El género bélico es una categoría bastante cultivada en la Bande Designée (BD) y en el cómic europeo en general. Aunque parecía un género que los últimos años había pasado a un segundo plano, quienes disfruten de las historias de guerra y sobretodo de los aviones militares están de suerte porque Yann (Yslaire) y Romain Hugault (El piloto del Edelweiss) parecen decididos a traerlo de nuevo con fuerza. Hace poco salió el quinto número de Ángel Wings, situado en el frente Pacífico. Pero hoy toca hablar de los tres primeros números que conforman el primer ciclo del cómic, un éxito tanto para la crítica y los lectores.
Ángel Wings lleva al lector a la Segunda Guerra Mundial, durante 1944, en el frente del sudeste asiático principalmente en Birmania. Nos cuenta las aventuras de Ángela McCloud una piloto que pertenece a las WASP, Women Airforce Service Pilots. Estas mujeres eran parte de una organización paramilitar formada por mujeres piloto experimentadas que apoyaban al ejército americano pero que estaba compuesta por civiles. Hay que tener en cuenta que en aquella época el papel de la mujer en las fuerzas armadas estaba muy restringido y sus misiones se dedicaban al transporte aéreo y no al combate. Sin embargo su entrenamiento era el mismo que los pilotos masculinos.
La historia de Ángela comienza con una misión de transporte de suministros a las tropas chinas que ayudaban a los Estados Unidos en la guerra contra Japón. Una misión sencilla que no tardará en complicarse. Al ser una mujer no es bien recibida y pronto es enviada a la jungla de Birmania para investigar un caso de espionaje que está poniendo en peligro la vida de muchos pilotos.
Más adelante conocerá a Jinx, una famosa actriz de Hollywood, que está haciendo un tour por Asia para levantar la moral de los soldados estacionados allí y a la que tendrá que proteger. Pero no es un cómic solo de aventuras sencillas sin más sino que también hay intrigas, romance, venganza… un cóctel que hace que lo que parece ser una lectura simple sea cada vez una trama más compleja e interesante. Los tres números tiene claramente dos caminos que van siguiendo en paralelo: Uno es el protagonizado por Ángela y su venganza y otro el de la ofensiva militar. Dos caminos que se acabarán entrelazando.
La clave de esta narración, cuyo autor no ha buscado grandes giros de guion ni se muestra tan mordaz como en otras de sus obras, reside en el marco y los personajes que la protagonizan. El escenario del sudeste asiático no ha sido tan explotado como otros durante la segunda guerra mundial, como por ejemplo el desembarco de Normandía. La otra clave es la presencia de las WASP como protagonistas de la aventura. Esto da pie a hablar temas como el machismo, la discriminación en el ejército y sobre todo para hablar del papel de estas mujeres durante la guerra, algo que no fue reconocido hasta 30 años después del conflicto.
El hecho de que Ángela sea un personaje complejo, basado en un estereotipo de mujer aventurera clásico, si, pero con más profundidad hace que sea interesante para el lector. Procura no caer en tropos, es un personaje fuerte, independiente y claramente feminista que, aunque la trama no trate de eso, da un aire nuevo a las hazañas bélicas clásicas. Eso unido a una trama que se va descubriendo poco a poco y que tiene que ver con el pasado y con la familia de Ángela le da una capa más a la historia creando algo más interesante que la simple secuencias de escenas de acción.
El problema de esto es que a veces ese mensaje queda difuminado por las escenas creadas a propósito de mostrar poses y desnudos de la protagonista más propias de una pin-up que la verdad no aportan demasiado a la trama y parece que solo sirvan para lucirse mostrando el cuerpo de Ángela.
Más allá de eso, el trabajo de Hugault es impecable destacando en la anatomía femenina (sigh) y en la recreación de aviones de guerra y escenas de combate. La fluidez para representar combates aéreos del autor es brillante, siguiendo un ritmo casi cinematográfico. Además, el dibujo hará las delicias de los amantes de los aviones de la segunda guerra mundial que están perfectamente representados en sus páginas, desde los bombarderos P-40 hasta los Spitfire japoneses. Los escenarios son preciosos y, aunque los personajes y la expresividad de los mismos no es el punto fuerte del autor se nota una gran mejora respecto a otros títulos siendo ahora mucho más expresivos y fluidos.
El equipo artístico formado por ambos autores es una combinación muy acertada y que funciona a las mil maravillas. Con un guion sencillo pero efectivo de Yann, este primer ciclo destaca principalmente en el dibujo tremendo y llamativo de Hugault. Pese a que, en la opinión de quien suscribe estas líneas, la historia mejora tanto en interés como en complejidad en el segundo arco. No por ello deja de ser esta una buena historia muy completa. Es una buena oportunidad para quienes gustan de este tipo de historias contadas desde un punto de vista que no suele verse tan a menudo en ellas. Y se agradece un poco de aire fresco y “reivindicación” feminista en esta clase de cómics aunque a veces se vea empañada por el contradictorio fanservice. Ángel Wings, claro éxito, se va superando a si misma número tras número siendo a su vez una puerta de entrada al género muy accesible para todos.