“Drifting Dragons” de Taku Kuwabara muestra lo humano a través de lo fantástico

En Sala de Peligro todos los lunes nos gusta publicar reseñas de mangas. Aunque se publican infinidad de cómics de este tipo cada mes, algo que nos encanta, hay obras que no hemos reseñado en su momento por llevar poco tiempo en activo la web. De entre ellas, hoy nos gustaría hablar de Drifting Dragons de Taku Kuwabara.

En 2018 la editorial Milky Way publicó el primer número de este manga y a finales del año pasado llegaron hasta el sexto número. La serie tiene un total de ocho volúmenes en Japón, por el momento, pero todavía está abierta. Sin embargo, el retraso en las publicaciones en castellano es debido a los retrasos de la editorial japonesa, así como a la falta de material por parte del autor. Es por todo esto que no queremos que este manga caiga en el olvido, a la espera del próximo número que – esperemos – pueda salir en breve.

Kuwabara ha creado un mundo fantástico donde los dragones surcan los cielos. Esos dragones tienen formas y tamaños muy variados, pero lo que todos tienen en común es un depredador natural: el ser humano. Drifting Dragons sitúa su acción, y a sus protagonistas, en uno de los últimos buques dragoneros, el Quin Zaza. La tripulación de este buque aéreo se dedica en cuerpo y alma a la caza de dragones, que una vez cazados son llevados a tierra y aprovechados hasta el último gramo. Así, una vez en el suelo, la propia tripulación despieza el dragón y la convierte en una preciada mercancía. Además de la grasa y el aceite, la carne de dragón es un bien preciado que, además, si ha sido abatido como toca, sabe como todo un manjar.

Pero ¿de qué va Drifting Dragons? La historia gira entorno a la relativamente reducida tripulación del Quin Zaza. En el primer volumen, y a través de los ojos de una novata llamada Takita, iremos descubriendo cómo funciona el buque y cómo se cazan los dragones. Y también gracias a ella, descubriremos al verdadero protagonista de la historia, Mika. Un joven impulsivo, al que a veces es peligroso dejar solo, y que siente auténtica devoción por los dragones. Especialmente, por comer su carne. Tal es el punto de fascinación de Mika, y su experiencia, que en más de una ocasión utilizará su olfato para saber en qué dirección se encuentra un dragón. Poco a poco el lector irá conociendo a más miembros de la tripulación como el joven Giro, o la infalible Varni.

Obviamente el peso principal de la trama cae sobre cada uno de los personajes del Quin Zaza, especialmente en los que pueden considerarse los cinco protagonistas. Sin embargo, Taku Kuwabara ha conseguido crear una red de personajes en torno a ellos que hará que la carga de la trama se distribuya de forma equitativa. Básicamente este manga va sobre el ser humano, sus sueños, deseos, decepciones… todo ello envuelto en un mundo duro donde los dragones no dudarán en defenderse y donde, a veces, estos no serán lo más peligroso a lo que se tengan que enfrentar los protagonistas.

El desarrollo de cada personaje va muy ligado al estado del buque. Así, cuando tengan que parar para hacer arreglos en el mismo, o cuando aterricen para hacer negocios con las poblaciones cercanas, será cuando los personajes tengan la opción de seguir en el buque o quedarse en tierra. Ya que ese trabajo, en el pasado, estaba relacionado con maleantes. A partir de estos momentos se irán descubriendo el pasado de los personajes, sus tribulaciones, y esto junto las cazas harán avanzar la trama. Es muy curioso que, pese a ser un mundo completamente inventado (que recuerda bastante a la caza de ballenas del siglo XIX) cuyos dragones son, cuanto menos, interesantes en su diseño, el autor haya decidido centrarse tanto en la comida. Mika no sólo aparecerá comiendo en muchos momentos, o hablando de comerse a los dragones, sino que la acción de cocinar y comer está muy presente tanto en el buque como fuera de él. E incluso los platos son presentados al lector como si se tratara de un manga culinario.

Algo que es clave en la construcción de los personajes de esta historia es la irrelevancia de su género respecto al trabajo que desempeñan. Aunque Takita parezca inicialmente un personaje prototípico femenino, el autor consigue dotarla de una personalidad propia muy marcada. Y junto a su aprendizaje en el buque, la joven irá evolucionando de forma muy rápida. En parte, esto también es gracias a personajes como Varni y el resto de mujeres en la tripulación. Lo mejor de esta obra es que esto no ocurre únicamente en el Quin Zaza como una rareza, sino que ocurre en todo el mundo creado por Kuwabara. Algo que es de agradecer.

 

 

El apartado artístico de Drifting Dragons es, valga la ironía, realista. El tipo de dibujo de Kuwabara es muy detallado, y no escatima en los fondos. Debido a la temática la narrativa es muy pausada, y eso le permite recrearse en todas las escenas. Incluidas las de caza, donde los dragones, las nubes y el buque son los elementos más importantes. Como ya se ha comentado antes, las escenas que giran en torno a la comida son dignas de mangas gastronómicos de primer orden. Aunque desde el primer capítulo aparecen infinidad de personajes, los diseños son tan diferentes entre ellos que es muy sencillo reconocer a cada uno de los miembros de la tripulación.

La edición de Milky Way es, como siempre, una maravilla. Mantiene los diseños de las portadas originales, así como la calidad en cuanto a papel y traducción a la que nos tienen acostumbrados. Desde Sala de Peligro sólo esperamos que pronto podamos disfrutar de los dos tomos que todavía no hay salido. Por el momento, volveremos a releer Drifting Dragons hasta el sexto volumen y a ver en Netflix las primeras aventuras de Mika y compañía, en su versión animada.

Título: Drifting Dragons
Guion, dibujo y color: Taku Kuwabara
Edición Nacional: Milky Way
Edición Original: Kodansha
Formato: Rústica con sobrecubierta, 208 páginas
Precio: 8,50€