Aunque el título de esta reseña pueda parecer tosco, o excesivamente directo, la verdad es que Obscenidad de Rokudenashiko nos ha hecho pensar. Y mucho. Aunque muchas veces hemos tratado en la web acerca de mangas relacionados con aspectos muy específicos de la sociedad japonesa, no queríamos dejar pasar la oportunidad de reseñar un manga espectacular que se publicó en España antes de que naciera Sala de Peligro.
Rokudenashiko es el pseudónimo utilizado por la artista Megumi Igarashi para hacer sus creaciones del llamado arte manko. Literalmente esta palabra, en japonés, significa coño, y socialmente está muy mal visto utilizarla. Tal y como nos cuenta en las páginas del manga la autora, desde pequeña nunca tuvo claro por qué la reprendían cuando la utilizaba ya que, simplemente, hacía referencia a una parte de su cuerpo. Sin saberlo, había empezado ya entonces a darse cuenta de la gran diferencia que existe en Japón entre el mundo de los hombres, y de las mujeres. Y cómo esa visión binaria de absolutamente todo, terminaría llevándola a la cárcel.
Pero pongamos sus obras, y especialmente su manga, en contexto. Rokudenashiko es una dibujante y escultora que nació en 1972. Su pseudónimo es un juego de palabras que significa inútil, o incapaz, y sus obras han tenido siempre un carácter bastante llamativo para la sociedad en la que vive. Igarashi, que aunque utiliza pseudónimo nunca ha escondido su nombre debido a algo que comentaremos más adelante, siempre ha sentido fascinación por su manko y es que le parece que es una parte más del cuerpo que socialmente está muy estigmatizada. Es por ello que, después de hacerse una operación de rejuvenecimiento vaginal decidió comprar materiales para hacer moldes y empezar a crear arte manko a partir del que creó de su propia vagina.
La intención de la autora siempre fue darle un toque divertido, alegre y luminoso a sus obras para contrarrestar ese estigma que envolvía a sus genitales. Por eso, a partir del primer molde, creó obras como los deco-man. Dioramas decorados de su manko, una vez tenía la reproducción la decoraba como si fuera la luna (con astronautas caminando por su superficie), festivales de verano con mujeres vestidas de forma tradicional paseando por el mismo, parques con familias, e incluso en 2011 tras el desastre de Fukushima realizó un deco-man representando las labores de limpieza tras la catástrofe. Además de esto, Rokudenashiko hizo camisetas cuyo dibujo y texto pedían la liberación del manko, haciendo referencia a la estigmatización tanto de la palabra como su uso. Carcasas de móvil, creadas con los moldes originales de su coño. E incluso juguetes que se asemejaban a robots mecanizados, cuya parte central era el manko.
Lo que podría parecer, y es, un arte liberador y reivindicativo se convirtió en 2014 en un infierno para la artista. Ese año Igarashi vio información en internet acerca de las impresoras 3D, y sé dio cuenta que con una podría crear arte manko más divertido, y sobretodo, más grande. Sin embargo, ella no tenía entonces dinero suficiente como para hacerse con una de ellas. Así que, un amigo le comentó que si tenía un proyecto en mente podía hacer un crowfunding en internet. Así, ese año la autora decidió que haría eso. Su intención, crear un kayak con la forma de su coño, y navegar por el río Tama frente a quienes habían participado en el crowfunding. Y lo consiguió en tiempo record. Todo fue a las mil maravillas, y hay infinidad de fotografías y vídeos de ese día donde la gente que acudió al evento sólo narra lo divertido que fue. Tal y como ella pretendía.
Cuál sería su sorpresa cuando, en julio de 2014, la policía se presentó en su casa, confiscó todo su arte manko y sus pertenencias digitales (como el teléfono, ordenador, etc con los que trabajaba) y la llevaron a la cárcel por un delito de obscenidad. Es precisamente de esto de lo que trata el manga. Rokudenashiko cuenta en su obra Obscenidad de dónde nace el arte manko, y especialmente su experiencia con la policía y después en la cárcel. Y os preguntaréis, ¿qué es eso del delito por obscenidad? Según la policía, Igarashi fue detenida por hacer copias de su vagina y distribuirlas por internet. Y esto se considera obsceno según el artículo 175 de la ley de Japón, en la que se especifica que obsceno es cualquier cosa que incite al deseo sexual o que viole el sentido de la decencia.
Por suerte, aunque la artista estaba en shock mientras ocurría todo aquello a su alrededor, supo reaccionar bastante bien. Y es que su reacción no fue de miedo sino de enfado. Y aquello jugó a la larga a su favor. La policía había filtrado todos sus datos a la prensa, incluida su dirección, su nombre completo, su fotografía y un sinfín de datos más que, en teoría, eran privados y que constituían su presunción de inocencia. Además, no la informaron en ningún momento de sus derechos, y se siguieron una serie de tropelías en contra de sus derechos que tiempo después ella utilizaría en el juicio.
Desde ese momento, Igarashi decidió luchar no sólo por ella y su arte, sino por la libertad de expresión y los derechos de todas las artistas que como ella se veían atropelladas por un sistema patriarcal completamente desigual y opresor. Aunque se enfrentaba a una condena de dos años de cárcel y casi 20000 euros de multa, la artista se negó a retirar su arte. Se negó a pedir perdón y exigió seguir adelante con todo. Además, en todo momento tuvo presente que aquello no iba a quedar así y que haría un manga acerca de todo aquello para mostrar todas las tropelías que tuvo que sufrir. Y que, si ella claudicaba, más gente tendría que sufrir. Es así como nace la obra Obscenidad. En ella no sólo podemos leer el manga que creó Rokudenashiko, sino que además están presentes fotografías, declaraciones de los juicios, de sus abogados, entrevistas que dio ella al salir de la cárcel y un sinfín de información acerca de todo el proceso. Así como del sistema penal japonés, y sus múltiples carencias.
Más allá de la historia personal de Megumi Igarashi, cuya vida y obra son fascinantes, este manga es una potente obra en contra de la manipulación de las leyes. Y es que, el artículo que llevó a la artista a la cárcel está redactado de forma tan ambigua que puede utilizarse por parte de las autoridades para hacer lo que se quiera. Y es que, tal y como se comenta durante todo este manga, ¿qué es la obscenidad? ¿y por qué se lee como se lee ese artículo, afectando únicamente a artistas como Rokudenashiko cuando luego, en Japón existen festivales públicos de adoración al pene? Donde, por cierto, se exhiben representaciones gigantes del mismo.
En la actualidad, aunque Igarashi está fuera de la cárcel, su lucha no ha terminado. Ha seguido haciendo arte manko y volvió a ser encarcelada de nuevo durante un breve tiempo. Su equipo de abogados, y toda la gente que la apoya, están esperando la resolución de un nuevo juicio ya que estos apelaron a una instancia superior. Ya que, a estas alturas, y con la fama ganada a nivel internacional como artista, la autora ha podido centrarse no sólo en seguir con su arte, sino también en luchar contra el sistema que la llevó a la cárcel.
Cuando la editorial Astiberri publicó el manga de Obscenidad sorprendió por su portada, pero más por su contenido. Y es que, tras su lectura, al lector no le queda otra que reflexionar sobre muchos conceptos e ideas que creemos tener muy claros. Pero que, sin embargo, debemos revisar. Aunque Obscenidad puede parecer lejano a nosotros por ocurrir en un sistema penal muy distinto al nuestro, no debemos olvidar que la lectura de leyes ambiguas, qué es el arte, la libertad de expresión, la manipulación de información y demás problemas por el estilo, nos tocan a todos en distintas formas. Por suerte para la libertad de expresión, Rokudenashiko luchó y nunca se rindió. Ahora, los lectores, son quienes tienen que hacer su parte.
Título: Obscenidad |
Guion, dibujo y color: Rokudenashiko |
Edición Nacional: Astiberri |
Edición Original: Koyama Press |
Formato: Rústica con solapas, 184 páginas |
Precio: 16,00€ |