Los cómics, como medio, en el caso del mainstream, siempre han estado destinado preferentemente a los adolescentes. Ni historias muy simples, ni muy complejas. Pero siempre han tenido una energía y una frescura a la que otros artes no pueden aspirar.
Sin embargo, el cómic de masas parece haberse quedado en un núcleo duro de lectores que llevan ahí leyendo toda la vida. Y las series parecen más centrados en hacer fanservice que en tratar de conectar con nuevos públicos. ¿A quién van dirigidos a esos cómics, entonces? ¿Cómo intentar convencer a la generación Zeta, más preocupada por hacer un tik tok, y con una infinidad de estímulos para el entretenimiento que, no necesariamente tienen que pasar por la lectura?
Desde esa premisa nace la línea DC Ink. Se aprecia un esfuerzo y un conocimiento y un modo de contar distinto a la línea “oficial”, con el que se pueda tener más facilidades para conectar con un target que había sido excluido.
Prueba de ello, lo tenemos en ejemplos anteriores. Aunque Harley Quinn: Cristales Rotos haya concentrado casi toda la atención, se han lanzado otras propuestas estimables. Ejemplo de ello es Canario Negro: Fuego.
En ella veremos el paso a la madurez de una Dinah Lance bastante diferente a la que ya conocemos. Para ello, se reescribe parte de su origen y se vincula a su arco de transformación, bastante circular y lineal, por otra parte. Sin embargo, es un intento más que válido y bien desarrollado de renovar a un personaje secundario que siempre ha merecido mayor protagonismo.
Dinah Lance tiene muchos frentes abiertos: debe decidir qué hacer con su futuro: quiere ser policía y enfrentarse a los designios de su padre, prepararse para la guerra de bandas con sus amigas, sobrevivir al instituto y, más particularmente, a la directora, que parece tenerle una tirria inmensa… Y, por si fuera poco, al parecer tiene poderes que provocan que rompa todos los cristales que se encuentra. Conflictos por todas partes.
La afamara escritora Meg Cabot, especializada en literatura juvenil, con Los Diarios de la Princesa como carta de presentación, tiene tomada el tono y la forma de este tipo de historias. Y esa veteranía se nota en todos los aspectos narrativos y en el modo en el que son expuestos.
La historia, aunque sea bastante convencional dentro de esta clase de historias (aun contando con el factor diferencial superheroico), está narrada con un ritmo bastante ágil y no hay una pretenciosidad excesiva. Y también se maneja bien el guion siendo una lectura muy fresca y agradable. Además, trata temas de interés para los adolescentes de cualquier generación. No hay grandes carencias y uno siente que es de esos productos que no hablan a su público con condescendencia o superioridad, algo que sería letal si quieres lanzar mensajes a adolescentes.
Si algo es Canario Negro: Fuero es ante todo una novela gráfica adolescente enfocada al público femenino. Eso siempre está por encima del contenido superheroico. Por tanto, el lector veterano necesita adentrarse con mente abierta y curiosidad para encontrar nuevas relecturas a los mitos. Y el más purista directamente se rasgará las vestiduras. Esta novela gráfica no está dirigida a ellos.
Sin embargo, si uno logra abstraerse un poco de todo ello y reflexiona alrededor de la obra encuentra dos factores que hacen que la balanza se decante por el lado positivo es que, por un lado, ofrece un contenido distinto y, por tanto, original dentro del espectro superheroico. Eso es más en la forma que en el fondo. No buscan reinventar la pólvora y, son perfectamente consciente de ello. Pero la apelación a un nicho ignorado tradicionalmente es de una ejecución efectiva.
Por otro lado, está el tema generacional. ¿Acaso las desventuras de Dinah, Harley o Raven se alejan tanto de los primeros cómics adolescentes que leímos? Las comparativas entre las características de este cómic y aquellos que hicieron que comenzáramos a sentir interés no son tan lejanas.
Hidra Editorial vuelve a ofrecernos una novela gráfica de de DC Ink dirigía al young adult. De nuevo, se vuelve a transformar de forma magistral a un personaje y su mitología en una nueva versión independientes que bebe de las tendencias contemporáneas del medio.
El estilo gráfico de Cara McGee con fuertes inspiraciones en el manga puede chocar al lector habituado al género de superhéroes. También es cierto que se le ve un tanto verde y que le falta bastante recorrido. Dicho esto, se hace un dibujo muy director y dinámico que contribuye perfectamente al ágil ritmo de lectura.
Los colores de Caitlin Quirk con tonos pasteles y rosas le dan un punto entrañable a la historia. Eso contrasta con el aspecto punk de algunos personajes, dando mucha personalidad propia a la pieza.
Canario Negro: Fuego hace que parezca. Consiga hacer atractiva una historia acerca de la adolescencia y el paso a la madurez utilizando lo superheroico a modo de metáfora. Y, sobre todo, habla para un nuevo público que necesitan este tipo de novelas gráficas.
Título: Canario Negro: Fuego |
Guion: Meg Cabot |
Dibujo y color: Cara McGee/Caitlin Quirk |
Edición Nacional: Hidra |
Edición Original: DC Ink |
Formato: Rústica con solapas, 144 páginas |
Precio: 9,95€ |