Royal City, Jeff Lemire cuenta tu historia

Si la función principal del arte es transportar mentes y emocionar, Royal City es una obra de arte con todas las letras. Bajo ese conscientemente genérico nombre se esconde su historia, que es la tuya, la de tu amigo y la de tu vecino. Y la de tu cuidad. Esa que te ha hecho ser quien eres, te guste o no.

Jeff Lemire ha sabido compaginar obras de carácter muy personal con piezas más comerciales dentro del contexto americano.  Eso no es raro. Pero lo que sí que es insólito es que lo haga de una manera tan condenadamente honesta. Va contracorriente en cuanto a que las piezas personales del resto de los autores contemporáneos tratan más de sus gustos personales, de la referencialidad o del propio medio. El arte tiene una tendencia en fijarse en el propio arte y no en la vida. Y eso es lo que hace Lemire de una forma valiente y honesta. No es el único que lo hace, pero sí es de los pocos que se atreve de restar de la ecuación símbolos de la artificiosidad que alejen el cómic de lo que es el centro de estas historias: la verdad emocional.

Es un autor que consigue algo a lo que muchos aspiran: hacer que su experiencia sea la tuya. Royal City, la familia Pike se convierte en la nuestra. Todo aquello que han vivido, sus pensamientos, son tan suyos, tienen tanto de pureza y de verdad que se te mete dentro de la piel de forma que solo puede ser entendida leyendo la obra.

La premisa depende de desde qué punto de vista decidamos contarla. El patriarca familiar sufre un ictus y sus hijos de ven forzados a reunirse por ese motivo. Eso por supuesto, hará que surjan las rencillas y hará que los personajes reflexionen sobre su estado actual y la conveniencia de este. Evidentemente, eso traerá cambios dramáticos dentro de ese núcleo familiar. Y como telón de fondo está el fantasma de Tommy, un hermano ausente.

No es un trabajo que esté repleto de grandes giros argumentales (aunque alguno hay), pero sí que se trata de un estudio a las relaciones de una familia marcada por una tragedia que sigue viviendo con ellos. Al igual que la ciudad en la que se ambienta. Las experiencias son algo que forjan la personalidad. La infancia y adolescencia predestina, en buena medida, el comportamiento del resto de nuestra existencia. Se puede abrazarlo y aceptarlo o alejarse lo máximo posible de ello, pero al final, son dos posturas que giran alrededor de un centro que sigue determinando lo que se es.  

Conflictos paternales y fraternales se entrelazan y tejen una madeja que es el universo entero. Todo ello en una descomposición y reconversión de un núcleo familiar. Pocas cosas podrían ser en más pequeña escala y mundanas.  Absolutamente todo el mundo ha pasado por algo a lo que se relata y, por eso, es un cómic que consigue penetrar como ningún otro.

También habla de las dificultades de superar traumas y de la necesidad fundamental que es la memoria. La manera en la que el pasado nos persigue y cómo forma parte de nosotros hasta tal punto que se convierte en nuestro futuro. Por si fuera poco, también tantea cuestiones cómo la construcción de la identidad y los distintos e, incluso, contrarios modos en los que una persona es percibida por los demás. Una manera de mostrar la complejidad humana y como nunca terminaremos de entender completamente a nadie.

Esta es una historia contada de manera directa y no lineal en el que la información y el momento en el que es revelada juega un papel fundamental a la hora de emocionar al lector. Y esa es la mayor finalidad de la obra. El guionista es un observador nato de la condición humana y un conocedor de esta. Aunque sea un retrato localizado y muy generacional, tiene una universalidad tremenda.

Además, es alguien que sintetiza mucho con muy pocas palabras y con una serie de recursos realmente sutiles. Aunque mientras se relee no pierda un ápice de fuerza, se le pasan a uno una cantidad de referentes que la primera vez no vio. Todos ellos alejados del cómic. Pero aun así tiene una voz muy única que es propia y le hace diferenciarse y destacar de los demás. Y sin una sola estridencia ni alarde de ningún tipo.   

Es una obra verdaderamente literaria en cuanto a que es muy introspectiva. Captura pensamientos, sensaciones y abstracciones de una forma poética que leerlo es la experiencia más cercana a verte en un espejo.

Jeff Lemire, con esta obra, cierra una trilogía rural (que consta de Essex County y de Un Tipo Duro. Trata temas muy similares, con atmosferas y tonos idénticos. De hecho, Royal City se puede entender como una depuración total de obras que, ya de por sí, eran muy potentes) en la que ha logrado con creces reflejar y representar un universo que no suele estar presente en nuestra cultura, aunque lo esté en la vida de muchos: la de las zonas olvidadas, que sufren despoblación pero que suministran a las ostentosas vidas de las grandes ciudades.

El estilo de Jeff Lemire que aquí muestra está más depurado que lo que se puede haber visto en trabajos previos como Essex County o en Sweet Tooth. Sin embargo, sigue siendo igualmente identificable. Esa imperfección y rudeza de su trazo contribuyen al aire agridulce y duro en lo emocional de sus historias. Además, al ubicarse constantemente en entornos rurales, siempre es algo que juega a su favor a la hora de capturar esa falta de depuración y artificialidad de las grandes ciudades. No es el mejor dibujante del mundo, pero sí que es el más adecuados para contar las historias que él solo sabe contar.

Los tres tomos organizados por Astiberri vienen complementados por bocetos y reflexiones del propio Lemire acerca del proceso de creación de esta obra.

Royal City eres tú. Es todo aquel quien se pierda en sus páginas. O sus calles. Porque, al salir de esta, no serás el mismo. O, tal vez, siempre has sido así y has tratado de ignorarlo. O tal vez no tengas que acercarte a Royal City porque nunca has podido salir de ella. En cualquier caso, solo puedes comprar una obra este año, que sea esta.

Título: Royal City
Guión: Jeff Lemire
Dibujo: Jeff Lemire
Color: Jeff Lemire
Edición Nacional: Astiberri
Edición original: Image Comics
Formato:   Tres tomos cartoné de 160. 136 y 120 páginas a color
Precio: 18 €