Milky Way publica el manga “¡¡No te rindas, Nakamura!!” de Syundei

La adolescencia es una época muy complicada para todo el mundo. Hay muchos cambios en muy poco tiempo, y además no eres la única persona que está pasando por esos cambios. El instituto se convierte en una olla a presión llena de hormonas, y si además por en medio se cruza el primer amor… ya tenemos el lío montado. Todavía más, si el protagonista de la historia es muy tímido y reservado, y está completamente pillado por el chico más alegre y extrovertido de la clase.

¡¡No te rindas, Nakamura!! es un volumen único donde cada capítulo explora una anécdota en la vida de Nakamura, el protagonista. Éste es bastante tímido y reservado, en parte, porque en años anteriores ha sufrido las burlas de algunos compañeros. Es por esto que Nakamura, cuando se da cuenta de sus sentimientos por el dicharachero Hirose, tendrá que tomar la decisión de hacer algo para conseguir convertirse, como poco, en su amigo.

Debido a su falta de práctica a la hora de entablar conversaciones, o mantener amistades, Nakamura se verá en situaciones de lo más descabelladas. Aprovechará cualquier situación para acercarse a Hirose, pero éstas se volverán casi siempre en su contra. El protagonista necesita de todo el ánimo habido y por haber, porque la verdad es que es hilarante para el lector, y desesperante para él. Tal el es punto de desconocimiento de Nakamura en el apartado “amistad”, que basará sus planes en series de televisión, novelas históricas, e incluso mangas… de temática homosexual. Todo ello, sin que nadie se entere, por su puesto.

Por increíble que parezca, este tomo único es una maravilla. Blanco, muy blanco, pero muy divertido. Es decir, este manga no entra en gran profundidad en ninguno de los temas que toca: crisis de identidad sexual, bullying, relaciones personales… entre otros. Pasa muy por encima, y juega en todo momento con la inocencia de su protagonista mediante la comedia. Algo que, en sí, no es malo. Todo lo contrario, es diferente, y muy divertido. Pero, ¿por qué funciona tan bien un manga tan sencillo?

Para empezar, no todos los mangas tienen por qué tener una trama extensísima y complicada. Además de esto, un gran punto de este manga es su estética y el desarrollo de personajes. Syundei utiliza de forma consciente un diseño de personajes muy de los ochenta, con trazos muy redondeados y un estilo de ropa muy característico. El ejemplo más claro de esto son los protagonistas: Nakamura es tímido, por lo que tiene el pelo negro que le cubre casi por completo los ojos, que además son muy pequeños. Mientras que Hirose es todo lo contrario, extrovertido y alegre, con el pelo claro retirado de la cara y unos grandes ojos, muy expresivos. Esto es muy interesante porque es capaz de unir esos diseños, con actitudes y temas muy actuales, pero en situaciones de los mangas más ochenteros. Como por ejemplo: la obra de teatro del instituto o el viaje de fin de curso. Por lo que apela directamente al lector que lleva toda la vida leyendo cómics de temática yaoi o BL (es decir, con relación entre hombres).

Durante todas las peripecias de Nakamura, en su intento frustrado de hacerse amigo de Hirose, aparecen una cantidad ingente de detalles que apelan a un lector más mayor que el protagonista. Por ejemplo, Nakamura tiene 16 años y su mascota es un pulpo (su animal favorito). Este detalle tan nimio hace que en varios momentos Nakamura fantasee con situaciones con Hirose, donde incluso se representa una escena sacada de películas para adultos de animación. Otro ejemplo, Nakamura busca inspiración en mangas BL, y llega a obsesionarse con ellos, convirtiéndose en lo que se denomina en japonés un fudanshi. Todos estos guiños son muy efectivos porque el manga en sí está pensado para un público que esté acostumbrado a leer BL, e incluso a escribir sus propias versiones en cuanto a las parejas de esos mangas.

¡¡No te rindas, Nakamura!! de Syundei es un manga tan inocente como su protagonista. Con un rápido desarrollo de personajes, y una trama muy sencilla, llena de giros cómicos. ¿Lo mejor? Que Nakamura nunca se rinde. ¿Lo peor? Que por motivos de su publicación original sólo sea un tomo. Nos hemos quedado con ganas de saber más cosas de Nakamura y sus desventuras. Por lo menos, este volumen tiene su propio cierre.