“Genkaku Picasso” un manga donde el arte, la belleza y el horror se unen para salvar vidas.

Con la vuelta, más o menos, a la normalidad de la publicación de novedades la editorial Milky Way ha empezado una nueva serie en su catálogo llamada Genkaku Picasso. Un manga de Usamaru Furuya con un desarrollo inicial bastante convencional, pero muy interesante en cuanto a los temas que trata.

La trama de esta historia empieza con Hikari Hamura, el protagonista, viendo cómo su compañera de clase Chiaki pronuncia mal su nombre. Esto, unido a su gran habilidad dibujando, hace que todo el mundo pase a llamarle Picasso. Algo que a él, realmente, no termina de gustarle, pues quiere llegar al mismo nivel de maestría que Da Vinci, no que Picasso. El caso es que, pese a estar enfadado con Chiaki, no sólo por “conseguirle” el apodo, sino por su actitud excesivamente enérgica, Hikari termina junto al río dibujando mientras ésta no deja de hablar.

En ese momento, y recordemos que estamos hablando de las primeras páginas de este cómic donde en teoría estamos conociendo a los protagonistas, ocurre un accidente y un helicóptero se estrella encima de ellos. Matando a Chiaki en el acto, y dejando a Hikari malerido. Cuando éste consigue volver al instituto, completamente conmocionado por lo ocurrido, Chiaki se le aparecerá a tamaño reducido y con alas, como su ángel de la guarda personal. Y es que Hikari no sobrevivió al accidente, de alguna forma (que por lo menos en el primer volumen no se explica) su cuerpo sobrevivió, pero él no. Si quiere seguir viviendo, deberá utilizar sus sentidos aumentados (ahora es capaz de ver los secretos más profundos del corazón de algunas personas) para ayudar a los demás. Si no, su cuerpo se pudrirá, y dejará de existir.

Con esta premisa en el primer capítulo, el resto del volumen gira en torno a cuatro personajes distintos a los que Picasso (que es como todos sus compañeros han pasado a llamarle) deberá ayudar. Chiaki, a la que sólo puede ver el protagonista, aparecerá en todo momento para obligarle a hacerlo, ya que éste intenta evitarlo hasta que no ve cómo su cuerpo empieza a pudrirse. Comentábamos antes que se trata de una historia bastante procedimental, por lo menos por lo que hemos visto en el primer volumen, ya que Picasso puede ver el aura oscura que emana aquella gente a la que puede, o debe, ayudar. En ese momento, y teniendo en cuenta que nunca se separa ni de su libreta ni de su lápiz, empezará a dibujar casi de forma inconsciente una imagen que evoca el interior de cada persona. Además, tanto él como Chiaki podrán introducirse en dichos dibujos para averiguar más cosas, y cómo ayudar a esa persona. ¿Conseguirán que Picasso no se pudra? ¿Será capaz de entender sus propios dibujos, y a ayudar a quienes lo necesiten?

Si comentábamos que es una obra muy procedimental, es porque todos los capítulos tienes más o menos el mismo esquema. Y, aunque hay personajes que más o menos se mantienen como secundarios, cada historia es bastante autoconclusiva. También hay que tener en cuenta que Genkaku Picasso es un manga de tres volúmenes. Por lo que el desarrollo de la trama principal no puede complicarse más de lo que se complica en el primer volumen. Algo que no tiene nada de malo, ya que así Usamaru Furuya puede recrearse en la imaginería que ha creado para la obra, y mediante ella tocar temas como el suicidio, el abuso, los prejuicios, los problemas mentales o de identidad, entre otros. El mundo sobrenatural que crea Furuya es una mezcla entre la idea budista y cristiana del más allá, algo extraño, pero que utiliza de forma libre para unir las ideas del ángel (Chiaki) y la mentalidad más tradicional del protagonista. Realmente, Furuya utiliza en cada momento aquello que le viene mejor para contar la historia, y la problemática, de cada personaje.

En cuanto al estilo de dibujo, hay que tener en cuenta que estamos viendo a “dos” dibujantes distintos. Es decir, aunque todo está obviamente dibujado por Furuya, éste separa de forma clara el dibujo de la historia, de los dibujos que realiza Picasso/Hikari en la misma. El estilo de dibujo de la historia es bastante convencional, con bastante detalle en todo momento, teniendo en cuenta que se trata de un manga que suele desarrollarse en el instituto del protagonista. Con diseños muy convencionales en cuanto a uniformes, tipo de personajes, edificios y demás. Lo más importante de todo son las ilustraciones de Picasso, que mueven cada historia dentro de la trama. Aunque a Hikari le apodan Picasso, nada tiene que ver su estilo de dibujo con el del artista español. Y es que sus ilustraciones dependen de los sentimientos y frustraciones de las personas a las que intenta ayudar, pero siempre tienen un componente de ilustración de terror bastante alto. Además, cuando Hikari (y Chiaki) son absorbidos por esas imágenes, todo aquello que los rodea pasa a convertirse a ese estilo de dibujo, por lo que se verán en muchos casos rodeados de pesadillas ilustradas, por las que podrán navegar.

Como siempre, la edición de Milky Way mantiene los diseños japoneses para las portadas y contraportadas, así como algunas páginas interiores a color. El resto es completamente en blanco y negro, algo que potencia todavía más esas pinceladas tétricas de algunas de las historias. Genkaku Picasso de Usamaru Furuya ha sido una sorpresa de las buenas. Recomendable para aquellas personas que gusten de mangas que tratan lo sobrenatural, y la psique humana. Y también para toda aquella persona que quiera empezar con mangas de tintes sobrenaturales, pero no quiera empezar por historias muy complicadas. Sencillo, pero efectivo. Veremos cómo se desarrollan los otros dos números. Si queréis echarle un ojo, en la web de Milky Way podéis leer de forma gratuita el primer episodio.