Bodas Marvel – 55 años de enlaces, «si quieros» y «¡Vivan los novios!»

Nadie se podía imaginar hace casi seis décadas de la historia de Marvel Comics que las bodas y matriomonios entre sus personajes iban a ser una constante de su transcurrir tridimensional. Entre los conflictos alienígenas, los puñetazos y las venganzas hay espacio para mucho más. El Universo Marvel de Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko nació para reflejar nuestras vidas, inquietudes, dudas y anhelos, así que no podía faltar reflejar también la que es una cita importante para los lectores en sus vidas. Durante estos años, los lectores han asistido a casi cuarenta enlaces desde que Reed Richards y Sue Storm dieran el primer “Sí, quiero” allá por octubre de 1965, aunque las estadísticas que concluimos de estos matrimonios nos hacen pensar que en La Casa de las Ideas no se aplica aquello de “Y vivieron felices para siempre”. De todos estos enlaces, asombra observar que tan solo seis de ellos continúan casados. Entre divorcios, asesinatos, anulaciones y, por supuesto, “mephistazos”, el contador de los matrimonios vigentes está bajo mínimos. Aprovechamos hoy, como si fuera un día igual sin ningún motivo aparente para ello, para montarnos en nuestro particular DeLorean para recordar los días de felicidad y algarabía (y villanos interrumpiendo en el peor momento) de las bodas Marvel.

Es habitual, cuando se rememora la edad de oro de los Cuatro Fantásticos de Stan Lee y Jack Kirby, enumerar de carrerilla sus bondades en forma de primeras apariciones de Inhumanos, Estela Plateada, Galactus o Pantera Negra. Sin embargo, se suele omitir de forma habitual el primer paso de esta nueva era, contenido en el tercer anual de los Cuatro Fantásticos (octubre de 1965). En él, Reed Richards y Sue Storm contraían matrimonio ante la plana mayor del Universo Marvel (pequeña, eso sí, por aquel entonces). En los primeros tiempos de la serie la relación entre Reed y Sue siempre estaba en peligro por la presencia de aquel adonis acuático en forma del Príncipe Submarino de la Casa de las Ideas, tan enfurruñado con toda la humanidad como encandilado por las bondades de la Chica Invisible. Los tres formaban un triángulo amoroso marca de la casa que se esfumó cuando en las páginas finales de Fantastic Four #35 USA decidían comprometerse. Stan Lee, perpetuador a ultranza del statu quo Marvel, quería evitar el estereotipo de novios eternos y les hizo pasar por el altar para hacer honor al sobrenombre de Primera Familia del Universo Marvel. Las veintitrés páginas de “boda del siglo” se convirtieron en un catálogo de la editorial por donde desfilaron todos los héroes y villanos del sello (exceptuando al mencionado Namor y al Increíble Hulk), además de los propios Lee y Kirby en forma “dos jetas” (palabras textuales) que intentaban colarse en la fiesta. Desde entonces y ya con dos hijos (Franklin y Valeria) el matrimonio Richards ha sobrevivido a vientos y mareas (además de a todas las desatenciones recurrentes del propio Reed). Una rara avis dentro de los destinos más crueles y diversos del resto de matrimonios, como ahora veremos.

Roy Thomas y John Buscema narraron el siguiente gran matrimonio Marvel, en el seno de la franquicia vengadora (Avengers #60 USA, Enero de 1969, nota a pie 1). Nos referimos, por supuesto, al enlace entre Hank Pym y Janet Van Dyne. Ocho años de Universo Marvel y segunda boda, en una aventura que cambiaría para siempre al anteriormente conocido como Hombre Gigante. Como consecuencia de un fallido experimento químico y bajo una personalidad desinhibida, atrevida y picaresca de sí mismo, Pym adopta nuevo traje y nuevos poderes con el nombre de Chaqueta Amarilla, una identidad que le acompañaría durante quince años más (más regresos puntuales varios). Ese nuevo Chaqueta Amarilla secuestraba a la Avispa tras informarle que se había deshecho del debilucho de Pym, y le espetaba un (excesivamente) premonitorio “Debería sacudirte por eso, preciosa, pero creo que prefiero hacer… ¡esto!”, plantándole un beso a una descolocadísima Janet que acababa defendiéndole ante el resto de vengadores al grito de “Voy a casarme con él”. Matrimonio exprés para disgusto de un sobrepasado Jarvis a quien, además, El Circo del Crimen le quiso fastidiar el banquete en la mansión de los Vengadores. ¿El truco? En realidad, Hank Pym estaba dentro de la máscara de Chaqueta Amarilla. Quince años después, durante la etapa de Jim Shooter, vendría el famoso maltrato de Pym a Janet que acompañaría al personaje el resto de su vida editorial, donde todos y cada uno de los autores han intentado redimirle. Originalmente Shooter no pretendía esta agresión por parte de un ansioso Hank (“quería que se deshiciera de Jan moviendo sus manos mostrando desesperación y frustración, exigiéndole que le dejara en paz sin mirarla siquiera a los ojos”) pero Bob Hall malinterpretó las órdenes dibujando un bofetón. Un numero después, firmarían el divorcio. Posteriormente la pareja retomaría la relación durante la Era Busiek, retomando una montaña rusa emocional que les ha alejado y acercado tantas veces como otras parejas han tenido (Kaos y Ojo de Halcón por parte de Janet, Tigra por parte de Hank). Actualmente… actualmente nadie tiene muy claro que pasa con Hank Pym y Ultrón así que ¡a saber!

El siguiente por pasar por la vicaría fue Namor McKenzie, en las páginas de su propia colección (Sub-Mariner 36 USA, abril de 1971), en una de las celebraciones más trágicas de la historia Marvel entre el propio Namor y la otra creación de Bill Everett en el primer número del Marvel Comics de Timely Comics, allá por 1939. Más de treinta años después esta pareja de atlantes se daban el “Sí, quiero”, solo para descubrirse inmediatamente después que en realidad Dorma había sido sustituida por Llyra, engañando a Namor para reinar en Atlantis. Curiosamente, las leyes atlantes tenían una cláusula para estos casos (a saber qué precedentes han tenido…) y reflejaban que pese no haber estado de cuerpo presente, Dorma era ahora de pleno derecho y obligación la mujer de Namor, y no Llyra. Enrabietada al ver que su plan se hacía aguas (perdón por el chiste) Llyra no dudó en destrozar la prisión acuática de Dorma quien, incapaz de respirar fuera del agua, muere asfixiada en los brazos de su marido al número siguiente. Dorma reaparecería en un par de realidades alternativas (Dinastía de M, Heroes Reborn) y poco más, así que a Namor no le quedaría otra que encontrar el consuelo en los brazos escamosos de Marrina, aunque con un final incluso más cruel. Ambos tortolitos se casarían en Alpha Flight 40 USA (noviembre 1986) tras un tórrido romance. Sin embargo, un año más tarde, al quedar embarazada, la mezcla de and alienígena y mutante volvió loca (de nuevo) a Marrina, obligando a Namor a asesinar con la espada del Caballero Negro a su mujer. Pobre Namor…

 

Attilan abriría sus puertas para el siguiente gran enlace Marvel, celebrado en la serie de los Cuatro Fantásticos (#150 USA, septiembre 1974) y sería el primer (y último hasta la fecha) matrimonio mutante-inhumano. Al final de su estancia en los Vengadores, Thomas decidió separar los caminos de La Bruja Escarlata y Mercurio para que cada personaje pudiera evolucionar por separado, desarrollando personalidades propias. La primera en los brazos de La Visión y el segundo, enfadado por la decisión de su hermana, en las de Cyrstal, pareja de La Antorcha Humana y miembro de pleno derecho de los 4F desde el embarazo de Sue Storm. Así mismo, en su último número en la serie (Fantastic Four #133 USA), Thomas decidió romper el triángulo amoroso Pietro-Crystal-Johnny y dejar vía libre a los dos primeros y quedando muy tocado el tercero. Ni siquiera el desagrado que sentían el resto de Inhumanos por el irascible Maximoff pudo oponerse al enlace. Gerry Conway y Rich Buckler unirían a la pareja en santo matrimonio un año después, tras un crossover con los Vengadores y un enfrentamiento (¡cómo no!) con Ultrón-7. El nacimiento de su hija Luna no trajo estabilidad a la pareja, donde los celos y las infidelidades-que-luego-resultaron-ser-control-de-Maximus (y otras que no, y que se lo digan al Caballero Negro) fueron constantes, sobre todo en la etapa vengativa noventera de Crystal (donde demostró ser un gran personaje en las manos de Bob Harras), hasta que finalmente su matrimonio fue anulado oficialmente en las páginas de Silent War. Tras Dinastía de M (2006), el guionista David Hine hizo que Pietro quisiera restaurar a los mutantes por el mundo usando la niebla terrígena inhumana, provocando el enfado de la familia real Inhumana. Desde entonces, Crystal volvió a contraer lo que se podría denominar matrimonio de conveniencia, cuando en War of Kings 1 #USA (mayo 2009) fue obligada a casarse con el kree Ronan el Acusador. Aunque se acabaron cogiendo cariño, fueron de nuevo obligados a separarse años más tarde cortesía de Jonathan Hickman en FF #21 (octubre 2012). Oficialmente, siguen casados, aunque en polos opuestos del universo.

Tuvo que pasar solo un año para la siguiente fiesta del Universo Marvel fue en forma de boda doble, a cada cual más particular obra y (sobre todo) gracia de Steve Englehart, aquel hippie que escribía la serie de los Héroes Más Poderosos de la Tierra a mediados de los años setenta. En el especial Giant Size Avengers #4 USA (junio 1975), Marvel ofrecía a sus lectores una boda entre una mutante y un sintezoide a la vez que en enlace entre la Madona Celestial y un alienígena Cotati en el cuerpo zombie del humano anteriormente conocido como el Espadachín. ¿Se pueden publicar cómics de superhéroes más bizarros? Spoiler: no. Tras formar el cuadrado amoroso más famoso de la historia Marvel con dos mujeres enamoradas de un robot/sintezoide, Inmortus acabaría oficializando una boda doble marca de la casa. El destino de la pareja Mantis/Espadachín es difícil de definir (aunque de alguna manera consiguieron tener un hijo) pero los vaivenes de la relación entre la Bruja Escarlata y la Visión dieron mucho que hablar durante las siguientes décadas. El desmantelamiento del vengador y su posterior reensamblaje en un frio cuerpo blanco carente de sentimientos puso punto y final a un matrimonio que había concebido dos hijos (este tema sí que es largo de explicar). Posteriormente ambos volverían a desarrollar sentimientos ante su expareja, aunque nunca simultáneamente y Wanda iría a parar en los brazos de Wonder Man o Steve Rogers (si, brevemente, pero sí) y La Visión consumaría la atracción con Mantis años más tarde en la miniserie Celestial Quest, antes de formar una familia con un final nada feliz, cortesía de Tom King y Gabriel Hernandez Walta.

En este punto cronológico, para ser precisos, deberíamos hacer referencia a la primera boda Marvel entre dos civiles: Betty Brant y Ned Leeds (Amazing Spider-Man #156 USA, mayo 1976). La primera de una corta lista restringida prácticamente a la franquicia arácnida, incluyendo la de J. Jonah Jameson y Marla Madison (1984), la del padre del primero de ellos, Jay Jameson, con la Tía May (2009) o más recientemente (2015) la de dos amigos de Peter: Max Modell y Hector Baez.

Quién le iba a decir a Charles Xavier que antes de acabar la década el sería el afortunado de protagonizar la primera boda en la franquicia mutante, aunque por desgracia sería fuera de pantalla, ya que de la noche a la mañana los ciudadanos Sh’iar se referían al bueno del Profesor X como el “consorte de la emperatriz”. Chris Claremont se quitó de encima a Charles Xavier en cuanto tuvo la oportunidad, para poder hacer brillar con luz propia y desarrollar por su cuenta a la segunda y tercera génesis mutante. Así pues, Xavier encontró en la alienígena conocida como Lilandra el refugio sentimental que no había conseguido con Moira MacTaggert y Amelia C. Voght. El patriarca mutante era partidario de los finales felices, como luego intentaría hacer con el primer pupilo del propio Xavier, pero los planes editoriales no tenían el mismo parecer. En contra de un retiro de la vida superheroica salvo en circunstancias puntuales, Marvel apostó por separar a los personajes primero y divorciarlos después, en las páginas del New X-Men de Grant Morrison. El grave daño causado por la gemela malvada de Charles Xavier al imperio Sh’iar fue razón suficiente para que los consejeros reales dieran por anulado el matrimonio para siempre. Una pena, agravada por el hecho de que ambos acabarían muriendo no mucho después. De todas formas, como curiosidad, esta no sería la única boda mutante-Sh’iar, ya que con la llegada de Ed Brubaker a la franquicia mutante decidió presentar de una vez por todas al hermano Summers largamente perdido, convirtiendo a Gabriel (Vulcano) en un personaje central de la serie y casándolo con Pájaro de Muerte, la hermana mayor de la propia Lilandra.

 

Un par de años después, la Escuela de Charles Xavier sería la sede de la primera boda “Summers-pelirroja”. “Teníamos tantos sueños. Creímos que viviríamos para siempre. Te amé, Jean. Y amo a Madelyne. Y ella no eres tú. Lo nuestro fue mágico y siempre lo recordaré, pero Madelyne y yo tenemos nuestra oportunidad. Espero que lo comprendas. Adiós, Jean. Hasta siempre, cariño”. Con esas palabras pronunciadas ante la tumba de Jean Grey (cuyo cuerpo, por cierto, seguía en la luna), Scott Summers cerraba un capítulo de tu vida y ponía rumbo al altar para casarse con Madelyne Pryor, allá por noviembre de 1983 (Uncanny X-Men #175 USA). Tras morir Jean (y, no lo olvidemos, sus posteriores mini-relaciones con Collen Wing y Lee Forrester), Cíclope había caído rendido a los pies de la también pelirroja Pryor, en una ceremonia con su padre (Corsario) y sus abuelos (en su primera aparición) presentes y su hermano Alex y Kitty como padrinos.  Pero aquello acabó mal, claro, en una sucesión de tramas argumentales a cada cual más interesante/variopinta con muertes y resurrecciones a tutiplén. Eso sí, primero tuvieron un hijo (el que acabaría siendo Cable). Luego volvería Jean. Scott abandonaría a su esposa para volver con Jean y formar X-Factor. Madelyne se volvería loquísima durante los acontecimientos de Inferno, resultando ser una clon de la propia Jean obra y gracia de Mr. Siniestro. Once años más tarde, en X-Men #30 USA, Fabian Nicieza y Andy Kubert celebraron una nueva boda en la Escuela de Charles Xavier entre Scott y Jean… pero aquello también acabó mal, en cuanto la chispa se apagó en la pareja. La semi-muerte de Cíclope (es muy largo de explicar, pero está Apocalipsis de por medio) y la irrupción de Emma Frost de por medio separó a la pareja extra-oficialmente y la muerte de Jean Grey lo hizo oficial, salvando el futuro de la raza mutante como se demuestra en las páginas finales de la etapa de Grant Morrison. En definitiva, ni los culebrones sudamericanos más alargados y enrevesados han tenido tantos giros argumentales como la vida amorosa de Summers. Al menos, en sus dos bodas ningún enemigo tuvo la ocurrente/recurrente idea de salir de la tarta, perdiéndose una costumbre Marvel muy divertida…

 

Inadvertida pasó la siguiente boda, pero nosotros no podríamos olvidarla en este relato por el carisma de la pareja dada la química (ya saben: polos opuestos se atraen) entre los contrayentes. Corría noviembre de 1983 y J.M. DeMatteis y Don Perlin decidían realizar un cambio de guardia en el número 125 de Los Defensores. De hecho, la serie (cuyas posibilidades de ver reeditadas en nuestro país son tirando a nulas), se rebautizaba este mes añadiendo el adjetivo de Nuevos a su título. Ángel, Dragón Lunar y el Hombre de Hielo sustituían a la vieja guardia (Namor, Hulk, Extraño y Estela Plateada) en una nueva formación liderada por la Bestia y que además contaba con Gárgola y la Valquiria como miembros. Sin embargo, el protagonismo recaía en el Hijo de Satán y Gata Infernal, cuyo matrimonio duraría diez años, el mismo tiempo que tardaría Patsy Walker en enloquecer primero y suicidarse después, a raíz del comportamiento demoniaco de su marido poseído. La idea de matar a un personaje de los tiempos de Timely fue de Warren Ellis, en su primer trabajo para Marvel en Hellstorm: Prince of Lies #14 USA (una serie aún más imposible de ver reeditar por estos lares). Con esta muerte se pondría punto y final a su matrimonio, aunque Patsy resucitaría no mucho después, en cuanto Kurt Busiek pudo deshacer las ideas locas de Ellis y traerla de vuelta en un anual de los Thunderbolts. La pareja no volvió a unirse, porque, al fin y al cabo, habían firmado aquello de “hasta que la muerte nos separe”. Dicho y hecho.

Entre tanto bodorrio entre personas de distintas especies, a nadie le extrañó que la siguiente boda fuera entre dos primos: Rayo Negro y Medusa. Pese a ser una de las parejas más estables de la Casa de las Ideas, tuvieron que pasar casi treinta años para celebrar su boda con la publicación del decimoctavo anual de los Cuatro Fantásticos. Un par de meses después de las Secret Wars (La Cosa out, Hulka in) John Byrne aprovechaba este anual para atar cabos sueltos de la Saga de Fénix Oscura (“Algo nuevo, algo viejo”) y unir en santo matrimonio inhumano al rey y la reina (¿se puedes ser reina sin estar casado?) de Attilan, en una gran ceremonia con fanfarrias y trompetas abierta a todo el reino que hacía palidecer la mucho más intimista de Crystal y Mercurio. Las comparaciones son odiosas y este último se preguntaba precisamente si su boda fue tan minúscula porque todos le odian en secreto (¿y quién no?) o porque esta es la boda de su Rey. Ambos acabarían teniendo un hijo (Ahura) a pesar de la prohibición del Consejo Genético inhumano. Curiosamente, la estabilidad de la pareja Blackagar-Medusalith (aquí podríamos incluir una broma sobre lo cómo Rayo Negro no puede llevarle la contraria a su mujer… pero lo vamos a dejar pasar. Nota a pie 2) siguió siendo una constante hasta que la popularidad forzada de los Inhumanos obligó a os guionistas a buscar nuevas tramas argumentales con las que rellenar las series que salían en el catálogo Marvel como las setas en vísperas de su olvidable adaptación televisiva. Así pues, la pareja se separó (Inhuman #12 USA) y Medusa encontró consuelo primero en los brazos del ex–novio de su hermana, Johnny Storm, y luego en los de Gorgon.

 

Romanticón. Así estaba aparentemente John Byrne a mediados de los años ochenta, porque él también fue el responsable de firmar los créditos del siguiente enlace. El siguiente en pasar por el altar fue Bruce Banner, que sería de los que repetiría una segunda vez (de momento no hay nadie que haya empatado con Ross Geller en formar una familia… aunque con Jarella estuvo a punto). Cuatro números después de haber conseguido separar su personalidad de la de Hulk de forma definitiva (je… jeje… jejejeje), Betty Ross y Bruce Banner dieron el paso definitivo y se convirtieron en marido y mujer, ante la aprobación final del padre de la novia una vez desaparecido el Coloso Esmeralda. Afortunadamente, el matrimonio acabó en divorcio. Y digo “afortunadamente” porque esta vez no tuvo que morir nadie para deshacerse el enlace. Aunque ambos acabarían muriendo, eso sí… Pero, ¿y quién no? Y si no que se lo digan a la segunda mujer de Hulk: Caiera. “No te preocupes, Holku. Nunca te abandonaré”, le susurraba Cairea en las páginas finales del Planeta Hulk de Greg Pak a su amor… segundos antes de morir en sus brazos. Su matrimonio había durado tres números (de Incredible Hulk #103 al #105 USA, en pleno 2007) y la ira experimentada por Hulk tras quedarse viudo le llevaría a una espiral de violencia en el evento World War Hulk, con John Romita Jr. desatado firmando su último gran trabajo en Marvel.

Octubre de 1987. Amazing Spiderman Annual #21 USA. Boda de Peter Parker y Mary Jane. Guión de David Michelinie y Jim Shooter. Cuarenta y ocho páginas que incluyen la pedida, el anuncio del compromiso a sus respectivas tías y amigos, visita al juzgado, compra de vestidos y dudas, muchas dudas. Dudas por parte del propio Michelinie y por parte de Peter Parker, quien sostiene una fotografía de Gwen Stacy y recuerda pasados no tan lejanos y especula con futuros alternativos. Una de las bodas más famosas de la historia del cómic… O no, porque en realidad, como años más tarde nos enseñaron Joe Quesada y Joe Michael Strazcysnki, esa boda nunca llegó a realizarse. Cosas de Mefisto… Esta historia ha sido recordada mil y una veces, así que pasemos a la siguiente…

 

Meses antes, cronológicamente, la penúltima boda de los ochenta volvió a ser en la colección de los 4F (#300 USA) y también tuvo tela marinera que cortar. Roger Stern, que pasaba por ahí (solo hizo media docena de números) firmó con dibujo de John Buscema una nueva boda fantástica entre Johnny Storm y Alicia Masters, la novia de toda la vida de La Cosa hasta que Ben Grimm decidió quedarse atrás al concluir las Secret Wars. Con su inevitable regreso, Marvel recuperaba la fórmula del triángulo amoroso que tan bien le había funcionado en sus primeros años, con una Cosa despechada y un Johnny con la cabeza sentada por primera vez. Una vez superados los enfados, unos enamoradísimos Johnny y Alicia celebraban su día (a pesar de las ganas de protagonismo de Amo de las Marionetas) para emprender una vida de casados que se prolongaría durante 57 números. En el cuadragésimo aniversario de la serie Tom DeFalco y Paul Ryan nos/les descubrían que Alicia, en realidad, era una skrull llamada Lyja que había sustituido a la ex de Ben Grimm justo al volver de las Secret Wars, ¡casi cien números antes! Un culebrón que invalidaba el matrimonio Storm-Masters, que continuaba el regreso de Alicia, iba a más con el anuncio de que Lyja todavía estaba enamorada y, ojo, embarazada y finalizaba con el nacimiento del hijo… en forma de huevo. Vale, si, resultó que no era el hijo de Johnny sino un arma, pero nunca dejéis que la realidad os estropee una buena historia. La pareja se medio-volvió a enamorar, pero Onslaught y los ciclos de (in)madurez de Johnny hicieron desaparecer a Lyja del radar. Esto no pasa ni en el First Dates de Carlos Sobera…

Un rápido vistazo a las bodas mencionadas hasta ahora nos demuestra que muchas han acabado en divorcio/defunción/anulación/separación, salvo la original de Reed y Sue Richards. Afortunadamente, con los años noventa se fundarían dos familias donde aún hoy en día se siguen cocinando perdices, aunque la primera de ella tiene truco. Hablamos de la de James Hudson y Heather McNeil, publicada en número -1 USA, inmediatamente anterior al relanzamiento del segundo volumen de Alpha Flight (Julio 1997). En este episodio, narrado casi íntegramente en forma de flashback y ambientado incluso antes del primer volumen de la serie, Guardián y la futura Vindicadora se casan en una ceremonia oficializada por Stan Lee y con Logan de padrino. El segundo de los enlaces que viven felices (siempre y cuando su hija les deja dormir bien) es el de Brian Braddock y Meggan. El episodio Excalibur #125 USA (octubre de 1998) se cerraba la colección con este gran evento (con conato de irrupción por parte del Crazy Gang y de Arcade), a la vez que se disolvía el grupo y Coloso, Kitty Pryde y Rondador Nocturno volvían a la serie de los X-Men tras una asombrosamente larga ausencia de las series principales (algo impensable hoy en día). Alan Davis dibujaba la portada, aunque el interior correspondía a Ben Raab (de tan infausto recuerdo para tantos lectores Marvel) y un prometedor Dale Eaglesham. El amor entre los personajes creados por Chris Claremont y Alan Moore respectivamente fue más fuerte que los filtreos por parte de Rondador Nocturno (incluso brevemente una fijación por Coloso por parte de Meggan) y son la pareja más estable de todo el Universo Marvel, habiendo presentado recientemente a sus antiguos compañeros a Maggie, su muy parlanchina hija (para tener tres meses).

 

Con un desfile de invitados estelares se celebró la siguiente boda. Y si no fuera por su muy reciente muerte (en Imperio Secreto), el matrimonio de Rick Jones también hubiera sido de los más longevos, aunque se “tomaron un descanso” por el medio. En Incredible Hulk #418 USA (junio 1994) y con Peter David en las labores de guionista y oficiante, el desfile de invitados imprevistos (desde Drax hasta X-Factor pasando por el mismísimo ¡¡ROM!!) a la ceremonia seguía los cánones habituales del guionista de Maryland, quien se reservaba para el final la aparición de Mefisto en búsqueda del alma de Marlo Chandler (la novia) y de la mismísima Muerte. Marlo quedaría marcada, como se vería años más tarde en las páginas del Capitán Marvel. En cualquier caso, si por algo se recuerda esta boda es más bien por la despedida de soltero de Rick Jones, un número antes. Con irrupciones igual de estelares, el mejor momento de la velada ocurre cuando durante la proyección de una peli porno todos los presentes reconocen a la mismísima Marlo como una de las actrices… Histórico.

Habiendo escrito tantas buenas historias de Lobezno, pocos entendieron lo que Claremont hizo con Logan en su mini-etapa en los años noventa. Esta década todavía tenía reservada una boda más, nada más y nada menos que la de Lobezno, a cargo de Chris Claremont y Leinil Francis Yu. Ante la atónita mirada de Júbilo, el mismo guionista que había enamorado, prometido y posteriormente anulado la boda de Logan con Mariko, se sacaría de la manga años más tarde (en mayo de 1998) un matrimonio de conveniencia entre Logan y Madame Hyda (Wolverine Vol. 2 #125 USA) desde tiempos pasados, con el cual Ophelia se aseguraba el control de Madriopoor. A pesar de ser un matrimonio de conveniencia, ella desarrolló ciertos afectos hacia Logan (ya desde la noche de bodas, a saber por qué motivos…). Logan se salió con la suya y le obligó a firmar el divorcio tras salvarle la vida, poseída por el espíritu de Ogún. No fue la saga más lúcida de Claremont, recién regresado a Marvel a petición de un desesperado Bob Harras cuando su Plan A había hecho aguas. Aunque Chris sí que aguantó en la serie de los Cuatro Fantásticos durante más de dos años, su estancia en Lobezno fue visto y no visto, con cuatro números que denotaban una crisis literaria preocupante. Años más tarde y ya con Logan habiendo recuperado su memoria, los lectores descubrirían durante la etapa de Daniel Way que Logan ya había estado casado previamente con una tal Itsu Akihiro. Fue bonito mientras duró, y como duró tan poco (Itsu fue asesinada por el Soldado de Invierno) pues apenas fue bonito.  Dos matrimonios vía flashbacks y dos finales antes de tiempo. Pobre Logan… ¿A la tercera irá la vencida?

 

Otro espíritu inundó las bodas del nuevo siglo, ya dejando atrás el topicazo manido de villanos interrumpiendo los enlaces. Para continuar con el álbum de fotos matrimoniales hay que adentrarse ya en el siglo XXI, con enlaces más recientes, pero no por ellos exentos de finales abruptos. El primero ha de todos ellos ha sido el más feliz, formado por Jessica Jones y Luke Cage (New Avengers Annual #1 USA, junio de 2006, con dibujo de Olivier Coipel). Desde que se conocieran en Alías, la criatura de Brian Michael Bendis fue dejando atrás su vida autodestructiva (y el romance con Scott Lang) para caer en los brazos irrompibles de Cage, con quien tendría una hija incluso antes de firmar en el juzgado el matrimonio. Los primeros tiempos de los Nuevos Vengadores de Bendis fueron convulsos, pero la culminación de estas subtramas argumentales que se heredaban no solo de Alias sino de The Pulse fueron unánimemente alabadas. En el polo opuesto de la crítica encontramos el otro matrimonio que Bendis tuvo la ocurrencia de desarrollar. Por retro-continuidad, como casi siempre en su carrera (mismamente usó esa técnica para introducir a Jessica Jones) Bendis desveló en los números de Uncanny X-Men que eran un crossover con Pecado Original que el Profesor Xavier se había casado con Mística años ha. Un recurso polémico que no fue a ningún lado y que obviaremos para evitar enfados innecesarios. En definitiva, de un Bendis moderno que casaba a una pareja interracial ya con una niña nacida a un Bendis que abusaba de la retroncontinuidad para dar golpes de efecto que nadie quería/pedía, con irregular resultado. Por cierto, Bendis casi (nota a pie 3) celebró una tercera boda cuando prometió a Kitty Pryde con Peter Quill en su etapa de los Guardianes de la Galaxia. Tras un tórrido romance en base a holoconferencias, Gata Sombra no dudó en acercarse a “su tercer Peter” y sustituirle como Star-Lord (por alguna razón BMB decidió que estaba bien no llamarla Star-Lady). Afortunadamente, aquello no duró…

A pesar de que haya abusado de ella, la retrocontinuidad no es una cosa inventada por Bendis. En sus tiempos y concretamente en el Marvel Team-Up #100 USA (diciembre 1980), Chris Claremont desveló que Pantera Negra y Tormenta se habían conocido en su adolescencia. Nostálgicos, nos cuentan que fue «un momento único en sus vidas, un momento que una vez les fue denegado y nunca más se podrá recuperar. Eso es lo que hace sus caminos diferentes. Como amigos, porque, aunque quizás deseen ser algo más, amigos es lo que serán para siempre». Un cuarto de siglo después, en plena Guerra Civil superheroica, T’Challa y Ororo contraían matrimonio tras un romance express durante la etapa de Reginald Hudlin, ante toda la plana de héroes Marvel e, incluso, El Vigilante. La presencia de Uatu profetizaba un futuro importante para el matrimonio, pero Hudlin nunca pudo desarrollar sus ideas para la serie. Años después confesaba que «tenía pensada una historia llamada World War Wakanda, en la que Pantera Negra decide acabar con la estrategia de aislamiento de Wakanda y ayudar a todos los mutantes que lo están pasando mal en la Tierra. Aunque sus intenciones eran bondadosas, eso sería una escalada que les llevaría a luchar contra todo el mundo, adaptando un acercamiento militar global». Aquello no acabó bien, como ya se encargó de dejar claro el propio Claremont, primer opositor del enlace. Chris decía que «marido y mujer tenían mucha personalidad, y hay que preguntarse qué hacer con los personajes después de casarles. ¿Va a ser Ororo un personaje secundario en la serie de Pantera? ¿Va a ser T’Challa un figurante en las series mutantes? ¿Cómo consigues el equilibrio? Lo que está claro es que el autor y el lector se van a hacer mayores, pero los personajes no pueden. Y si su única función va a ser la de tener niños, eso es un error«. Años más tarde, Pantera Negra anularía el matrimonio (Avengers vs X-Men #9 USA) cuando un Namor poseído por la Fuerza Fénix casi destruye Wakanda y los wakandianos y su Rey deciden cortar lazos con Tormenta, por asociación con el irascible mutante. Claremont tenía razón…

 

Más o menos, entre los giros argumentales empleados hasta el momento para deshacer matrimonios encontramos: pactos con el Diablo, desmantelamientos robóticos, ADN compartido gemelas malvadas asesinas, clones flamígeros celosos, skrulls de incógnito y muertes varias. ¿Qué queda? Ah, sí. Un clásico: el control mental. Durante la incomprensiblemente infravalorada etapa de Dan Slott en Hulka tendría a bien casar a Jennifer Walters con John Jameson Jr. (nota a pie 4) en Las Vegas, tras mantener una relación a prueba de balas (literalmente), de clones de titanes locos y de que Hulka llevara bien que su novio dejara pelos canosos por toda la casa cada vez que se transformaba en el Hombre Lobo. (Muy) poco después, la abogada de piel azul descubriría que su enamoramiento de JJJr había sido una manipulación mental y/o hormonal por parte de Starfox, antiguo compañero en Los Vengadores con quien siempre se nos insinuaron que podría haber más que una amistad. El enfado de Hulka fue de tamaño XXL y cortó por lo sano con Jameson, para caer no mucho después en los brazos del Juggernaut y destrozar unas cuentas camas. Aquello no llegó a más, porque las realidades alternativas siempre pueden jugar una mala pasada…

Obviando las bodas de Spiderman, Hulk y (más o menos) Rick Jones, todos los enlaces Marvel han sido siempre entre dos superhéroes o compañeros de equipo (aunque los villanos también han tenido alguna que otra boda estos años). El caso de bodas entre un héroe y un civil es un rara avis de esta lista de arco iris, así que cuando se anunció que Estrella del Norte iba a contraer matrimonio con su novio Kyle Jinadu en Astonishing X-Men #51 USA (agosto de 2012), todos quedaron sorprendidos. Sin embargo, la maquinaria de marketing de la editorial centró los esfuerzos en recalcar y repetir la importancia del cómic por incluir la primera boda gay de la historia de la editorial. Algo necesario por el contexto social pero que perdió fuerza con el paso de los meses y la desaparición de Jean-Paul Beaubier y, sobre todo, Kyle de los cómics. A este último se le cuentan diez mini-apariciones desde entonces, así que no andaríamos muy desacertados al catalogar este matrimonio como de “conveniencia comercial”. El buen trabajo de Marjorie Liu durante esta etapa no tuvo continuidad y el gran tanto que se habían apuntado acabó pasando desapercibido.

Recientemente Masacre contrajo matrimonio con Shiklah, pero fue un enlace que tuvo un propósito más cómico que otra cosa en la etapa de Gerry Duggan, así que lo pasaremos por alto. Así pues, la última boda de este siglo en Marvel fue en 2013, en el número 247 de X-Factor, como culminación de una relación que había definido el regreso de Peter David a la colección. Tras muchos meses de romance, crecimientos exprés, desavenencias, celos, deseos y hasta un hijo entre la pareja, Layla Miller y el Hombre Múltiple pasaron por la vicaría pese a las premoniciones que desaconsejaban dar el gran paso, si no querían que Rahne asesinara a los recién casados en su noche de bodas. Peter David jugó con el suspense durante casi ocho años (incluyendo uno de los momentos más bizarros y sorprendentes que se recuerde en un cómic Marvel) antes de unir a la pareja para siempre. El retiro final fue un broche perfecto para una etapa pluscuamperfecta, aunque posteriormente en la miniserie Death of X los guionistas Jeff Lemire y Charles Soule tuvieron a bien decidir matar al Hombre Múltiple, y todas sus copias habidas y por haber. Pero en el fondo de nuestro corazón todos sabemos que el Jamie que está casado con Layla sigue vivo y que ambos han tenido la suerte de conocer a la mejor persona para acompañarles el resto de sus vidas.

 

Por fin, con este último matrimonio llegamos a la “actualidad”. Las dos últimas bodas Marvel han sido protagonizadas por cuatro de sus personajes más famosos. Y además tendríamos que contar una no-boda. Lo cierto es que el “enlace” entre Kitty Pryde y Coloso quedó eclipsado por otra “boda interruptus” de la Distinguida Competencia repitan cita ante el altar. En cualquier caso, por respeto a los spoilers más recientes de los acontecimientos Marvel obviaremos estos dos casamientos. En el futuro no hay ninguno otro anunciado ni tiene pinta que vaya a ser inminente. Pero vendrán. Porque es ley de vida. Mundos vivirán y mundos morirán, pero el amor seguirá imparable dentro y fuera de este pequeño universo de ficción para hacer que las vidas y los corazones de sus habitantes giren y que todo el tiempo y el espacio se detengan en el momento de dar el “Sí, quiero” a la persona que te acompañará el resto de tu vida, convirtiéndote en el más afortunado de todos los que han pisado este planeta. Porque ya saben… ¡Vivan los novios!

Notas a pie:

1.- En estas mismas páginas se había descubierto un par de años antes que la Viuda Negra, la novia de Ojo de Halcón, en realidad estaba casada con el Guardián Rojo, un antiguo héroe de la Unión Soviética. Sin embargo, la primera aparición de Alexi Shostakov también fue la última, y su muerte puso final al matrimonio ruso. Obviaremos por momento su regreso en forma de LMD o su papel como Ronin…

2.- En realidad, a Medusa no le sobrarían los motivos para estar enfadada con su maridito, porque como descubriría Jonathan Hickman poco más tarde, Rayo Negro se casaría con cinco mujeres a la vez para garantizar el predominio cósmico de los inhumanos. Tener que compartir baño con Oola Udonta, Aladi Ko Eke, Onomi Whitemane y Avoe no le tuvo que hacer mucha gracia…

3.- En el apartado de bodas que “casi” se celebraron encontramos unas cuentas, entre ellas las de Bruja Escarlata y Doctor Muerte, Kaos y Polaris, Lobezno y Mariko, Ben Grimm y la novia que se sacó de la manga Mark Millar, Kitty y Calibán o, por supuestísimo, la famosa casi-boda de ¡Tia May y el Doctor Octopus!,

4.- Tres años después haría lo mismo con su abuelo, Jay Jameson, para celebrar el número 600 de Amazing Spiderman #600. El afortunado Jameson se casaría con esa milenial (en una nueva acepción de la palabra, dada su longevidad) conocida por el nombre de May Reilly. Sin embargo, la Tia May tampoco tuvo suerte en esta ocasión ya que en 2016 la Parca vino a recoger a su marido, quedando ella viuda por segunda y ¿última? vez.