Durante el primer lustro de los años ochenta, los Jóvenes Titanes de Marv Wolfman y George Perez eran la colección más prestigiosa, vendida e imitada de DC Comics. En pocos años, la segunda iteración del joven grupo de la editorial se había convertido en todo un icono en la industria y era la única que era rival en ventas a las mejores colecciones de Marvel. La alineación de estos Teen Titans era reconocible por todos los aficionados de la editorial e, incluso, por el gran público: Donna Troy, Cyborg, Raven, Starfire, Kid Flash, Beast Boy y… The Protector. Espera, espera. Frena un poco. ¿Cómo que «El Protector»? ¿No era Robin, el Chico Maravilla? Pues si… y no. Porque, irónicamente, dos millones de jovenes norteamericanos leyeron cómics de los Titanes en los que el lider del grupo era este Protector, con su capa azul, su traje rojo y morado y aquella estrella tan reconocible en el pecho. ¡Para dos millones de norteamericanos, el lider de los Titanes es The Protector!
¿No creeis lo que decimos? Eso es porque no conocéis esta historia. Prestad atención, que os prometemos que es verdaderamente gloriosa.
En 1983, DC Comics cerró un acuerdo con la Oficina de Aduanas de Estados Unidos para realizar y publicar un cómic de servicio público a las generaciones más jovenes, para ayudar a concienciar a toda una legión de preadolescentes del consumo (y abuso) de drogas. Originalmente, la Oficina de Aduanas pidió a la editorial que fuese la trinidad de DC quien protagonizara este relato, pero desde las oficinas de Jenette Khan insistieron en utilizar a unos héroes más jovenes, que pudieran empatizar mejor con el público objetivo. En colaboración con la empresa de galletas Keebler, DC Comics puso en marcha esta miniserie de tres números con Marv Wolfman al guión y los tándems creativos de Ross Andru/Joe Giella (número uno), George Perez/Dick Giordano (número dos) y Joe Cavaliery/Adrian Gonzales (número tres) . Los tres episodios tenían una carta/prólogo de la mismísima Nancy Reagan, la mujer del por entonces presidente norteamericano.
Hasta aquí todo normal.
La tirada de este proyecto era de un millón de copias para repartir directamente en las escuelas de norteamerica y otro millón de ejemplares a repartir en el mercado directo, a un precio de un dolar, cuyos beneficios serían donados a organizaciones que luchaban contra las drogas. Además, en las páginas finales, los cómics incluían unos «ejercicios»/»deberes» para los más pequeños, animándoles a «ponerse en el lugar de sus padres», entender las decisiones que es conveniente tomar o, incluso, rellenar una declaración por la que entienden los peligros de las drogas y en la que se comprometen a ser unos titanes en la lucha contra las drogas». Podéis comprobarlo en la siguiente imagen. Además, el cómic venía acomapañado de un Certificado de Heroismo firmado por Nancy Reagan.
Pero vamos al lio, que aquí habéis venido para hablar del «Chico Maravilla». Y es que con el proyecto ya dibujado, desde el departamento de licencias se dieron cuenta que NO podían usar a Robin, ya que este personaje estaba licenciado por otra empresa de galletas, Nabisco. Así que ni por una causa justa se podía hacer esta excepción. Los editores Dave Manak y Len Wein tuvieron que realizar una correcion en los tres cómics sustituyendo a Robin por The Protector. George Perez quería que pintasen el uniforme de negro, pero Manak apostó por el morado y el granate, como se puede comprobar en la siguiente imagen. Por cierto, en la misma imagen podéis comprobar como también retocaron el uniforme de Starfire, tapándolo en la tripa por completo, no sea que alguien fuera a escandalizarse.
El cómic, con muchos testimonios y la aparición de Speedy (lógico, dados los escarceos que había tenido Roy Harper con la droga en la década anterior) podría haber quedado solo ahí y que «tan solo» hubiera sido leido por dos millones de lectores, pero lo cierto es que además este Protector también llegó hasta la televisión. Hannah-Barbera realizó tres anuncios (uno de un minuto, otro de treinta segundos y otro de veinte segundos) con estos Titanes de una Tierra paralela y allí salía, como si nada, este Robin alternativo.
Fascinante, ¿verdad? Y sí, de aquello nada más se supo durante mucho tiempo… hasta que hace un par de años el concepto fue recordado, más como un guiño/meme por Tom King en las páginas de Heroes in Crisis (cuya edición en tomo ha sido publicada por ECC Ediciones esta semana), donde The Protector aparecía en una página como interno del santuario. La primera de sus frases era muy propia. «Estoy en contra de las drogas. Eso es lo que hago. Todo lo que hago, realmente«. No nos digáis que no es fascinante, ¿verdad?