de donde él está. Y por primera vez en su vida, Legoshi siente el ansia de la caza y sus instintos hacen que se abalance sobre ella. Cogiéndola desprevenida, y por la espalda, la coneja no sabrá quién ha intentado comérsela. Sin embargo, desde ese momento Hal (que así es como se llama) se convertirá en la obsesión de Legoshi. Así como en el origen de todas sus preocupaciones.
Y todo esto es sólo el principio del manga. Paru Itagaki crea un mundo mucho más complejo de lo que podría parecer. Aunque la historia se inicie en un colegio, con unas paredes muy cerradas y unas clases sociales muy marcadas, pronto el lector se dará cuenta que ese micro mundo es sólo la entrada a una sociedad mucho más amplia, y compleja. Como ya se ha comentado, el primer arco argumental del manga gira en torno al asesinato de Tem, y el desarrollo de Legoshi como personaje. Pero entorno a ellos se tejen una serie de tramas que irán desarrollándose en el tiempo.
Desde el principio es clara la relación entre el mundo de Beastars y la realidad. Los temas tratados en la escuela Cherryton son un claro ejemplo de los problemas sociales que se encuentran en los institutos reales, y en la sociedad en general. El bullying que sufre Hal por parte de otras conejas, por su raza o por su supuesta mala fama. El racismo que ejercen y sufren tanto herbívoros, como carnívoros por parte de los otros, e incluso de sí mismos. Las expectativas creadas por la sociedad, o los propios padres, que rigen la vida de los adolescentes. La entrada en la vida adulta, o los problemas relacionados con la identidad de género o sexual. Y, mucho más evidente, la violencia de género latente en una sociedad tan bipolarizada. Son los temas centrales de este manga.
El hecho de que la representación de los personajes sea en formato animal hace que Paru Itagaki pueda valerse de muchas características de estos para poner de relieve problemas muy humanos. Además, le permite utilizar una violencia en sus páginas que muy probablemente no podría hacerse de otra forma. No es lo mismo, representar un ataque de según qué tipo mediante animales, que presentárselo al lector de forma gráfica con seres humanos. La violencia que le suponemos a los animales, es lo que permite a Itagaki utilizar esa idea, para ahondar en la psique de los personajes y mostrarnos que los humanos no estamos tan alejados de esas actitudes. Ambas igualmente reprobables.
El estilo de dibujo de Paru Itagaki es muy interesante. Mantiene los tamaños reales de todos los animales que aparecen, así como sus atributos físicos. Hace que tengan que utilizar ropa, por costumbre social, pero no se olvida que algunos de ellos cambian de piel, o pelaje, e incluye todos esos detalles para formar personajes realistas a la par que complejos. Ya que, en muchos casos, están obligados a luchar en contra de sus instintos. El primero de ellos Legoshi, quien pronto se da cuenta, tras su segundo encuentro con Hal, que tiene unos sentimientos algo más complicados de lo que podría parecer.
El manga es en blanco y negro, con mucho detallismo en todas las escenas. Incluso las que podrían ser más transitorias entre dos momentos importantes. Además, el estudio de los personajes hace que sean muy correctos en su diseño. Ya que todos ellos se asemejan lo máximo posible a sus homólogos reales. Es más, Paru Itagaki incluso dibuja las diferencias físicas dentro de la misma especie. Por ejemplo, Hal es ridiculizada por ser un conejo común, por parte de los conejos arlequín del instituto. Y es que no sólo se castigan las relaciones interespecie, sino también dentro de las mismas.
Aunque pueda parecer un manga extraño en un inicio, la historia es muy interesante de inicio a final. Quien no le haya dado una oportunidad hasta el momento por creer que se trata exclusivamente de la historia de “amor” entre Legoshi y Hal, nos vemos en la obligación de comentarles que están en un error. El manga de Beastars va mucho más allá de su protagonista, y aunque nunca se olvida de él, y sigue siendo quien dirige toda la acción. En seguida se puede ver que la trama trasciende el simple amor de instituto, y toca temas mucho más profundos y complicados. Por lo que absolutamente todos los personajes se convierten en parte de un engranaje mucho mayor que Legoshi.
En castellano la editorial Milky Way ha publicado ya 11 volúmenes de una historia que, a día de hoy, sigue abierta en Japón. Y donde Paru Itagaki lleva publicados 173 episodios. Los tomos de Milky Way mantienen las portadas originales, y el tipo de edición al que nos tienen acostumbrados. Buen papel, y una muy buena traducción. Además, los tomos incluyen anotaciones finales de la autora, así como pequeños gags protagonizados por aquellos personajes que han aparecido en el tomo.
Beastsars se ha convertido en uno de los mangas imprescindibles en todas las estanterías adultas que se precien. Si la serie de animación os llamó la atención lo más mínimo, os aseguramos que el manga os va a dejar sin habla. Mucho más complejo que su versión en Netflix, es una historia que no podéis dejar pasar.