¿Hasta dónde se estaría dispuesto a ser devorados por la curiosidad? Si pudiéramos hacer un descubrimiento revolucionario, ¿Qué sacrificios se harían para poder acometer esa empresa? Cada uno daría una respuesta diferente en función de su ego y todas las respuestas serían correctas. Porque el fondo de todas las respuestas es bueno, aunque las consecuencias que traiga aceptar conseguirlo sean nocivas.
El gris es algo que muchas veces es más difícil de digerir que una historia arquetípica. Pero que nos acerca más a cómo funcionan las cosas en realidad. Y es que en el mundo no hay caballeros de la blanca armadura ni pérfidos y deformes monstruos que conspiran en las sombras. Hay buenas y malas decisiones.
Ether, una historia de Boone Dias se mueve en esos términos. Dias es alguien totalmente complejo y egoísta que impide que nada se interponga con un objetivo totalmente quijotesco. Él ha hallado un portal que le transporta a un mundo fantasioso. Como un es un científico, aboga por la racionalidad en todo momento y siempre intenta traducir a una explicación objetiva para todos los acontecimientos sobrenaturales que se hallan en ese mundo. Y llevar a ese saber a nuestro mundo. Sin embargo, no tardará en descubrir que se ha enamorado de ese mundo que, en el fondo, es un lienzo en blanco para él, hasta tal punto que no quiere saber nada del mundo del que proviene. Eso incluye a su familia.
Boone es un protagonista tremendamente ambiguo y tóxico que hiere a todo aquel que está a su alrededor, sea del mundo que sea, con tal de salirse con la suya. Curiosamente, tiene un aspecto físico, similar al del propio Matt Kindt, el guionista de la obra. En parte, recuerda a cierto sentido a Sherlock Holmes, en su permanente e infatigable búsqueda de respuestas a través de un método objetivo muy minucioso. Es un personaje protagonista muy carismático que sostiene el conjunto. Él y su humana relación con un sidekick memorable, Glum.
Se nota que es una obra personal en la esta escritora que ha invertido en que logra funcionar a nivel de presentar una mitología muy cohesionada y coherente con las reglas planteadas. Pero también en que es una pieza que tiene mucha verdad emocional. Y es que es fácil obsesionarse con un guion y dejar de lado todo lo demás por meterte en un mundo de fantasía más emocionante que en el que vives. Es algo que todos los escritores han vivido en algún momento u otro. Y todo este trabajo parece una metáfora de ello llevado al extremo.
Dicho esto, los tres tomos forman una trilogía forman un conjunto muy efectivo y con un desarrollo muy medido y operativo. De hecho, encaja perfectamente al paradigma clásico. El primer tomo es presentación de personajes, de relaciones, con una trama detectivesca (si se eliminan todos los aspectos fantasiosos, al final queda un whoddunit de manual). El segundo es un segundo acto en el que se expone una expansión de ese mundo, se desarrollan algunos puntos del primer arco y abraza el género aventurero. Por último, en el tercer y más reciente tomo, es el clímax de todas las historias y un cierre en falso que permitiría continuar las tramas en algún punto. Y con una premisa típica de este tipo de narrativas: damisela en apuros, secuestrada por fuerzas malignas, a la que el héroe deberá rescatar para conquistar su corazón.
Es difícil enmarcar Ether en un único género, puesto que es una combinación. Funciona a varios niveles e, incluso, un género puede ser otro en función del punto de vista en el que se ubique el lector. Si preguntamos a Boone, por su aproximación cientificista (que tanto le pone en apuros en un mundo que no entiende cómo logra dar con soluciones fáciles a problemas complejos) es pura ciencia ficción. Pero no es así con los habitantes de ese mundo, que viven en un entorno dominado por la magia y las criaturas en una construcción social que recuerda más al medievo, siendo una fantasía medieval. Sin embargo, muchas veces la construcción dramática bebe también de las historias detectivescas, aunque se sigan determinados tropos que no le son ajenas. También tiene un claro componente aventurero y arqueológico que recuerda a Indiana Jones. Es una conjunción de coas muy dispares que Matt Kindt logra que fluyan con naturalidad de una manera que parece fácil.
Además, son historias totalmente entretenidas. Tienen un ritmo vertiginoso y tiene los ingredientes adecuados en una medida exacta para que todo carbure eficientemente. Logra que sintamos interés en el mundo y lo desarrolla lo suficientes sin que el lector se aburra y sienta que la historia dé un parón para contarnos hasta las costumbres de una raza anecdótica. El ritmo es muy ágil y la lectura es sencilla, pero trata temas complejos y los momentos más emocionales impactan al lector. Es una historia muy complicada de contar que este autor consigue hacerlo del mejor modo posible. Es un guion sin pretensiones baratas de ningún tipo que entretiene tanto como estimula y se nota que proviene de un guionista que sabe lo que hace y lo que hace es ejemplar.
El arte de David Rubín está fuera de toda duda. Es uno de los artistas más solicitados del mercado independiente americano, colaborando con grandes voces del cómic contemporáneo. Y lo que muestra en Ether es un recital que explica por qué recurren a él. Es alguien capaz de dotar a las páginas de una energía y de un dinamismo únicos. Además, en este caso, su trabajo en diseño de personajes y en el diseño del mundo. El gallego da el do de pecho construyendo imágenes impresionantes y transmitiendo mil ideas visuales estimulantes por página. Se nota que Kindt lo implicó desde el principio en la cantidad de trabajo que tienen estas páginas. El guionista afirma en el prólogo que él prefiere contar sus propias historias porque le cuesta trabajar en equipo y confiar en determinados dibujantes. Sin embargo, quedó impresionado con el trabajo de este y todo lo que aportó. Y, a juzgar al resultado, es muy comprensible que así haya sido.
Las cuidadísimas ediciones de Astiberri se han dado en tres tomos recopilatorios de los arcos argumentales complementados con extras como bocetos preliminares, que permiten al lector tener una visión directa del proceso creativo.
Ether es un todo canto al hambre por el conocimiento. Un recuerdo que siempre se puede descubrir algo nuevo en unos tiempos en los que parece que sabemos todo inmediatamente. Pero también es una advertencia hacia la poca conveniencia de dedicarnos en cuerpo y alma a resolver acertijos de un modo obsesivo. Un cómic profundamente inteligente e imaginativo que ejemplifica el potencial de este medio.
Título: Ether |
Guión: Matt Kindt |
Dibujo: David Rubín |
Color: David Rubín |
Edición Nacional: Astiberri |
Edición original: Dark Horse |
Formato: Tres tomos cartoné de 136, 144 y 156 páginas a color |
Precio: Dos tomos de 16€ y uno de 17€ |