Gideon Falls, el desolador cómic de terror de Jeff Lemire y de Andrea Sorrentino, se vuelve más surrealista que nunca

A veces da la sensación de que un género está totalmente manido y sobado por tantas manos que es imposible dar algo nuevo y refrescante. Las características que definen a un género, al final, se pueden encontrar y acotar. Y eso limita a que los juguetes con los que jugar sean unos pocos. Y la única manera de escapar de ello, es mezclándolos con juguetes de otros géneros..

No se cuenta nada nuevo. Los parámetros narrativos, en esencia, los esquematizó Aristóteles y la mayor evolución es la oposición a este. En cualquier caso, siempre todo está cortado por el mismo patrón. Lo único que se puede variar es el modo en el que se cuentan esas historias. Y es ahí cuando todo aquello en lo que parece que se ha tocado techo, no deja de demostrarse como un espejismo. Las mejores historias te demuestran el ilimitado potencial de la narrativa.

Jeff Lemire es una de las voces de nueva hornada que más han llegado a conectar con el lector habitual de cómic. Y lo ha hecho, si se quita de la ecuación sus obras más naturalistas, adentrándose en géneros con un largo recorrido y en los que parece que está todo dicho. Sin embargo, él consigue hacerlos frescos e innovadores.

Se puede tender a pensar que enmarcar una historia en un género específico es una manera de eliminar la personalidad del autor, como que, al usar los elementos pertenecientes de ese género, al ser heredados, no tienen la más mínima personalidad. Pero no es así. Y Gideon Falls viene a exhibir esto, una vez más.

Al igual que en el resto de trabajo de Lemire, se saca a la luz a la verdad oculta tras la capa de realidad que está en el presente. También hay personajes volviendo a sus raíces (especialmente en este arco: Via Crucis) y un punto de partida de un personaje llegando a un pueblo. Ese filtro personalísimo hace que Gideon Falls sea una propuesta tan fresca y singular.

Portada del tomo de Astiberri.

Esta continuación de la serie trae consigo un tomo que echa el freno en el vertiginoso ritmo que ha ido llevando la serie hasta el momento. Lo hace por un motivo significativo: es el momento en el que la historia necesita poner algunas cartas sobre la mesa antes de proseguir con el relato. Eso significa que en la primera mitad del tomo desarrolla un breve arco argumental en el que se desarrolla la mitología. Y Lemire logra ser tan sorprendente como satisfactorio.

El autor lo hace transportando al público, junto a los personajes, a la Historia del pueblo, pero entendiéndola de forma no lineal. En los primeros números, el lector se encuentra con con una continuación directa de la cacería del Norton Sinclaire original.  Eso marca tanto el origen como el futuro del motivo de la existencia de este pueblo.

Y aquí es cuando la serie abraza ese surrealismo y la psicodelia que se tanteó en tomos anteriores, a la vez que lo mezcla con géneros tan aparentemente antagónicos como el western, el steampunk o la ciencia ficción. La serie parte de un referente bastante claro como es Twin Peaks (más conociendo de primera mano que es admirador de la serie televisiva de David Lynch). Se cambia de punto de vista, se paraliza la acción de las tramas principales y se arriesga a la hora de tomar decisiones que pueden ser arduas o farragosas para el lector. Pero, si se aceptan, se disfruta.

La primera mitad de Via Crucis es completamentee distinta a lo que ha venido siendo Gideon Falls. Pero sirve para que cambie la perspectiva del devenir de la serie, ya que es un volantazo brutal. Se le podrán criticar muchas cosas a Lemire pero es uno de los autores que, sin pomposidades, hacen cómics que no toman por estúpido al lector y buscan constantemente subvertir sus expectativas con estrategias muy osadas. Y eso hace que esté consiguiendo dejar huella en todo lo que toca.

En la segunda mitad, se vuelve allá donde se dejaron a los personajes en el clímax. Los personajes están fuera de su zona de confort y deben afrontar una realidad que les supera. Hasta ahora se habían acostumbrado a tejerse una vida que en este tomo se derrumba en el momento en el que uno ocupa el lugar del otro. Y, cuando parecen que ya habían tomado las riendas, se ven del todo superados. Vuelven, así, a no entender nada de lo que sucede.  Como es lógico, ambos querrán volver a lo conocido.

Via Crucis se siente como un final de acto total. Se resuelven incógnitas, se mueven fichas y hacen que los personajes vivan unas conclusiones, que anticipan a parte del recorrido que les queda. Por si fuera poco, el tomo concluye con un cliffhanger que hace que sea absolutamente imposible plantarse aquí. Y, por si fuera poco, logran que los secundarios tengan un sentido en el complejo puzle que está construyendo.

Igual no sabes defenderte de esto.

El arte de Andrea Sorrentino sigue siendo igual de impactante y de único como viene siendo habitual. Con unas composiciones estupendas y una mezcla virtuosa de clasicismo y experimentación. Es un artista cuyo trabajo es reconocible con un primer vistazo y no es algo al alcance de todo el mundo. Además, en este volumen, corría el riesgo de romper con el tono de la serie, al mezclar tantos géneros. Pero logra salir perfectamente airoso de tan complicada tarea.

No menos destacable es el trabajo de color de un Dave Stewart que vuelve a demostrar porque es uno de los coloristas más solicitados de la industria. Su contribución a la creación de esta densa atmosfera y misteriosa, dando muchísimo empaque y fuerza al conjunto, es incalculable. Además, tiene un dominio magistral de cuando emplear colores vivos que rompan con el tenebrismo reinante, dando ese aire de extrañeza que tanto se respira en el condado de Gideon Falls.

El tomo de Astiberri incluye los números 12 al 16 de esta serie, además de portadas alternativas. Todo ello en un tomo cartoné y a un precio más que asequible.  

Gideon Falls como siempre deja con ganas de más. Se lee rápido y sabe a poco. Pero no porque se quede a medias o porque esté poco inspirado. Si no que apenas se está rascando la superficie de una de las series más originales y potentes del mercado. Y pocas son las propuestas capaces de conseguir eso. A este paso, sentará un precedente en el terror. Si es que no lo ha hecho a estas alturas.

Título: Gideon Falls 3. Via Crucis. 
Guión: Jeff Lemire
Dibujo: Andrea Sorrentino
Color: Dave Stewart
Edición Nacional: Astiberri
Edición original: Image Comics
Formato:  Tomo cartoné de 136 páginas a color. 
Precio: 16 €