En 2014 la editorial NormaComics publicó un cómic escrito por Sylvain Rumber (Brechas, Orbital) y dibujado Miki Montlló (Millenium, Overwatch: Antología). Dos autores que automáticamente se convirtieron en favoritos, cada uno en su campo. Y esto es porque, sin duda alguna, son muy buenos en lo suyo y desde luego, para quien no conozca Warship Jolly Roger, todo un descubrimiento.
La trama empieza cuando Jon Tiberius Murno, un antiguo general de la Confederación Intergaláctica condenado por haber cometido crímenes de guerra, escapa de una prisión en un planeta remoto con una nave. Un hombre que es a ojos de todos los habitantes de la Confederación uno de los terroristas más peligrosos y sanguinario de la galaxia. Gracias al motín formado en la prisión junto a él escapan otros cuatro presos: un contrabandista, una mecánica espacial terrorista y enemiga de la confederación llamada Alisa y un chico joven y silencioso llamado Trece al que le acompaña un dron. Cuatro personajes muy distintos entre sí que se ven obligados a cooperar para poder ser libres. Para ello el plan pasa por conseguir la antigua nave de Murno, una nave con un gran potencial militar que les permitiría librarse de la persecución constante por parte de la confederación. Y más tarde buscar venganza contra aquellos que les metieron en prisión.
Vale, está bien. Seguramente muchos piensen, y con razón, que esta historia no es tan distinta de cualquier otra historia con tintes de space ópera. El antiguo militar que se vuelve en contra de la confederación podría recordar a muchos a cierto personaje de la mítica saga de videojuegos StarCraft, y el grupo y tono que tiene la serie podría recordar a otros a series de ciencia ficción como Firefly. Y es cierto. Parte de un inicio que es familiar y de unos personajes que no dejan de ser arquetípicos en su concepción pero eso es algo que, poco a poco, irá cambiando. Esta no es una historia que pretenda distraer al lector con datos científicos ni pretende contar una historia muy profunda sobre el ser humano en un futuro incierto. Se puede decir que esta es una aventura de piratas espaciales de la manera más honesta posible.
Lo que Warship Jolly Rogers tiene de su parte, y sabe manejar con gran habilidad por parte de sus autores, es el ritmo y algunos giros de la trama que van cambiando el marco espacial (NdR: no pretendía hacer un juego de palabras) de la historia y ayudan a que esta avance de manera fluida. La acción comienza desde el principio y hace que, de manera dinámica, la trama avance mezclando momentos más turbulentos con otros más tranquilos que aprovechan para dar a conocer el pasado de los personajes y familiarizarte con ellos. Se va descubriendo los intereses de los personajes, que tienen que ver con sus respectivos pasados y ello les obliga a tomar decisiones a veces que se enfrentan a sus ideales haciendo que los personajes pasen de ser estereotipos a obtener mayor profundidad y estar mejor perfilados a medida que se van añadiendo capas de grises.
El primer número se centra sobre todo en esto aunque poco a poco la historia va cogiendo velocidad mientras despega. Poco a poco los números van desbrozando los tópicos en los que se asienta la historia dando lugar a otros escenarios, dilemas y situaciones mucho más novedosas y que le dan un impulso extra a la historia. Quizás la única pega que se puede sacar a esto es que en el último número la historia se centra tanto en cerrar los cabos sueltos que habían ido quedando en la serie que el final resulta un poco anticlimático después de haber sido precedido por algunas escenas con mucha más fuerza y más impactantes.
Todo esto se apoya en un dibujo magnífico gracias al trabajo del barcelonés. Montlló hace un trabajo magnifico que se asemeja al dibujo de producciones de cine de animación de Disney como el Planeta del Tesoro o la estupenda Titan A.E. Los personajes son muy llamativos y consigue que de un primer vistazo el lector capte sus características principales. Además el acabado digital lejos de chocar y sacar de la historia, como pasaba hace años con muchos cómics con coloreado digital, aquí se funde perfectamente con el diseño. La paleta elegida consigue crear una ambientación y una identidad que solo suma. Todo esto destaca, aún más si cabe, en las escenas de acción espectaculares llenas de personajes en movimiento y muy dinámicas. Un dibujo que que va madurando durante los cuatro números que componen la obra donde el autor se siente cada vez más seguro con lo que hace y por ende sus personajes ganan cada vez más expresividad y las páginas consiguen una mayor fluidez.
Warship Jolly Rogers es un gran tebeo para los amantes de la ciencia ficción. Para aquellos que disfruten de una buena historia sin demasiada complejidad pero con una gran ejecución a nivel narrativo como gráfico. Es entretenida, con un ritmo vertiginoso cuando tiene que serlo y algo más pausado cuando lo necesita pero en ningún momento pierde el objetivo y distrae al lector de lo que está contando. Además visualmente es muy agradecida ya que el trabajo tanto en el dibujo como en el color encaja perfectamente y no hace más que mejorar a medida que avanza la serie.
Sin embargo parece que muy poca gente haya leído o incluso llegado a conocer de su existencia. Quizás por la poca publicidad que reciben algunos cómics, quizás por que había otras novedades más jugosas cuando se editó en España. Warship Jolly Rogers es una de esas historias que pasan desapercibidos, un verdadero sleeper, que si no lo conocéis recomendamos sin duda a cualquier lector de cómics que disfrute de la ciencia ficción en general y del space opera en concreto.