10 maneras en las que BoJack Horseman cambió las reglas de las series

¿Qué es lo que debe ser una serie de animación? Es una pregunta de compleja respuesta. Y depende de lo que haya estado desarrollando cada creador, dará con un concepto distinto o, incluso, contradictorio.

La animación es en sí mismo una manera de contar historias. Un recurso, una decisión de contar las cosas de un modo particular. Pero hasta el momento ha estado encasillada en una cosa muy específica que ha ido contranatura. Y por ello, era cuestión de tiempo que alguien decidiera subvertir ese método para dar con una evolución de este.

La historia de la creación de BoJack Horseman es la del reencuentro de una amistad y de una crisis existencial. Raphael Bob-Waksberg era un creador en crisis porque no lograba vender ningún concepto. Con pocos créditos en sus espaldas, el retorno a Los Angeles de una amiga de la infancia hizo que toda su vida se removiera desde los cimientos. Su amiga, Lisa Hanawalt, también era artista. Es una ilustradora con cierto renombre que había recibido ciertos reconocimientos profesionales llegando incluso a publicar una novela gráfica: Coyote Doggirl (editada en España por Astiberri).

Bob-Waksberg le pidió que le mostrara algunas de sus ilustraciones y la que le llamó la atención fue la de un caballo con forma humana titulada como BoJack, el caballo deprimido. Esa llamó la atención del guionista que lo asoció a un momento vital en el que estaba mirando la ciudad de Los Angeles desde la altura de una mansión y se sintió en la cima del mundo, pero más solo que nadie.

Puede parecer feliz, pero las apariencias engañan.

Y, entonces, se puso manos a la obra para desarrollar a este personaje y su universo poniendo mucho de sí mismo. Su suerte cambió cuando pudo hacer un pitch a The Tornante Company, fondo de inversión capitaneado por el veterano directivo de estudios, Michael Eisner. Esta propuesta fue del gusto de esa empresa que les proporcionó el dinero para materializar la serie.

Llegados a este punto, se pusieron en contacto con Hanawalt para que dirigiese el apartado visual y se implicase en el desarrollo de la animación. En un primer momento, ella rechazó el proyecto porque acababa de ilustrar un libro y fue un proceso un tanto tortuoso, pero se terminó implicando en el momento en que vio que BoJack Horseman tenía el potencial de ser algo importante. Formó parte del equipo de desarrollo del estudio de animación designado, los veteranos ShadowMachine, responsables de Robot Chicken. Con esos mimbres, estaba claro que no iban a dar algo convencional. No tardó en ser comprada por Netflix y el resto es Historia.

Pero como bien es sabido no se puede romper ninguna regla si no se conoce antes aquello que se pretende neutralizar. Es un tópico, pero si se ha convertido en un eso es porque algo de verdad tiene. Y eso es algo que Bob-Waksberg lo tiene bastante claro y de ahí ese conocimiento del mercado de la animación y donde se enmarcaría el proyecto. También de ahí vienen aquellos referentes de los que ha bebido BoJack Horseman:

  • Los Simpson: “Esta serie es una titana del formato. Es muy influyente de muchas maneras”.
  • ¿Quién Engañó a Roger Rabbit?: “Formalmente es muy fácil de ver esa conexión. Roger Rabbit planteó: ¿Qué pasaría si los dibujos animados fueran reales e interactuasen con los humanos?”.
  • Archer: “El estilo caustico de Archer estaba en mi mente cuando comencé a hacer BoJack. Tal vez me pasara de frenada”.
  • Animaniacs: “Siempre he sido un gran fan de las referencias aspiracionales. Es aburrido ver una serie y pillarlo todo”.
  • Daria: “Hizo un buen trabajo mostrando que la gente inteligente no siempre tiene la razón y que los estúpidos no son siempre malos”
  • The Tick: “Había un villano, Chairface Chippendale, que quería esculpir su nombre en la luna y The Tick le paró los pies. Pero no antes de que pudiera dejar la C y luego la H. Así que, durante el resto de la serie, cuando había una escena nocturna, siempre se podía ver la C y la H”.
  • Pixar: “Me encanta como el estudio juega con las estructuras y no le tiene miedo a intentar cosas diferentes, como el primer acto mudo de Wall-E”.
  • Futurama: “Juega con la continuidad de una forma muy guay y juega con la tristeza de una forma muy guay”
  • South Park: “Me gustan particularmente lo episodios más didácticos, a pesar de que no siempre esté de acuerdo con ellos políticamente”.
  • La obra de Don Hertzfeldt: “Su corto, Rejected, fue una gran influencia en el primer episodio acerca de viaje de drogas en la serie”.

Como es lógico, este éxito no es de la noche a la mañana. Y fue una serie de boca-oreja que fue desarrollándose de formas más interesantes con el paso de las temporadas. Pero lo que lograron fue hacer una serie que trascenderá y que cuestionó mucho de lo que se había hecho hasta el momento a la vez que consiguió hacer algo nuevo. Suena más fácil de lo que es.

Y ese duro trabajo tuvo sus recompensas. Ahora el creador es una de las personalidades más solicitadas dentro de la competitiva industria audiovisual estadounidense. Y lo ha hecho siendo fiel a sí mismo. Tanto es así que su otra gran aportación a las series televisivas, Undone, también es una exploración de las enfermedades mentales, aunque con una forma distinta. Más parecida en forma, que no en fondo, es Tuca and Bertie, el otro proyecto en cartera de Bob-Waksberg.

Las razones para esta serie en concreto son innumerables tanto que no tendría sentido hacerlo. Ni tendría que motivar a nadie para que la viera. Eso se debe a que es una serie que habla por sí misma y que tiene una importancia indiscutible. Se debería sentir curiosidad por verla por uno mismo.

1. Tomarse en serie al espectador

Parece que ha pasado más tiempo del que realmente es desde que David Simon pronunció aquellas polémicas y predictivas palabras: “¡Que le jodan al espectador medio!”. Cuando verbalizó esa necesidad de que fuera el espectador quien debía adaptarse a contenidos más inteligentes y, por ello, exigentes y no al revés, todavía estaba muy lejos mucho de lo que ha terminado pasando.

 

Ni en el desierto nos dejan en paz

Y lo que ha terminado pasando es que tenemos el que es el momento más creativo que ha tenido la ficción seriada. Se buscan los conceptos extremos arriesgados y es el espectador quien los solicita de forma masiva. Y ya no hay vuelta atrás.

BoJack Horseman solo podría haber salido en este contexto de búsqueda de contenido ingenioso para un espectador totalmente nuevo. El target de las series ya no es alguien que busque el mero entretenimiento evasivo. Por el contrario, busca cosas que le remuevan o le cambien. Y solo la serie de un equino parlante ha sido capaz de hacerlo con total honestidad.  

2. Sacar a relucir el potencial del streaming

El sistema de emisión de retransmisión televisa provoca que la construcción dramática se hiciera teniendo en cuenta los cortes publicitarios y con un cliffhanger para que el espectador volviese la semana que viene. Aunque esa estructura de guiones es lo que se entienden cuando se habla de una serie, las plataformas han dejado eso atrás.

 

Pocos primeros planos lucen tanto.

El modelo de Netflix, por el contrario, es el de colgar temporadas enteras el día del estreno y que sea el espectador quien decida cómo consumirlas. Eso traer una mayor libertad creativa a la hora de cómo contar las historias, ya que no tienen las limitaciones de la televisión tradicional.  

Bojack Horseman fue una de las primeras series en despuntar en la plataforma de Reed Hastings. Y lo hizo llevando a cabo episodios y conceptos que solo tiene cabida en el contexto en que se ha producido. Resulta inconcebible hacerlos en una network. Por ese motivo, es fundamental para comprender el cambio de modelo.

3. La consolidación de la animación adulta

La animación adulta televisiva ha sido una que ha estado en constante evolución y en constante redefinición de conceptos, siempre excesivos y enfocados a la comedia. Historias alocadas y excesivas con las que se complica la identificación emocional.

Así pues, una asignatura pendiente era encontrar ese producto que diese un viraje y que sorprendiese a propios y extraños por explorar un potencial al que nadie se le había ocurrido investigar. Ese producto es Bojack Horseman.

Pero, doctor, yo soy Pagliacci.

¿Qué tiene esta serie que el resto no? Pues una consciencia de lo que se ha hecho para hacer algo totalmente diferente. Esta serie supone un paso de gigante a la hora de entender lo que es o no es la animación adulta televisiva. Llegó a atraer a espectadores que, a priori, no tienen interés por este tipo de contenido. Y, con ello, se logró que este tipo de series no fueran las mismas.

4. Revolución narrativa

Si se analiza las estructuras argumentales de las series de animación se encontrará que son muy deudoras de las sitcoms clásicas. Siguen paradigmas propios de la emisión televisiva y se optan por tramas episódicas totalmente verticales en favor de volver a un estatus quo del que partir a la aventura semanal.

 

La mejor Diane desde Twin Peaks.

La creación de Bob-Waksberg entiende las cosas de otra manera. El apostó por una serie con tramas de temporada, sabiendo perfectamente hacía donde dirigir la serie como un todo uniforme, una mayor horizontalidad allá donde nadie lo había hecho. Si se ha probado como algo exitoso en los dramas seriados, ¿Por qué no se había hecho en la animación? BoJack Horseman es la primera en llegar y solo por eso tiene mérito propio. Pero no se queda en ello, sino que además lo hace de un estilo tan propio que parece que se lleve años haciendo este tipo de series. Y eso solo puede ser entendido, visto y celebrado como algo revolucionario.

5. Temas relevantes

BoJack Horseman es tanto espíritu de su tiempo como una serie osadamente madura. Ese es un término muchas veces mal empleado y que no se trata de un estilo de fotografía o de si hay o no sexo, si no que se habla de cuánto nos interesa aproximarnos a estudiar aquello que se esté analizando. Hay series con calificación para adultos que parecen escritos por adolescentes que, simplemente, han cumplido años. No es este caso.

 

Simbolismo everywhere. Yo también correría de ser él.

Los creadores de esta serie se atreven a meterse en camisas de once varas y salen airosos. Es envidiable cómo consiguen hacer un estudio preciso de los procesos de alguien que sufre patologías de índole psicológico. Pero más allá de eso, también se atreve a inmiscuirse en polémicas de calado social y tratarlas de forma absolutamente sutil y con un punto de vista desenvuelto y sorprendente. Pero no lo hace desde fuera con un paternalismo de baratillo, ni buscando sentar doctrina. Ridiculizan lo que tienen que ridiculizar y empatizan con lo que tienen que empatizar. Ojalá otros productos buscasen esa humildad a través de la ambigüedad.

6. Saltarse el tiburón de forma orgánica

Uno de los mayores temores de los guionistas es que se les agote el concepto, la promesa que hizo tanto con el espectador como con producción, y entonces deban buscar otra cosa porque la serie debe continuar.

Aunque los creadores, como se ha señalado, tuviese claro que el tema principal no iba a ser muy alejado de lo que ha terminado siendo, esta serie llegó al espectador como una sátira sobre la frivolidad de los famosos con mansión en Los Angeles y de lo absurdo del mundo del cine. Pero ha terminado siendo uno de los tratados más estudiosos de los procesos de las conductas autodestructivas y depresivas. Eso es una jugada que puede provocar que el espectador se sienta defraudado y deje el programa. Y algunos de ellos lo habrán hecho.

 

En este caso sería saltar al potro, ¿no?

Pero no habrá sido la mayoría, que ha terminado prefiriendo cuando la serie abraza los aspectos más dramáticos y oscuros. Funciona porque realmente el concepto de la serie necesitaba algo de desarrollo amable para no entrar en profundidad en él y los creadores supieron qué es lo que querían contar en todo momento. Se podría decir que es el primer salto de tiburón conveniente para una serie de la Historia.

BoJack Horseman difumina aún más las borrosas barreras entre comedia y drama.

7. Más allá de la visibilización

Es curioso como uno de los tabús a los que poquísima gente se atreve a aproximarse sea la depresión. Estamos en una sociedad en constante replantearse a sí misma y se están derribando muchas cosas que antes se consideraban tótems sobre los que se ha construido nuestra cultura. Sin embargo, sigue habiendo un aparente temor a estudiar de forma más abierta a las enfermedades mentales. Y eso es algo que mayoritariamente todos y cada uno de nosotros, en mayor o menor medida, hemos pasado. Y si no es así, no estamos exentos de ello. ¿Por qué nos cuesta tanto asumirlo?

BoJack Horseman no tiene vocación de sentar cátedra respecto al tema. Tan solo es un retrato de la autodestrucción de un sujeto que, objetivamente, no tendría motivos para ello. El protagonista es errático. Se comporta de forma caótica y sin saber de qué modo reaccionar a los estímulos que se le plantean. Y eso le conduce a equivocarse una y otra vez. A caer en las mismas. Especialmente cuando le va mejor y su debacle puede causar más daño a terceros. Y eso hace que vuelva a hundirse.

BoJack Horseman está en un bucle. Y es consciente de ello, pero no es capaz de salir de él. Como el escorpión de la fábula, es la naturaleza de muchos el ser alguien problemático.

 

Cuando no quieres salir y te lían.

Saltemos al tiempo presente en el que la juventud ha tenido que afrontar dos crisis y una pandemia. Esta es incapaz de mejorar una situación adversa y no sabe cómo conducir el tiempo de vida que, por otra parte, como a tantos otros, se ha prometido que tendría cierto significado y se intenta dárselo. Con todas las fuerzas de las que se dispone. Y todo ello solo nos conduce a más frustración y falta de sentido. ¿A que la depresión no está tan lejana?

Todo lo que pasa BoJack Horseman no deja de ser una exageración caricaturizada (a menos que seas una excesiva estrella de Hollywood) de nuestros males. Todo aquel sufrimiento por el que pasa el protagonista es el mismo del que está frente a la pantalla. Y por eso ha conseguido calar a nivel emocional en el espectador que es igual de errático que él. Y para alguien que pueda estar pasándolo mal

BoJack Horseman es ficción en primer lugar. Y puede llegar a ser sanadora. Pero no tiene claves para redimir a sus personajes. Ni al espectador. ¿Al final qué queda?

“- La vida es una mierda y luego te mueres, ¿no?

– A veces. A veces la vida es una mierda.”

Bojack Horseman.

Esas líneas de diálogo finales de la serie sintetizan a la perfección el punto inevitable al que se llega cuando se ha tocado fondo. Nos queda la vida, nos quedamos nosotros y ver qué pasa. Y a veces nos tiene que valer con eso. Con series como esta que, sin pretenderlo, pueden ayudarnos a convertirnos en mejores.

8. Experimentación con fondo

Aparte de la profundidad y el calado de los temas y la inteligencia en la que se tratan, en el ADN de BoJack Horseman está el encontrar modos refrescantes de contar las cosas de forma revolucionaria. Y eso se deja apreciar especialmente en un episodio cada temporada que buscaban hacer algo autocontenido y que tuviese todo lo que es la serie de forma sutil. Bob-Waksberg no sabía si iba a volver a una segunda temporada y en la primera realizó un simbólico episodio tratando de emular ese imposible que es transmitir las experiencias de un viaje por las drogas. Y es un esquema que repetiría en todas y cada una de las temporadas, siendo la joya de la corona ese episodio mudo bajo el mar y, por encima de todos, y esa absoluta genialidad que fue Free Churro, en el que todo el episodio es un discurso funerario recordando a su madre con un gag final lleno de dolor.

Aspecto de la neuronas después de ver estos episodios

¿Esos episodios, por ese motivo, se hacen árido y aburridos para el espectador que busque entretenerse? Difícil. Lo es porque por mucho que estos episodios sean más áridos de ver en cierto sentido, también son los más creativos de la serie. Y no son exhibiciones de habilidades huecas, si no que hacen avanzar la trama y son episodio de gran importancia para el arco del personaje. Todo está medido para que el espectador no tenga motivos para apagar el dispositivo con el que estuviera viendo la serie.  

9. Saca petróleo de donde otros solo han visto un yermo

BoJack Horseman es, ante todo y pese a todo, una serie de animación. Eso trae consigo una serie de consecuencias a la hora de producirlo, ya que es un modelo y unas posibilidades radicalmente distintas. También, como es lógico, afecta de forma irremediable a la hora de construir los guiones.

 

Definición gráfica de petarlo

Pero esta serie ha optado por llevarlo a su terreno. A pesar de que toma esquemas argumentales de los dramas cinematográficos, cuenta cosas que solo la animación permitiría materializar. Y en esta forma tan específica y particular de narrar a explotando todo lo mejor de todo tipo de formas de contar ha logrado tener una entidad y un estilo muy propio y disruptivo.

A su vez, aunque en ocasiones las tramas sean desquiciadas, nunca pierde ese factor de identificación emociona y de verdad. Sabe explotar ese complejo equilibrio como ninguna serie ha sabido hacer aun a día de hoy.  

10. Cameos

Una tendencia que ha mantenido BoJack Horseman de la televisión tradicional es la constante aparición de estrellas invitadas. Esto es propiciado a que es una situación en la que ganan todas las partes: la cadena ganaba audiencia debido al reclamo del nombre y la persona que realizaba el cameo lograba darse autobombo. Hay un dicho que, si no apareces en tal o cual serie, no eres nadie, y con esta bien podría aplicárselo.

 

Imagen en exclusiva del pitch de la secuela de Space Jam.

Rami Malek, Lin Manuel Miranda, Angela Basset, Jessica Biel, Hilary Swan o Margo Martindale son solo algunos de los nombres que han prestado voz en algún episodio de la serie. Aunque, de todos modos, esta serie ya estaba encabezado por un reparto increíble con Will Arnett, Alison Brie y Aaron Paul. Si con eso no se despierta el mínimo interés, nada lo hará.

 

Por todo ello BoJack Horseman es una pieza inmortal no solo de las series de animación, si no de la producción seriada. Un producto que compite fieramente por el podio de entre las series más memorables. Y una de las primeras que mostraron como se pueden contar las cosas de otras maneras gracias al VOD. Una serie que ganará relevancia con el paso de los tiempos y que probó que las crisis existenciales de un caballo antropomórfico son tan o más interesantes que cualquier otro conflicto espectacular.